viernes, 25 de julio de 2008

493 - Entre Vista - El bullying no es solo “un problema de niños” - a Julia Arrillaga

*en este reportaje de emiliano cotelo, en el espectador, se define al bullying como “matonaje” o, más precisamente, refiere al hostigamiento escolar que atraviesa las estructuras de la educación Primaria y Secundaria, también en Uruguay.

Este hostigamiento o agresión sistemática de un niño o varios hacia otro, “es un viejo problema” que ha despertado el interés de quienes trabajan en el área de salud mental, explicó la psicóloga Julia Arrillaga, quien señaló que es importante que los padres tomen conciencia y no quiten relevancia a estos “problemas de niños”, ni aconsejen el uso de la violencia para la solución. “Eso solamente hace que el niño se sienta mucho más inseguro. Y hay que tomar en cuenta que las semillas de violencia que explotan en las aulas se sembraron antes en otro lugar”, afirmó.
Un colegio de Barcelona fue condenado a pagar unos 22.000 dólares a un niño que fue hostigado física y verbalmente por sus compañeros de clase. La Justicia entendió que la institución no había actuado con efectividad para evitar el acoso que sufrió el escolar de 12 años durante meses.
Ese hostigamiento o acoso escolar tiene un nombre: bullying. Se trata de un fenómeno mundial, que ha sido especialmente investigado en Estados Unidos y en Europa. En España, por ejemplo, el tema es abordado casi a diario en programas de televisión. Y si uno busca “bullying” en Youtube, va a encontrar numerosas historias sobre el tema, algunas de las cuales terminaron trágicamente en suicidios.
¿Y en Uruguay qué dimensiones alcanza el bullying? El fenómeno genera una preocupación creciente, al punto de que algunas instituciones comenzaron a organizar charlas para los padres sobre esta realidad.
Hace pocos días, en una conferencia en la Universidad Católica se presentaron algunos datos reveladores. Por ejemplo, que entre el 10 y el 15% de los estudiantes uruguayos es víctima de bullying, que el fenómeno alcanza a hombres y a mujeres, a institutos públicos y a privados, y que se da sobre todo en los últimos años de Primaria y en los primeros de Secundaria.
Para conocer un poco más sobre el problema y ver cómo se le puede hacer frente, recibimos en los estudios de El Espectador a Julia Arrillaga, psicóloga clínica y educacional, que es encargada de preescolares y primaria del Colegio Ivy Thomas, es profesora de la Cátedra de Psicopatología Psicodinámica en la Facultad de Psicología de la Universidad Católica y tiene un posgrado en Psicología Infantil y del Adolescente.
Vamos a lo básico, ¿cómo se define exactamente el bullying?
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JULIA ARRILLAGA:Bullying es un anglicismo, “bull” es “toro”, pero se traduciría como “matonaje”. Más que de bullying, prefiero hablar de hostigamiento escolar, que es más claro. Lo curioso es que es un problema que se agrava más, cuanto menos se mira.
EC - ¿Cómo es eso?
JA - El hostigamiento escolar es un fenómeno que existió siempre, pero teníamos el concepto errado de que era parte de la escolarización y que los niños tenían que acostumbrarse y hacerse fuertes.
EC - Sí, muchas veces hemos escuchado esa frase: “los niños son crueles entre sí”.
JA - Y que era parte de la educación Primaria y del crecer, que había que hacerse fuerte. Es un viejo problema que recientemente ha despertado el interés de quienes trabajamos en el área de salud mental.
EC - ¿En qué forma se da?, ¿qué variantes tiene el bullying?
JA - El bullying es el hostigamiento, la agresión repetida y sistemática de un niño hacia otro o de varios niños hacia otro. Y adquiere diferentes formas, la más abierta, la clásica y fácil de ver es el ataque directo, explícito, ya sea en forma de agresión física o verbal, cuando los niños se ponen apodos ofensivos, cuando se burlan unos de otros, cuando se amenazan, y también la intimidación y la extorsión.
En otros casos encontramos agresiones más sutiles, o más disimuladas, como el rechazo sistemático, el aislamiento social de un compañero.
Y hay un fenómeno nuevo, un tercer caso en el que quiero hacer mucho hincapié porque está adquiriendo una importancia cada vez mayor. Es lo que se llama el ciberhostigamiento o el cyberbullying.
EC - El hostigamiento a través de Internet.
JA - A través de las múltiples pantallas, los mensajes de texto en celulares, en Internet. A edades cada vez más tempranas los niños tienen su blog, su página de Internet.
EC - Y además están los fotologs en particular, los blogs de fotos, son un furor.
JA - Los fotologs y los metroflogs.
EC - ¿Cómo sirve la herramienta del fotolog o el blog para el bullying?
JA - Se viene acelerando. Yo estoy en una institución educativa y hace cuatro o cinco años veíamos que el fenómeno fotolog o metroflog empezaba a ser frecuente entre chicos de segundo de liceo, a veces en primero, pero hoy lo detectamos de tercero de escuela en adelante.
Los niños tienen su página de Internet en la que ponen su nombre –con mucha ingenuidad, porque no se dan cuenta del peligro al que se exponen–, ponen fotos y abajo hay un lugar adonde otros pueden entrar y dejarles mensajes. Mensajes que no necesariamente se sabe de quiénes son, se pueden firmar con nicks, con pseudónimos, entonces se prestan para agresiones muy desagradables, muy feas. Hemos visto sufrir a muchos chicos, uno lo ve en la clínica particular y en los colegios, niños que son acosados a través de la web en forma de insultos, de amenazas.
EC - El niño abre un fotolog y empieza a recibir mensajes agresivos.
JA - En general los chicos abren su fotolog con mucha ingenuidad, con mucha inocencia, como algo divertido para compartir con los amigos, de pasar su dirección de fotolog. A veces uno charla con niños que cuentan que tienen 300 contactos, y si se les pregunta cómo pueden tener 300 contactos, cuántos son amigos reales, de repente son 15 o 20; de modo que se contactan con niños a los que quizás nunca les vieron la cara.
EC - Además del uso del fotolog de la víctima, ¿se usa Internet de otras maneras? Por ejemplo, para hacer circular fotos incómodas de alguien, cadenas de correos electrónicos insultando o amedrentando a alguien, ¿eso también se da?
JA - Exactamente, con difamaciones, insultos y amenazas que resultan tan estresantes o que tienen el mismo costo que cara a cara. A veces nos asombra cómo manejan Internet, con mucha más facilidad que nosotros, entonces de repente bajan fotos del fotolog de un amigo, las trucan, les ponen círculos y les escriben cosas, pueden llegar a ser muy hirientes.
EC - Supongo que hay distintos niveles, un primer nivel puede ser una broma, una tomadura de pelo, trucar una foto de alguien para hacerlo parecer gracioso y nada más. ¿Cuál es el límite entre eso y el bullying?
JA - El límite es muy sutil, por eso los adultos tenemos que estar muy atentos. En general el bullying se da en una etapa: la prevalencia, el momento de más riesgo es entre los 6, 7 y los 14 años, que es un momento de mucha búsqueda de identidad. Los niños intentan reasegurarse, a veces quieren tener la supremacía en el grupo, sentirse fuertes, y lo hacen con poca conciencia, no con los métodos más adecuados.
EC - Tú mencionabas distintas formas de bullying: la agresión física lisa y llana, la agresión verbal, el acorralamiento y ahora todas estas variantes basadas en medios electrónicos de comunicación. Sería bueno ver quiénes son los actores del bullying, porque supongo que hay una variante que es uno a uno –fulano de tal que acosa o amedrenta a mengano–, pero seguramente también hay variantes colectivas. ¿Cuántas partes hay en un bullying?
JA - Generalmente es una ecuación de tres, hay que tener en cuenta esto, porque a veces caemos en soluciones muy reduccionistas, como pensar que si un niño hostiga el problema se arregla sacando a ese niño de la escuela. Los padres tenemos una tendencia a pedir o a reclamar enseguida que se saque al niño. Pero el tema es bastante más complejo. En general es una ecuación de tres: el hostigador, el hostigado y el testigo, los tres tienen mucho que ver en todo esto. En la situación de hostigamiento siempre existe una disparidad de poder entre hostigador y hostigado, aunque muchas veces la desproporción de fuerzas no es real sino imaginada, el hostigado se siente muy débil e indefenso y el hostigante se siente intimidante y poderoso.
EC - Tú dices que la realidad puede no ser así.
JA - Muchas veces la realidad no es así.
EC - Entonces, ¿por qué cristaliza esa situación, por qué se da si el agredido es el más fuerte y el agresor es el más débil?
JA - Hay un mito de que el agresor es el fuerte, el que se lleva el mundo por delante, pero en realidad hay características tanto en el agresor como en el agredido que favorecen esa dinámica. Por eso te decía que no es una solución tan fácil como sacar al hostigador del medio.
EC - ¿Cuáles son las características que favorecen la ubicación en un lado o en el otro del bullying?
JA - Si vamos al hostigador, nunca son niños felices, muchos de ellos están deprimidos, son niños agresivos con mucha rabia contenida y sin que ellos lo tengan claro, se sienten muy en desventaja desde el punto de vista académico, social o estético. En general son niños que manejan muy mal sus emociones, que tienen escaso autocontrol y que a veces no saben bien cómo resolver conflictos.
