martes, 31 de julio de 2007

94/Trastienda - El quinto poder - Ignacio Ramonet

“Los medios de comunicación de masas en la era de la globalización”.

En mi opinión, es un tema capital. No es un problema marginal ni periférico, con respecto al problema de la globalización liberal. Es capital porque la información, durante mucho tiempo, en el marco de las democracias, fue un recurso de los ciudadanos frente a los abusos del poder. Durante mucho tiempo, en los países democráticos, se estimaba que los poderes tradicionales –legislativo, ejecutivo y judicial– podían equivocarse y cometer atropellos contra los ciudadanos. No me refiero a los países autoritarios o dictatoriales, donde es obvio que el poder político es el principal responsable de todos los abusos contra los derechos humanos y de todas las censuras contra las libertades.

No, me estoy refiriendo a los países democráticos en los cuales las leyes (votadas democráticamente), el gobierno (elegido democráticamente) y la justicia (independiente del poder político) pueden cometer graves abusos, cada uno a su manera: por ejemplo, condenar a un inocente –recordemos el caso Dreyfus en Francia–, votar leyes discriminatorias respecto a alguna minoría –como en Estados Unidos durante decenios contra los afroamericanos–, o tomar decisiones de orden social, por parte del Ejecutivo, que también pueden afectar negativamente a un sector de la sociedad, como lo estamos viendo en muchos países europeos respecto de los inmigrantes.
Los medios de comunicación y los periodistas, en ese contexto, siempre consideraron como un deber denunciar esos atropellos, discriminaciones y abusos.

Por eso, durante mucho tiempo, se habló del “cuarto poder”, y se consideraba que la prensa y los periodistas, en tanto que “cuarto poder” constituían, en realidad, un contra-poder.
El “cuarto poder” era, en definitiva, gracias a los medios de información, el poder del que disponían los ciudadanos para criticar, rebatir, oponerse, en un marco democrático, a decisiones legales que podían ser inicuas, injustas, y hasta criminales contra algunos ciudadanos inocentes.

Estimo que desde hace unos 15 años, a medida que se aceleraba la globalización liberal, ese “cuarto poder” iba perdiendo su función de contra-poder. Lo que hemos descubierto, al analizar la globalización, al estudiar de qué manera hoy se establecía un capitalismo de nuevo cuño, un capitalismo que ya no es meramente industrial, sino financiero, un capitalismo de la especulación, en la fase actual de la globalización en la que el poder lo poseen esencialmente unos grupos económicos planetarios, en esta fase en que, en definitiva, el debate principal reside en enfrentamientos frontales entre el mercado y la sociedad, entre lo privado y lo público, entre lo individual y lo colectivo, entre el egoísmo y la solidaridad, observamos que los medios de información dejaron de constituir un contra-poder.
En el marco de esa filosofía de la globalización económica, las empresas globales tienen ahora un papel más importante, a veces, que el de muchos gobiernos o de muchos Estados.

Esas empresas y los empresarios que las dirigen son los que cada año se reúnen en Davós, en el marco del Foro Económico Mundial precisamente, donde se juntan los nuevos amos del mundo. En ese marco, en ese contexto geoeconómico y geopolítico de lo que significa hoy la globalización, se produjo una importante transformación de los medios de comunicación de masas.
En el corazón mismo de la estructura industrial y de la propiedad económica de los medios.
Globalmente, hoy día, los medios de comunicación (emisoras de radio, prensa escrita, canales de televisión, Internet) pertenecen, cada vez más, a grandes grupos mediáticos que tienen también una vocación global, una vocación mundial.

Como el grupo News Corp del Sr. Rupert Murdoch, o AmericaOnline, o Viacom, o Microsoft. Grupos que tienen nuevas posibilidades de expansión, gracias a la transformación de la técnica, en la medida en que la “revolución digital” rompió las fronteras que antes separaban escritura, sonido e imagen. Esta revolución ha permitido el surgimiento de Internet que aparece como un cuarto medio, una cuarta manera de expresarse.

Con esta “revolución digital”, las empresas mediáticas agrupan ahora, no sólo a los medios de comunicación tradicionales (prensa, radio y televisión), sino también a todo lo que podríamos llamar el sector de la cultura de masas, de la comunicación y de la información.

Estas tres esferas estaban antes aisladas: por una parte la cultura de masas, con su lógica comercial, sus creaciones populares, sus objetivos de mercado planetario; por otra parte, la comunicación, en el sentido tradicional, o sea la publicidad, el mercadeo, la propaganda; y, en fin, la información, con las agencias de prensa, los noticieros, los diarios, los canales de información continua, los periodistas de todo tipo.

Esas tres áreas –cultura de masas, comunicación e información– antes tan separadas, constituyen hoy día una sola y única área, en la que, cada vez hay menos diferencias entre la actividad que se hace en el marco de la información y la actividad que se puede hacer en publicidad o en cultura de masas.

Pero, además, estas nuevas empresas mediáticas gigantescas, estos productores de símbolos, también suman a sus actividades mensajes de otro tipo, como los video-juegos, los DVD, los CD musicales, la música popular, las distracciones, las ciudades de ocio tipo Disneyland por ejemplo, y también pueden integrar el cine de diversión, la televisión, los dibujos animados, las tiras cómicas, el deporte-espectáculo, la edición de libros, etc.

Es decir, tenemos ahora unos grupos mediáticos que poseen dos características nuevas.
Primera característica: se ocupan de todo lo que puede ser escrito, todo lo que puede ser filmado y todo lo que puede ser difundido mediante el sonido y, además, lo difunden por todo tipo de canales, ya sea a través de la prensa tradicional de papel, por las radios, por las televisiones hertzianas o satelitarias, así como por Internet, y por todos los tipos de difusores posibles, en técnica digital. Segunda característica: son grupos mundiales, planetarios, y no sólo nacionales o locales.
Por ejemplo, Orson Wells criticaba el “super–poder” de “Citizen Kane” en los años 40. Pero hoy nos damos cuenta de que en definitiva el Sr. Kane no era más que el propietario de unos cuantos periódicos de prensa escrita en un único país. Es decir disponía de un poder enano (aunque no por ello dejaba de ser eficaz a escala local o provincial) frente a los archipoderes de los magagrupos mediáticos de nuestro tiempo.

Hoy, estas hiper-empresas poseen todos los sectores mediáticos en muchos países, en casi todos los continentes y, por consiguiente, los megagrupos mediáticos –como la News Corp Viacom, NBC, AOL-Time-Warner– son ahora actores centrales de la globalización económica.
Y su capacidad de adquirir aún más poder mediante una mayor concentración sigue aumentando, como lo muestra la decisión adoptada el 4 de junio de 2005 por la Federal Communications Commission (FCC) y que permite a los mastodontes de los medios en Estados Unidos aumentar aún más su tamaño.

La globalización es también la globalización de los medios de comunicación y de información, y estos megagrupos ya no se plantean como objetivo cívico el de ser un “cuarto poder” para corregir los disfuncionamientos de la democracia y perfeccionar así este sistema político. Ni desean ser un “cuarto poder”, ni tampoco se proponen de actuar como un contra-poder.

Podríamos decir que si estos grupos constituyen un eventual “cuarto poder”, sería en el sentido de que ese cuarto poder se une, se añade, se suma a los otros poderes existentes –Legislativo, Ejecutivo y Judicial–, al poder político y al poder económico, para aplastar a su vez, como poder suplementario, al ciudadano.
Por consiguiente, la cuestión cívica que se plantea es: ¿Cómo resistir, reaccionar, cómo oponerse, frente a lo que fue durante mucho tiempo el único poder de los ciudadanos en oposición a los poderes dominantes? ¿Cómo resistir frente a la ofensiva de este nuevo poder que en cierta medida traicionó al ciudadano pasándose al adversario?

Pienso que lo que se debería hacer es crear sencillamente un “quinto poder”. Un quinto poder que nos permita oponer una fuerza cívica ciudadana a esa nueva suma, a esa nueva alianza de poderes.
Un “quinto poder” cuya función sería la denuncia del nuevo superpoder de los medios, de las grandes industrias mediáticas, vectores y cómplices de la globalización. Esos medios que hoy, en algunas circunstancias, no sólo han dejado de defender a los ciudadanos sino que a menudo actúan contra el pueblo en su conjunto. Como lo estamos viendo en el enfrentamiento que se desarrolla actualmente en Venezuela.

En Venezuela, donde la oposición política fue derrotada en 1998 en elecciones libres y democráticas, donde la oposición política fue democráticamente barrida, los grupos mediáticos de prensa, radio y televisión más importantes del país se lanzaron en una guerra mediática contra la legitimidad democrática que representa el gobierno del Sr. Hugo Chávez.
Se piense lo que se piense de éste y de su gobierno, hay que constatar que contra ellos, los medios de información en manos de unos cuantos privilegiados han utilizado toda la artillería de las manipulaciones, de las mentiras, de las falsedades para intentar intoxicar las mentes de los ciudadanos, en una guerra ideológica abierta para defender sus privilegios y oponerse a toda reforma social y a todo reparto equitativo de la riqueza.

El caso de Venezuela es ejemplo de la nueva situación internacional en la que unos grupos mediáticos enfurecidos asumen abiertamente su nueva función de perros guardianes del orden económico establecido y su nuevo estatuto de poder antipopular y anticiudadano. Esos grupos no se asumen sólo como poder mediático, sino –sobre todo– como poder ideológico. Un poder ideológico que trata de contener las reivindicaciones populares y que ambiciona apoderarse del poder político (como lo hizo, democráticamente, en Italia, el Sr. Silvio Berlusconi).

El caso de Venezuela, esa “guerra sucia mediática” contra el presidente Chávez –varias veces elegido democráticamente– que le impide realizar las reformas sociales votadas por la mayoría de los ciudadanos, esa manera de oponerse y de sabotear el resultado de una elección totalmente democrática, es lo que en los años 70 hizo el diario El Mercurio en Chile contra el gobierno democrático de Salvador Allende, o lo que hizo en los años 80 el diario La Prensa en Nicaragua contra los sandinistas, o la misma campaña que mañana los grandes medios pueden lleva a cabo en Ecuador o en Brasil o en Argentina contra toda reforma democrática que modifique la jerarquía del poder y de la riqueza.

Ya no son sólo los poderes de la oligarquía tradicional, ya no son sólo los poderes de la reacción tradicional, ahora los poderes mediáticos son los que pasan a dar la batalla política –¡en nombre de la libertad de expresión!– contra los programas que defienden los intereses del conjunto de los ciudadanos. Esta es la fachada mediática de la globalización. Y esta fachada es la que revela de la manera más clara, más evidente, más caricaturesca, la ideología de la globalización liberal.

De ahí que medios de comunicación y globalización sean dos conceptos íntimamente ligados, y que sea necesario desarrollar una reflexión sobre cómo nosotros, los ciudadanos, podemos exigir de los medios más ética, cómo podemos exigir que simplemente digan la verdad, exigir el respeto de una deontología que obligue a los periodistas –la mayoría de ellos, serios y honestos– a actuar en función de su conciencia y no a actuar en función de los intereses de los grupos, de las empresas o de los patronos que los emplean.


Hemos constatado que, por una parte, los medios son utilizados hoy como un arma de combate en la nueva guerra ideológica, pero también que la información por su explosión, por su multiplicación, por su sobreabundancia, se encuentra hoy literalmente contaminada, envenenada por toda clase de mentiras, emponzoñada por los rumores, por las distorsiones y por las manipulaciones. De ahí que los ciudadanos tengan una necesidad urgente de recurrir a un referente que les garantice o que les asegure que la información que el ciudadano va a consumir, es una información válida, seria, segura, verídica, verdadera.

Está pasando con la información, lo que ha pasado con la alimentación. Durante mucho tiempo la alimentación fue muy escasa y en muchos lugares del mundo, en los países pobres del Sur por ejemplo, sigue siendo escasa. En muchos países, la alimentación se sigue caracterizando por la penuria, y en los países hoy desarrollados también se caracterizó por la penuria durante mucho tiempo.

Pero cuando, gracias a la revolución agrícola, la superproducción permitió, por ejemplo en los países europeos, producir abundancia de alimentación, nos dimos cuenta de que muchos de los alimentos que consumimos estaban contaminados, envenenados por pesticidas, mal elaborados, y así causan enfermedades, producen cáncer, producen toda clase de problemas de salud y pueden hasta causar la muerte, como la peste de las vacas locas. Antes podíamos morir de hambre, pero hoy podemos morir por comer alimentos contaminados…

Con la información ocurre igual. Históricamente, la información ha sido muy escasa, frecuentemente no había. En las dictaduras no hay una información fiable, de calidad, pero hoy, en los países democráticos, la información se ha multiplicado, ha estallado, desborda por todas partes. Empédocles decía que el mundo estaba hecho de la combinación de cuatro elementos: aire, agua, tierra y fuego. Pues hoy podemos decir que la información es tan abundante que constituye un quinto elemento.
A la vez constatamos que la información está, como los alimentos, contaminada. Hoy, la información que consumimos muchas veces nos está envenenando el espíritu, emponzoñando el cerebro, tratando de manipularnos, de intoxicarnos, está tratando de colocar en nuestra mente ideas ajenas a las nuestras.

