jueves, 26 de julio de 2007

Actuales - Bienvenidos a Uruguay - Por Antonio Giossa

Terroristas! Atentados!, alertan algunos medios de prensa. Y no estamos en Medio Oriente. Estamos en Uruguay y Argentina, un par de países con una relación única en el mundo, donde las declaraciones de algunos mediáticos en-busca-de-prensa son llevadas al extremo. Y los mediáticos logran su objetivo, que es ser mencionados en todos lados.

¿De qué hablamos cuando hablamos del ala radical de la Asamblea Ciudadana de Gualeguaychú? ¿Estamos hablando de terroristas, de personas que están a punto de inmolarse públicamente cual bonzo enloquecido antes de ver la planta de Botnia en funcionamiento? ¿O estamos hablando de un trío de bocones que adoran las cámaras de televisión y no miden las consecuencias de sus declaraciones?
La prensa, cierta prensa, usa y abusa de los adjetivos catastróficos. «Terroristas», dicen que son los asambleístas que están bloqueando los accesos a los puentes internacionales. Pero, hasta el momento, los asambleístas sólo han violado la Constitución Nacional argentina. Que no es poca cosa, pero no es condición sine qua non para definirlos como terroristas. Su estrategia de protesta -si bien es ilegal de las normas y violatoria de la hermandad que une a dos pueblos- ha sido hasta el momento sin violencia en contra de Uruguay. Y, a tenor de sus declaraciones, seguirán por este camino. Allá ellos si su país no les brinda las posibilidades de protestar en forma legal, sin tener que caer en los extremos de los escraches y los cortes de ruta.

Uruguay, por el contrario, ha dado a los asambleístas todas las herramientas para que puedan plantear sus reclamos. Los asambleístas han recorrido todo el país, de norte a sur y de este a oeste, con sus argumentos y puntos de vista, han participado en charlas y conferencias y han sido entrevistados en varias ocasiones por diversos medios de prensa. Cada vez que un grupo de inadaptados intentó evitar que los asambleístas pudieran plantear su opinión en territorio uruguayo, las fuerzas policiales actuaron de forma inmediata para proteger su integridad física. Porque el Estado uruguayo garantiza el derecho de libre expresión, ya sea de connacionales como de extranjeros.

El ala radical cambió su estrategia, ya que es evidente que el bloqueo contra Uruguay no genera simpatías y, por el contrario, cada vez son más las voces que se levantan airadas contra esta modalidad de protesta. Además, el bloqueo total sólo es efectivo si se cuenta con una cantidad adecuada de participantes. Los cortes de ruta en Colón y Concordia -fácilmente levantados por pequeños grupos opositores- son sostenidos en estos momentos gracias a Gendarmería Nacional, que actúa de retén mucho antes que un despistado -o colérico- automovilista llegue al punto donde se realiza el corte.

Es por esto que los radicales decidieron dar un paso adelante y plantearon su punto de vista en forma pacífica, recorriendo tierra uruguaya. Y desde hace semanas se encuentran disfrutando -un día si y otro también- de la calidez del pueblo uruguayo y de la visión de tierras, cielo y agua que son protegidos por un país que lucha por el medio ambiente en serio. Atrás dejaron las contaminadas tierras entrerrianas, donde la contaminación por agrotóxicos y basurales es la norma, los peces de ríos y arroyos mueren de a miles («por causa del frío», según las declaraciones oficiales) y las fábricas contaminan ciudades enteras sin que las protestas de los vecinos sean escuchadas.

El Agua Manda -es decir, los radicales- solicitó que su estrategia sea reconocida en forma oficial por la Asamblea Ciudadana de Gualeguaychú. Y lo logró. Sin embargo, este pedido no cayó bien en las mentes de algunos, que creen intuir que detrás de ese pedido se esconden atentados y actos de violencia. Es evidente que si alguien planea un atentado, lo hará por fuera de las organizaciones sociales y sin solicitar siquiera un voto de confianza a los asambleístas. A nadie debe asustar que un par de asambleístas cruce la frontera para reunirse con organizaciones o ciudadanos uruguayos.

Muchas veces hemos planteado que los asambleístas erraron por lejos al elegir una estrategia de confrontación en vez de diálogo. Confrontación que no sólo es contra Botnia, sino también contra el gobierno uruguayo y el pueblo en su conjunto.
Les hemos solicitado innumerables veces que planteen sus argumentos, sus puntos de vista, sus opiniones, sus reclamos. Poco o nada pueden hacer en tierras argentinas, donde la prioridad pasa hoy por la promoción de la candidata oficial para las próximas elecciones nacionales y donde la eliminación de un integrante de la casa de Gran Hermano tapa cualquier noticia relacionada con el conflicto bi-nacional.
En Uruguay contarán con un espacio donde podrán debatir y plantear su punto de vista. Aún cuando no los aceptemos.

Aún cuando consideremos que nosotros tenemos los argumentos correctos y la razón de nuestro lado. Aún cuando estén apoyando una medida ilegal y agresiva. Aún cuando realicen declaraciones violentas, insultantes y fuera de lugar.
Porque es importante para todos nosotros que podamos plantear libremente nuestro punto de vista. Pero más importante aún, es que los asambleístas puedan plantear libremente su punto de vista en Uruguay.

El Heraldo, Concordia, 25/7/07

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