viernes, 27 de julio de 2007

Ponencia - Gramsci y la sociología del conocimiento 1 - Salvador Orlando Alfaro

Un análisis de la concepción del mundo de las clases subalternas

Salvador Orlando Alfaro


1. Introducción

Podría parecer paradójico a primera vista ir a la búsqueda de la estructura básica de la sociología marxista en los escritos anti-sociológicos de Antonio Gramsci. Sin embargo, los comentaristas y analistas de su obra han puntualizado que su rechazo a la sociología positivista no significa un rechazo a la posibilidad de la existencia de la reflexión sociológica dentro de la tradición marxista.

Lo que Gramsci critica es la función abstracta, conservadora e ideológica del positivismo; por lo tanto, la sociología, al mismo tiempo que tiene que renunciar a sus ambiciones de elaborar un sistema absoluto de leyes sociales, puede contribuir a la comprensión de los orígenes, condiciones e importancia de los sistemas socio-culturales. Cada sociedad posee su propio sistema de racionalidad. La sociología está llamada a descubrirlo, ideologizarlo y sustituirlo por un sistema de racionalidad que beneficie a la totalidad de la sociedad civil. Precisamente en esto consiste la relevancia actual del pensamiento de Gramsci en un período caracterizado por el abandono a la utilización de la teoría crítica del capitalismo y por una gradual adhesión a las diferentes ?post-preocupaciones: post-idustrialismo, post-modernismo, post-colonialismo? (Wallerstein 2000). .

La presente discusión no intenta presentar un análisis exhaustivo del desarrollo de la sociología del conocimiento y exponer su relación con la epistemología marxista. Sin embargo, debido a que los análisis teóricos de Gramsci son aquellos que tradicionalmente se discuten en la sociología del conocimiento, la discusión se centrará en algunos problemas teóricos que han emergido en el proceso de su desarrollo, tal es la relación entre la filosofía y la sociología, la teoría y la ideología y el problema de la objetividad. Al mismo tiempo, se abordarán algunos aspectos de la realidad social marginalmente discutidos por la sociología positivista y que, por el contrario, se constituyen en elementos centrales en el pensamiento y en la reflexión sociológica de Gramsci: la concepción del mundo de las clases subalternas.

2. Historicismo y la Sociología del Conocimiento

El aspecto básico de la sociología del conocimiento, como lo han indicado Berger y Luckmann, es que la realidad social es construida, mantenida y distribuida socialmente en procesos ?objetivos? permanentes; lo cual constituye el objetivo de la investigación empírica de la ciencia social. Sin embargo, la relación entre la sociología del conocimiento y la filosofía no ha sido uniformemente comprendido. Para Berger y Luckmann (1966), la filosofía se plantea interrogantes con respecto al estatus último de la ?realidad?, la sociología por el contrario, al investigar las variaciones en los tipos de conocimiento está obligada a atribuirlo a la diferenciación estructural de las sociedades.

En la misma perspectiva Gurvitch (1972) argumenta que la sociología del conocimiento nunca plantea el problema de la validez de las ideas, sino que intenta solamente establecer los efectos de su ?presencia?, su ?combinación? y sus ?funciones? efectivas. La filosofía, por otro lado, se preocupa por la justificación de la validez de las ideas. La sociología del conocimiento, Gurvitch continúa, está limitada a la tarea de establecer las ?correlaciones funcionales?, las ?tendencias regulares?y ?la integración directa de las ideas en los esquemas sociales?. En contraste, Mannheim (1952) tiende a identificar ?conocimiento? con ?ideología?. Desde su punto de vista, la estructura social es el factor determinante que explica no solamente la diversidad sino también el contenido del pensamiento humano; consecuentemente, cada tipo de pensamiento es por naturaleza ideológico.

Dicha identificación de conocimiento con ideología ha dado origen a cierto desencanto con la sociología del conocimiento en las décadas pasadas (Gurvitch 1972: 7-8). Como un intento de rescatar la sociología del conocimiento del impasse teórico producido por la identificación que Mannheim hace de conocimiento con ideología, Gurvitch ha insistido en la naturaleza empírica de la disciplina, cuyo objeto debe ser el análisis de los tipos de conocimiento: conocimiento perceptivo del mundo externo, conocimiento del Otro, conocimiento político, conocimiento técnico y conocimiento del sentido común. De igual manera, Stark (1958: 46-172) ha proporcionado una importante distinción entre la sociología del conocimiento y la teoría del conocimiento (crítica ideológica) y la cual tiene una elaboración mas detallada en los trabajos de Gabel.

Al respecto, Gabel (1979: 127-145) rechaza la creencia comunmente aceptada que Ideología y Utopía de Mannheim representa un texto de sociología del conocimiento y sostiene que es sobre todo un ejercicio de ?crítica ideológica?. La sociología del conocimiento sistemáticamente analiza los ?tipos? de conocimiento e intenta establecer su origen social, no su determinación social. Al hablar del origen social del conocimiento es simplemente hacer referencia a una observación empírica; en contraste, la determinación social del conocimiento implica adoptar una postura crítica con respecto a éste. Específicamente, el origen social del conocimiento enfatiza la relación entre el conocimiento y la totalidad de la estructura social ? la que se presume homogénea ? sin ninguna consideración de la estructura de clases o del conflicto social; la determinación social del conocimiento hace énfasis en la relación del conocimiento con la estructura de clase, de modo que, en última instancia desacredita sus pretensiones ideológicas y relativiza la validez de su naturaleza científica y de su objetividad.

A pesar que Gramsci nunca no se definió como sociológo, sus preocupaciones lo llevaron a tomar posición con respecto a los problemas más tradicionales de la sociología del conocimiento, en particular el problema de la génesis del Weltanschauungen o la construcción intelectual de la realidad y su difusión en las clases sociales. Gramsci no elaboró una teoría sistemática del conocimiento; sin embargo, formuló algunos, y muy útiles, criterios hermenéuticos en torno al análisis socio-histórico.

Indudablemente, el enfoque que Gramsci utiliza para el estudio del conocimiento muestra profundas similitudes con los escritos del joven Marx, especialmente con La Ideología Alemana. En Gramsci lo mismo que en Marx, los hombres [y las mujeres] son los forjadores de la historia, no son espectadores de la historia, sujetos ciegos en relación al desarrollo de la tecnología, impotentes ante la presencia de las ideologías dominantes, desarmados ante el poder de las élites y los grandes teóricos de los sistemas burgueses. Por el contrario, la historia es la actividad conciente de los seres humanos en la consecución de sus objetivos. La Historia es, así, un acto político. En tal sentido, Gramsci está de acuerdo con la identificación ideología-conocimiento propuesta por Mannheim, pero la ha llevado hasta sus límites al incluir el conocimiento científico. Gramsci rechaza cualquier intento de separar artificialmente el problema de la determinación social del conocimiento con el problema de su origen social, como en las formulaciones de Stark y Gabel; al mismo tiempo, afirma, en contraposición a Gurvitch y Scheler, la primacía del ?conocimiento político? sobre cualquier otro tipo de conocimiento, incluyendo el conocimiento científico.

Gramsci ha ideologizado a la misma sociología y ha intentado elaborar una sociología del conocimiento humanista e historicista, en la cual existe una subordinación completa de la totalidad de los fenómenos sociales a la conciencia crítica? de las masas. El conocimiento no es universal, y no puede ser absoluto en la medida que las estructuras sociales se encuentren estratificadas. Gramsci parece proponer que la unificación estructural de la sociedad es la precondición para la desideologización, despolitización y desalienación del pensamiento.

Gramsci acepta el principio enunciado por Marx y Engels de la determinación social del conocimiento, la afirmación que las ideas no tienen una existencia independiente, sino que siempre se concretizan en condiciones socio-económicas específicas y concretas, y que las ideas dominantes de un período histórico dado son siempre las ideas de las clases dirigentes. Pero puede un determinado tipo de conocimiento asegurar su objetividad? La respuesta de Marx es que siendo el conocimiento una función de los interses de clase, no existe la necesidad de demistificarlo o desalienarlo en una sociedad que ha alcanzado la condición de ser una sociedad sin clases.