Por consiguiente, es necesario elaborar lo que yo llamo una “ecología de la información”. Hay que limpiar esa información de la “marea negra” de mentiras, descontaminarla. Los ciudadanos deben hoy movilizarse para exigir que los medios pertenecientes a esos grandes grupos tengan un respeto elemental de la verdad, porque la verdad constituye en definitiva la legitimidad de la información.


Por eso he propuesto que se cree el Observatorio Internacional de los Medios (Media Watch Global), para disponer de un arma cívica, pacífica, que van a utilizar ahora los ciudadanos para oponerse al nuevo superpoder de los medios.

La asociación Media Watch Global es una de las expresiones del movimiento social planetario reunido en el Foro Social Mundial. En plena globalización liberal, expresa la preocupación de todos los ciudadanos ante el poder y la arrogancia de las industrias gigantes de la comunicación y de los medios masivos.
Hace tiempo ya que numerosos medios de comunicación privilegian sus intereses particulares en detrimento del interés general de la sociedad y confunden su propia libertad con la libertad de empresa, considerada en estos tiempos de globalización como la primera de las libertades. Pero la libertad de empresa no puede prevalecer en ningún caso sobre el derecho ciudadano a una información rigurosa y verificable.

La libertad de empresa no puede ser el pretexto para difundir falsas noticias, supuestas verdades o difamaciones.
La libertad de los medios de comunicación no es más que una extensión de la libertad colectiva de expresión, fundamento de la democracia. Como tal, implica una responsabilidad social y su ejercicio está por lo tanto sujeto en última instancia al control responsable de la sociedad.
La fuerza de Media Watch Global es ante todo moral, en la medida en que amonesta desde la ética y sanciona las faltas de honestidad profesional por medio de informes y estudios que publica y difunde.

Media Watch Global constituye un indispensable contrapeso al exceso de poder de los medios, cuando en materia de información prevalece una sola lógica –la del mercado–, y una sola ideología –neoliberal– que permiten al mercado extender su influencia a dominios de la vida colectiva, preservados hasta ahora.
Esta asociación internacional desea ejercer una responsabilidad colectiva, en nombre del interés superior de la sociedad y del derecho de los ciudadanos a ser correctamente informados. Se propone, asimismo, proteger a la sociedad de las manipulaciones mediáticas.

Media Watch Global reúne tres tipos de miembros, con idénticos derechos:

1. - periodistas profesionales o colaboradores, en actividad o jubilados, de todos los medios;

2. - universitarios e investigadores de todas las disciplinas, en particular especialistas en medios, información y comunicación, porque estimamos que la universidad, en el contexto actual, sigue siendo uno de los pocos lugares aún parcialmente protegidos contra las ambiciones totalitarias del mercado;

3. - consumidores de medios, ciudadanos comunes y personalidades conocidas por su estatura moral (intelectuales, filósofos, creadores, artistas…).
Puesto que la información es un bien común, su calidad no puede estar garantizada por organizaciones compuestas solo por periodistas, frecuentemente apegados a sus intereses corporativos. Los sistemas actuales de regulación de medios son insatisfactorios. Los códigos deontológicos de cada empresa mediática (cuando existen) se revelan poco aptos para sancionar y corregir las desviaciones, las ocultaciones y las censuras.
Es indispensable que la deontología y la ética de la información sean definidas y defendidas por una instancia imparcial, creíble, independiente y objetiva, en la que los universitarios tengan un papel decisivo.
La función de los ombudsmen o mediadores, que resultó útil en los años 80 y 90, está hoy mercantilizada, desvalorizada y degradada. Con frecuencia es instrumentalizada por las empresas, responde exclusivamente a imperativos de imagen o constituye una coartada de bajo costo, destinada a reforzar artificialmente la credibilidad del medio.

Uno de los derechos más preciados del ser humano es el de comunicar libremente su pensamiento y sus opiniones. Ninguna ley debe restringir arbitrariamente la libertad de palabra o de prensa. Pero esa libertad no puede ejercerse sino a condición de no infringir los derechos ni las leyes que protegen a la sociedad contra la difusión de falsas noticias y contra el peligro de las manipulaciones mediáticas.

Media Watch Global estima por lo tanto que la absoluta libertad de los medios pregonada por los propietarios de los grandes grupos de comunicación no debe concretarse a costa de la libertad de todos los demás.
Los grandes grupos mediáticos deben saber que ha nacido un contra-poder. A partir de ahora deben recapacitar, deben saber que si efectivamente ellos defienden la globalización liberal, muchos ciudadanos se alistan en el nuevo Movimiento Social Mundial que se da cita cada año en Porto Alegre.

Periodistas, Universitarios, y simples ciudadanos estamos colectivamente forjando un arma nueva para este siglo nuevo.
Los globalizadores dijeron que este siglo sería el siglo de las empresas globales; nosotros decimos que este siglo será el siglo en el que la comunicación y la información pertenecerán por fin los ciudadanos.
Nos apoderaremos de la verdad, y, con la verdad, la democracia triunfara
.

Ignacio Ramonet es director de Le Monde Diplomatique. Esta es la conferencia inaugural que dictó en la V Cumbre Iberoamericana de Comunicadores realizada en Santo Domingo,

92-93/ Ponencia - Movimientos sociales y comunicación en tiempos de globalización (2) - Por Eduardo Tamayo G.

6. LA IRRUPCIÓN DE LOS MOVIMIENTOS SOCIALES EN EL CIBERESPACIO

Las redes y movimientos que se opone a la globalización neoliberal, paulatinamente han incursionado en la telaraña no solo por su relativo bajo costo sino porque éstas posibilitan la coordinación y la planeación de acciones y movilización globales que han puesto en entredicho y han sacado a la luz las facetas más perversas del modelo neoliberal como el militarismo y las guerras de agresión, la depredación de la naturaleza, las políticas de los organismos multilaterales, la violación de los derechos humanos, las formas más extremas de explotación del trabajo, etc. Pero no solo son instrumentos de denuncia, sino que han posibilitado sensibilizar, promover y organizar grandes manifestaciones contra los organismos y entidades rectores de las políticas neoliberales globales como la OMC, el G8, las Cumbres Presidenciales; el Foro Económico Mundial, etc.

El uso de Internet ha sido decisivo, por ejemplo, para organizar las grandes movilizaciones contra la OMC o el G8 en cualquier ciudad o país que decidan reunirse, las marchas contra la guerra en Irak en las que han participado millones de personas de numerosos países, para citar solo dos casos. Igualmente, las tecnologías digitales han sido decisivas para promover y organizar eventos y procesos internacionales en los que se generan propuestas alternativas como los Foros Sociales Mundiales, que comenzaron en el 2001 en Porto Alegre, y para el impulso de redes y campañas mundiales contra la guerra, la deuda externa, el “libre comercio”, contra la violencia a la mujer, por los derechos colectivos de los pueblos indígenas, y muchas otras.

La regla común en todos estos casos es la lógica del trabajo en red. Las redes son constituidas por los propios actores sociales que las componen, muchas veces no tienen un “plan pre-concebido o una lógica que las preceda”. Las redes introducen una forma de organización descentralizada, sin jerarquías, se fundamentan en valores compartidos y potencian fuerzas aisladas y dispersas.

Según Fernando Mires, las redes sociales pueden ser de identificación o de correspondencia. Con las primeras, las organizaciones, durante la etapa de exploración y expansión, "descubren" que en otros lugares del planeta existen organizaciones que tienen los mismos valores y objetivos, y establecen relaciones bajo el signo de una identidad común o de semejanza. Con las segundas, en cambio, las organizaciones también "descubren" que existen otros actores, con los cuales no es posible una identificación mutua, pero sí una coincidencia sobre objetivos puntuales y concretos. (19)

En un horizonte marcado por la concentración y manipulación de la información y las comunicaciones mundiales, los movimientos y redes sociales perciben que Internet permite disponer de canales propios para difundir sus ideas y sus reivindicaciones sin filtros, controles o manipulaciones de terceros. (20 ) Así, en la última década, se constata una explosión de redes, comunidades virtuales y personas que producen, crean, intercambian y difunden información, imágenes, voces y opiniones utilizando herramientas como sitios Web, listas de correo electrónico, chats y foros, weblog, blogs o bitácoras, los teléfonos móviles, entre otros. “Hay todo un flujo de informaciones circulando por fuera de los sistemas formales, que indica que muchos millones de personas han escogido canales alternativos para informarse y opinar”. (21)

7. LA EXPERIENCIA LATINOAMERICANA

En América Latina se han desarrollado experiencias importantes de apropiación y utilización de las TIC en el contexto de las luchas sociales, democráticas y ciudadanas desarrolladas en los últimos 15 años.

El Ejército Zapatista de Liberación Nacional, que salió a luz en 1994, justo el día en que debía entrar en vigencia el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), ha sido uno de los pioneros en el empleo estratégico de la Internet para comunicar sus mensajes al mundo y convertirse en un referente de la lucha global contra el neoliberalismo. Los mensajes del Subcomandante Marco, ampliamente difundidos mundialmente por las redes electrónicas, han contribuido a difundir la realidad de los pueblos indígenas, y a crear redes de apoyo y solidaridad que han impedido que las elites mexicanas ahoguen a sangre y fuego al movimiento zapatista.

En Venezuela, como es conocido, el 11 de abril de 2001 se produjo un golpe de Estado fallido que intentó derrocar al Presidente Hugo Chávez, siendo restituido dos días después en el poder por el pueblo que se lanzó a las calles. En la autoconvocatoria y la repuesta inmediata del pueblo venezolano destaca la conformación de una red que permitió romper el cerco informativo impuesto por los grandes medios utilizando no solo la Internet sino los celulares, las radios y la televisión comunitaria por cable, además de la comunicación cara a cara o los mensajes que llevaban y traían los motociclistas que tanto abundan en Caracas.

En la Argentina, en el derrocamiento del presidente Fernando de la Rúa, el 19 de diciembre de 2001, se utilizaron mecanismos alternativos de comunicación para efectuar las convocatorias a los “cacerolazos” y a las movilizaciones tanto de los sectores populares como de las clases medias afectadas por la crisis bancaria y económica. Los sitios Web, listas electrónicas y foros de discusión sirvieron como mecanismos de convocatoria y debate sobre los problemas del país, reemplazando de alguna manera a las hojas volantes o a las publicaciones partidarias que tradicionalmente eran utilizadas para informar aquello que los medios ocultan.

Durante la insurrección boliviana que culminó con la renuncia del presidente Gonzalo Sánchez de Lozada en octubre de 2003, la radios comunitarias de la cadena ERBOL (Educación Radiofónica de Bolivia) vinculada a la Iglesia, jugaron un rol clave para difundir informaciones y organizar las protestas, lo cual se combinó con la comunicación electrónica.

“Los dirigentes sociales hacían sus convocatorias a la movilización llamando a las radios, que les permitían salir al aire con sus mensajes no censurados. Los vecinos de las principales ciudades bolivianas no solo sintonizaban las cadenas radiales más comprometidas con la lucha social, sino que también oficiaban como reporteros espontáneos, ayudados de los teléfonos celulares. Las transmisiones radiales desde los mismos lugares donde se producían masacres de las fuerzas armadas y bloqueos de los pobladores, generalizaron un clima de indignación que finalmente forzó la renuncia del presidente Gonzalo Sánchez de Lozada”. (22)

Otro ejemplo de utilización de las TIC ocurrió en Ecuador, en abril de 2005, durante la “insurgencia” ciudadana que derrocó al gobierno presidido por Lucio Gutiérrez. Cuando los medios masivos tradicionales principalmente la televisión- ocultaron o minimizaron las movilizaciones del pueblo quiteño, el movimiento ciudadano recurrió a formas alternativas de información que incluyeron la comunicación cara a cara, los teléfonos móviles, las listas electrónicas y los sitios Web, pero principalmente se utilizó una radio en FM (La Luna) a través de la cual se debate, se convocaban y se organizaban las concentraciones y movilizaciones.

En todos estos casos, se ha hecho evidente el cuestionamiento a los grandes medios de información, que por estar ligados al poder, se han mostrado incapaces de responder a las necesidades de información y comunicación de los ciudadanos que demandaban cambios sustanciales en sus países. Al mismo tiempo, se ha evidenciado que los movimientos populares y ciudadanos utilizan una panoplia de medios e instrumentos alternativos los cuales han sido combinados adecuadamente en función de los objetivos perseguidos.

8. DESAFIOS

Para concluir se puede decir que, reconociendo el aporte de la Internet para desarrollar la capacidad comunicacional de las organizaciones sociales, es preciso adoptar un enfoque crítico que permita establecer los límites de esta herramienta y desmitificar el discurso tecnologista y mercantil que aprovecha el deslumbramiento general que ha provocado la Internet para “vender” la globalización neoliberal. “Este discurso promocional pretende atribuir a Internet características propias como si fueran inherentes –transparencia, horizontalidad, interactividad, acceso ilimitado al conocimiento, etc.- cuando no pasan de ser potencialidades (entre muchas), cuya realización efectiva está supeditada a los intereses, juegos del poder y contradicciones sociales que inciden en las formas que vertebran su desarrollo y sus usos”. (23)

Más allá del fascinación que provocan las tecnologías de la información y de la comunicación y del discurso que sobredimensiona su papel, el reto es definir estrategias y políticas de comunicación, lo que implica asumir compromisos programáticos y políticos para “democratizar la palabra” y luchar por los derechos de la comunicación que son la base y están interrelacionados con los demás derechos humanos.

En este camino, es indispensable impulsar una plataforma que valore las diferencias y la diversidad, desenmascarar el discurso hegemónico, impulsar la creación de regulaciones y la fiscalización del sistema mediático, promover los medios comunitarios y de servicio público, promover y apoyar la labor de las veedurías y observatorios ciudadanos de la comunicación y la información, en definitiva apuntar a cambiar la estructura del sistema mercantilizado de información, como son los postulados de la Campaña Continental por los Derechos de la Comunicación en la que participan asociaciones, redes y agencias de información latinoamericanas y caribeñas.

El reto es construir un tejido comunicacional propio y apuntar a la construcción de una fuerza social organizada que exija derechos en este campo y que reivindique los espacios públicos, intentado frenar las políticas neoliberales de privatización y liberalización que favorecen a los conglomerados mediáticos y a sus aliados locales.

- Ponencia presentada en el Encuentro de Comunicación “Recepción activa y movimientos sociales”, organizado por la Facultad de Ciencias de la Comunicación, Universidad Autónoma de Nuevo León, Monterrey, México, 8 y 9 de mayo de 2006.

Notas

(1) Houtart François “Los movimientos sociales y la construcción de un nuevo sujeto histórico”, América Latina en Movimiento, N° 407 Quito, ALAI, 26-04-06

(2) Frei Betto, (2006) Globalización o globocolonización http://www.alainet.org/active/11076〈=es, 06-04-2006

(3) Houtart, Op. Cit.

(4) Taibo Carlos (2003) “Cien preguntas sobre el nuevo desorden”, Madrid, Punto de Lectura)

(5) Echeverría Javier (2005), “Nuevas tecnologías, sociedad y democracia”, Solidaridad en red, Madrid, Hegoa.

(6) Internet tendría una doble dimensión como tecnología de información y tecnología social: “Cuando nos enfrentamos a Internet, no solo estamos ante una tecnología ilimitada para el acceso y suministro de información; estamos delante de una tecnología social en la que miles e incluso millones de diversos se aúnan para crear nuevas dimensiones de relación social y, quien sabe, proyectando nuevas formas de organización social”. Ver: Paquete de Oliveira, José Manuel et al (2002), Internet como instrumento para la participación ciudadana, Ventana Global, Madrid, Taurus.

(7) Burch Sally; León Osvaldo; Tamayo Eduardo (2005) “Comunicación en movimiento”, Quito, ALAI, abril.

(8) Igor Sádaba Rodríguez (2005), Del cambio tecnológico al cambio social. Conflictos y protestas globales en la red, Solidaridad en Red, Madrid, Hegoa.

(9) León Osvaldo (2005), Exclusión social y brecha digital, Solidaridad en Red, Madrid, Hegoa.

(10) Giniger Luis Pablo: “No espiarás a tu prójimo” http://www.alainet.org/active/10857〈=es 15-03-2006

(11) Castells Manuel (2001), La Galaxia Internet, Reflexiones sobre Internet, empresa y sociedad, España, Arete.

(12 ) El 20% más rico de la población mundial acapara el 93,3% de los accesos a Internet, frente al 20% más pobre que apenas tiene el 0,2% de las líneas, PNUD, Informe sobre Desarrollo Humano de la ONU 2004, Ediciones Mundi-Prensa.

(13) De Moraes, Dénis (2003) O capital da midia na lógica da globalizaçâo, Por uma outra comunicação, midia, mundialização cultual e poder, Río de Janeiro, Editora Record.

(14) Tras la compra de la filial de Bellsouth en Argentina a mediados de enero del 2005, la empresa española de telecomunicaciones completó una operación de dominio en diez países latinoamericanos que arrancó en marzo de 2004. Ver: OMAL “Telefónica Móviles afianza su estrategia de expansión en Latinoamérica”, http://alainet.org/active/7547〈=es, 2005-01-21

(15) Rogério Christofoletti, “Dez impasses para uma efetiva crítica de mídia no Brasil”, http://www.saladeprensa.org/ 2004-01-31

(16) Ramonet Ignacio, “El control de Internet”, http://www.mondiplo.com/isum/Direct.jsp?ISUM_Shortcut=MONDIPLO_EDITORIL

(17) El vicepresidente de la Asociación Latinoamericana de Educación Radiofónica, Néstor Busso señala que la ICCAN maneja cuatro áreas básicas: 1) adjudica los nombres de dominio (es decir, las terminaciones .com, .org, .edu, .gov, etc.) y el código de cada país, 2) Concede los números de protocolos de Internet (llamados IP), que son 12 dígitos que llevan cada computadora para ser reconocida por otra; 3) Controla los “servidores raíz” que analizan las equivalencias de los IP y los dominios para que el tráfico fluya en orden y 4) Controla los “standards técnicos” para asegurar la interoperatividad de toda la red. Busso Néstor, “Estados Unidos Vs. el Mundo terminó en empate”: http://alainet.org/active/9778〈=en, 2005-11-16

(18) “Obstáculos planteados por el orden internacional vigente”: http://www.cubaminrex.cu/Sociedad_Informaciom/Cuba_TIC/Obstaculos.htm

(19) Burch Sally; León Osvaldo; Tamayo Eduardo (2001) Movimientos sociales en la red", Quito, ALAI.

(20) En las últimas décadas se ha desarrollado en la región una serie de iniciativas para democratizar las comunicaciones que incluyen: redes de comunicación alternativa y comunitaria, veedurías y observatorios de medios, movimientos de software libre, grupos que promueven la diversidad y la equidad de género, el movimiento de las radios comunitarias o populares que luchan por la democratización del espectro radioeléctrico, los movimientos de consumidores, las redes que promueven los derechos a la comunicación, iniciativas periodísticas para defender el rol de la comunicación como servicio público, iniciativas de alfabetización mediática, redes de videastas jóvenes, entre otros.

(21) Burch,… (2005), Op. Cit.

(22) Zibechi Raúl, “La comunicación nomade”, América Latina en Movimiento, N° 399-400, Quito, ALAI, 2005-10-12.

(23) Burch,.. (2005), Op. Cit. 224

----------------

El autor

Eduardo Tamayo G., es un periodista ecuatoriano graduado en la Facultad de Comunicación Social en la Universidad Central del Ecuador y con estudios de post-grado en la Universidad Andina Simón Bolívar de Quito. Actualmente es investigador y periodista de la Agencia Latinoamericana de Información (ALAI) con sede en Quito, Ecuador.

91/Ponencia - Movimientos sociales y comunicación en tiempos de globalización (1) - Eduardo Tamayo

CONTENIDO

1. Proceso de globalización
2. Rol de las TIC
3. Internet: espacio en disputa
4. Limitaciones y obstáculos
5. Concentración mediática

para el -2- 92/93

6. La irrupción de los movimientos sociales en el ciberespacio
7. La experiencia latinoamericana
8. Desafíos


1. PROCESO DE GLOBALIZACIÓN

No es mi intención profundizar sobre la denominada globalización que tanto debate y polémica ha despertado en el mundo en las últimos años, ni tampoco entrar a una definición conceptual o histórica, pero si debo afirmar que el capitalismo ha entrado en una nueva fase en la que “las nuevas tecnologías extienden la base material de su reproducción: la informática y la comunicación que le dan una dimensión realmente global”, según afirma el sociólogo belga François Houtart. (1) Para responder al tamaño de las inversiones en tecnología y las exigencias del capital financiero, el capital requiere una acumulación acelerada, lo que explica su afán por combatir el “estado de bienestar” en los países industrializados, el “desarrollo” nacional de los países del Sur, el desarrollismo cepalino latinoamericano y los regímenes socialistas.

Esta nueva fase del capitalismo o “globalización neoliberal” se fundamenta en el denominado Consenso de Washington adoptado a comienzos de la década de los 80 del siglo pasado el cual contempla, entre otros principios, el de la desregulación de la economía, las privatizaciones, el “libre comercio”, la deslocalizacion de la producción.

Luego de la caída del Muro de Berlín la globalización neoliberal es impulsada bajo la hegemonía de los Estados Unidos, que se perfila como un imperio con afanes de dominación mundial. Junto con Europa y Japón, concentra el poder financiero, los conglomerados industriales, la tecnología, el conocimiento y la información. Estos países desarrollados controlan la arquitectura financiera (FMI, Banco Mundial, Organización Mundial de Comercio, el G8), militar (OTAN) y diplomática (Consejo de Seguridad de la ONU) del mundo. El G8, que agrupa a los ocho países más ricos del mundo (Estados Unidos, Francia, Reino Unido, Italia, Canadá, Japón y Rusia), es un especie de gobierno mundial que se atribuye funciones que nadie le ha encomendado estableciendo directrices que se cumplen a través de los organismos como el FMI y el BM y de otras instancias donde tienen una gran influencia como la OMC y las propias Naciones Unidas.

Algunas tendencias del proceso de globalización están referidas al predominio del capital especulativo sobre el capital productivo; la reducción del papel del Estado en la sociedad; la consolidación del poder de las transnacionales, algunas de las cuales llegan a ser mas poderosas que ciertos Estados; la depredación y destrucción acelerada del medio ambiente; el incremento nunca antes visto de las desigualdades y las exclusiones sociales; una ofensiva sin precedentes contra el trabajo; el incremento de los flujos migratorios especialmente desde el Sur hacia el Norte; el avance del militarismo y de los fundamentalismos

Junto con la mundialización de la economía, hay también una globalización de la pobreza: “los países industrializados del Norte del mundo albergan menos de un cuarto de la población mundial y consumen un 70% de la energía del mundo, un 75% de los metales, un 85% de la madera y un 60% de los alimentos, según informa la ONU. Del otro lado del mundo, más de mil millones de personas sobreviven con menos de 1 dólar por día” (2)

Bajo las “leyes invisibles del mercado” (rentabilidad, individualismo, competencia y consumismo) se pretende uniformizar a la totalidad de las poblaciones y culturas y estados, arrasando con las particularidades, identidades y soberanías nacionales. El proyecto neoliberal aspira a mercantilizar y privatizar todas las actividades humanas incluyendo servicios y actividades esenciales para la supervivencia de la humanidad como el agua, la salud, los alimentos, las semillas, etc. “Hoy asistimos también a una búsqueda fronteras de acumulación, frente a la crisis del capital productivo como del capital financiero: la agricultura campesina que tiene que convertirse en una agricultura productivista capitalista, los servicios públicos que deben pasar al sector privado y la biodiversidad, como base de nuevas fuentes de energía y materia prima. El resultado es que todos los grupos humanos están sometidos a la ley del valor, no solamente la clase obrera asalariada (…) sino los pueblos autóctonos, las mujeres, los sectores informales, los pequeños campesinos, bajo otros mecanismos financieros (…) o jurídicos”. (3)

2 EL ROL DE LAS TIC

Como ya señalamos, la globalización neoliberal ha venido acompañada de las tecnologías de la comunicación y la información, entre las que podemos mencionar las redes telemáticas (Internet), los multimedia, los video juegos, los satélites de comunicaciones y las redes (cobre, fibra óptica) que transmiten datos y flujos de información, la telefonía celular, la TV satelital y la radio digital, etc. Por su condición de ubicuidad (están en todas partes, al mismo tiempo), las TIC están presentes en casi todas las facetas de la globalización, “permitiendo la gestación de una economía que, por primera vez realmente global, puede funcionar en tiempo real en todo el planeta, que queda así configurado como un único espacio” (4)

Las TIC no solo facilitan los intercambios y flujos financieros que se desplazan a la velocidad de la luz rompiendo las barreras del tiempo y del espacio, sino que han permitido nuevas forma de formas producir y organizar las empresas como la deslocalización de las actividades productivas de las transnacionales que instalan sus factorías en cualquier parte del planeta en donde encuentren la mano de obra más barata, desprotegida y carente de organización sindical, así como regulaciones ambientales inexistentes o susceptibles de ser burladas.

Las TIC, igualmente, han dado lugar al establecimiento de un sector económico específico ligado a la información, los medios, las telecomunicaciones, el entretenimiento y la cultura de masas que se ha constituido en el de mayor dinamismo y crecimiento en los últimos años. Este sector en parte tiene un carácter inmaterial (economía virtual) y está relacionada con el conocimiento que se ha constituido en unas de las fuentes de generación del lucro y apropiación privada.

Según el investigador español Javier Echeverría, las TIC están en el origen de lo que denomina el tercer entorno (E3), un espacio electrónico en donde se transmiten datos y flujos de información y en donde convergen y se desarrollan múltiples actividades sociales. Este tercer entorno se superpone a otros grandes espacios en los que se ha desarrollado la vida social históricamente y que se corresponden a las sociedades agrarias e industriales. (5)

El tercer entorno se caracteriza por ser reticular, electrónico, digital, representacional, multicrónico, transterritorial, bisensorial, asentado en el aire y no en la tierra, etc. En este espacio electrónico cambian las relaciones entre los sujetos y objetos. Las actividades se desarrollan a distancia y en red, no son presenciales. En este tercer entorno impera el capitalismo, un telecapitalismo salvaje y global, que se ha adaptado perfectamente al mismo y que promueve decididamente su expansión. Sin embargo, también están presentes “movimientos comunales y cooperativistas que intentan democratizarlo y humanizarlo”.

