lunes, 23 de junio de 2008

439 - Alkimia - El tiempo denso según Owl Bierce Dunfer - Jesús Ferrero

* una aventura en varios capítulos,
me estressa, quiero terminar la
lectura, verificar anticipaciones de
flagrante ingenuidad, casi me siento un
niño mirando el mar, o, mejor,
el desierto, red.

Aquella tarde a Owl Bierce Dunfer le extrañó verlo todo más brillante y denso, y se creyó perdido en el espesor de un tiempo que le excedía.
El reloj de pared, el de bolsillo, el despertador, el pequeño reloj de cuco que le había regalado Hildegaard, el reloj de pulsera que llevaba siempre consigo, la mesa, la estatua de Minerva, el cuervo disecado que le había regalado su ya difunta hermana Berta el día de su cumpleaños, el libro de conjuros de Lumzamaru Sancrefaz, el diente de oro de mamá, el cuaderno de poemas de Chambers… todo le parecía más luminoso y sólido.
Salió a la calle con el deseo de seguir experimentando tan extraña consistencia en el tacto, en el oído, en la mirada… El cielo era de guata gris y ceniza. Torció por una calleja oscura, atravesó el puente de piedra y no tardó en verse ante el cementerio.
Decidió entrar. Iba recorriendo la avenida central cuando, al girarse hacia la izquierda, descubrió una tumba con su nombre y prefirió no mirar la fecha de la muerte. De pronto, sintió una sed de una intensidad desconocida, como si su lengua fuese de cal, y se alejó corriendo de allí. A la puerta del cementerio se cruzó con un sepulturero que llevaba una cantimplora. Owl Bierce Dunfer atenazó su mano y, sintiendo los labios tan resecos como un viajero que acabase de cruzar un páramo de sal, dijo con voz frágil:
-¿Podría darme algo de beber?
El enterrador emitió una especie de gruñido y se precipitó hacia la salida del camposanto. Owl Bierce Dunfer decidió seguirlo y no tardó en sorprenderse a sí mismo en medio del inmenso bulevar de Carcosa, donde las filas de cipreses parecían sucederse hasta más allá del atardecer. Un doble arco iris de naturaleza casi prodigiosa dominaba ahora el cielo de un gris más reflectante.
Owl vio a una mujer vestida de negro que se hallaba detenida junto a uno de los árboles del bulevar y caminó hacia ella. Ya la tenía delante cuando murmuró con precipitación:
-No lo tome a mal, señora, la pregunta que voy a hacerle me hace temblar y la guía la desesperación: ¿Qué le dice mi rostro? Dígamelo sin miedo. Estoy preparado para lo peor.
La mujer se giró hacia él y…
¿QUÉ PUEDE OCURRIRLE AHORA A OWL BIERCE DUNFER? ¿QUÉ HA VISTO EL ENTERRADOR? ¿QUÉ ESTÁ A PUNTO DE VER LA MUJER?
INVITO AL LECTOR A CONTINUAR EL RELATO.(No conviene extenderse).

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