jueves, 26 de junio de 2008

455 - Actuales - "Showmatch" desde los clásicos - Ricardo Leiva

* también de brecha, segunda de
la serie tinellización, bué, red

Apuntes para la culpa de mirar a Tinelli

El lector más cultivado, que ahora tiene Brecha en sus manos, no podrá decir que no. Seguramente alguna noche, saltando de canal en canal, impresionado por la impronta de Gerardo Sofovich o Moria Casán, el físico exuberante de alguna modelo de nombre híbrido o una figura uruguaya en contexto argentino, se habrá quedado unos minutos, quizá más. Tal vez, en secreto, lo mira más tiempo de lo que le gustaría confesar. Si no lo hace, debería. Por lo menos para saber en qué está buena parte de los rioplatenses en el horario estelar de la mediática sociedad argentina, centro de nuestra región cultural.
Ricardo Leiva
En 2006, antes de desaparecer por un año, La Mojigata, la murga más intelectualizada del Carnaval, vomitaba: "No podés ser tan terraja prefiriendo a Tinelli/ Yo soy tu cultura pueblo/ Y tu identidad pueblo/ soy inteligente pueblo/ tengo creatividad/ y si no te das cuenta/ tenés que ir a facultaddd/ que ahí te van a enseñar/ que yo soy más importante/ y que podés ver a Tinelli/ pero con sentimiento deculpa". En ese momento Tinelli acababa de irse de Canal 9 y todavía no había probado el formato de "Bailando por un sueño" que su productora había comprado a la mexicana Televisa (que en realidad lo tomó de "Bailando con las estrellas", de la bbc). El debut de "Bailando...", en 2006, fue junto a otros experimentos en el aterrizaje de Tinelli en Canal 13. Al cabo de un año todos habían fracasado en el examen del rating y lo único que parecía funcionar era "Bailando..." y sus derivados, "Cantando..." (en 2006) y "Patinando..." (en 2007), ambos con reiteración del modelo pareja famosa/o-soñador/a.
Podemos jugar con la situación, utilizando perspectivas teóricas –elaboradas antes del nacimiento de "Marce"–, y al menos a grandes líneas tratar de leer el fenómeno sin la carga valorativa habitual que lo coloca en la categoría de porquería idiotizante y no analiza sus complejidades y sus méritos.
TEORÍA CRÍTICA: EL REY DE LA INDUSTRIA CULTURAL EN EL RÍO DE LA PLATA.
La idea de la escuela de Fráncfort acerca de la industria cultural en el capitalismo puede ser muy contundente frente al caso Tinelli. El concepto central es que la producción cultural para los grandes públicos, posibilitada por las nuevas tecnologías, genera una disfunción paralizante del potencial liberador del arte. La cultura de masas cumple el rol de funcionalizar los impulsos de las clases subalternas para el trabajo y el consumo. En este sentido Tinelli parece encajar y no sólo por la cantidad de publicidad y chivos directos. Es un maestro de la sublimación represiva: maneja el principal espacio de legitimación de los elementos del dispositivo que gobierna los patrones estéticos de la sexualidad con materia prima tomada del frívolo jet-set argentino, donde hay más densidad conceptual para analizar las cualidades de un culo de mujer que para las causas por las que el gobierno tergiversa los datos de inflación.
La cultura en Tinelli se consume a sí misma con voracidad. La vida
privada se vuelve materia prima esencial para sobrevivir a la dinámica
y a las votaciones por sms. Su programa se vuelve centro indiscutido
de la agenda mediática argentina. El televisivo de la tarde con más
rating –después de Los Simpson– es Intrusos, de Jorge Rial, que se
basa mayormente en lo sucedido en Showmatch para alimentar tres horas
diarias de chimenteo. Su fórmula y su criterio para definir líneas
temáticas y personajes (aunque en su discurso pretenda desmarcarse del
maquiavelismo y acercarse a un "buenagentismo" mucho más rendidor)
comienza a ser hegemónico en la hipermediática sociedad argentina. La
línea de su refinamiento actual aparece sin dificultades dentro de la
lógica más pura de la industria cultural. Su aplanadora redefine lo
cotidiano en función de la presentación de un mundo agradablemente
anestesiante. De todas formas sería una lástima agotar el análisis en
este punto.
TALCOTT PARSONS: LA MANIPULACIÓN DE LOS SÍMBOLOS EXPRESIVOS. En el
capítulo 9 de El sistema social ("Los símbolos expresivos y el sistema
social. La comunicación del afecto"), este sociólogo estadounidense
presenta la parte menos desarrollada de su teoría de la acción e
intenta establecer la forma en que las sociedades y los individuos se
relacionan con lo que podríamos definir –groseramente– como la
dimensión estética y emocional de lo social. El terreno del simbolismo
expresivo es un complejo dentro del sistema, con sus propias lógicas
de circulación de pautas y sus funciones específicas, que tiene como
cúspide la actividad artística. Con esas herramientas de
análisis,Tinelli puede ser observado desde distintos puntos de vista.
Como objeto simbólico de la cultura rioplatense, en tanto construcción
mitológica por la vía mediática. Como gran cacique de la agenda que
domina el pico de rating, pero también como encarnación simbólica de
las virtudes del porteño promedio; su combinación de imagen de hombre
poderoso construida en los últimos años (multimillonario
terrateniente, omnipotente mediático) con la de pibe bueno y sencillo
de barrio de clase media con gustos estándar. También se lo puede
analizar desde el punto de vista de los aspectos expresivos de los
roles de liderazgo, otra categoría parsonsiana, donde se produce la
encarnación de los valores comunes de una colectividad sobre un
sujeto. Por lo general estos roles están en el sistema político,
aunque los medios participan, básicamente mediante la capacidad de
construcción de opinión pública. Pensemos por ejemplo en algunas de
sus jugadas con efectos políticos: su coqueteo con Menem en los
noventa, la famosa crucifixión de De La Rúa, el respaldo a Kirchner en
el momento en que su candidatura surgió de los escombros del sistema
político con apoyo mediático innegable (¡y el apoyo con foto de
campaña y todo para Cristina, a cambio de un millón de dólares para
terminar el gimnasio de Bolívar –su barrio natal– que lleva el nombre
del abuelo de Marce!), o sus recientes sarcasmos respecto a la
inflación marcada por el indec. Finalmente se lo puede dibujar como un
especialista en la creación y manipulación de símbolos expresivos, o
sea, como artista, o al menos hombre al frente de una maquinaria que
gestiona buenas dosis de este material. Está claro que ha
evolucionado. De las mecánicas más básicas de sus dispositivos
iniciales en su etapa más "adolescente" a su actual manejo en formato
televisivo de uno de los dispositivos artístico más pesados de la
Argentina (el de las revistas). Cuenta con la participación
sistemática de su supuesto creador y uno de sus máximos íconos
(Sofovich y Moria Casán) agregando elementos del star sistem y
adyacencias, en una dinámica compleja (que involucra estilos,
técnicas, coreógrafos que cobran protagonismo) y feroz competencia
donde los únicos paracaídas para las fallas del talento son la
popularidad y la sensibilidad respecto al sueño del soñador. Su
influencia en la cuestión del cuerpo y la belleza no necesita mayores
comentarios. Alcanza con pensar en el baile del caño como uno de los
disparadores del éxito inicial del formato, analizar la composición de
las parejas que compiten y recordar lo mucho que habla Parsons acerca
de "los rasgos eróticamente relevantes del organismo. El pene, los
senos, etcétera, son símbolos expresivos y una gran parte de su
significación erótica deriva de este hecho (…) pueden llegar a ser
referencias para nuevas elaboraciones simbólicas. Pero estas
referencias primordialmente eróticas del sistema de simbolización
expresiva tienen su continuidad en un complejo ramificado mucho más
ampliamente, que se extiende a todos los aspectos de la conducta…".

GEORG SIMMEL: LA CUESTIÓN DE FONDO, LA TRAGEDIA DE LA CULTURA.
Aterricemos finalmente en un planteo más bien filosófico y con raíces
en el siglo xix, ideal para poner al lado del control remoto. Este
sociólogo alemán propone una herramienta para tratar de leer los
procesos culturales desde un punto de vista valorativo. La idea es que
el sujeto, en tanto espíritu subjetivo, se relaciona con el
espíritu-objeto que es la cultura. El sujeto y su espíritu están
fuertemente condicionados por la cultura que se ha desarrollado,
alimentada de acciones individuales, pero independiente de ellas en su
propio plano paralelo de existencia. El mundo de las ideas objetivado
en forma de cultura es el camino necesario que el alma debe recorrer
intentando llegar a sí misma, desde su estado natural a su estado
cultural. En este terreno se juega el partido de los procesos trágicos
o no trágicos de la cultura; quizá la mentada pulseada entre el hombre
y el sistema. El ejemplo es el de la contraposición del árbol
trabajado hasta que da sus frutos y el que es utilizado para la
producción de postes. Al primero se le puede llamar cultivado, al
segundo no; por más tecnología que haya involucrada en el proceso, no
se trata del proyecto que esa materia viva tenía para sí en su
horizonte ideal. Tautológico, si se quiere, pero no más que la
mayoría. Desde este esquema se pueden mirar los objetos y los procesos
de la cultura para tratar de pensar en sus consecuencias, con matices
y visualización de corrientes contrapuestas que habitan dentro de un
mismo fenómeno. En muchos sentidos Tinelli es un primer experimento de
la cultura rioplatense. Podemos pensar en contradicciones:
reproducción aplastante de valores frívolos y poderosa legitimación
social de minorías estigmatizadas (puso un travesti en la mesa con
Mirtha y otro en el Show del mediodía). Exaltación de la ignorancia y
exposición de complejidades técnicas del arte problematizadas
minuciosa y didácticamente. Reproducción de los modelos clásicos de
belleza e incorporación de nociones de respeto a las
disfuncionalidades (ciegos, gordos, veteranos, uruguayos y subnormales
como el Teto Medina). En todo caso, y siempre pensando en trabajar
sobre la culpa inevitable del "intelectual" que no puede evitar el
show, quizá convenga atravesar la línea. Pasar a analizar a Tinelli y
sus formas con respeto por lo que significa: el operador mediático más
importante de la historia del Río de la Plata, y ficha clave de su
primera etapa de cultura televisiva generalizada. Todo en una sociedad
desigual, compleja y con antecedentes de cultura popular como el
tango. Después de todo, cada sociedad tiene la cultura que puede, pero
también la que se merece.

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