3. INTERNET: ESPACIO EN DISPUTA

La columna vertebral de las nuevas tecnologías es la Internet, que es el resultado de un conjunto de descubrimientos e innovaciones desarrollados en las últimas décadas en los campos de las telecomunicaciones, la informática y la electrónica. La Internet se presenta como uno de los instrumentos de mayor desarrollo y penetración de los últimos años, si se compara con el tiempo que tardó en expandirse el teléfono, la radio o la televisión. La red de redes no es un medio de comunicación más sino de un nuevo modelo de comunicación e interacción social (6) que a decir de varios autores cambiará definitivamente nuestra cultura contemporánea. Veamos algunas de sus características:

- Abre paso a la comunicación multimedia en la que convergen, en una sola plataforma digital, la comunicación escrita, auditiva y audiovisual, que antes tenían sus propios soportes y características y se manejaban de forma autónoma.

- Tiene un alcance planetario, está disponible las 24 horas del día y se puede acceder a ella desde cualquier computador conectado a la red ubicada en cualquier parte del mundo.

- Permite una comunicación inmediata, instantánea, permitiendo interconectar, a la velocidad de la luz, los distintos puntos del planeta y enlazando, en tiempo real, la esfera local a la esfera global.

- A diferencia de las prensa escrita, la Internet carece de periodicidad y puede ser modificada o actualizada constantemente.

- Introduce un nuevo lenguaje: el hipertexto, un sistema de enlaces, basado en un código universal, que permite crear conexiones entre documentos, datos, referencias, espacios, productos, multimedia, etc. El hipertexto introduce una nueva forma de lectura, pues, a diferencia de la lectura lineal de un libro o de una revista, permite, por ejemplo, saltarse de un tema a otro, de una noticia a otra, detenerse y ampliar un determinado tema, pinchando en un enlace o link que a su vez puede estar conectado a otros enlaces, etc. (7)

- Potencialmente tiene cualidades de interactividad y horizontalidad.

Si bien la Internet, nació en el seno del complejo militar industrial de Estados Unidos, posteriormente se desarrolló en el marco de un espíritu colaborativo tanto de redes académicas como ciudadanas que le imprimieron un carácter de foro abierto y descentralizado, no jerárquico, sin propietarios, donde se intercambia y se debate. En este sentido, se ha convertido en un espacio de inter-acción social de los movimientos contestatarios a la globalización neoliberal, a la vez que emerge “como un nuevo espacio de conflicto, un lugar donde es posible hacer política, desde otros parámetros, con otras características. De hecho, en los últimos años, las redes se han constituido en uno de los campos favoritos de los nuevos paradigmas de la acción colectiva (nuevos o novísimos movimientos sociales). Ello ha propiciado la aparición de modelos originales de intervención política, de organizarse, de coordinarse, enfrentarse o protestar” (8)

4. LIMITACIONES Y OBSTACULOS

Las tecnologías digitales deben valorarse en su real dimensión y tener presente también sus limitaciones. Aunque Internet actualmente alberga una serie de voces y medios plurales, independientes y alternativos, todavía es prematuro afirmar que la red de redes se consolidará como espacio de información plural y de debate público (9). Los obstáculos y amenazas para que esto se concrete, provienen tanto de los sectores comerciales y financieros que pretenden someter a Internet a los imperativos del mercado (anunciar y vender) como de poderosos Estados que han implementado mecanismos para vigilar a los ciudadanos a pretexto de la lucha contra la cibercriminalidad y el terrorismo.

Como es conocido, luego de los atentados del 11 de septiembre de 2001 a las Torres Gemelas en Nueva York, el Congreso de Estados Unidos aprobó la denominada Patriot Act, que “amplía las facultades de las agencias federales de seguridad en los procesos de recopilación y búsqueda de información sobre los ciudadanos y residentes del propio país” permitiéndoles espiar sin necesidad de una orden judicial. Esta ley que ha servido de modelo para otros países. En Europa, el Parlamento Europeo autorizó a sus países a almacenar información digital y telefónica de sus ciudadanos por un plazo de entre seis meses y dos años. El año pasado, el Congreso de Argentina aprobó una ley -bautizada como la Ley espía- que obligaba a las empresas de telecomunicaciones y proveedores de Internet a grabar todos los correos, llamadas telefónicas y otras comunicaciones electrónicas, por el lapso de 10 años. Para alivio de los argentinos, esta ley fue declarada inconstitucionalidad por la Cámara en lo Contencioso Administrativo que la calificó como “sistema inquisitivo”. (10)

Por otro lado, en América Latina y el Caribe aún está lejos de superarse la denominada brecha digital que es la expresión de las “brechas sociales, económicas, políticas y culturales, existentes dentro y entre las sociedades”. Aunque en la región, según datos de la CEPAL, el número de usuarios de la Internet se multiplicó por 12 entre 1998-2004 (desde 6 hasta 72 millones), esto representa solo el 14% de la población latinoamericana y caribeña, lo que contrasta con el 50% de los habitantes de los países desarrollados.

El investigador catalán Manuel Castells plantea que la disparidad entre los que tienen y los que no tienen Internet amplía aún más la brecha de la desigualdad y la exclusión social, en una compleja interacción que parece incrementar la distancia entre la promesa de la era de la información y la cruda realidad en la que está inmersa una gran parte de la población del mundo. (11)

A la luz de los resultados de la Cumbre Mundial de la Sociedad de la Información, la “brecha digital” todavía está lejos de superarse pues a la hora de las decisiones, los representantes de los países desarrollados se negaron a crear un Fondo de Solidaridad Digital de carácter vinculante, que permitiera hacer efectiva su propia prédica de “Internet para todos”, dejándolo como un fondo de aportaciones voluntarias poco comprometidas y enfatizando en las inversiones privadas en las infraestructuras.

Las disparidades con relación a las TICs y el conocimiento están estrechamente vinculadas con los niveles de ingresos y de instrucción, con la edad, la extracción racial o cultural, la ubicación rural o urbana, el género y los aspectos demográficos y geográficos. En la región, el acceso a Internet se concentra en las capas de mayor nivel económico (12) y es usado más por hombres que por mujeres, en tanto que amplios sectores pobres del campo y de las ciudades, grupos étnicos y minorías forman parte del gran contingente que se está quedando fuera de los potenciales beneficios de las nuevas tecnologías.

La pobreza, la crisis de la educación, el analfabetismo absoluto y funcional, el racismo y las discriminaciones por motivos de raza, color de la piel, edad o género también son factores negativos que impide alcanzar la plena participación en el acceso a fuentes de información y al conocimiento a través de las TICs.

Sin embargo, se debe anotar que muchos gobiernos y los sectores empresariales solo pone el acento solo en la conectividad y el acceso Internet (que, de paso rinde muchos beneficios a los proveedores de software y hardaware) cuando de lo que se trata es de impulsar políticas públicas que permitan un verdadero acceso universal, especialmente de los sectores excluidos, el derecho a la privacidad, la libertad de expresión, la preservación del dominio público sobre el conocimiento, la diversidad cultural y lingüística, etc.

5. CONCENTRACION MEDIATICA

En el mundo de la información y la comunicación, se registra en las últimas décadas un proceso creciente de concentración y monopolización a escala mundial y regional. El proceso de fusiones, reestructuraciones y adquisiciones transfronterizas ha dado lugar al nacimiento de unos pocos conglomerados multimedias que controlan, gracias a la convergencia digital, los medios, la industria cultural y del entretenimiento, además de la Internet, etc. a nivel planetario.

Entre ellas se puede mencionar a AOL-Timer Warner, Disney Company, News Corporation, Vivendi Universal y Bertelsmann, Viacom, Microsoft. Estos conglomerados cumplen un doble rol: como agentes discursivos y como agentes económicos. En tanto actores económicos se inscriben en una de las actividades de mayor desarrollo y que más ganancias genera, a tal punto que desde ellas han surgido los mayores multimillonarios del mundo, como Bill Gates. Como agentes “discursivos” no solo “venden y legitiman el ideario global sino que también lo transforman en discurso social hegemónico, difundiendo visiones del mundo y modos de vida que transfieren al mercado la regulación de las demandas colectivas. La llamada gran midia fabrica el consenso sobre la superioridad de las economías abiertas, insistiendo en que no hay salida fuera de las recetas neoliberales”.(13)

Aunque las transnacionales mediáticas asentadas en Estados Unidos tienen una gran influencia en la región, sus competidores de origen europeo, principalmente de España, como el grupo PRISA y Telefónica Móviles (14), están conduciendo a una diversificación de la dependencia y a un incremento de la subordinación cultural e informativa de América Latina y del Caribe. Las transnacionales del Norte controlan en la región la telefonía fija y móvil, los servicios de Internet, las comunicaciones satelitales y las redes de televisión. Las cadenas de televisión por cable (CNN, MTV, Cartoon Network, Discovery Channel), las agencias de información y sus servicios para radio y televisión de los países desarrollados, llegan con sus mensajes a millones de teleespectadores, radioescuchas o lectores, en asocio con los medios locales.


En América Latina también se produce un proceso de concentración mediática en los mismos grupos tradicionales dominantes que históricamente han detentado el poder económico y político, mismos que ha entrado en alianza, de manera subordinada, con el capital transnacional. Entre los conglomerados latinoamericanos de mayor influencia se puede mencionar a Televisa de México, O Globo de Brasil, el grupo Clarín de Argentina, el grupo Cisneros de Venezuela, el Mercurio de Chile y Caracol de Colombia, entre otros. “La concentración en pocas manos dificulta la entrada de nuevas empresas, estilos y contenidos en el mercado.

Más aún: homogeniza el noticiero y estandariza el entretenimiento. Poderosos, los controladores son contrarios a la crítica y al cuestionamiento a sus procedimientos. En el caso de las emisoras de radio y televisión, que dependen de concesiones públicas para operar, el caso es peor, ya que la condición pública, los compromisos que se derivan de la concesión y las contrapartidas sociales son simplemente olvidados”. (15)

El proceso de monopolización también se reproduce en las redes globales de comunicación, particularmente en la Internet. En lo que se refiere al gobierno de Internet, Estados Unidos controla la red de redes a través de la Corporación para la Asignación de Nombres y Números de Internet (ICANN, por sus siglas en inglés), un organismo de derecho privado dependiente del Departamento de Comercio de Estados Unidos. “La ICANN es la gran controladora de la red. Se basa en un dispositivo técnico constituido por 13 poderosos ordenadores, denominados "servidores raíces", instalados en Estados Unidos (cuatro en California y seis cerca de Washington), en Europa (Estocolmo y Londres) y en Japón (Tokio)” (16) (17)

EE.UU., durante los debates de la segunda fase de la Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información (CMSI), realizada en Túnez, mostró una tenaz oposición a perder la hegemonía de Internet, aunque, por la presión internacional, dio paso a la creación de un Foro sobre la Gobernanza de Internet, una instancia de deliberaciones que no alterará el control que mantiene sobre la red mundial de computadoras.

En lo que se refiere a la industria del software es conocido el dominio monopólico de la estadounidense Microsoft, aunque su “imperio” informático está siendo cada vez más cuestionado por el movimiento de software libre que gana cada vez más terreno y por gobiernos que han adoptado el software de fuente abierta. De otro lado, algunos estudios indican que 14 empresas absorben el 60% del tiempo que los navegantes pasan conectados a la Internet. Con relación a los idiomas, el 80% de los contenidos difundidos en los sitios Web está en inglés, pese a que solo el 10% de la población mundial maneja este idioma. (18)

90/Retinas - Las cosas por decir - Por Guillermo Baltar Prendez

Aunque no con exactitud, creo recordar que durante el sitio de Sarajevo, miembros de su Orquesta Sinfónica se ponían a tocar. Lo hacían diariamente sobre una acera lindera a la destruida Biblioteca Nacional, desafiando las balas de los francotiradores servios. La historia está plagada de hechos similares. Actos de valentía, donde el arte sorteaba los peores escollos de la barbarie y se imponía sobre el caos de los opresores.

Sucedió en la 2º Guerra Mundial, sucedió en el Gulap estalinista, sucedió en nuestras tierras bajo la irracionalidad y el despotismo de las dictaduras militares. En este caso, también fue el arte, es decir la cultura, la que diariamente se levantaba y a través de sus intérpretes, es decir, los hombres, esparcía su voz de resistencia contra el odio nacionalista y la indiferencia de la comunidad internacional. Es la cultura, la que en definitiva sienta las bases, nutre y promueve la identidad de todo pueblo o nación. ¿Por qué digo esto? Lo digo para recordar el valor intrínseco de las manifestaciones culturales y cómo los humanos recurrimos a ellas en los peores momentos. Lo digo también, para recordar la indefensión y el desamparo a que están sometidos en nuestro país, la gran mayoría de los trabajadores de la cultura.

Nuestro “imaginario” tradicional, el que realmente nos hizo y sentó las bases del Uruguay moderno, fue un producto resultante de la diversidad. Hemos sido un país de emigrantes, claramente europeo, mas los aportes de la comunidad africana. De eso nos hicimos, el de aceptar y valorar las diferencias y el de adquirir conocimientos y pautas culturales ajenas, que luego se estacionaron y vincularon generando así la identidad. Durante décadas el Uruguay se echó a dormir la siesta. Las vacas gordas pasaron y el país enflaqueció.

Buena parte de la cultura se burocratizo al igual que las clases políticas. El viejo Uruguay proveniente de la burguesía culta y liberal, heredero de la ilustración y del humanismo, terminó convirtiéndose en una desdibujada caricatura de sí mismo. El “imaginario” que nos hizo está en una profunda descomposición, inmerso en la enorme fragmentación social a la que asistimos. Hemos ido perdiendo gradualmente nuestro sentido de comunidad, por que gradualmente hemos perdido nuestras señas de identidad más profundas, aquellas que la cultura generaba. También es cierto que ese antiguo imaginario se fue desvirtuando a medida que la tradición cultural europea ha ido perdiendo su peso, su injerencia sobre el tejido social ante los excesos de la globalización y de las formas imperantes de poder.

Indiferencia de los Medios

Como periodista cultural, no puedo estar ajeno al impacto de los medios de comunicación y a la negativa influencia que vienen ejerciendo sobre nuestra sociedad. Los medios de comunicación han desvirtuado la génesis propia de su responsabilidad que es la de informar, instruir, generar interrogantes y cuestionamientos como elementos constitutivos de la opinión pública. En su afán por entretener sólo se han convertido en un medio representantivo de la propia mediocridad que difunden, proclives a generar audiencias o lectores cautivos y no activos. Hay un discurso sesgado por la estupidez y la banalidad, un discurso que tiende a la domesticación del pensamiento.

Las dificultades de ejercer la profesión es otro de los escollos que tiene ante sí el periodista cultural. Es preocupante la falta de interés que los medios y sus directivos tienen ante el hecho cultural. Es dramática la inexistencia de programas culturales en las cadenas televisivas, el poco espacio que dedican a difundir sus actividades y la triste asimilación que muchas veces se hace de la actividad cultural, con la del espectáculo.

Así como las limitaciones que parecen ir en aumento, para el ejercicio cultural en los medios impresos. Para algunos, la cultura no cotiza, no trae anunciantes, para otros, la cultura no forma parte de los cánones del entretenimiento. ¿Por qué la cultura no puede ser entretenida? Quizás las respuestas haya que buscarlas en ámbitos más profundos y sutiles. Sobre todo para quién hemos vivido otras realidades.
Países donde la cultura es reconocida como un elemento esencial de la identidad nacional y donde además, se producen programas culturales de periodicidad constante, sólidos y rigurosos, algunos de alta jerarquía a la vez que amenos y entretenidos. Supongo que en gran medida, eso también depende de la conformidad de la audiencia. Si hemos construido una república de ausentismo escolar y además desterramos las manifestaciones artísticas, es lógico que cada vez menos tengamos una demanda de productos sensibles.

Además, al carecer el Estado de una infraestructura adecuada de Radio y Televisión, y siendo este quien tendría que contemplar las necesidades de las minorías, los canales de difusión cultural quedan reducidos a las transmisiones de la televisiones de pago. Al no haber programación cultural, no hay tampoco actividad crítica. Entonces no hay opinión y cuando la hay, no deja de ser conformista. No hay controversia, por lo que el ejercicio de la profesión periodística está a la baja, perdiendo injerencia entre el tejido social y permitiendo que otros factores sean los que interviene en la formación de la opinión pública.

La Ausencia Crítica

Vivimos en un país ausente de elementos críticos con los que confrontar la actividad cultural. Pasamos de tener un hipercriticismo agudo y por momentos no del todo feliz, a otro signado por la complacencia, cuando no, por la irresponsabilidad. Hemos desembocado en la avalancha sistemática de productos culturales, ausentes de conceptos cuando no de contenidos. El periodista cultural, siempre ha sido un ojo expectante de los fenómenos culturales y sociales. El arte siempre ha sido producto de su tiempo y de sus circunstancias. Un testigo de la historia y de la evolución de las sociedades que lo han generado. Hoy la crítica es prácticamente nula. Su ingerencia como motor de ideas y cuestionamiento, ha perdido poder, presencia e interés. La falta de capacitación para desarrollar dicha actividad, es otro de los problemas que deberían abordarse.

Muchos de quienes supuestamente la ejercen no están capacitados para ello, ignorando o denostando toda una tradición histórica de nuestro periodismo: el rigor crítico, la profundidad de análisis y la independencia de opinión. Ya sea por propio desinterés (por el “todo vale” tan propio de nuestra idiosincrasia) o por que no le han brindado las posibilidades de capacitación desde los diferentes centros de estudios. Quizás más interesados en generar hombres de empresas que de ideas. A su vez, la irrupción de las doctrinas posmodernas, que en Uruguay lo hicieron tarde y mal, viciaron de nihilismo la actividad crítica y auspiciaron tupidas confrontaciones internas. Denostaron el compromiso sistemático y ahondaron un peligroso proceso de desideologización.

La ausencia de la gestión “critica” generó una sociedad carente de verdaderos “líderes de opinión”, papel que irresponsablemente otros comenzaron a desempeñar. Por ejemplo, algunos programas de “entretenimiento” en la televisión privada. Programas para jóvenes emitidos poco antes y sobre la medianoche, donde se propagan valores de dudosa moral y donde se vapulea de forma sistemáticamente el lenguaje, al igual que muchos provenientes del país vecino. Lo mismo sucede con el nefasto impacto que generan la mayoría de los programas deportivos.

Se habla mucho y mal y se piensa aún peor. Estos “líderes de opinión” deberían asumir de una vez sus responsabilidades como comunicadores. Como elementos también constitutivos de la formación del pensamiento. También ellos han contribuido a generar una sociedad banal y vulgar. Por ejemplo, hay que tener una mayor envergadura para tratar los temas de la violencia en el deporte y no caer en los tópicos reduccioncitas de siempre. Este es también un tema que el periodista cultural debería abordar en sus análisis. ¿Acaso no es también un hecho cultural las ramificaciones de la violencia en nuestra sociedad? Los periodistas deportivos, en su ceguera matinal y aburrida de no ver desde décadas un triunfo histórico, no hacen más que pedir medidas extremas de coacción. Jamás he escuchado llevar esos cuestionamientos a espacios más reflexivos y profundos.

El fútbol está inmerso en esa fragmentación social, cargada de violencia y asperezas. Pedir sólo medidas represivas o reducir todo al influjo de las drogas, es desconocer lo que salta a la vista: la sociedad está podrida. Varias razones han contribuido a ello. La desigualdad económica, la falta de perspectivas, descreimiento de la actividad política, empobrecimiento de los cuadros educativos, crisis de la familia tradicional, deserción escolar, analfabetismo... Los programas de debate e investigación se quedan siempre en la sumisión de la retórica, con comunicadores que en su mayoría carecen de suficiente autoridad intelectual como para debatir con equidad y de igual a igual con la mayoría de sus entrevistados, cuando no lo hacen desde la vanidad de su condición de personajes públicos.


Parece que hemos generado una sociedad ignorante.

La única forma que tiene el hombre de resistir ante los embates de los despotismos, sean estos políticos o económicos, es a través de su formación, su educación y sus referentes culturales. Lo sabía Hitler cuando quemó los libros y clausuró ese centro generador de ideas que fue la Bauhaus. Lo sabían los militares que derrocaron la democracia. Por eso la dictadura triunfó. Cumplió su cometido, asesinó o expulsó a las clases intelectualmente más preparadas. Empobreció culturalmente al país y los gobiernos sucesivos no hicieron absolutamente nada para recomponer los estamentos de la educación, dándole la espalda a los reclamos de la sociedad civil.

Somos lo que se propusieron los dictadores y las clases dirigentes de entonces. Una sociedad sometida y sin pensamiento, reducida a una manifestación atemperada de sus ambiciones. Nos hicieron más vulgares e ignorantes. Sus efectos más visibles los constatamos a través de las generaciones más jóvenes. Muchachos sin perspectivas, perdidos en su desconcierto, sin una educación responsable y en su gran mayoría provenientes de entornos familiares nada propicios y también parcelados en el hecho de esa fragmentación social. Aquí la diversidad no proviene de aspectos meramente culturales. Proviene de la enorme desigualdad económica que hay entre las diferentes clases sociales. Esa disparidad, en contraposición con la diversidad cultural, ha generado una polarización social a ojos vista.

Por un lado están los desechos residuales del neoliberalismo. Los que provienen de la extrema pobreza, de los asentamientos o de antiguos sectores acomodados caídos en desgracia. Por otro, los que aún son herederos de las empobrecidas clases medias, los hijos de la riqueza tradicional y aquellos “nuevos ricos” que accedieron a esa categoría en las dos últimas décadas. La fragmentación social ha llevado a la fragmentación cultural y esto ha exacerbado la convivencia de la comunidad.
El aumento delictivo es consecuencia de ello, y esto va mucho más allá de la necesaria renovación del sistema carcelario y de la urgente revisión de las edades de los jóvenes, para que sus actuaciones delictivas sí puedan ser consideradas punibles. ¿Acaso el periodismo cultural no debe abordar estos temas, cuando advierte que la cultura como sustento y garante de la identidad y la integración, no es tenida en cuenta como elemento sustancial, por no decir esencial para contribuir a sanar los males de la sociedad? ¿Acaso no es esto lo que buscaban aquellos músicos heroicos entre los escombros de Sarajevo? Recordarnos que el arte es un arma de la belleza. Hacernos más solidarios e iguales ante el sopor de los despotismos.

Las Urgencias

El pasado año el suplemento Que pasa de El País reproducía unas reflexiones del Senador Mújica sobre la importancia del periodismo escrito. Palabras que reproduje públicamente en un acto de conmemoración al periodista Raúl Forlan Lamarque. En dicho artículo, Mújica hacía notar la importancia que desde siempre había tenido el periodismo escrito, entre otras cosas, como garante de una profundidad crítica y reflexiva. Profundidad que hoy se ha perdido y que debiéramos reencausar y fortalecer ante el embate de los medios audiovisuales. Digo esto, para señalar una vez más, el compromiso que el periodista deberá asumir, en momentos en que hay una corrupción casi diabólica del pensamiento. Vivimos a través de los medios de comunicación, una conspiración siniestra donde la estupidez no tiene límites y encima la festejamos.

El periodista cultural debería abordar esas reflexiones de Mújica. Por eso, lo que le pediría a la administración Vázquez y al Ministro Astori, que en definitiva es quien firma los presupuestos, es que apuntara más alto, por que nos estamos quedando sin país.
No creo que los valores patrióticos se recuperen en una fecha señalada, con bandas de rock, murga, tango y platillo. Los valores patrióticos se recuperaran en la medida en que uno se sienta a gusto en su tierra, orgulloso de sus iguales y de su entorno y reconocido culturalmente en ella. No basta decir “como el Uruguay no hay”, por que eso no es más que el slogan repetido de los conformistas. Lo que le pediría es una mayor inversión en la cultura. En la investigación y en el desarrollo de las artes y las ciencias y una rápida atención a los problemas estructurales de la educación, una revitalización de todos los estamentos de la enseñanza pública para poder competir con la privada, para no generar profesionales de primera y segunda categoría.

Lo que esta administración debería tener en claro, es la urgente necesidad de un debate interno (y no eterno) en torno a su participación como elemento constitutivo de la cultura misma. Creando espectros más amplios, con políticas sostenidas, donde tengan cabida todas aquellas expresiones artísticas, que en su multiplicidad nos definen.

Habría que ver sí está decidida a ser un promotor dinámico y eficaz, tratando, por ejemplo, de subsanar las carencias profundas que existen en los organismos de formación y capacitación. Me estoy refiriendo a la imperiosa necesidad de reforma del sistema educativo y a la revisión del presupuesto del Estado en cuanto a sus aportaciones económicas. Lo que le pediría entonces, es la rápida concienciación de que la cultura es elemento más valioso que tenemos para intentar salvarnos del caótico vaciamiento ético y moral en la que está sumida nuestra sociedad.

Sí no es así, vamos a contemplar el fin de nuestra identidad, por que me temo, que esa gran franja de desposeídos, descreídos, nihilistas inconscientes de su rango, desocupados, sin perspectivas y sin estudios, imposibilitados hasta de competir en el extranjero, esa gran franja de jóvenes dentro de diez años a más tardar, quizás menos, va a explotar. Habría que estar atento a la cantidad de hechos conflictivos ocasionados por los jóvenes o acontecidos entre ellos. A la falta de un sentido de pertencia a la comunidad, al aumento de la agresividad y al odio casi explícito entre los diferentes estamentos sociales, producto de esa bipolarización económica, que ya se manifiesta en las calles, escuelas, liceos y espacios de ocio. Lo advierto como periodista cultural, crítico de la sociedad y de sus estamentos, porque quiero lo mejor para este país y para los míos. Un lugar donde los músicos y los artistas puedan expresarse en una ciudad viva y no en ruinas, y porque temo que de no ser así, estemos en los comienzos de una nueva guerra civil.

Guillermo Baltar Prendez/ Es Licenciado en Periodismo por la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid. Realizo estudios de especialización sobre la Información en la CEE. Ha participado y expuesto ponencias en Seminarios sobre Comunicación Social, realizados por la Universidad Complutense y la Unicef. Fue periodista cultural en Mundocolor, La Semana de EL DIA , Semanario JAQUE y la Revista POSDATA. En los 80 creo el Cabaret Voltaire de MVD. Es poeta y artista digital.

Retinas - La concentración de los medios de comunicación y la libertad de expresión - Por Belén Gopegui

Los grandes medios de comunicación producen las noticias que transmiten. Esto es algo que olvidamos con frecuencia. Los medios son emisores además de transmisores. No son el tablón de corcho donde cada persona cuelga su aviso sino que, como el uranio emite radiaciones, los llamados medios emiten su versión del asunto, su versión de la realidad.

Un teléfono es un medio de comunicación, pero lo que hoy entendemos por medios de comunicación, fundamentalmente periódicos, radios y televisiones, no son un medio a través del cual todos nos comunicamos, sino que son emisores de conocimientos, ideas y actitudes que a continuación transmiten a quienes las leen o escuchan.

EL QUE TRASMITE ES ....

No es el periodista quien utiliza el periódico para transmitirnos algo, es el periódico mismo y evidentemente no me refiero al pedazo de papel sino a la empresa sin la cual ese pedazo de papel no existiría, la empresa que fabrica el periódico y contrata al periodista para que produzca una versión de la realidad y, al contratarlo, lo selecciona en función de sus intereses. Como bien ha señalado Carlos Fernández Liria, “existe en España la peor clase de censura: aquella que consiste en que sólo tienen la posibilidad de hacerse oír en el espacio público quienes están de acuerdo con el propietario de los medios. De esta manera resulta que todos los periodistas que habría que censurar están en el paro.

El paro es, en efecto, una forma muy brutal de censura, o dices lo que el propietario de los medios quiere que se diga o no encuentras trabajo en la vida”. Esto no implica que no haya un margen para el trabajo que algunos periodistas intentan hacer a contracorriente de sus medios, pero es un margen mínimo.
La versión de la realidad producida por los grandes medios no ha de ser necesariamente falsa, ahora bien, como es sabido dependiendo de quien nos diga qué cosas, y de qué intereses tenga en decírnoslas, le creeremos más o menos. En el caso de los grandes medios se trata de grandes empresas relacionadas con otras y con intereses económicos claros. Son ellas quienes, en un país capitalista como el nuestro, construyen mayoritariamente el imaginario de la actualidad.

Según ha explicado el sociólogo Niklas Luhmann, la función de los medios de comunicación es simplificar la complejidad en términos que sean inteligibles para el sistema social en su conjunto. Para que entendamos el mundo, para que la compleja combinación de hechos, datos, causas y efectos sea algo que podamos representarnos, el sistema mediático lleva a cabo una labor de selección, construye una agenda, es decir, elige de qué se informa y de qué no. “La simplificación mediática”, dirá Luhmann, “y su propia invención de la actualidad hace asumible la pertenencia a un sistema y reduce la incertidumbre”.

El problema surge cuando los grandes medios son al mismo tiempo fines, y son fines particulares, fines privados. Una gran empresa de comunicación no es representativa, carece de cualquier legitimidad democrática. Tampoco lo es una empresa fabricante de paraguas, sólo que mientras esta empresa en principio no parece necesitar legitimidad ni ningún tipo de representatividad, en cambio debiera ser lógico pedírsela a quienes en vez de paraguas fabrican la imagen del día a día.

El capital de las empresas, el dinero acumulado, puede hacer muchas cosas en este mundo pero tal vez la única que no puede hacer es conferir legitimidad, al menos no puede hacerlo en teoría. En la práctica lo hace continuamente. En la práctica si un hombre con cinco millones de euros en el banco y un hombre insolvente cometen en mismo delito, es muy probable que el primero no vaya a la cárcel y el segundo sí. No obstante, nadie aceptaría que, al presentarse ante el juez, sus abogados utilizaran como argumento el montante de la cuenta bancaria.

Que el dinero no pueda conferir, al menos en teoría, legitimidad, significa que existe la posibilidad de la crítica, significa que no estamos por completo sometidos a la ley del más fuerte sino que hay algo que es capaz de oponerse a esa ley. Significa que somos al mismo tiempo lo que somos y lo que podríamos ser, es decir, significa que hay una instancia desde donde un hombre humillado, doblegado, acorralado, puede decir no o puede siquiera querer decirlo. Esa instancia ha sido también llamada libertad.

SÓCRATES Y TRASIMACO

Recordarán ustedes la discusión entre Sócrates y Trasímaco en donde este último sostiene que justicia es “lo que conviene al más fuerte”. Semejante posición, mantenida por diferentes corrientes filosóficas a lo largo de la historia, nunca ha alcanzado plena legitimidad y pienso que ninguna de las personas aquí presentes aceptaría que lo que conviene al más fuerte, sea éste el general, el empresario o el matón de la clase, es lo mejor y que no hay ningún sitio desde donde ustedes puedan y tengan el legítimo derecho a cuestionar ese criterio.

El capitalismo, sin embargo, es un sistema que se caracteriza por seguir el criterio de Trasímaco con muy tímidas correcciones. Sin duda una de las decisiones más importantes para un país es qué va a producir y para quién. Esa decisión está en manos de las empresas más fuertes, son ellas quienes deciden si es conveniente que en un país haya un excedente de variedades de patatas fritas, sin que ningún otro poder tenga capacidad para intervenir en esa decisión. Aunque este hecho se encubre con la afirmación de que es el mercado quien decide, lo cierto es que el mercado es un modo de llamar al conjunto de grandes empresas que ponen e imponen sus productos a la venta. El consumidor no forma parte del mercado pues el consumidor sólo puede elegir entre los productos de las empresas y si, por ejemplo, a cada padre y madre se le preguntara qué prefiere, que su hijo pueda elegir entre diecisiete clases de patatas fritas o que su hijo tenga acceso a un pequeño polideportivo cerca de su domicilio, creo que la respuesta sería distinta a la elección condicionada, derivada o como queramos llamarla, de los consumidores en el mercado.

Ahora vayamos a los medios de comunicación, los, según nuestro criterio, emisores de una versión de la realidad. El problema no es sólo que sean emisores de una versión de la realidad, sino que además son emisores de la versión de la realidad. Hay quien todavía piensa que habiendo medios o canales de televisión distintos hay versiones diferentes. Bueno, esto puede ser así en algunos aspectos anecdóticos de la realidad pero creo que es fácil convenir en que uno de los aspectos fundamentales, la conformación de la agenda, la elección de aquello sobre lo que se informa y de aquello sobre lo que no se informa, es prácticamente idéntico en todos los emisores.
“Hacen falta corresponsales en todas las fábricas y empresas que informen de cuanto ocurra”.

Esta frase no la ha dicho ningún redactor jefe de El Mundo o de El País o del ABC. Esta frase la dijo Lenin refiriéndose a las tareas urgentes del movimiento comunista. Es posible que varias de las personas aquí presentes la rechacen por venir de quien viene o simplemente porque no estén de acuerdo con ella. No obstante, lo que intento plantear al citarla es que de nuestro imaginario de la realidad, y de nuestra idea de la actualidad, está completamente ausente lo que sucede en las empresas a no ser lo que aparece en la sección de economía de los periódicos en relación con su cuenta de resultados. Si un día muere un trabajador, y sobre todo si son cinco los que mueren a la vez, entonces eso sí pasa a formar parte de la actualidad, pero debido al componente de suceso presente en lo ocurrido, al componente de hecho dramático accidental o delictivo y espectacular.

ESE PAISAJE

La actualidad no es el paisaje que inevitablemente veríamos desde un satélite espacial con unas gafas de alta precisión. Por el contrario, la actualidad se parece a un mapa temático en donde un país tan pronto puede estar cubierto de pequeñas ovejas o bien desierto según sea la distribución espacial del ganado bovino si es que ésta distribución la que nos importa, o bien el territorio se nos mostrará verde, azul o morado según las características geológicas del suelo si el mapa versa sobre esas características.

Según cuáles sean los fines del emisor de las noticias, se seleccionarán unas u otras. Para Lenin el fin era que los trabajadores de la Rusia zarista tomaran conciencia de la explotación, y para eso era necesario que la actualidad se construyera con las informaciones sobre lo que estaba ocurriendo en las fábricas. Para las empresas privadas emisoras de actualidad, el fin es aumentar cada año lo que ellas mismas llaman su cuenta de explotación, y por lo tanto construir una versión de la actualidad que contribuya a mantener y mejorar las condiciones en que se desenvuelve su negocio. Para un proyecto revolucionario en nuestros días quizá fuera necesario plantearse la necesidad de tener corresponsales en todos, o en la mayoría de, los hospitales, las comisarías, los institutos de enseñanza media, las fábricas.

EL COMPROMISO

Como ustedes saben, en estos momentos “compromiso” es una palabra que tiene un toque anticuado, que remite a escritores de otra época. El presidente del grupo Prisa, en cambio, como el de cualquier otra empresa, la utiliza a menudo. En el informe para los accionistas del año 2004, afirma: “Nuestro compromiso con los accionistas sigue siendo la rentabilidad y la solvencia”. En efecto, no podría ser de otro modo. A continuación añade: “Ambas sólo se consiguen desde la independencia editorial y la calidad en el desempeño de nuestra tarea”. Independencia y calidad representan la imagen de marca que propone este grupo mediático, pero como cualquier otra imagen de marca son sólo un modo de orientar el consumo, no son un principio rector de la actividad de la empresa, pues en el capitalismo el principio rector de las empresas es la máxima rentabilidad, y aquellas empresas que no respetan ese principio rector perecen. De manera que cuando ambos criterios entran en colisión siempre prima el de la rentabilidad.

Durante el año 2005 en España las llamadas promociones, los productos que las empresas venden junto con los periódicos han sido en muchas ocasiones una fuente de ingresos superior a los ingresos que proporcionan los periódicos. Es decir, en estos momentos se emiten noticias de prensa para vender deuvedés o novelas históricas. Cualquier lector puede observar cómo la independencia y la calidad de la información sucumben ante este hecho y así por ejemplo, varias veces a la semana aparecen en El País en forma de noticias, esto es, sin un faldón que indique “publicidad”, páginas enteras en la sección de cultura relativas a los productos que el periódico “promociona”.

Si el redactor jefe de una sección de cultura tuviera que elegir las noticias que van a aparecer en ella en función de la independencia del medio y de su calidad, difícilmente elegiría como noticia el hecho de que su propio periódico esté vendiendo un compacto o cualquier otra cosa. Este ejemplo atañe a un aspecto muy menor de la realidad cotidiana. Cuando lo que está en juego son beneficios más altos para una empresa, tal como sucede por ejemplo con las relaciones entre Colombia y el grupo Prisa, la desinformación, la mentira, la complicidad por acto o por omisión con las acciones ilegales de un gobierno pueden alcanzar los más altos grados.

EL CRITERIO DE CALIDAD

Por otro lado, el criterio de calidad en sí mismo es un criterio vacío: hay distintas calidades de naranjas, y si usamos la expresión en su sentido de excelencia, de aquello que hace que una cosa sea digna de aprecio, entonces hay que preguntarse: digna de aprecio por quién y para qué. ¿Qué sería la calidad en la construcción de esa síntesis de la realidad que es la actualidad? ¿Tal vez que sea una síntesis veraz, o representativa, o simple, o que induzca al conformismo, o que induzca al deseo de mejoramiento social, etcétera?

No hay una respuesta a esta pregunta, es más, lo único que sabemos es que este debate público no existe en el proyecto privado de los emisores de actualidad. La actualidad es la que es, parecen decirnos, la actualidad es la que ellos emiten y los consumidores si quieren la consumen y si no quieren pueden no mirar ni oír ni leer, pero en ningún momento ningún gran medio de comunicación ha planteado públicamente la pregunta sobre si acaso las secciones de Cultura pueden ser algo distinto de una pasarela de celebridades y celebraciones. Semejante cuestionamiento podría hacerse en otros términos, o a veces casi en los mismos, con todas las secciones.

La situación descrita no es nueva, ni sorprendente, ni siquiera criticable desde el interior de un sistema capitalista. Sólo desde fuera, sólo porque tenemos la posibilidad de pensar que lo real no es necesario, sólo desde la conciencia de que lo existente puede no ser lo mejor ni lo deseable por más que sea lo más consumido en un momento preciso, cabe decir que la responsabilidad de construir el imaginario de una sociedad no debiera estar en manos de empresas privadas.

UN SEÑUELO

Y en este punto es importante analizar cuánto puede haber de señuelo en el uso de una un concepto como la libertad de expresión, de señuelo, de cebo, de trampa que se tiende para que el halcón remontado caiga en ella. El concepto de libertad de expresión proviene del Parlamento inglés, es una conquista posterior a la revolución de 1688 que destronó al rey Jacobo II, por ella se concedía la libertad de expresión en el Parlamento, y sólo un siglo después se extendería a todas las personas. En el siglo XVIII el filósofo finlandés Anders Chydenius fundamentaba la necesidad de esta libertad en el hecho de que, sin ella, “los estados no tendrían la suficiente información para el diseño de las leyes”.

También en la Ilustración se afirmará que sólo la posibilidad de expresar el disenso permite el avance de las artes y las ciencias, y es uno de los ingredientes fundamentales de la verdadera participación en el cuerpo político. Parecen verdades elementales que difícilmente podríamos refutar.

No obstante conviene recordar la historicidad del concepto en el sentido de que es la burguesía quien reclama esta libertad frente al autoritarismo del monarca y de la aristocracia, así como frente a las imposiciones de la Iglesia Católica. Desde entonces, en el interior de los regímenes capitalistas no se ha producido ningún cambio cualitativo. Algunos pequeños avances, algunas mínimas conquistas por parte del proletariado o de los trabajadores o del conjunto de trabajadores y trabajadoras y excluidos y excluidas o cualquier otro término que queramos utilizar. Pero en todo caso la libertad efectiva de expresión, esto es, los espacios en donde ejercerla, sigue estando en manos de la burguesía y no otra cosa es la libertad de prensa que el derecho de propiedad privada de los medios de divulgación masiva.

