jueves, 31 de julio de 2008

504 - pAPELES Y CENIZAS - Panfleto contra los muertos vivientes - Jesús Ferrero

PARA MI LA ÉTICA NI SIQUIERA ES UNA RAMA DE LA FILOSOFÍA, ES DECIR: NI SIQUIERA ES UNA RAMA DEL SABER. No puede serlo como demostró con toda evidencia Eva en el Paraíso.
Ni la ética como reflexión sobre lo que somos o debiéramos ser, ni la ética entendida como gramática del comportamiento son para mí ramas del saber. Me da igual lo que diga toda la tradición filosófica.No tengo por qué seguir ninguna tradición.
Además, y muy en contra de lo que dice la tradición, la ética y la moral son siempre el camino del no saber.Con normas morales nunca muerdes la manzana del saber, ni siquiera muerdes la manzana de la conciencia en su verdadera complejidad y entendida ésta como “conscientia” y no como artefacto mental al servicio de una cierta moralidad. La conciencia convertida en artefacto y mapa de la moral sería una “conscientia” paralizada en su verdadera dialéctica interior y exterior. Una “conscientia” inmovilizada.
En general, casi todas las conciencias están inmovilizadas. Uno lo percibe con sólo mirar caras, apreciar gestos, y escuchar las palabras del otro.
Nos damos cuenta entonces que personas que se consideran agnósticas, o simplemente ateas, o creyentes pero libres, o pomposamente librepensadoras, como se decía antes, llenan su lenguaje (lo contaminan) de verbos y adjetivos extraídos de la moral ordinaria en la que se han criado. Ahí los tienes empleando continuamente verbos como condenar, purgar, castigar, merecer, desmerecer, morir, triunfar, fracasar, perderse, encontrarse, salvarse, condenarse… Oh, cielos, cuantos execrables lugares comunes tristemente heredados, cuanto ordinariez, cuanta basura ideológica. ¿Y a eso le llaman pensar?
Ven salvaciones o condenas en todo lo que miran, ven purgaciones, ven asfixia, ven muerte.
Y lo llenan todo de muerte. Leen una fábula sobre el esplendor de la vida, y la llenan de muerte. Miran la tierra, miran los cielos y los llenan de muerte.
Miran su tiempo real, del que nunca llegan a palpar su verdadera vibración solar, y lo llenan de muerte.Hablan de la vida y siempre, siempre, hablarán también de la muerte. Llenan la vida de muerte. ¿Y qué demonios es la muerte? ¿Alguien la ha visto para proclamarla tanto?
¿La has visto?
¿Te ha mirado?
Pero la muerte no forma una unidad dialéctica con la vida, como tampoco la forma el ser con el no ser. El no ser no es y por lo tanto no se puede oponer a nada (ya lo dije una vez citando a Parménides).
La muerte no se opone a la vida. La muerte es el no ser y únicamente podemos confirmar que las personas desaparecen.
Legalmente, sólo podemos decir que la vida existe, que la vida es, que la vida es el SER, y legalmente no podemos decir nada de la muerte, y nada del no ser.
Dejad de llenar la boca, la conciencia, el ser con la MUERTE:
Sólo un enfermo profundo como Heidegger pudo confundir el ser con la muerte, y lo confunde claramente en uno sus discursos de Friburgo, por no decir siempre.
Dejad de hablar de lo que no sabéis.
Dejad de hablar de la muerte.
ES EL PRIMER PASO HACIA LO QUE YO LLAMO, como los herméticos, la MEDICINA SOBERANA.
Platón estaba loco cuando dijo que vivir era prepararse para morir. De ese cáncer de alma que ya estaba en Grecia se van nutriendo, generación tras generación, todos los enemigos de la VIDA.
Los que beben de ese cáliz sí que están muertos y comunican su muerte a los demás. Por eso conviene blindarse ante ellos, ¿cómo? Abriendo todas las ventanas del ser y todas las puertas del pensamiento. Renunciando a toda forma de moral (lo que no quiere decir convertirse en un desalmado), y evitando el concepto muerte, que más que una realidad es una ideología encaminada a hacernos creer que la vida es la más amarga de las bebidas. Y claro, desde ese envenenamiento creado en el alma por el imperio de la muerte y sus infinitos ideólogos es difícil disfrutar de la radiación suprema de la VIDA. Muchos no parecen ser hijos de la gloriosa Eva. Su verdadera madre es más bien la muerte.

No hay comentarios: