miércoles, 11 de julio de 2007

Retinas - Celular, globalización pervertida - Por Robert Bauttellard

Para una crítica analítica del teléfono célular
La globalización, absurdo y prescindible elemento de la actual mundialización, cuenta entre sus componentes a la universalización del uso del teléfono móvil o celular.
Considero que ese adminículo constituye una prolongación fálica - peniana - del intento de poder que involucra toda psiquis pretendidamente individual, con las características de inmediatez y verticalidad, negando la mediatez social, cuya forma positiva implica una prolongación solidaria de la relación humana, y la horizontalidad. Esta última supone, también en su signo positivo, una integración estructural de lo social.


Por otro lado, no menor, en una sociedad abarcativamente matriarcal - uterina, ovárica - la irrupción del celular supone una imposición del macho y el machismo, en búsqueda de su imposible patriarcalismo, desmerecido por el continuo de adopciones de "los otros sexos" - homosexualismo mundializado convertido en "dominio gay" y su correlativo poder, en el sentido globalizante -.

El machismo como perversión encuentra allí una salida que hace muchas décadas no hallaba, invadido por el matriarcado explosivo que significó la aparición de la fémina en todos los papeles, reservando el de madre, mientras el hombre pierde los suyos como único hacedor de placer - ante el otro dualismo, el amor liso de lesbos - y componente insoslayable del acto reproductivo - el desmerecimiento del coito ante el frasco de semen en la heladera y la probeta (¡oh la inseminación artificial!) -.

De ese modo, el celular, que pudo ser fuente de nuevos misterios ("¿cómo sabías que estaba aquí?"), se convierte también en sustituto destructivo, sublimación que lleva la energía - placer + reproducción - hacia un alter físicamente inexistente e imposible - en definitiva, también negado -, y neutraliza la presencia del otro.

Casi una perpetua presencia divina, sin la atadura de la línea - el teléfono que idiotamente pasa a llamarse "común", cuando es "el teléfono" que identifica "al otro en su lugar" ., el "celu" es un pésimo universalizador, sin paciencia ni continuidad, que intenta convertir al ahora - ya - en unidad de tiempo y a anular el espacio oara crear un mundo fragmentado en usos y no en lugares, y por tanto, no universal.

Desde el mundo real, lidiar con esa omnipotencia - y omnipresencia sin sapiencia, sólo exigencia - parece imposible, tanto el mute como el off se alejan...

Pero es posible tanto pensar un mundo sin celus como un mundo con su confinamiento en el estricto uso de la urgencia y el mensaje austero, equilibrado y completo, prolongación del habla y la escritura y no su pervertida deformación.

Es posible confiar en el mantenimiento societario y personal de la mediatez - y/o de la inmediatez profunda - y la horizontalidad, que construyen la solidaria sublimación de la energía subyacente o su eclosión maravillosa en la diversidad humana.

Traducción del francés de SB

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