En palabras, de nuevo, de Carlos Fernández Liria: “Es hora ya de que el discurso de izquierdas internacional despierte de uno de los sofismas más arraigados que fraguó el siglo XX: el sofisma que identificó libertad de expresión y prensa privada. Por el contrario, la libertad de expresión y la prensa privada son incompatibles”.La cita procede del texto “Periodismo: Vergüenza y Crimen. La corrupción del espacio público”, en donde Liria analiza en papel en efecto vergonzante y criminal desempeñado por los medios de divulgación masiva durante el golpe de Estado en Venezuela.

ESTATIZAR LA PRENSA

La propuesta de Fernández Liria consiste en estatalizar la prensa y para explicar cómo podría hacerse recurre al modelo de la enseñanza pública. “La enseñanza estatal es, en realidad”, dice, “el único reducto institucional de libertad que todavía queda para el uso público de la palabra, el único recinto de autonomía que todavía resiste a las presiones del mercado. Y eso ocurre, simplemente, porque sus profesores no pueden ser cesados de su cargo por lo que enseñen en sus clases, es decir, porque son funcionarios vitalicios”.

Me voy a permitir asentir y disentir al mismo tiempo de esta propuesta. En un Estado revolucionario no tendría nada que objetar a la misma, de hecho Liria dirige su proposición a la revolución bolivariana. Ahora bien, en un Estado burgués es fácil comprobar cómo aun siendo menos mala que la televisión privada, la televisión pública responde a los mismos intereses que la privada, del mismo modo que la instrucción pública, aun siendo una conquista irrenunciable y necesaria, no contribuye a difundir la verdad puesto que la verdad es revolucionaria sino, fundamentalmente, a adiestrar mano de obra que trabaje al servicio de los dueños de los medios de producción.

De tal manera que cuando los intereses de la burguesía así lo exijan, y parece que está llegando el momento, las presiones del mercado, es decir, las presiones de los grandes grupos, terminarán por invadir la universidad y la televisión sin que el Estado español vaya a ocuparse de frenar esa invasión.

En todo caso queda claro que cualquier apelación al concepto de libertad de expresión debe precisar a la libertad de quién se está refiriendo. Hoy por hoy y en las circunstancias de este país, para combatir la concentración de emisores de actualidad en manos privadas, esto es, para que los trabajadores y las trabajadores puedan ejercer su libertad de expresión, resulta imprescindible combatir al mismo tiempo el poder de la clase que se los ha apropiado.

Existen ya, es cierto, pequeños medios de emisión de actualidad que no están en manos de las oligarquías. En el caso de internet, por ejemplo, si bien es una innovación tecnológica puesta sobre todo al servicio de las grandes corporaciones, de momento sus contenidos no han podido ser controlados al cien por cien. Algunos colectivos carentes de los cien millones de euros con que hoy ha de comprarse en este país la libertad para emitir actualidad, pueden colgar su versión para quien quiera mirarla. De este modo es posible si quiera contrastar la versión de los grandes emisores, y comprobar hasta qué punto muchas de las informaciones que emiten son directamente falsas.

Ahora bien, todo parece indicar que esta vía está amenazada, es probable que las grandes corporaciones y los estados recurran a los derechos de autor o a cualquier otro pretexto para, dentro de unos años, restringir la posibilidad y por tanto la libertad de difundir contrainformación en la web. Esto no es un motivo para echarse atrás, por el contrario, cuanto mayor sea la presencia social de estas páginas más difícil será acabar con ellas.

CRÍTICAS

Tampoco están aún bajo control las radios libres, las televisiones comunitarias, la prensa impresa alternativa, algunas editoriales independientes y todas ellas subsisten y cobran, en mi opinión, mayor solidez en la medida en que se articulan políticamente creando espacios de revolución.

Los intelectuales críticos son en este sentido, una vía posible más, una especie de medios de comunicación ambulantes. La mayoría está al servicio de las grandes corporaciones, pero existen algunos y algunas que no están comprometidos con los accionistas de Prisa o de Vocento. Por el hecho de que el trabajo que realiza el intelectual está directamente relacionado con la construcción de los imaginarios, y por el hecho de disponer de un excedente de tiempo para la reflexión, encuentra mayores facilidades que otros ciudadanos para difundir su pensamiento. En el caso de los intelectuales comprometidos con las grandes corporaciones, ese pensamiento no es más que un apéndice de la versión de la actualidad emitida por ellas.

En el caso de los intelectuales críticos y también en el los comprometidos con las luchas revolucionarias, existen espacios como éste, conferencias, encuentros con estudiantes que permiten que otro pensamiento alcance cierta difusión hasta el punto de que a veces los grandes medios terminan dando alguna rara vez noticia de sus actividades. La figura de Noam Chomsky es, en este sentido, paradigmática. Si se le preguntara a Chomsky o a cualquier otro intelectual crítico: ¿Comunicar para qué?, probablemente respondería: comunicar para desmentir e impugnar una versión amañada, distorsionada y peligrosa de la actualidad.

No obstante, es posible que en este siglo que comienza se haya producido un cambio. Es posible que la labor de esos intelectuales críticos, unida a las contradicciones flagrantes de los poderosos, unida a la presencia de internet y a cierta socialización del conocimiento, haya contribuido a crear una situación en la cual la mayoría de las personas sabe ya que la actualidad es de cartón piedra. O quizá no la mayoría, pero sí muchas más personas que aquellas que leen los medios alternativos y a los intelectuales críticos. Saben y callan, saben y continúan recibiendo cada día una versión del mundo que a veces parece una broma pesada. ¿Por qué no reaccionan? ¿Por qué no dimiten, siquiera, de esa versión?

He señalado a veces cómo, en palabras de Williams, “las presiones en el orden social capitalista se ejercen en una gama muy estrecha y a un plazo muy corto: hay un empleo que conservar, un deuda que pagar, una familia que mantener...”. Esta presión constante, este núcleo duro de lo social, dificulta el hecho de que los individuos se organicen y se enfrenten a la explotación.

FINAL

Durante mucho tiempo se nos ha contado que en los regímenes soviéticos el precio que había que pagar por la igualdad era una restricción de la libertad que entre otras cosas obligaba a vivir en una especie de limbo en donde estaba restringida la libertad de expresión. La verdad es que no sabemos bien hasta qué punto era así pues la información que nos llega de los países socialistas procede en su mayor parte de fuentes occidentales, las fundaciones norteamericanas están comprando los archivos soviéticos y existe muy poca historiografía, hecha allí y traducida, sobre la vida cotidiana en estos países.

Lo que sí sabemos es que en los países capitalistas estamos de hecho y de derecho condenados a un limbo informativo consistente en una actualidad insustancial, compuesta para una población de la que se espera mantenga atrofiada su capacidad de discernimiento, limbo que alterna con emisiones de actualidad manipuladas o falsas. Y esta condena no es un precio que pagamos por una sociedad justa que debe, por ejemplo, defenderse de una agresión externa, por ejemplo. Por el contrario, esta condena es un precio que pagamos para que nos sigan explotando diariamente.

La existencia de medios alternativos minoritarios, tanto como el hecho de que, de vez en cuando, los emisores de actualidad transmitan alguna información completa e interesante, es la excepción que da la medida de lo normal, de lo que se ha convertido en normal.

En tales circunstancias, no basta, insisto, con dar cuenta de la inmensa nube de actualidad contaminada que cubre el horizonte. Es preciso convertir cada proyecto comunicativo en instrumento de lucha que actúe contra ese núcleo duro de lo social, recordando que cualquier instrumento revolucionario, una organización, un partido, es un medio de comunicación capaz no sólo de contar sino también de producir hechos diferentes. No es sencillo, y llevará tiempo, pero frente al comunicar para favorecer las condiciones en que se desenvuelven los negocios de las grandes corporaciones, existe un comunicar para arrancarles de las manos nuestras vidas, acto éste que también ha sido llamado revolución. Muchas gracias. Porque pertenecemos a una comunidad que esta naciendo y necesita otros conocimientos, otras ideas y otras actitudes.

Belén Gopegui
Escritora española, autora de La esacala de los mapas, Tocarnos la cara, El lado frío de la almohada

Fuente:Insurgente.org (España)
Diario "Digital" fundado por el Colectivo Cádiz Rebelde

lunes, 30 de julio de 2007

Papeles y cenizas - Silencio, murió Bergman - R. Bussero y S. Llopart

El silencio, sólo el silencio
RB

Tenía 17 años, sólo 17, y eso no calificaba para ser socio del viejísimo Cine Club, que ocupaba parte del antiguo Hotel Nogaró, donde hoy está el Mtop, en Rincón e Ituzaingó.
En pleno verano, ciclo de cine suego, 18 películas, la mayoría de Bergman. Los amigos no entendían, jugaban con la figura del onanismo y los verdes nórdicos, la fantasía rubia y los rumores acerca de el silencio y la fuente (Manantial) de la doncella.

Yo llegaba temprano, sobre las cuatro de la tarde. Unos minutos en la plaza, un café hirviendo en el barcito del CC, esa era mi aventura estival, el sudor corriendo hacia la desvencijada butaca, ya apropiada. Una amiga de mi tía Olga había prohijado la violación de la regla, y yo me metía a fondo en ese mundo fascinante, a caballo de los programas apenas legibles, letra negra sobre hojas marrones. Casi una adivinanza.

Bergman me fascinó. Las imágenes multiplicando palabras, los diálogos enseñando mundos; y, sobre todo, los silencios. Las miradas reflejando intensos mundos interiores, en plano de moraleja, de pura eticidad, de absoluto logro estético.
Con la partida de ajedrez del séptimo sello llegué al éxtasis, la muerte y la vida nunca mejor retratadas, y más silencios, los que unen todo, y la trampa final, que elude lo que nunca se puede eludir.

Y el resto, incluso gritos, susurros y otros fantoches, también fue parte del gran silencio, que ya nunca otro podrá captar.

------------------------------------------------------------o0o----------------------

Fallece Ingmar Bergman, maestro del séptimo arte

El director de cine sueco Ingmar Bergman murió ayer a los 89 años de edad en su residencia de la isla sueca de Faro, al norte de la turística isla de Gotland, en el Mar Báltico, según informó su hija Eva Bergman. Nacido el 14 de julio de 1918 en Upsala, entre 1946 y 1982 dirigió más de 40 películas, entre las que destacan 'El séptimo sello', 'Fresas salvajes', 'Persona' y 'Fanny y Alexander'.

Bergman falleció "en paz" en su residencia del islote de Faro, según declaró su hija Eva -el director tenía nueve hijos- a la agencia sueca de noticias TT. Todavía no se ha anunciado la fecha del funeral, pero sí se ha advertido de estará restringido a su reducido círculo de amigos y familiares.

Nació el 14 de julio de 1918 en Upsala, localidad a 70 kilómetros al norte de Estocolmo, su padre fue un pastor protestante del que recibió un estricta educación, que marcó su vida y obra caracterizada, salvo excepciones, por la inclusión de connotaciones metafísicas y un universo de problemas humanos fundamentales, como la incomunicación de la pareja, la soledad, Dios o la muerte.

Cursó estudios secundarios en Estocolmo, donde también se licenció en Arte y Literatura. Apasionado por el teatro, sobre todo el clásico, ya en la universidad dirigió una compañía de estudiantes. Acabados los estudios, centró su actividad en la escena, como autor y director.

Tras ser ayudante de dirección en el Real Teatro de la Ópera de Estocolmo, estuvo al frente del Teatro Municipal de Helsinborg (1944-1946), del Goteborg (1946-1949), del Malmoe (1954-1963) y del Real Teatro Dramático de Estocolmo (1963-1966 y 1985-1995).

En 1976 trasladó su residencia a Munich (Alemania), donde igualmente desarrolló su talento creativo, y en 1985 regresó a Suecia como director del Real Teatro Dramático de Estocolmo.

En esta etapa hizo montajes en 1986 como 'Señorita Julia' y 'El sueño', ambos de Strindberg, el 'Hamlet' (1987) de Shakespeare; el 'Largo viaje a la noche' (1988) de Eugene O'Neill; 'Casa de muñecas' (1990) y 'Peer Gynt' (1992), ambos de Ibsen; o 'Cuento de invierno' (1995), de Shakespeare.

A finales de 1995 dejó el Teatro Dramático para encargarse de los espacios escénicos de la televisión pública sueca STV donde, entre otras obras, se emitieron la bergmaniana 'Ruidos y remilgos' y la de Per Olov 'Creadores de imágenes'.
Según el principal diario sueco, el Dagens Nyeter, Bergman murió por la mañana hacia las 07:00 locales (02:00 hora argentina).

Nacido el 14 de julio de 1918 en Uppsala, al norte de Estocolmo, Ingmar Bergman realizó más de 40 películas en el transcurso de su larga y prolífica carrera, entre ellas "El séptimo sello" (1957) "Gritos y susurros" (1972), "Escenas de la vida conyugal" (1974), "Sonata de otoño" (1978) o "Fanny y Alexandre" (1982).