En otras palabras, la determinación social del conocimiento no es un obstáculo para el logro de la objetividad. Dicha posición ha sido criticada y rechazada por Mannheim, para el que todo conocimiento es parcial, relativo e ideológico por naturaleza. Si para Marx el factor social que condiciona el conocimiento puede determinar la deformación de la realidad solamente en condiciones históricas donde las clases proletarias no han logrado la hegemonía política (el proletariado es el portador de la objetividad!), para Mannheim éste debe deformarla cualquiera que sean las condiciones. La tesis de Mannheim es mucho más radical que la de Marx en la medida que extiende el principio de la relatividad del conocimiento afectando al mismo marxismo. Gramsci trasciende a Marx y Mannheim.

Como se ha indicado, Marx ha dejado de discutir en el problema de la determinación social del conocimiento y la consecuente deformación del pensamiento en las sociedades en las cuales el proletariado se ha convertido en hegemónico (Schaft 1973). En el caso de Mannheim, la ideologización del pensamiento no es total. Las ciencias naturales están exentas de las limitaciones de la determinación existencial. Para Gramsci, todo pensamiento es ideológico, incluyendo a la ciencia. ?Sin el hombre, puede existir la realidad? Todas las ciencias están ligadas a las necesidades humanas y a la actividad del hombre? (Gramsci 1966: 55). La realidad, de hecho, está siempre percibida y clasificada de acuerdo a las necesidades humanas.

Si la realidad como la concemos y si nuestro conocimiento cambia continuamente ?si,esto es así, ninguna filosofía es definitiva sino todas están históricamente determinadas? es difícil imaginar que la realidad cambie objetivamente con cambios en nosotros mismos. . . . ¿Qué son los fenómenos? Son algo objetivo, existen en y para ellos, o son cualidades que el hombre ha aislado como consecuencia de sus intereses prácticos (la construcción de su vida económica) y de sus intereses científicos (la necesidad de descubrir un orden en el mundo y describir y clasificar las cosas, como una necesidad que en si misma está conectada y mediada por intereses prácticos futuros)? El conocimiento es una superestructura (o una filosofía no definitiva). (Gramsci 1971: 368).

Si la ciencia no es un criterio para el conocimiento objetivo, existe algún otro criterio para respaldar la validez del pensamiento sin caer en un escepticismo o relativismo absoluto? Para Marx, en la sociedad sin clases el conocimiento será reunificado y la objetividad podrá lograrse; para Mannheim, un enfoque perspectivista (una pluralidad de perspectivas) puede llevarnos a la objetividad del pensamiento. Para Gramsci, la objetividad representa un consenso inter-subjetivo entre los seres humanos; es decir, la objetividad es historiorizada y humanizada:

Objetivo siempre significa ?humanamente objetivo? lo cual puede sostenerse que corresponda exactamente a lo ?históricamente subjetivo?: en otras palabras, objetivo podría significar lo ?universal subjetivo?. El hombre conoce objetivamente en tanto el conocimiento es real para toda la raza humana históricamente unificada en un sistema cultural único? (Gramsci 1971: 445).

Así, Marx, Mannheim y Gramsci están de acuerdo con la necesidad de identificar el conocimiento con la ideología. Lo que los separa, en mi opinión, es la noción de ideología. Para Marx la ideología denota un conjunto de ideas que reflejan la existencia social en una forma deformada, ilusoria y mistificada. En tanto Gramsci le asigna un valor y una connotación positiva. La ideología es una teoría que se encuentra en relación directa con la praxis humana; de hecho, es a nivel de la ideología que los seres humanos se vuelven concientes del conflicto social. Consecuentemente, las ideologías tienen un valor histórico; representan una herramienta para la comprensión de los procesos socio-históricos y una guía práctica para la realización de un determinado programa político. En este último sentido, las ideologías tienen también un valor psicológico; en efecto, ellas son capaces de organizar a las masas.

El análisis de las ideologías se convierte para Gramsci en la base para la elaboración de una teoría marxista del conocimiento. En tal sentido, las ideologías tienen en última instancia un valor gnoseológico, siendo la determinación de su valor histórico y psicológico el criterio para el establecimiento del pensamiento objetivo.

La metodología de la sociología burguesa (positivista) intenta describir, clasificar e interpretar los procesos socio-históricos de acuerdo a los criterios de validez utilizados en las ciencias naturales. La aparente validez de dicha metodología presupone y es el resultado de la ausencia en las masas de una conciencia crítica y de su pasividad política. Además, para esta corriente la conciencia crítica es un obstáculo, mientras que la pasividad política es una condición favorable, para el avance del conocimiento científico. En contraste para Gramsci, la conciencia crítica y la voluntad humana organizada son los únicos elementos superestructurales capaces de impedir el desarrollo ?objetivo? de la ciencia y la tecnología.

Así, Gramsci en oposición al positivismo burgués y al marxismo ?científico?, minimiza hasta el punto de negar la dimensión objetiva de los procesos naturales y sociales; por el contrario, se enfoca en la dimensión subjetiva de dichos procesos. El factor subjetivo es de crucial importancia para la comprensión de los procesos históricos, así como también para la explicación de los procesos cognitivos. Pero cómo puede entenderse el papel que juega el factor subjetivo en el proceso cognitivo? Ciertamente no en el sentido weberiano de la contribución individual en el proceso de conocimiento. Para Gramsci, la acción colectiva de las clases subalternas es la base, y el criterio más importante, para la comprensión de la historia.

La sociología marxista del conocimiento es, entonces, una forma de conciencia crítica, una forma de pensamiento ideológico. Esto implica que la validez de la investigación sociológica no reside en su función científica sino en su función ideológica; es decir, en su capacidad de organizar las experiencias de las masas. En la medida que los sociólogos faciliten el proceso de organización de dichas experiencias de una manera intelectual, su trabajo puede considerarse legítimo en el marco de una teoría crítica (marxista) de la sociedad. Su función se convierte de una a-crítica, a-política, a-filosófica y supersticiosa ?concepción de los mundos? que prevalece entre las clases subalternas, como lo son el ?sentido común?, el ?folklore? y la ?religión? a una concepción del mundo, históricamente más integral y universal, la cual es la ?filosofía de la praxis?.

La filosofía de la praxis no tiende a dejar al ?sujeto? en su filosofía primitiva del sentido común , sino que los lleva a una concepción más alta de la vida. . . La conciencia de ser una parte particular de la fuerza hegemónica (esto es decir, la conciencia política) es la primera etapa hacia una futura auto-conciencia progresista en la que la teoría y la práctica serán finalmente una. . . la auto-conciencia crítica significa, histórica y políticamente, la creación de una élite deintelectuales? (Gramsci 1971: 332-334).

En esta perspectiva, el conflicto de clase se convierte para Gramsci en el conflicto visible de otro tipo de conflicto más profundo, el de la confrontación entre las construcciones intelectuales de la realidad (Weltanschauungen). El proceso cognitivo se convierte así en una parte integral de los conflictos sociales y no puede ser analizado independientemente de su realidad.

En conclusión, la característica distintiva del enfoque marxista de Gramsci con relación a la teoría del conocimiento podría resumirse en los siguientes puntos:

?El historicismo es el componente esencial del marxismo, consecuentemente los problemas del historicismo son centrales en el desarrollo de la teoría del conocimiento.
?El historicismo es una perspectiva revolucionaria en la medida que sus funciones prácticas estén orientadas a la modificación de la existencia social y de las estructuras sociales existentes.
?El marxismo es la ?concepción del mundo? más integral, una fuerza histórica del desarrollo y del cambio. Al ofrecer a las masas una nueva visión del mundo, determina como lo hace cualquier movimiento religioso, cambios profundos en su forma de pensar y en su conducta.

?El desarrollo de las clases subalternas y su movimiento ascendente hacia una hegemonía cultural, ideológica y política es el criterio fundamental para el análisis de todos los fenómenos históricos, sociales y culturales.
?La dominación de una clase sobre la otra siempre es la dominación de una determinada Weltanschauung sobre otra; en consecuencia cualquier movimiento revolucionario, si intenta ser fructífero, tiene que ser precedido por una profunda reforma intelectual y moral, por una transformación radical de la conciencia. (La hegemonía es una reforma de la conciencia, señala Gramsci).
?La realización de la hegemonía política es el resultado de una relación dialéctica entre los intelectuales y las masas. El establecimiento de dicha relación trae consigo una transformación necesaria de las clases subalternas, así como una transformación radical del papel del intelectual, en la sociedad.
?El desarrollo político de las clases subalternas, en última instancia, es siempre una forma de desarrollo cultural. Es decir, la actividad política tiene como objetivo la creación de nuevas formas culturales.
?La unificación cultural e ideológica de una sociedad es finalmente el resultado de su unificación estructural.

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