Pero también los hostigados tienen sus características. Suelen ser niños tímidos, a veces sobreprotegidos, que carecen de habilidades sociales –que tiene que ver con eso de saber resolver conflictos– y muchas veces carecen también de sentido del humor. Cuando uno está dentro de una institución se pregunta por qué algunos niños zafan de esta situación, por qué algunos niños no son ni hostigadores ni hostigados, hay algo que hace diferente a cada uno. De repente a una niña le dicen “no me gusta cómo te peinaste hoy”, y para esa niña puede ser algo totalmente superfluo y sigue su vida muy contenta, pero otra niña puede quedar destruida con lo que le dijeron. Hay características que están en juego.
EC - Hablaste del hostigado y del hostigador; ¿qué pasa con los otros? Porque también están los testigos...
JA - ...que son la mayoría y que también están involucrados en la situación. Esto es muy importante para que los padres tomen conciencia, porque muchos padres dicen “mi hijo no está en nada de eso, está ajeno, a mí no me preocupa”. Pero son el público, son los observadores en una situación que también a ellos los hace sufrir y que no saben cómo manejar. En general presencian el hostigamiento y en muchos casos apoyan de una manera pasiva al hostigador, a veces por miedo y a veces por identificación, porque a veces el que hostiga es el emergente de un grupo con mucha bronca, de un grupo en el que pasan cosas.
EC - Hablamos de hostigamiento escolar, lo que no quiere decir que se dé solo en la escuela, se da también en el liceo. ¿Llega también al bachillerato, a la Universidad?
JA - Las investigaciones muestran que tiene un pico entre los 7 y los 14 años, que es el momento de mayor vulnerabilidad, y después cede. Pero sabemos que existe en el nivel adulto, el mobbing en el trabajo, el hacing entre adultos. Tiene mucho que ver con situaciones de violencia, con la violencia que a veces respiramos, que no desaparece mágicamente después de la adolescencia.
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EC - Este fenómeno no es nuevo, existe quién sabe desde cuándo. ¿Por qué ahora es objeto de atención tan cuidadosa?, ¿por qué ahora se lo estudia? ¿Qué ha ocurrido últimamente con este problema de acoso para que pase a tener un nombre propio y genere una preocupación creciente?
JA - Es un fenómeno que ha ido creciendo y se ha constituido en un punto ciego en las políticas generales de salud comunitaria. En la mayoría de los casos no ha existido una sensibilización suficiente de los actores involucrados para diagnosticar e intervenir. Se le da mayor relevancia porque han crecido las situaciones de violencia y los extremos a los que ha llegado el hostigamiento escolar.
EC - ¿Cuándo empezó a estudiarse con seriedad el bullying?
JA - En 1980, a raíz de tres suicidios que se dieron en Noruega, un autor noruego, Olweus, empezó a estudiar el fenómeno.
EC - ¿Tuvieron algo que ver en este empuje en el estudio del bullying tragedias como la de Columbine en Estados Unidos?
JA - Sin duda.
EC - Según lo que recuerdo, la investigación de aquel episodio, que después dio pie a la película de Michael Moore, reveló que los dos adolescentes que mataron con ametralladoras y escopetas a 12 de sus compañeros y a un profesor y después se suicidaron, habían sido víctima de hostigadores, además de tener problemas psiquiátricos. Había detrás un problema de lo que ahora se llama bullying.
JA - No fue el único caso. Esto que decís surge a raíz de una inquietud del FBI en Estados Unidos de investigar, de ver qué factores habían influido en la tragedia de Columbine. Pero en Littletown, Colorado, sucedió lo mismo, algunos estudiantes entraron y mataron a otros. En todos esos casos se comprobó que eran chicos que habían sido hostigados, aunque no es la única explicación, no es suficiente para justificar una matanza. También sucedió en Argentina en el año 2003 y allí se tuvo acceso a las palabras del asesino antes de que hiciera lo que hizo. Era un adolescente que había sido hostigado sistemáticamente, que un día entró con un arma al liceo y mató a otro compañero, pero antes de matarlo gritó: “Me voy a hacer respetar”.
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EC - Tú querías añadir algo sobre cómo ha evolucionado el fenómeno en los últimos tiempos.
JA - Este autor noruego que publicó su trabajo en Cambridge, Inglaterra, estudió el fenómeno en el año 80 y lo volvió a estudiar en el año 2001 y encontró un aumento considerable de la prevalencia de este fenómeno. También Peter Fonagy ha hecho investigaciones al respeto y ve un aumento de este fenómeno.
Aquí en Uruguay también hay investigaciones, aunque todavía no tenemos datos epidemiológicos de todo el país. En la Universidad Católica se hicieron estudios, como el de Guillermo Pérez Algorta, que tomó una muestra de 650 alumnos en el año 2004 y encontró una prevalencia de entre 10 y 20%, es un número muy alto.
EC - Entre 10 y 20% de los alumnos ha sido víctima de bullying...
JA - ...han estado involucrados en este fenómeno del hostigamiento, de un lado o del otro.
