lunes, 3 de marzo de 2008

405 - Trastienda - ¡No me toquen a Mick! - Yoatí Sopeña. agencias

¡No lo puedo creer Gurú! Los putre de este mundo mataron a JLennon y quisieron cargarse a Mick. Fuerte conspiración de quienes, al decir de un amigo tuyo respecto a RNixon, doblan el calzoncillo antes de acostarse y, quizás, dormir como lirones – nunca supe cómo mierda duermen los lirones -. Pero, que no me toquen a Mick¡! Mando esto tal como salió en Crónica Hoy, DF, ¡feliz cumple! Y bien por el regre.
Yoatí Sopeña
El líder de los Rolling Stones, Mick Jagger, era el objetivo de un presunto intento de asesinato que no pudo llevarse a cabo porque los supuestos agresores sufrieron las consecuencias de una tormenta, informó ayer el dominical británico The Sunday Telegraph.Los detalles del complot han sido revelados por un ex agente del FBI (Oficina Federal de Investigaciones de EU) a la Radio 4 de la cadena pública británica BBC que ha elaborado una serie de programas sobre ese cuerpo estadunidense.Los presuntos agresores eran miembros del grupo “Ángeles del Infierno”, al parecer enfadados con Jagger después del trágico concierto del festival californiano de Altamont en 1969, en el que esa banda de motoristas estaban a cargo de la seguridad del evento y Jagger ordenó que los quitaran del lugar.En ese evento un joven afroamericano llamado Meredith Hunter, de 18 años, fue asesinado a escasos metros de Jagger por un “ángel del infierno”, una agresión que quedó registrada por varias cámaras de vídeo.Como consecuencia de lo ocurrido, el líder de los “Stones” negoció para no volver a utilizar los servicios de los “Ángeles del Infierno”.Testimonio. El ex agente del FBI Mark Young asegura que miembros de esa banda de motoristas decidieron vengarse de Jagger mientras veraneaba en su casa de los Hamptons, en Long Island (Nueva York) , por lo que se hicieron con un bote y planearon un ataque desde el mar, en una fecha que el diario no precisa.El objetivo era entrar en la residencia por el jardín, para evitar la seguridad en la parte delantera, pero el bote se vio alcanzado por una tormenta y sus ocupantes cayeron al agua, aunque todos sobrevivieron, relata el rotativo.Se cree que Jagger nunca fue informado del supuesto intento de asesinato. El concierto de los Rolling Stones en el festival californiano de Altamont ha quedado en la memoria colectiva como antagónico al de Woodstock, celebrado unos meses antes en pleno apogeo “hippy” .El documental Gimme Shelter muestra que mientras los “Stones” estaban terminando su canción Under my thumb, Hunter, que había tenido un altercado antes con la banda, se acercaba al escenario y sacaba un arma.Su agresor, Alan Passaro, desvió la pistola con su mano izquierda y apuñaló a Hunter en la espalda con la derecha, según relata The Sunday Telegraph. Passaro fue detenido y juzgado por asesinato en 1972, pero fue absuelto después de que un jurado considerase que actuó en legítima defensa.

404 - Alkimia - Mi cumple UNO - RB

señores, una reflexión post 1/3
Quiero agradecer a todos los que me acompañaron en mi cumple, uno de los mejores momentos que pasé desde que hace cinco años y medio me pesco media parca. A esta altura de mi vida puedo pensar que celebrar un año más, un año menos, de vida es como ir juntando hinchada pa’l velorio, con la diferencia que, si en este hay whisky, nadie va a tener prurito de decir “¡pobre gordo!, ¡con lo que le gustaba!”, aunque no se preocupen, nunca envidié trago ni comida.
Quiero agradecer a la flia. A mi Su, que, como siempre, organizó primosa y amorosamente comida, bebida, regalos, amores… Mis ambulantes hijos, Alejo (e Inés), Nano (y Naty), llevados por la vida a buenos puertos, buenas compañeras y, en el caso de Nano, buenos hijos-nietos (¿cuánto vás a esperar Nechi?). al loco Pabo – que se lleva a Su dos días para Rivera, a su casorio, ya es feliz; y al tío Nelson, con nueva compañera, un fenómeno de vida.
En especial, mis adorados nietos, primor de existencia, JOJU ya saben vivir sus vidas, espero no los trague el sistema de aprehensiones y ocupas en que vivimos y del que, paradójicamente (¡salve Corto en las alturas!) me pude aislar gracias a este mal progresivo-progresista-regresivo que me acompaña genéticamente y me tiene en vilo hace 20 años.
Nietos que me permiten indagar los misterios del vínculo pasado – futuro, y conocer lo que puede ser el avance del mal capitalista y el candoroso rechazo a sus garras, encarnado en sus dibujos y avioncitos.
Luego, mi barra de allegados, amigos, casi cómplices en esta experiencia de sobrevivir. El arqui Ed Montemuiño, múltiplo de amistad y cercanía, bonomía y compañerismo, coincidencia y dialéctica. Gus, el patrón Lapaz, sincero amigo. Daniel, que no vino por una de sus complicaciones, pero que recuerdo llegando con una paloma de regalo a mi cumpleaños 18, antes de que la maroma fascista nos separara. El cura Diego, formalidad e informalidad combatiendo en un espíritu solidario y ultracreyente, esperando por lo que muchos desesperan. Damián, singulas apoyo que cree en mí hace 36 años, conservador visceral, pródigo revolucionario, humor disparado más allá de la meridad contingente =¡te gustó o no te gustó?).
Mis queridos colaboradores-asistentes-amigos. Jorge, el “dotor”, ya amigo casi hijo o sobrino de hermano que no tuve. Carlitos, también compañero de horas de reflexión, diarios, tv, camaradería (y siempre recordaré a Sergio, Pablo y Sebi Leiva, el mejor futuro para ellos). Los “fisios”. El calmo y justo Enrique, también supo “pasarlas”, taciturno estudioso de los misterios del equilibrio físico y emocional; el morocho Gabriel, puede parecer mi patovica preferido, haciendo su profesionalidad sobre sólidas bases; el amigo Fernando, servicial y metedor, sonriente ante la desdicha de un sistema que no lo comprende.
Agustín y Esther, sabios amigos, compañeros de mil horas ante la crueldad y el olvido.
Casi fue un acto fallido no invitrar a mis galenos preferidos. El Edy Curbelo me llamó, se acordó, como para protegerme; Facal, Gallotta y Rocca, el trío magnífico; Yamandú, pinchador de humor preferido. Será pá la que viene, o la última no reunión.
Los quiero a todos, con Su en la punta de la pirámide, y mi recuerdo para Jorge Restuccia, Walter Chocho y todos los que se fueron o me cercan más tímidamente,como Fer Caputti, Pepo, de los que “no quieren verme así”…
Sin epílogos, gracias, y que se repita con más flia y amigos.