El funeral se llevará a cabo en presencia de sus amigos y familiares en una fecha aún no precisada.

Desde hace varios meses corrían insistentes rumores sobre la delicada salud del cineasta. En octubre de 2006 fue sometido a una operación de cadera de la que, al parecer, no logró recuperarse totalmente.

Vivía solo y retirado del mundo, la mayor parte del tiempo en su casa de la isla de Faaro, inconsolable tras la muerte de su última esposa, Ingrid von Rosen, en 1995.

"Faaro fue mi amor secreto", escribió Bergman en su autobiografía "Linterna Mágica" al hablar del flechazo que sintió en la década del 60' por esa isla de plano perfil donde se funden el cielo y el mar.

Allí hizo construir la casa donde murió, que también se convirtió en estudio de rodaje para dos de sus producciones: "Como en un espejo" (titulada en Argentina "Detrás de un vidrio oscuro", de 1961) y "El silencio" (1963).

La carrera de Bergman empezó precisamente en el teatro en los años Cuarenta, con la realización de una producción en la Opera de Estocolmo. Posteriormente, en 1960 volvió a sus orígenes teatrales al ser contratado como director del prestigioso Dramaten, el teatro real de arte dramático.

Asimismo, a lo largo de su carrera se distinguió en numerosas ocasiones como director de numerosas piezas teatrales de importantes autores como, por ejemplo, su ídolo de juventud, el escritor August Strindberg.

Sin embargo, la decisión de dedicarse al cine la tomó en 1945, cuando se dio cuenta de que, para él, el único medio moderno para expresarse era la gran pantalla.

"Hacer películas es para mí un instinto, una necesidad como comer, beber o amar", declaró Bergman en una ocasión.

Gran cinéfilo, le gustaba mucho el cine estadounidense de los años Cuarenta y también los filmes franceses de esa década y de los años Treinta.

En su extensa carrera cinematográfica, que se extendió durante la segunda mitad del siglo XX, fue contemporáneo de maestros como el italiano Federico Fellini, el español nacionalizado mexicano Luis Buñuel y el japonés Akira Kurosawa.

Su obra marcó también a numerosas generaciones de cineastas como el estadounidense Woody Allen, un auténtico adorador de Bergman.

En 1955 obtuvo su primer éxito internacional con la comedia "Sonrisas de una noche de verano". A partir de finales de los años cincuenta sus películas se harán cada vez más oscuras, centradas en parejas en crisis y en seres desgarrados por la constatación de un Dios ausente.

Considerado como un director de actrices, dio sus mejores papeles a intérpretes como Maj Britt Nilsson, Harriett Andersson, Eva Dahlbeck, Ulla Jacobsson y Liv Ullmann.

Bergman vivió aventuras amorosas con algunas de esas actrices. Se casó cinco veces y tuvo nueve hijos, si bien en una ocasión afirmó no ser demasiado paternal.

Ignorado durante mucho tiempo en su país natal, Suecia sólo le rindió recientemente ese reconocimiento de gran maestro del cine que fue.

"Ningún otro artista sueco logró el mismo reconocimiento y el mismo éxito", declaró la ex directora de la Academia Cinematográfica Sueca.

Actualmente se concede también un Premio Bergman a los jóvenes talentos del cine sueco, que son como los 'Oscar' de ese país nórdico.

Según la agencia sueca TT, el cine y el teatro suecos perdieron a su "estrella más brillante de todos los tiempos".

'Crisis', su ópera prima en 1945

En el cine sus comienzos arrancaron de los guiones que escribió para proyectos propios y ajenos, casos de los directores Gustav Molander, Alf Kjellin, Lars Erik Kjellgren y Alf Sjorberg.

Ingmar Bergman, uno de los fundadores de la Academia Europea de Cine en 1988, se estrenó en la dirección con el largometraje 'Crisis' (1945), al que siguieron 'Llueve sobre nuestro amor' (1946), 'Noche eterna' (1947), 'Ciudad portuaria' (1948), 'Prisión' (1948), 'La sed' (1949), 'Juegos de verano' (1951), 'Tres mujeres' (1952), 'Un verano con Mónica' (1952), 'Noche de circo' (1953), 'Una lección de amor' (1954), 'Sueños' (1955), 'Sonrisas de una noche de verano' (1955) y 'El séptimo sello' (1956).

Bergman empezaba a ser conocido internacionalmente como un autor complicado, atormentado y oscuro.

Destacan en su trayectoria, asimismo, las películas 'Fresas salvajes' (1957) -premio a la mejor dirección del Festival de Cannes de 1958-, 'En el umbral de la vida' (1957), 'El manantial de la doncella' (1959) -Oscar a la mejor película extranjera y Premio Fipresci de Cannes-, 'El ojo del diablo' (1960), 'Como en un espejo' (1961) -Oscar a la mejor película extranjera y galardonada en el Festival de Berlín-, 'El silencio' (1963), 'Esas mujeres' (1964), 'La vergüenza' (1968), 'La carcoma' (1971), 'Secretos de un matrimonio' (1973), 'El huevo de la serpiente' (1977), 'Sonata de otoño' (1978) y 'Fanny y Alexander' (1983).

Fructífera etapa televisiva

Tras esta última, premiada con cuatro Oscar (película en lengua no inglesa, fotografía, decorados y vestuario), puso fin a la realización para la gran pantalla e inició un ciclo de telefilmes, como 'Después del ensayo' (1984), 'Los dos bienaventurados' (1986) o 'En presencia de un payaso' (1997).

Sus guiones posteriores fueron llevados al cine por otros realizadores. Fue el caso del danés Bille August ('Las mejores intenciones', 1990, Palma de Oro de Cannes en 1992), de su hijo Daniel Bergman ('Niños del domingo', 1992) y de su actriz favorita y ex compañera sentimental Liv Ullman ('Confesiones privadas', 1996, 'Infiel', 2000, y 'Saraband', 2003). Su última obra para televisión fue como guionista de 'Bergmanova sonata' en 2005.

En 2004, la televisión sueca SVT emitió un documental de 180 minutos, a cargo de la periodista Marie Nyreroed, sobre la vida y obra de Bergman en su retiro en la isla de Faro.

Y el 18 de julio siguiente, Bergman hizo un último relato público, de hora y media, sobre su vida personal y artística en un programa en directo de la Radio Nacional de Suecia.

Entre otras distinciones Bergman está en posesión de los Premios Erasmus (1965), Internacional de Teatro Luigi Pirandello (1971) y Goethe (1976), la Medalla de Oro de la Academia Sueca (1977), el título de Comendador de la Legión de Honor francesa (1985) y la Palma de Oro a su carrera del Festival de Cannes (1997).

Es autor de sus memorias, tituladas 'La linterna mágica' (1987), y de los libros 'Imágenes' (1990), el autobiográfico 'La buena voluntad' (1991), la novela 'El quinto acto' (1994) y 'Conversaciones privadas' (1996).

Se consideraba a sí mismo como un hombre de teatro: "Es toda mi vida". Mientras que el cine es para él "un trauma y una pasión", según sus palabras.

Padre de ocho hijos, Bergman estuvo casado cinco veces. La primera con Elsie Fischer, con quien tuvo una hija. Luego con Ellen Lundstrom, que le dio cuatro hijos (entre ellos una actriz, Anna).

Su tercera y cuarta esposas fueron, respectivamente, Gun Hagberg, con la que tuvo un hijo, y la pianista finlandesa Kabi Laretei, madre de su hijo Daniel, también director de cine. Su quinta esposa, Ingrid Karlebo von Rosen, falleció en 1995.

Al margen de estos matrimonios, Ingmar Bergman vivió relaciones sentimentales con las actrices Harriet Andersson y Liv Ullman. Con ésta tuvo a su hija Linn, periodista.
Ingmar Bergman dirigió más de 60 películas (incluyendo títulos para televisión) y más de cien obras de teatro.
Bergman, considerado uno de los realizadores más influyentes de la segunda mitad del siglo XX, fue uno de los fundadores de la Academia Europea de Cine en 1988 y durante su carrera recibió cuatro premios Oscar.

Según sus palabras, se consideraba a sí mismo como un hombre de Teatro: "Es toda mi vida". Mientras que el cine era para él "un trauma y una pasión" que quedó plasmada, entre otros, en estos títulos:

1945.- Crisis
1946.- Llueve sobre nuestro amor
1947.- Noche eterna
1948.- Ciudad portuaria y Prisión
1949.- La sed
1951.- Juegos de verano
1952.- Tres mujeres y Un verano con Mónica
1953.- Noche de circo
1954.- Una lección de amor
1955.- Sueños y Sonrisas de una noche de verano
1956.- El séptimo sello
1957.- Fresas salvajes
1958.- En el umbral de la vida y El rostro
1959.- El manantial de la doncella
1960.- El ojo del diablo
1961.- Como en un espejo
1963.- El silencio
1964.- Esas mujeres
1968.- La vergüenza y El rito
1969.- Pasión
1971.- La carcoma
1972.- Gritos y susurros
1973.- Secretos de un matrimonio
1974.- La flauta mágica
1975.- Cara a cara
1977.- El huevo de la serpiente
1978.- Sonata de otoño
1980.- De la vida de las marionetas
1983.- Fanny y Alexander
---------------------------------------------------o0o-------------------------------

Sin gritos ni susurros en la muerte de Bergman
SL

Conservo dos recuerdos del viejo cine Catalunya, aquel cine de la plaza Catalunya que se llevó por delante el edificio que ahora acoge una de las tiendas Fnac de Barcelona. El primero es la comodidad de sus butacas. En mi memoria aquellas butacas amplias, inacabables, ¿de cuero?, siguen siendo imbatibles después de tantos años.

El segundo recuerdo es la proyección en aquella sala de "Gritos y susurros" (1971), de Ingmar Bergman.

He olvidado la trama exacta de la película, pero la experiencia de la visión de aquel drama de mujeres y sobre mujeres permanece tan imborrable como la exuberante comodidad de aquel cine desaparecido. Quizá por contraposición, porque "Gritos y susurros" es la quintaesencia de la película incómoda, de esas que te remueven por dentro y que ya nunca te abandonan. La verdad, nunca la he vuelto a ver. Me he resistido. De sus imágenes se me han quedado grabadas a fuego los gritos de dolor de sus protagonistas, y unas paredes de un rojo sangre subido que, para mí, todavía, son la mejor encarnación de la impotencia del ser humano ante su destino último.

Acaba de fallecer Bergman, y su muerte me ha hecho pensar en "Gritos y susurros" como en tantas otras películas del director sueco. La que más me impresionó al principio, por su cualidad casi épica, tan del gusto adolescente incluso hoy, fue "El séptimo sello" (1957), una alegoría de carácter religioso de una potencia visual insuperable en su divino blanco y negro. En la que, sin embargo, bajo una superficie ordenada y civilizada –¿qué hay más ordenado que el caballero jugando al ajedrez con su propia muerte?- subyacía un mundo terrible, hecho de dolor, sufrimiento y desdicha. Uno diría que ahí se descubre la quintaesencia del propio Bergman como creador.

¿Recuerdan "Escenas de matrimonio" (1973)? ¡Qué violencia, que amargura tras la inicial apariencia de apacible estabilidad conyugal! Y así en tantas otras de las más de cuarenta que llevan su firma. En la trilogía de "Los cumulgantes" (1963), "El silencio" (1963) y "La hora del lobo" (1968); en las crípticas imágenes de "Persona" (1966); incluso en las más apacibles y casi bucólicas de "Un verano con Mónica" (1953)… En todas ellas se intuye un fondo de violencia y de descontento vital evidente.

No fue Bergman un cineasta feliz, no. Era demasiado lúcido para serlo. Pero supo revestir ese poso de sufrimiento inevitable a la condición humana con el talento de aquel que sabe encontrar la verdad en la mentira del cine, al igual que la ostra sabe sacar la belleza de la perla de la simiente de arena dolorosamente incrustada en su interior. Uno de los protagonistas de "La alegría" (1950), una de las primeras películas de Bergman, asegura en un momento dado: "Te confesaré en sentido del verdadero arte. El verdadero arte surge de la infelicidad. Yo prefiero ser infeliz. ¡Dios sabe que es el estado habitual en mí!", y en esas palabras adivina uno el propio credo del Bergman como director de cine.

Lo cierto es que Begman luchó toda su vida contra los demonios de una educación extremadamente irracional y severa. Sólo hay que leer su libro de memorias "Linterna mágica" (Tusquets) para darse cuenta de la magnitud de la tragedia. El resultado de esa batalla interminable, contra el mundo, contra sí mismo, quedó reflejado en sus películas, nada cómodas ni complacientes. Bergman fue un revulsivo para su época, porque llevó más lejos que nadie las posibilidades del cine para explorar los rincones oscuros del alma humana, aún a costa de dejar jirones de sí mismo en el camino.

Seguro que hay otro Bergman más complaciente, más a gusto en su propia piel, como el Bergman de "Fanny & Alexander", por ejemplo, y de otras tantas películas suyas. Pero ese no es el mío. Mi Bergman siempre será aquel director que supo extraer de la belleza de unas paredes rojas y del dolor de unas mujeres, a veces gritando, y otras tan sólo susurrando su dolor, la poesía seca, abrasiva y cruda de la vida sin mistificar.

Descanse en paz. Y gracias por todo.

En su honor volveré a ver -uno de estos días de verano, no sé cuándo- "Gritos y susurros".