403 - Actuales Terrorismo internacional - Noam Chomsky

La lista de los más buscados

El 13 de febrero pasado fue asesinado en Damasco Imad Moughniyeh, un veterano dirigente de Hezbollah. “El mundo es un lugar mejor sin este hombre”, dijo el portavoz del Departamento de Estado Sean McComarck, y agregó que “de uno u otro modo, se ha hecho justicia.” Y Mike McConnell, el Director de la Inteligencia Nacional, agregó que Moughniyeh “había sido el terrorista responsable del mayor número de muertes de norteamericanos e israelíes después de Osama bin Laden”. Israel también dio rienda suelta a su alegría: “uno de los hombres más buscados por EEUU e Israel” habría sido ajusticiado, según informó el London Financial Times. Bajo el título de “Un militante buscado en todo el mundo”, se publicó un informe, según el cual Moughniyeh era el que seguía a Osama bin Laden en la lista de los más buscados después del 9/11 y, por tanto, se trataba del segundo entre los “militantes más buscados en el mundo”.
La terminología es suficientemente precisa, de acuerdo con las reglas del discurso anglo-americano, que entiende por “mundo” la clase política de Washington y Londres (y todos quienes estén de acuerdo con ellos en determinados asuntos). Así, por ejemplo, es frecuente leer que “el mundo” todo apoyó a George Bush cuando ordenó el bombardeo de Afganistán. Y esto puede ser cierto para “el mundo”, pero difícilmente para el mundo, como tuvo buena ocasión de revelar la agencia internacional de sondeos Gallup luego de que se anunciara el bombardeo. El apoyo mundial fue mínimo. El porcentaje de aceptación en una América Latina con amplia experiencia en las conductas de EEUU osciló entre el 2% de México y el 16% de Panamá, e incluso ese minúsculo apoyo estaba condicionado a la previa identificación de los sospechosos (según el FBI, seguían sin identificar ocho meses después), y a que los blancos civiles estuvieran a salvo, cosa que no ocurrió. El mundo mostraba una aplastante preferencia por la vía dipolomático-judicial, pero “el mundo” la descartó de plano.
Tras el rastro del terror
En el presente caso, si “el mundo” fuera todo el mundo, podríamos encontrar otros candidatos dignos de honra como archienemigos más odiados. Y es instructivo preguntarnos por qué.
El Financial Times informó que la mayoría de los cargos en contra de Moughniyeh no estaban probados, pero “una de las pocas veces en las que es posible afirmar con certeza su participación [es en el] secuestro del avión de la compañía TWA en 1985, cuando fue asesinado un buzo de la armada norteamericana”. Esta fue una de las dos atrocidades terroristas que, según una encuesta entre directores de periódicos, hizo que el terrorismo en Oriente Medio se convirtiera en la noticia más importante de 1985; la otra fue el secuestro del buque de línea Archille Lauro, en el que resultó brutalmente asesinado Leon Klinghoffer, un inválido norteamericano. Esto refleja el juicio del “mundo.” Es posible que el mundo viera las cosas de otra manera.
El secuestro del Achille Lauro fue la represalia por el bombardeo de Túnez, ordenado una semana antes por el primer ministro israelí Simón Peres. Su fuerza aérea asesinó a setenta y cinco tunecinos y palestinos con bombas inteligentes que los destrozaron en mil pedazos, entre otras atrocidades vívidamente narradas por el destacado periodista israelí Amnon Kapeliouk. Washington cooperó, puesto que omitió advertir a su aliado tunecino que las bombas iban de camino, y es imposible que la Sexta Flota y la inteligencia norteamericana no estuvieran al tanto del inminente ataque. George Schultz, el entonces Secretario de Estado, comunicó al Ministro israelí de Asuntos Exteriores, Yitzhak Shamir, que en Washington “había despertado una enorme simpatía la acción israelí”, y la calificó –con aplauso general— como una “respuesta legítima” a los “ataques terroristas”. Unos pocos días después, el Consejo de Seguridad de la ONU denunció unánimemente (con la abstención de EEUU) los bombardeos como un “acto de agresión armada” . Huelga decir que “agresión” es un crimen mucho más grave que el de terrorismo internacional. Pero, concediendo el beneficio de la duda a los EEUU y a Israel, dejemos que sobre los responsables recaiga sólo el cargo menos grave.
Pocos días antes, Peres fue a Washington a consultar al principal terrorista internacional del momento, a Ronald Reagan, quien denunció “el terrible azote del terrorismo”, de nuevo con el aplauso general del “mundo”.
Los “ataques terroristas” que Shultz y Peres pretextaron para bombardear Túnez fueron los asesinatos de tres israelíes en Larnaca, Chipre. Los asesinos, como admitió Israel, no tenían nada que ver con Túnez, si bien podrían habrían tenido conexiones con Siria. Sin embargo, Túnez era un blanco más a propósito. Estaba inerme, a diferencia de Damasco. Y además, ofrecía un placer adicional: allí podían ser asesinados más palestinos exiliados.
Por su parte, los asesinatos de Larnaca fueron considerados una represalia de sus perpetradores: una respuesta a los sistemáticos secuestros israelíes en aguas internacionales, que resultaron en los asesinatos de muchas personas y en el secuestro y consiguiente encarcelamiento de muchas más, retenidas sin cargos por largos períodos en cárceles israelíes. La más famosa de éstas fue la prisión/cámara-de-tortura 1391. Hay mucha información al respecto en la prensa israelí y extranjera. Esos crímenes sistemáticos , por supuesto, son conocidos por las redacciones de los periódicos de EEUU, y de vez en vez, se mencionan de pasada.
El asesinato de Klinghoffer's se vivió con una verdadera sensación de horror, y es celebérrimo. Se convirtió en tema de una ópera aclamada y en guión de una película hecha para la televisión. Pero también causaron horror los asombrosos comentarios de condena al salvajismo de los palestinos: “bestias bicéfalas”( según el Primer Ministro Menachen Begin), “cucarachas drogotas correteando en una botella” (según el Jefe del Equipo Raful Eitan), “como saltamones, comparados con nosotros”, seres cuyas cabezas deberían ser “convertidas en picadillo golpeándolas contra el canto rodado y las paredes” (dijo el Primer Ministro Yitzhak Shamir). O simplemente, llamados araboushim, el equivalente de nuestro “judío” o de nuestro “negro”.
Así, luego de una exhibición particularmente depravada de terror militar y de una intencionada humillación en la ciudad de Halhul, en la Ribera occidental, en diciembre de 1982 (¡disgustó hasta a los halcones israelíes!), el conocido analista militar y político Yoram Peri escribió consternado: “hoy, uno de los objetivos de nuestro ejército [es] demoler los derechos de personas inocentes simplemente porque son araboushim que viven en territorios que Dios nos ha prometido a nosotros”, tarea, ésta, cada días más perentoria, y que se lleva a cabo con creciente brutalidad desde que los araboushim comenzaron a “levantar cabeza” un par de años atrás.
No es difícil averiguar si los sentimientos expresados con motivo del asesinato de Klinghoffer fueron sinceros. Basta investigar la reacción ante los crímenes israelíes respaldados por los EEUU. Pensemos, por ejemplo, en el asesinato de dos inválidos palestinos en abril del 2002, Kemal Zughayer y Jamal Rashid, a manos de las fuerzas israelíes incursionadas en el campo de refugiados de Jenin, en la Ribera Occidental. Los periodistas británicos encontraron el cuerpo aplastado de Zughayer y los restos de su silla de ruedas, junto a lo que quedaba de una bandera blanca que sostenía en el momento de ser asesinado, cuando trataba de huir de los tanques israelíes que se lanzaron sobre él partiendo su rostro en dos pedazos y seccionándole brazos y piernas. Jamal Rashid terminó aplastado en su silla de ruedas cuando una de los enormes palas excavadoras suministradas por EEUU destruyó su casa en Jenin, con toda la familia dentro. La diferente reacción, o por mejor decir, la falta absoluta de reacción, es la rutina, y resulta tan fácil de explicar, que no precisa de mayores comentarios.
Coche Bomba
Sencillamente, el bombardeo de Túnez en 1985 fue un crimen terrorista infinitamente más grave que el secuestro del Achille Lauro, o que el crimen del mismo años en que la participación de Moughniyeh`s “podía ser establecida con certeza”. Pero incluso el bombardeo tunecino tiene competidores para el premio en el concurso de las mayores atrocidades terroristas en el Oriente Medio del año cumbre que fue 1985.
Uno de los aspirantes fue el coche bomba colocado en Beirut a la salida de una Mezquita y programado para que explotara cuando los devotos se retiraban de su plegaria del viernes. La bomba mató a 80 personas e hirió a 256. La mayoría de los muertos eran niñas y mujeres que salían de la Mezquita, aunque la ferocidad de la onda expansiva “carbonizó a bebés en sus cunas”, “mató a una novia que estaba comprando su ajuar”, e “hizo volar por los aires a tres niños que regresaban a casa desde la Mezquita”. También devastó la calle principal del suburbio densamente poblado de Beirut oeste, como informó hace tres años Nora Boustany en el Washington Post.
El objetivo era el clérigo Shiita Sheikh Mohammad Hussein Fadlallah, quien logró escapar con vida. El atentando fue perpetrado por la CIA de Reagan y sus aliados saudíes, con ayuda británica, y autorizado concretamente por el Director de la CIA William Casey, según el relato del periodista del Washington Post Bob Woodward en su libro El Velo: las guerras secretas de la CIA 1981-1987. Se conoce muy poco más que los meros hechos, gracias a la escrupulosa aceptación de la doctrina, según la cual no hay que investigar nuestros propios crímenes (a menos que resulten demasiado conocidos como para negarlos y la investigación se limite al círculo de una pocas “manzanas podridas” subalternas que, se calla por sabido, actúan “incontroladamente”).
“Aldeanos terroristas”
El tercer candidato al premio al terrorismo en el Oriente Medio de 1985 fueron las operaciones “Iron Fist” [Puño de Hierro] del Primer Ministro Peres en los territorios del sudeste libanés ocupados en ese momento por Israel, violando las órdenes del Consejo de Seguridad de la ONU. El objetivo, según los altos mandos israelíes, eran los llamados “terroristas aldeanos”. En este caso, los crímenes de Peres se despeñaron por los nuevos derrotaderos de la “brutalidad calculada” y el “asesinato arbitrario”, según palabras de un diplomático occidental entendido en estos temas, afirmaciones luego corroboradas por las filmaciones en directo de los hechos. Pero como no le interesaban al “mundo”, no fueron investigados. Como de costumbre. Sería legítimo preguntar si esos crímenes caen bajo la categoría de terrorismo internacional o bajo la categoría, harto más grave, de crimen de agresión. Pero concedámosles, de nuevo, el beneficio de la duda a Israel y a sus secuaces de Washington, y conformémonos con el cargo menos grave de terrorismo.
Esas son algunas de las ideas que pueden pasar por la cabeza de las personas de cualquier parte del mundo –que no del “mundo”—, cuando piensan en aquella “ocasión”, “una de las pocas” en las que Imad Moughniyeh estuvo claramente implicado en un crimen terrorista.
Los EEUU lo acusan, asimismo, de haber sido responsable de los ataques demoledores a la marina de los EEUU y a las barracones de paracaidistas franceses en Líbano en 1983, ataques perpetrados con un camión bomba y dos suicidas, que resultaron en la muerte de 241 marines y 58 paracaidistas. Y también de un ataque anterior a la Embajada de los EEUU en Beirut, que mató a sesenta y tres personas, y fue particularmente grave, porque en ese momento había una reunión en la que participaban funcionarios de la CIA.
Sin embargo, el Financial Times atribuyó el ataque a los barracones a la Jihad islámica. y no a Hezbollah. Fawz Gerges, uno de los académicos destacados en el estudio de los movimientos Jihad y del Líbano, escribió que un “grupo desconocido denominado Jihad islámica” se atribuyó la responsabilidad. Una voz que hablaba en árabe clásico instó a todos los norteamericanos a dejar el Líbano, o enfrentarse a la muerte. Se ha dicho que Moughniyeh era en ese momento la cabeza de la Jihad islámica, pero, hasta donde alcanza mi conocimiento, hay escasas pruebas.
No hay sondeos de la opinión mundial al respecto, pero es harto probable que se debe de llamar “ataque terrorista” al ataque a una base militar radicada en un país extranjero, especialmente porque las fuerzas de los EEUU y de Francia estaban desarrollando vigorosos bombardeos navales y aéreos en el Líbano poco después de que los EEUU prestaran un apoyo decisivo a la invasión israelí del Líbano en 1982, que acabó con la vida de cerca de 20.000 personas y devastó el sur, dejando gran parte de Beirut en ruinas. Finalmente, el Presidente Reagan suspendió los ataques cuando la protesta internacional tras las masacres de Sabra-Shtila subió a tal punto de tono, que ya no pudo ser ignorada.
Por lo común, en EEUU la invasión israelí del Líbano se describe como una reacción a los ataques terroristas al norte de Israel desde bases libanesas por parte de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), con lo que parece comprensible nuestra crucial contribución a esos crímenes de guerra mayores. En el mundo real, la frontera libanesa estuvo quieta durante un año, a pesar de repetidos ataques israelíes, muchos de ellos sangrientos, tendentes provocar alguna respuesta de la OLP que sirviera de pretexto para una invasión ya decidida y planeada. Los comentaristas y líderes israelíes no confesaron su verdadero propósito en ese momento: salvaguardar el poder israelí en la zona ocupada de la Ribera occidental. No carece de interés el que el único error grave del libro de Jimmy Carter (Palestina: Paz o Apartheid) sea la reiteración de este brebaje propagandístico, según el cual los ataques de la OLP desde el Líbano fueron la causa de la invasión por parte de Israel. Sobre el libro han llovido copiosos ataques, y se han hecho esfuerzos desesperados por encontrar alguna frase que pudiera ser mal interpretada, pero se ignoró este error flagrante, el único. Y con razón, porque se cumple así con el criterio de respetar las falsificaciones doctrinales útiles.
Matar sin querer
Otro de los cargos contra Moughniyeh: fue convertirlo en el “cerebro” de la bomba en la Embajada de Israel en Buenos Aires que, el 17 de marzo de 1992, mató a veintinueve personas. Fue una respuesta –como dijo el Financial Times— al asesinato por parte de Israel, del antiguo jefe de Hezbollah Abbas Al-Mussawi en el curso de un ataque aéreo al sur del Líbano”. Sobre el asesinato no se precisan mayores pruebas, porque Israel se atribuyó con orgullo el mérito. Pero el mundo podría tener cierto interés en el resto de la historia. Al-Mussawi fue asesinado con un helicóptero suministrado por EEUU en una zona muy al norte de la “zona de seguridad” ilegalmente fijada por Israel en el sur del Líbano. Iba camino de Sidón desde Jibshit, luego de disertar en un acto en memoria de otro imán asesinado por las fuerzas israelíes. El ataque del helicóptero también acabó con su esposa y su hijo de cinco años. Tras el ataque, Israel se sirvió de otros helicópteros también suministrados por EEUU para atacar un camión que transportaba a los supervivientes del primer ataque a un hospital.
Después del asesinato de la familia, Hezbollah “cambió las reglas del juego”, informó el Primer Ministro Rabin ante el Parlamento israelí. Nunca antes se habían lanzado misiles contra Israel. Hasta aquel momento, las reglas del juego eran que Israel podía lanzar ataques mortíferos dondequiera y a su arbitrio, Hezbollah tenía que limitarse responder dentro del territorio libanés ocupado por Israel.
Tras el asesinato de su líder (y de su familia), Hezbollah comenzó a responder a los crímenes de Israel en el Líbano atacando el norte de Israel. Esto último es, por supuesto, terror intolerable, de modo que Rabin lanzó una invasión que expulsó de sus hogares a 500.000 personas y mató a más de 100. Los despiadados ataques israelíes llegaron hasta el norte del Líbano.
En el Sur, el 80 % de la ciudad de Tiro huyó, y Nabatiye quedó reducida a una “ciudad fantasma”. Según un portavoz del ejército israelí, Jibshit fue destruída en un 70 por ciento, a lo que agregó que el objetivo era “destruir la ciudad por completo, dada su importancia para la población shiita del sur del Líbano”. El objetivo era “borrar las ciudades de la faz de la tierra y sembrar destrucción en su entorno”, según describió la operación un veterano oficial del comando norte israelí.
Es posible que Jibshit haya sido un objetivo apreciable porque fue la tierra de Sheik Abdul Karim Obeid, secuestrado y llevado a Israel varios años antes. La patria de Obeid “recibió el impacto directo de un misil”, informó el periodista británico Robert Fisk, “aunque lo más probable es que los israelíes estuvieran disparando a su mujer y sus tres hijos”. Mark Nicholson escribió en el Financial Times que quienes no escaparon se escondieron aterrorizados, “porque era posible que cualquier movimiento dentro o fuera de sus casas atrajera la atención de la artillería israelí, la cual……..estaba disparando sus proyectiles repetida y demoledoramente sobre objetivos seleccionados”. Por momentos, los proyectiles de la artillería impactaban en algunas aldeas a un ritmo de más de diez disparos por minuto.
Todos estos hechos contaron con el firme aval del Presidente Bill Clinton, que entendió la necesidad de instruir con severidad a los araboushim sobre “las reglas del juego”. Y Rabin apareció como el otro gran héroe, como el hombre de la paz, muy diferente a las “bestias bicéfalas”, “a los saltamontes” y a las “cucarachas drogadas”. Esta es simplemente una pequeña muestra de los hechos que podrían tener interés para el mundo, una vez conectados con la supuesta responsabilidad de Moughniyeh en el acto de venganza terrorista en Buenos Aires.
Otro de los cargos es que Moughniyeh ayudó a preparar las defensas de Hezbollah contra la invasión israelí del Líbano en 2006, un crimen terrorista intolerable, conforme a los criterios del “mundo”, convencido de que nada debe atravesarse en el camino del justo terror y de la agresión practicados por los EEUU y sus clientes.
Los apologistas más vulgares de los crímenes de EEUU e Israel explican con solemnidad digna de mejor causa que mientras los Árabes tienen el propósito de matar personas, los EEUU e Israel –siendo, como son, sociedades democráticas— no tienen la menor intención de hacerlo. Sus muertos son simplemente accidentales, y por eso sus asesinatos no pueden compararse, en punto a depravación moral, con los de sus adversarios. Esta fue, por ejemplo, la posición del Tribunal Supremo de Israel cuando recientemente autorizó un severo correctivo colectivo al pueblo de Gaza, privándole de electricidad (y de agua, de eliminación de residuos y aguas albañales y de otros elementos básicos de la vida civilizada).
Una línea de defensa, ésta, recurrente a la hora de enfrentarse a otros viejos pecadillos de Washington. Por ejemplo, la destrucción de la Planta farmacéutica al-Shifa en Sudán en 1998. Aparentemente, el ataque se cobró diez mil vidas, pero no hubo intención de matarlas; de ahí que no fuera un crimen resultante de una orden con expresa intención de matar. Así nos aleccionan estos moralistas sistemáticamente empeñados en apagar toda réplica efectiva a esos vulgares intentos de autojustificación. Digámoslo una vez más: se pueden distinguir tres categorías de crímenes: asesinato intencional, muerte accidental y asesinato premeditado pero sin una intención específica. Las atrocidades de EEUU e Israel son un caso típico de la tercera categoría. Así, cuando Israel destruyó el suministro de energía en Gaza o puso trabas para viajar hacia la Ribera oriental, no tuvo la intención específica de asesinar a personas que morirían por la contaminación del agua, o en ambulancias que no podían llegar a los hospitales. Y cuando Bill Clinton ordenó el bombardeo de la planta al-Shifa, era obvio que eso podía terminar en una catástrofe humana. El Observatorio de Derechos Humanos se lo comunicó inmediatamente, facilitándole todo tipo de detalles, pero ni Clinton ni sus asesores quisieron matar a personas concretas entre aquellos que inevitablemente morirían cuando la mitad de las instalaciones de la planta farmacéutica fueran destruidas en un país africano pobre que no podría reconstruirla.
Ocurre, más bien, que ellos y sus apologistas miran a los africanos sintiendo lo que nosotros sentiríamos al aplastar una hormiga cuando caminamos por la calle. Somos conscientes de que es posible que pase (si nos molestamos en pensarlo), pero no queremos matarlas, porque no son dignas ni de esa consideración. No es necesario decir que ataques similares perpetrados por araboushim en áreas habitadas por seres humanos serían considerados de manera harto diferente.
Si por un momento fuéramos capaces de adoptar la perspectiva del mundo, podríamos preguntarnos quiénes son los criminales “más buscados en el mundo entero”.
Noam Chomsky, el intelectual vivo más citado y figura emblemática de la resistencia antiimperialista mundial, es Profesor emérito de lingüística en el Instituto de Tecnología de Massachussets en Cambridge y autor del libro Imperial Ambitions: Conversations on the Post-9/11 World.
Traducción para
www.sinpermiso.info: María Julia Bertomeu

402 - Tendencias - Notas de Fernando Caputi DOS

La grandeza de 300 espartanos, el fútbol glorioso

Cada vez que se da la oportunidad, mi hijo Danilo propicia conmigo un completo y descarnado intercambio informativo sobre fútbol, innata pasión heredada que ha conservado intacta en su valija de emigrante los nueve años que residió en Brasil y los 23 que lleva en México.
Opina con agudeza, la misma que siempre demostró pegándole a la pelota desde muy chico en Montevideo, cultivó en São Paulo –adolescente, en la Olimpíada de los Inmigrantes armaba y definía jugadas junto a un ya veterano pero magistral Pedro Rocha, sin omitir el combate al estilo Darío Pereyra, a quien observaba in situ domingo a domingo–, muestra como amateur en Monterrey hasta donde sus meniscos a contramano se lo permiten, y, aunque no lo confiese, sueña con detectar en su primer descendiente varón, de pies inquietos y un mes de nacido.
Danilo me presta el video de “300”, un tajante y rudo filme canadiense sobre la heroica resistencia de Esparta a las invasiones del sometedor imperio persa.
“Sería bueno que lo vieran los jugadores de la actual selección uruguaya”, reflexiona. Sin que se haga necesario explicitarlo, alude al imponente contrapunto existente entre el áureo medio siglo de glorias celestes por las que, sin haberlo vivido, siente orgullo, y lo que vino después, casi totalmente desprovisto de aquella garra, palabra incorporada al léxico lusobrasileño en 1950.
Y es que la gesta griega se sustenta en una sublime, superior determinación, primero individual y por ósmosis colectiva, frente a la adversidad de cualquier aplastante poderío adversario, y la fe –en uno mismo, no me vengan con religión– en doblegar lo teóricamente imposible con coraje inagotable, como a diferencia de otros uruguayos de su generación y siguientes, mi hijo bien sabe que ocurriera en Maracanã.
La película es de película y, en verdad, podría ser tanto o más estimulante que dólares y euros en futbolistas transferidos al Exterior y retornados al país para coyunturas que en general los presentan por entero desarraigados.
Pero de igual manera le cae de medida a directores técnicos, por más maestros que se les denomine, para tentarlos a recuperar la mejor esencia de nuestro hazañoso pasado deportivo, que no está muerto sino apenas hibernando, y encender con decisión, confianza y amor propio a planteles tan faltos de motivación que no pasan de poblar anodinas zonas intermedias de sus campos de batalla, buscando empates que acaban significando derrotas.
La comparación de los tiempos prueba que, en un sentido amplio, la mitología no excluye pasados recientes. Hobby que obsesiona y en esta ocasión me induce a situar el cambio de mentalidad futbolera, ya advertible bien avanzada la década de los 80, en una actitud coincidente, la de festejar sus cada vez más escasos goles de manera payasesca, ensayada durante la semana.
Fue así, pienso yo, que se fue considerando secundario intentar fintas y perfeccionar otros fundamentos como el de saber manejar la pelota, globalizándonos en festejos tontos de cuño circense y, en lo formal, poco varoniles.
Como si la estampa rebelde de guapo del 900, que con fecundidad transitara buena parte del siglo XX por bares y cafés de hacha y tiza, nos la hubiesen permutado en antagónicos sucedáneos, mal llamados boliches –como si dieran continuidad a aquéllos– o pubs, de filosofía más salsera que de tango.
Bajo ese enfoque no consigo imaginar a Matías González, Obdulio Varela o Schubert Gambetta bailoteando como gráciles duendes de ballet en torno al banderín del córner tras el gol de Edgardo Alcides Ghiggia.

Fernando Caputi (22.1.08)

A CIELO ABIERTO

Cigarrillos en la canasta familiar de Iemanjá

Cuando el tráfico de esclavos que lo pobló, como intacto matute Brasil recibió el candomblé de umbanda, que sus gobiernos de raza blanca persiguieron con denuedo, policía mediante, hasta la década de 1940. Allí, de los clandestinos terreiros (locales de culto fetichista afrobrasileros como macumba y candomblé) comenzaron a trascender unos veintitantos orixás (dioses) con las mismas buenas o malas pasiones del ser humano y en virtual equivalencia –por ejemplo, entre Ogum-Marte y Xangó-Júpiter–, con el Olimpo romano.
En esa especie de gabinete ministerial de la naturaleza, las carteras de fertilidad y cosechas fueron suprimidas de entrada en los quilombos (escondrijos de negros fugitivos, donde como escuela de defensa personal naciera la capoeira), porque no era cosa de generar hijos también esclavos ni multiplicar riquezas de expoliadores señores del café y coroneles de otras pingües agroindustrias.
Por fin, el candomblé terminó por asomar a la luz del día en simultáneo con la “apertura” política de João Baptista Figueiredo (1979/85). El propio presidente invitaba a almorzar en Planalto, junto al cardenal primaz Avelar Brandão Vilela, a la mae-de-santo (sacerdotisa) Olga Régis de Alaketo, y se supo que el mandatario consultaba de oficio los problemas de Estado, por teléfono directo, con otra mãe, María Escolástica de Conceicão Nazaré, la Menininha do Gantois, la que en Bahía de todos los santos el devoto cronista-escritor Jorge Amado sitúa “por encima de toda y cualquier divergencia política, económica o religiosa”.
La hiperañeja Menininha encarnaba la fusión –ya en pleno andamiento– con la religión católica que de paso aseguraba profesar, y a despecho de la incurable elefantiasis que padecía, se declaraba hija de Oxum, vanidosa divinidad faceira (elegante y seductora) representada con un espejo en la mano.
Por entonces, los ritos ganaban la calle. A metros de cada terreiro, era más que casual que apareciera una santería donde adquirir insumos para serviços (actos religiosos) o trabalhos de sapa (acciones ocultas contra alguien), y en los cruces de calzadas o caminos, salvo ciertos extranjeros sureños, quienes guiaban vehículos esquivaran generosas macumbas (palabra también referida a una ofrenda ritual de origen mixto candomblé-espiritismo) en muestra de respeto y/o temor.
En la plantilla, aunque no siempre en planilla, desde siempre todo club de fútbol del país campeão do mundo alista pai-de-santo que se precie o, al menos, un especialista en trabalhos sucios contra equipos rivales. Que en los 60 el Náutico obtuviese seis títulos casi seguidos en Pernambuco se atribuía a su asalariado Pai Edú de Recife. Pero le receta no tiene garantía. El golero João Leite contrató un servicio que le permitiera debutar invicto como profesional en Atlético Mineiro, sufrió siete goles y optó por convertirse en pastor bautista y propulsor del conocido grupo Atletas de Dios.
Explicada en Brasil como “fenómeno natural”, la nueva religión prescinde del concepto cristiano de pecado salvo en cuanto a omitir tributos alimenticios o inmolar animales para asegurar protección de orixás. Sincretizado con Nossa Senhora da Conceição, el fenómeno se introdujo en Uruguay como producto global de exportación con cada vez mayor presencia de fieles y ansiedad. Tanta que en este 2008, en Montevideo adelantaron de hecho 24 horas la fiesta-ofrenda del 2 de febrero (Día que la iglesia prescribe como de la Candelaria).
Rebosante canasta alimenticia sometida a los caprichos del mar, que al depositar esa resaca en la orilla, entre restos de barquitos en isopor, flores, frutas, gallinas y pop acaramelado devolvió cajillas de cigarrillos que la diosa no llegó a consumir aunque se presuma que su reino no es local cerrado.

Fernando Caputi (11.2.2008)

PRONTUARIO DE CIUDAD VIEJA (1)

Gronardo, multipionero informante de Zabala

Español pero sudaca rioplatense por adopción, el práctico de puerto Cap. Pedro Gronardo comenzó por guiar embarcaciones salidas de Buenos Aires entre bancos de arena o lodo y restos de naufragios, cruzando el estuario con tal asiduidad que de todo se enteraba en ambas orillas.
Así, puesta su atención de este lado y en tanto multiplicaba su economía personal con la cría y explotación ganadera en Los Cerrillos, de primera mano advirtió sobre la ocupación lusitana de la península de Montevideo al gobernador Bruno Mauricio de Zabala, quien ipso facto procedió a desalojar a las fuerzas del colonizador competidor, abriendo el proceso fundacional (1724/30) de esta ciudad capital.
Entonces, con muros de adobe crudo y techos en cuero, en la banda oriental Gronardo instaló su hábitat y, en sociedad con Jerónimo Eustache –de poco ortodoxo apodo El Pistolete–, el primer comercio de la incipiente comunidad para, desde un mostrador con rejas de protección a la manera de las actuales farmacias de servicio nocturno, despachar telas, hilos y botones, pañuelos de seda, medias de lana, camisas, calzones, sombreros, zapatos, cubiertos, tijeras, navajas, espejos, peines y peinetas, jabón, aceite, yerba, tabaco y aguardientes. Mercadería de ramos generales que su íntima vinculación con navegantes transoceánicos le facultaba a importar bajo requisitos (in)formales propios de la época.
Dada esa circunstancia, nunca desestimó su profesión de práctico portuario, en cuyo ejercicio una explosión accidental a bordo de cierta nave británica lo mató el 19 de enero de 1727.
Pero ya ampliada, la Casa de Gronardo –a pasos del Puerto Chico y anexa a aquella pulpería precursora (El Hacha es posterior)– se convirtió en el primer edificio público, por cuanto alojó al Cabildo de Montevideo (1730/34) que el propio Zabala, gobernador concurrente, designó e instaló.
En sus actuaciones subsiguientes, el cuerpo oficializó un nomenclátor con calles identificadas por la mera costumbre pueblerina, como De la Frontera (Piedras), De la Fuente (Cerrito), De la Cruz (25 de Mayo), Real (Rincón), De la Carrera (Sarandí), Del Piquete (Buenos Aires), De Afuera (Reconquista), De Gallo (Zabala), Traviesa (Misiones), Del Puerto Chico (Treinta y Tres), De la Iglesia (Ituzaingó), Del Medio (Juan Carlos Gómez), Calle Entera (Bartolomé Mitre) y La Media Calle (Juncal).
Más que en textos específicos de historia patria, este actor multipionero de la génesis oriental y, en los hechos, providencial agente de inteligencia a espontáneo servicio de la corona española, es recordado siglos después mediante la demominación Pedro Gronardo de 16 cuadras en Pueblo Ituzaingó, entre el Hipódromo y las Avenidas Gral. Flores y José Belloni (en Nomenclatura de Montevideo, Alfredo Castellanos traza su ajustado perfil). Y en un folleto sobre Cambadu impreso en 1996, la pulpería de Gronardo & Eustache encabeza una lista simbólica e intemporal de venta minorista, “pequeño mojón de servicios, un puerto chico en el mar urbano,... un nudo más en la trama siempre cambiante de la ciudad”, según la visión retroactiva del propio Centro de Almaceneros Minoristas, Baristas y Afines del Uruguay.

Fernando Caputi (11.2.2008)
----
PRONTUARIO DE CIUDAD VIEJA (2)

El mecenazgo en complementación de España y Chipre

Donde a comienzos del siglo XVIII tuvo asiento la choza casi primitiva de Pedro Gronardo –práctico de puerto, ibérico James Bond informante de Zabala, ganadero y pulpero figurante en los anales de Cambadu como titular del primer comercio minorista de Montevideo–, en el tiempo y con la debida mampostería creció un edificio de planta alta.
Allí (Treinta y Tres 1541 casi Piedras), como lo hiciera el primer Cabildo de Montevideo cuando la localización era invocada mencionando “calles del Del Puerto Chico casi De la Frontera”, la ya anciana casona alojó a la Fundación María Tsakos, hoy en traslado a Br. Artigas y Maldonado. Pero el inmueble sigue activo como sede del Consulado de Chipre.
De modo que la comunidad chipriota ya aparecía vinculada al patrimonio del pasado uruguayo cuando el 23 de noviembre de 2007 su cónsul general honorario, Panagiotis Tsakos, hijo de María Tsakos, ensanchó ese marco de referencia con nuestra historia al adquirir en el mejor postor, U$S 3.300.000, la mole del Gran Hotel Nacional o de la Victoria, inaugurado inconcluso y de apuro en 1890.
Concebido al máximo lujo imaginable por quien fuera el portentoso emprendedor español Emilio Reus (muerto en la indigencia un año después), terminaba así de vegetar el colosal inmueble sito en el cuadrado formado por calles Piedras, Cerrito, Juan Lindolfo Cuestas e Ing. Monteverde. Sin nunca funcionar como hotel, en 117 años sus salas suntuosas tan sólo habían sido parcial y provisoriamente usadas como aulas de Enseñanza Secundaria y Preparatoria o diversas facultades universitarias estatales.
Panagiotis Tsakos es accionista único de Tsakos Sudamericana, razón social de armadores con astillero y diques flotantes (ex Regusci & Voulminot y el que le sucedió, traído de Alemania), y, en el Cerro, propietaria del Estadio Olímpico (ex Parque Nelson) y otros inmuebles que, por comodato, utiliza Rampla Juniors Fútbol Club, e inversionista forestal.
El nuevo propietario asumirá la compleja y onerosa restauración del Hotel Nacional para vender/rentar las oficinas resultantes, reservando espacios para fines culturales comunitarios que el grupo preconiza.

Fernando Caputi (11.2.2008)

401 - Tendencias - Notas de Fernando Caputi UNO


Servidores humanos en un mar de burocracia

“El cambio de domicilio fiscal de una SRL (Sociedad de Responsabilidad Limitada) se tramita ante el BPS (Banco de Previsión Social) o DGI (Dirección General Impositiva) indistintamente”, dice el profesional.
Opto por las ofinas del BPS-Plaza Matriz, donde en el subsuelo purgo larga cola para saber que debo iniciar la otra, concurro tras veces porque los números (cantidad limitada) se acabaron, pero me dan nuevo juego de tupidos formularios a llenar en tres vías (“sólo esto que le marco”) en sustitución de los primeros, que eran rigurosamente idénticos (?), y me aclaran que la certificación notarial es innecesaria y puede obviarse presentando un último recibo de pago de Antel, UTE u OSE.
Al cuarto intento llego faltando cinco para las nueve y hago fila en la vereda. Desde la pole position, una chica de Mercedes despedaza las viejas críticas a la centralización capitalina comentando: “Allá en mi pueblo no se dan estas demoras, todo se soluciona al momento”. A los 20 minutos, franqueda la entrada, recibo por fin un número, el 2, y aguardo me llamen por el monitor. Pero hay nueva demora hasta las 10 “por razones gremiales”, lapso dedicado a conversar por el personal, salvo un señor alto, que observa al público detenidamente y en silencio. “¿Será un psicólogo?” me pregunto; “Debe ser supervisor”, discurre la mercedaria, mientras leemos los carteles: 1) Señor gestor o contribuyente: la entrega de números será hasta las 16 horas (en las visitas de ablande habían dicho que antes de las 10). Esto no garantiza que Vd. sea atendido. Los funcionarios se retiran cumplido su horario a las 17 horas; y 2) Señor contribuyente: disculpe las molestias ocasionadas. Nos estamos capacitando para el nuevo sistema tributario.
A mi turno revisan la papelada que exhibo y paso a saber que la certificación notarial es indispensable por no ser yo trabajador autónomo (?). Desconsolado a cuenta pregunto si pierdo el número. “No, señor, si vuelve hoy antes de las cuatro de la tarde, lo atiendo”, dice tras el escritorio la funcionaria que sabe y quiere ser humana. Salgo corriendo para ubicar a la escribana, que, también humana –y van dos– hace su trabajo y me delega adosar el montepío notarial. Retorno volando al BPS, donde (planta baja) expenden tiembres de Profesionales Universitarios pero no los otros (?). Lo compro en una agencia a la vuelta (espera de 15 minutos) y entro cuando entro están cerrando. Pero fiel a su palabra, la funcionaria me reconoce con un gesto, y, fiel a su horario, antes de media hora me atiende y cumple el trámite en los minutos que, hace años –antes del Cambio–, insumía en una primera vez.
Fue cuando, medio maltrecho pero feliz pese a todo por haberme reencontrado con gente solidaria, no sé por qué me sobrevino el recuerdo de un gráfico de Quino que guardé durante años.
En aquellos cuadritos diseñados por el creador de Mafalda aparecía el mostrador de una oficina pública donde, en puestos separados, se recibían formularios para trámites normales y trámites urgentes.
La diferencia era una sola y radicaba en el funcionario que los llevaba al sótano, bajando sin prisa la escalera para depositarlos en gigantesca montaña (trámites normales) o saltando escalones de a cuatro para incrementar otra... de tamaño similar (trámites urgentes).

Fernando Caputi 31.8.07

---

Pelópidas y el tamaño de cada pez

Los años que viví en Sao Paulo sirvieron para comprobar que todo brasileño asume la lógica de que pez grande se come al pez chico, es decir, dar por sentado que país de mayor superficie y población tutela. Lo vi, por supuesto, en la teoría de las fronteras móviles con las que el maquiavélico Golbery da Couto e Silva lavó cerebros de generaciones hasta cranear una invasión al Uruguay.
Pero más novedoso hasta llenarme de estupor fue el caso de Pelópìdas Ferreira, uno entre decenas de mandaderos (contínuos) que en cantidad que exageraba lo necesario alistaba la Agencia Folhas, donde trabajé tras raudo pasaje por el diario Folha de S. Paulo.
Pelópidas, primero entre sus pares en quebrar la barrera de la timidez para presentarse y conversar con este rara avis que procedía de Uruguay sin haber huído por razones políticas, supe después que también había desafiado una imposición del director de la agencia, prohibir diálogos entre periodistas y mandaderos ¡por ser clases sociales diferentes!
Yo también ignoré el absurdo que mal podía aceptar cuando, observado por el directorcito, discutiéramos ácidamente. Pero por doble partida valió la pena.
Ferreirinha, adolescente educado y respetuoso, tenía aguda inquietud por saber de todo y repreguntar hasta entender cabalmente lo que, en un inicio, era engorroso contrapunto entre españogués y portunhol.
Para que captase en directo cómo éramos los uruguayos, le invité a almorzar en casa un sábado, día libre para ambos, con lo cual también mi esposa e hijo pasaron a ser sus amigos.
Al tiempo, Pelópidas diversificaba los mil temas a plantearme como si los programara, y así conoció mis versiones sobre Maracaná, lagrimeando pese a que no era nacido cuando la epopeya futbolística mayor (olvidable para algunos en Uruguay, nunca allá), y en torno a democracia, palabra y concepto que de hecho desconocía por no ser siquiera mencionados en la escuela donde con distinciones estudiaba.
Su afán por educarse internacionalmente no tenía límite. Tampoco su inteligencia, pasando a anticipar mis propias conclusiones, que solía aceptar y compartir, y, a su vez, enseñándome muchas cosas.
De esa puesta al día cotidiana quedaron dos únicos puntos en los que él no consintió ceder terreno alguno para cambiar su granítica opinión.
En efecto, era otro, hasta antipático y agresivo, cuando yo me negaba a compartir sus convicciones de que (1) o Corinthians é a melhor equipe do mundo, y (2) país grande tiene pleno derecho a mandar en país chico.
---
De esto han pasado unos 30 años. Mi joven y consecuente amigo ingresó a un colegio de formación militar y dejé de verlo. Pero no guardo duda alguna en cuanto a que, largamente cuarentón, hoy conserva su irrebatible certeza sobre el doble desacuerdo.
Esta semana, al observar en la TV la reiterada prepotencia for export de otro país grande donde hasta entre ellos se matan entre sí, me acordé de Pelópidas Ferreira y la segunda de sus creencias irreductibles.

Fernando Caputi 31.8.07



PUBLICIDAD

Ojo con lo que “está bien” en la ilógica del poder

Un funcionario que no es guardahilos (por lo sabido, su vínculo laboral subsistió a eventual litigio o
discusión), había afirmado en explícita reiteración que las partidas publicitarias de Antel serán asignadas siguiendo “la lógica” de contemplar únicamente a medios de prensa que opinen y/o informen a favor del organismo y aprueben su gestión. Expresiones de atentatorio flechamiento, tremendamente más asustador que el presunto favoritismo condenado por el partido hoy situacionista cuando –épocas inmediatamente anteriores– mantenía furibunda oposición al “sistema” y, en particular, autoridades de Antel.
Por implícita sintonía, la novedad trajo a colación declaraciones del primer mandatario actual formuladas a fines de junio último, fustigando en consejo de ministros y después públicamente lo que conceptuaba inconveniente del espectro periodístico nacional en una simplista clasificación (lo que “está bien” de un lado, por natural descarte, lo que “no está bien” del otro) de las diversas posturaas editoriales.
Pero volvamos a Antel.
Con clara intención de desvirtuar la especie, un director de la empresa estatal salía al cruce de los dichos de su representante en relaciones externas: fueron hechos a título “personal” y no se corresponden con la realidad, sostuvo, buscando desestimarlos al asegurar que la publicidad en cuestión “seguirá” siendo resuelta, en coordinación con dos agencias privadas que sirven a la institución, con ajuste a neutrales “criterios técnicos”.
De su experiencia profesional al frente de una publicación mensual (Periódico Ciudad Vieja), puede extraer el suscrito observaciones llamativas como las siguientes:
1) una de las dos agencias citadas se especializaba en, tomando iniciativa, reservar espacios a ocupar, según pautas y decisiones “plenamente confirmados”, con piezas publicitarias que, llegado el momento de su entrega, no aparecían ni se explicaba por qué era incumplido el compromiso asumido;
2) distorsionando por igual el cierre de la(s) respectiva(s) edición(s) del mensuario, si por contada excepción el original era efectivamente cursado, ello sucedía horas o días después de lo combinado, y el pago de la factura (por valor a veces regateado desde Antel y no por la agencia) se hacía efectivo algún día, antojadizamente lejano en el tiempo. Y la reiteración de tan indebido proceder –por lo menos, poco serio– llevó a interrumpir, desde el periódico, todo contacto de ese orden.
3) Una vez, en diálogo telefónico, el secretario de una directa dependencia municipal archiconocida como sistemática anunciante en medios políticamente afines a la coalición gubernamental, sorprendió primero al consultar precio para aviso de una página; segundo, cuando supo el valor (normal en plaza) dijo que cuadriplicaba lo imaginado; tercero, concedida como inusual excepción una rebaja del 75% que no esperaba, se desentendiera del anuncio y de golpe cambiara de libreto alegando que la publicación de improviso ya no se ajustaba a “los términos” y “el estilo” que pretendía el potencial avisador...
¿Cuál, en tiempos de cambio, la postura que habrá de prevalecer en la concesión de publicidad oficial a pagar con dineros no del Frente Amplio sino del pueblo?, ¿la uruguaya de ponderada ecuanimidad que la dictadura dolorosamente dejara en suspenso?, ¿una a semejanza de países caribeños muy afines u otra, intermedia? ¿La antojadiza adoptada por aquella agencia privada a servicio de Antel?
En tanto parecería ser que Michel Visillac, su indiscreto asesor en cuestión, según una versión oficiosa será cambiado de área y, en el futuro, deberá quedarse en el molde, no más actuar como portavoz.
Como, total, la duda sobre si lo suyo fue un infundio o una verdad que no había que reconocer, mucho más de lo que está en juego y, por encima de la elocuencia de tan oscuros antecedentes, indicios y presagios, habrá que supeditarse a lo que, de aquí en adelante, prueben los hechos.

Fernando Caputi (17.10.07)

SOBRE LOS PEREZ DE LA GUIA

La psicología social, ¿induce al desvarío?

La audiencia de Radio Sarandí reaccionó con vehemencia pocas veces vista ante la sorprendente tesis de un psicólogo social de cuyo nombre –al igual que aquel lugar de la Mancha– no quiero acordarme.
Dijo el invitado a usar el micrófono que los uruguayos “mentimos” cuando hacemos alusión a nuestro origen europeo, no somos europeos y no nos parecemos a Europa; por el contrario, “no queremos reconocer” raíces afro (ni el candombe) e indígena, por lo cual somos, ante todo, latinoamericanos, especialmente afines con Brasil y Argentina pero con rasgos étnicos comunes por entero a los otros pueblos de Sud América.
Revisionista a la ligera –moda falluta cuyos adherentes terminan extraviados a espaldas de la historia que pretenden cambiar–, por alguna razón extraña este individuo negó lo innegable e invirtió, como si nada, porcentajes veraces y abrumadores.
Desde el primer libro de Ildefonso Pereda Valdez sobre población afro del territorio nacional a los del irrebatible Lauro Ayestarán, que situó en términos exactos el aporte de la raza negra al país y su folclore, variedad de investigadores en serio vienen redondeando y dando ajuste a una historia de, afortunadamente, contadísimos desvíos de intolerancia y desintegración hacia las minorías, esos de los que abusan en incurrir los dos países por el psicólogo social sindicados como afines.
Como excepciones que confirman la regla general de una república modelo en la ética de convivencia, apenas si recuerdo el humor guarango del que decía no gustar de la discriminación ni de los negros, y siempre detesté como abominables ciertos prejuicios de unos pocos uruguayo (incluso, morenos presa de complejos) en relación al color de epidermis.
Aleatoriamente, ser criollo ha pasado a significar sinónimo de idiosincracia más que corriente racial de cuna rural o indígena, infinitamente menos influyente que la sangre europea en el todo resultante del democrático sistema de cruzas.
Pero negar la rigurosa verdad de que nuestros padres, abuelos y/o bisabuelos en mayoría tuvieron que cruzar el Atlántico para llegar a estas playas es tan descabellado como sugerir que Sud o Latinoamérica son, en cuanto al tipo humano, un dechado de homogeneidad.
El psicólogo social llevado a la emisora, ¿ha viajado por el continente alguna vez?, ¿cree que el presidente Vázquez desciende de indios porque su nombre de pila es Tabaré y le encuentra semblante parecido al del mandatario de Bolivia Evo Morales?
Una cartilla de la dependencia ministerial que organiza los Días del Patrimonio señala, con referencia a la reciente edición 2007 Culturas uruguayas, Martha Gularte-Rosa Luna: “Seguramente ni Ayestarán ni Pereda Valdés ni Vicente Rossi ni Pedro Figari pudieron imaginar que en los primeros años del siglo XXI las tradiciones afrouruguayas, representadas especialmente por el candombe (música y danza), hubieran alcanzado los niveles de popularidad y aceptación que tienen en la mayor parte de la ciudadanía uruguaya, que obviamente sigue siendo de origen europeo” (subrayado por mi cuenta).
No da para más que, como posdata, excusarme y confesar: nunca entendí bien qué significa ese diploma de psicólogo social. ¿Es que, acaso, por ventura o desventura, los otros psicólogos de profesión están discriminados y no son sociales?

Fernando Caputi (Miércoles 17.10.07)

PLANCHAS

Nuevos políticos colorados calzan championes

Bastante chata –como planchada– por reiterativa, la información política nacional sale de su rutina con la incorporación, justamente, del Movimiento Plancha al Partido Colorado.
El ministro con cuyo apodo fueran bautizadas las tiras de asado sin carne fue el primero en reaccionar. Por supuesto, en los términos de populismo campechano que le reditúa votos para una postulación presidencial que, por ahora, el Pepe minusvalida.
Lo cierto es que José Mujica exteriorizó su sorpresa de que los planchas ingresaran afanosos a tiendas no de championes caros por su grifa sino, en acto de “renovación”, a las de un partido tradicional ceremonioso que nunca fue colcha de retazos pero se le veía alicaído, vetusto, perdedor.
Con otro estilo de franqueza, el ex presidente Jorge Batlle también se mostró asombrado y razonó que, si los planchas persisten en delinquir como –según él– lo habrían admitido, no tienen lugar en partido alguno dentro de nuestro régimen democrático.
Pero al opinar para medios audiovisuales, ciudadanos del suburbio identificados, a ojo y por su pinta, com a filosofia do ferro (plancha en portugués) negaron que se piense expropiar fino calzado tenis u otras prendas que hagan a su look. Uno de ellos aclaró, y esto es tranquilizador, que no existe afinidad ni conexión alguna con gavillas de odio sistemático a cuyos integrantes absolutamente nada les gusta ni les viene bien fuera de salir a la calle y romperlo todo.
La alternancia en la política del promitente electorado plancha es un derecho que sus militantes (¿cuántos son?) en rigor están habilitados a ejercer como cualesquier ciudadano aunque prevalezca la impresión de que se trata de bichos raros, algo así como desprestigiado subproducto hippie o punk nativo.
Para juzgar en serio al planchismo resta considerar los límites que bajo la criba estatutaria eventualmente les imponga la colectividad que tuvo un sobretodo, y no championes, como emblema y por más de un siglo cosechara mayorías electorales. Por ahora, el Peluca José Valdez, portavoz del nuevo sector, ha dicho que anhela ser diputado ganar más y destinar el plus a una sede social que recupere a sus pares, consumidores de la onerosa pasta base, trocando esa drogadicción por el ejercicio de algún deporte.
También falta saber si este movimiento adopta la acepción de la Real Academia Española que fig. y fam. define el vocablo plancha como “desacierto o error por el cual la persona que lo comete queda en situación desairada o ridícula”, posición que podría presumirse a juzgar por la estupefacción de autoridades partidarias que, entre desconfiantes y pretendidamente felices, los recibieron (martes 16 y miércoles 17), forzados a aceptar la versión cumbia del histórico himno que asegura, del Partido Colorado, que “victorioso ha de llegar”.
En un país con personajes públicos capaces hasta de fumar bajo el agua, se aprecia a los extravagantes personajes a priori proclives a involucrarse “porque ésta es una buena movida”. Por consiguiente, no piensan hacer la plancha y exonerarse de lo formal, pretendiendo, como todo aspirante a actor político, modelar el Uruguay del futuro o vaya uno a saber qué.

Fernando Caputi (17.10.07)
---

GASTOS DE CONDOMINIO

Récord: pagar con recargo a la fecha de vencimiento

La administración del edificio de 25 pisos en uno de cuyos 150 apartamentos resido acaba de embutir un 20% de recargo en los gastos comunes del mes, innovación rayana en lo demencial pues tiende a dar por sentado que nadie abonará por ese concepto en fecha (octubre 21).
Para no correr el riesgo legal punible de sobrepasar la tasa máxima de interés (en torno del 60% anual) que el Banco República establece y difunde, la exorbitancia que se pretende cobrar está incluída en el “importe total” disfrazada de “bonificación”.
En lo individual, correspondiéndome abonar $ 1.607, previo al vencimiento facturan $ 2.008,75. Pero ¿si no me atraso y pago en fecha? “¡Ah!”, responde Claudia, funcionaria de la administradora, a mi consulta telefónica, “en ese caso, Abitab aplica la bonificación y usted abona sólo $ 1.607”. Contrargumento: es poco probable que eso suceda, porque si bien en lugar poco legible de la papeleta consta “20% bonificación abonando en fecha”, a ciencia cierta nadie podrá deducir si el recargo ya fue hecho o no. Entonces Claudia anuncia que consultará y me llama, pero de eso han pasado tres días y no pasa nada, salvo que el edificio fue bombardeado con volantes en cuyo texto la ya famosa oficina reitera el procedimiento a seguir para no pagar el recargo, equivalente a decir que todos son culpables hasta que se pruebe lo contrario o imaginar una escuela en la que el alumnado cumple penitencia a rigor hasta que la maestra aclare quiénes se portaron bien.
En varios locales de Abitab confirman la existencia de inevitable confusión (en mi formulario, al menos, el código de barras marca una suma sin el 20%) y coinciden en que, para todo débito, el importe a pagar al caducar un plazo estipulado no puede llevar incorporados de antemano multas, mora, recargos y/u otras malas yerbas. Invocando “sentido común”, una de las agencias afirma que, llegado el momento, lisa y llanamente me cobraría $ 2.008,75, mientras en las otras dudan.
Un experto de plaza y ex presidente del directorio de banco estatal asegura que el procedimiento correcto es el seguido por –ejemplos– UTE o Antel, que acreditan los recargos por pago fuera de fecha, si los hay, recién en factura posterior.
Condómino alborotado despotrica en el hall de recepción, área común, que “esto es un abuso, yo no pago más”; otro confía haber iniciado ”una campaña de terrorismo verbal”, denominación que asigna al operativo de instar a una resistencia por supuesto no violenta de todos sus pares.
Armado el berrodo, vean que, si en hipótesis, la totalidad de propietarios o inquilinos admitiera de buena fe pagar ese 20% extra de mala fe, el abuso equivaldría a cinco inexistentes pisos más, es decir, recaudar de 180 contribuyentes y no 150.
Cuando le cuento a mi amigo contador y ex presidente de la Asociación de Afectados por Intereses de Usura en el Uruguay (Afindu), corrobora los términos de un asesoramiento suyo anterior: todo el país es víctima de un vacío legal, pues los gastos comunes no fueron considerados al elaborarse la ley que está vigente. Pero el texto sustitutivo a estudio del Parlamento prohíbe lisa y llanamente los productos bonificables, figura siniestra de la que en forma indebida se han servido todas las tarjetas de crédito y, siguiendo el mal ejemplo, cantidad de administradoras inmobiliarias.
No le pregunto al especialista si servirá escribir Cartas al Presidente porque, a mi edad, con certeza Unicef no me va a amparar, pero sobre si vale la pena recurrir con una denuncia al Area Defensa del Consumidor del Ministerio de Economía y Finanzas, reflexiona: “No hay peor gestión que la que no se intenta hacer”.
Una historia parecida me tocó vivir tiempo atrás. En ese caso, el administrador del edificio donde alquilaba un escritorio, impuesto de mis firmes razones contra la turbia bonificación (que con mayor pudor él intentaba aplicar sólo sobre adeudos de meses anteriores), terminó admitiendo tácitamente que se pretendía facturar de los buenos pagadores por condóminos que nunca pagan, y me dió la opción de pagar gastos comunes sin recargo en determinada cuenta bancaria no con el recibo tipo sino mediante simple depósito, extendiéndome el plazo hasta el último día hábil de cada mes, que era, adujo, cuando cerraba sus cuentas.
Fue cuando en una campañita de prensa difundí pormenores de esta fatídica bonificación que no es tal, recomendando a la población buscar asistencia en entidades defensoras del consumo para desestabilizar errores o deliberados propósitos de usura, sugestión que –después pude saber– muchos siguieron con provecho.

Fernando Caputi (10.10.07)
---

Uruguay editó su historia de la fotografía

El 10 de octubre en curso fue lanzado y puesto a la venta el libro de Juan Antonio Varese “Historia de la fotografía en el Uruguay”, obra de referencia que relaciona a fotógrafos conceptuados como más representativos de los actuantes en Montevideo, mientras los del Interior irán en tomo futuro.
A juicio de Andrés Linardi, la obra permite que el país, teniendo al fin su texto de historia fotográfica, deje de ser excepción en Sud América, añadiendo el prestigioso librero-coleccionista que si alguien podía llenar ese vacío era, justamente, Varese.
El libro señala que, “desde el lejano daguerrotipo (1840) hasta la época actual, la fotografía testimonió los más diversos avatares de nuestra sociedad”, mencionando guerras civiles y otros hechos históricos fundamentales pero, también, bautismos, casamientos y clásicas fotos “de estudio”, que registraron en forma indeleble la memoria de la ciudad y sus habitantes.
En una muy exhaustiva investigación de años, Varese entrevistó en primer lugar a fotógrafos que seleccionó como protagonistas o familiares, amigos y colegas de tales personajes, y consultó a estudiosos y coleccionistas de material fotográfico –como lo es él– tanto de Uruguay como de los ámbitos rioplatense y latinoamericano, considerando que “la evolución se dio en forma correlativa en la región”.
En segundo lugar, recurrió a “la prensa de época, guías comerciales y telefónicas, almanaques y listas publicadas por historiadores o coleccionistas tanto en internet como en forma privada, y las fotografías y documentos emergentes de mi propio archivo”.
De esta edición de Banda Oriental, cada ejemplar está siendo comercializado a $ 400.
Entre los libros ya publicados por Varese figuran: De naufragios y leyendas en las costas de Rocha; Memorias del tamboril (en coautoría con Tomás Olivera); Viaje al antiguo Montevideo (con Carlos Menck Freire); Memorias de José María Silva, el fotógrafo de Gardel; Memorias de Aguas Dulces, Valizas y Cabo Polonio (con H. Ochoa); Gastronomía de las costas de Rocha; Costas de Rocha (con fotos de Arturo Ballester Molina).

Fernando Caputi (11.10.07)

400 - Retinas - Volver-RB

¡Volver!, entre depres y destiempos, más algún contratiempo, perdí la brújula de mi amado bussblogger, pero una decisión formal - ver "Sin promesas" - y una concurrida fiesta de mi cumple 59 posibilitó este reencuentro, que hacemos efectivo con impuntualidad nacional y esmerada satisfacción.
Primero corresponde rendir tributo al siempre incondicional amigo Fernando Caputi, cuyas interesantes notas - que no dejó de enviar - ya son izadas de inmediato.
segundo, reproducimos un imperdible de Chomski.
Tercero, un amistoso recordatorio de mi cumple, después irá alguna fotito.
Cuarto, alguna cosita másVolvimos.
seguiremos.
Pura vida!!!!!!!
Dignidad y emoción por siempre...
RB