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EC - Vamos a los mensajes.
Vianey, de Pocitos, dice: “Doy fe del bullying sufrido por mis hijos en edad escolar. Solo porque era diferente la escala de valores que manejaban. Lo peor era que también a muchos profesores les molestaba la educación de mis hijos: respeto por el prójimo, denunciar las agresiones recibidas, no tomar venganza por mano propia, etcétera. Estoy hablando de 20 años atrás. Lo que vivimos hoy ya venía siendo anunciado desde hace años, solo que no quisimos verlo. Mis hijos siempre fueron a colegios privados”.
Acá hay un punto interesante, la reacción de los profesores ante un caso de bullying, qué pasa cuando el alumno lo denuncia, si eso se ve bien o se ve mal.
JA - Es un tema muy importante. Hemos caído en muchos mitos: el niño que denuncia es tomado como el “buchón”, a veces incluso por los adultos, pero es importante tomar con mucho respeto la denuncia del niño. Ante todo, si hay un desequilibrio de poder, nada se puede arreglar sin la intervención efectiva de un adulto. Eso es crucial, hay que erradicar ese mito de que los temas de niños los tienen que arreglar los niños y los adultos no debemos intervenir, este mito de que la agresión verbal no deja huellas a corto plazo, como la agresión física, pero deja huellas muy importantes a largo plazo.
EC - Otro mensaje: “Soy profesor de inglés particular y en Secundaria. Hace años que trato el tema en mis clases; es un gran problema y los chicos lo reconocen así. Saludos desde barrio Palermo”.
Ese es otro punto: ¿hay que tratar el bullying en clase?
JA - La única forma de hacer algo al respecto es que nos unamos como una red social. Nadie puede quedar ajeno, tienen que estar preparados y tienen que intervenir los profesores, las maestras, las direcciones de las instituciones, los padres. Tenemos que estar en red, actuando juntos.
EC - Dice Marcel: “La película ‘Bang Bang, estás muerto’ está basada en una obra escrita por una víctima. Yo viví el acoso, aunque pude pasarlo, lo sufrí mucho”.
Un mensaje bastante más escéptico: “El bullying es un invento de los psicólogos, es un intento de dominar los pensamientos del niño y hacerlo más controlable”.
¿Qué responde a un cuestionamiento como este?
JA - No, tratamos de controlar estas situaciones de violencia que provocan muchísimo sufrimiento. Lo engancho con el mensaje anterior, esto se da incluso transgeneracionalmente, padres que han sufrido mucho en su historia el hostigamiento escolar ven sufrir a sus hijos y se angustian muchísimo, y a veces les resulta difícil encontrar una manera efectiva de ayudarlos.
EC - Javier: “Yo tenía un compañero en los primeros años de liceo que era constantemente hostigado. Años después me enteré de que se había suicidado. Esto sucedió hace unos 20 años”.
Otro mensaje: “¿Cómo se mide el bullying en el barrio Borro?”.
JA - Hay que tener claro que el fenómeno del bullying no afecta solo a una clase social. Se da en todos los estratos, se da en las escuelas públicas, en los colegios privados, se da a todo nivel.
EC - ¿Hay formas de diferenciar el bullying según el tipo de instituciones o según los barrios, según el entorno socioeconómico?
JA - No, se da a todo nivel, sin duda hay niños que tienen otros estresores en la vida y otras cosas que los hacen sufrir mucho más, o que tienen acceso a armas y a otras formas de violencia, lo que lo hace más riesgoso.
EC - Margarita, de Colonia, dice: “¿Entonces la violencia actual, de la que tanto se ha hablado últimamente, no es tanto un problema de la pobreza, sino que puede venir de fenómenos como este?”.
JA - La violencia actual viene de muchos fenómenos. Estamos viviendo un momento de trivialización de la violencia, los niños están expuestos a mucha violencia que toma diferentes formas. A veces te relatan un episodio de bullying como quien relata un partido de fútbol, se han desensibilizado frente a esto.
EC - Otro mensaje: “El tema es interesantísimo. Tengo 50 años, fui a un colegio de varones y fui hostigado sistemáticamente. Nunca entendí por qué. Ahora me duele”.
JA - Me imagino. Es esto de lo transgeneracional, es un fenómeno que existió siempre, sobre todo en los colegios de varones donde había una especie de ley de la selva, sobrevivía el más fuerte.
EC - Hay toda una variante con características propias que son las humillaciones clásicas, que durante décadas se han dado en las escuelas militares, donde los alumnos de primer año son “bautizados” por los mayores. ¿Es un fenómeno distinto?
JA - Es el mismo hostigamiento.
EC - Pero llevado a otras edades y con el componente militar de por medio.
JA - Y con un gran silencio del resto de los actores. Es algo que se permite, que se deja pasar, como si fuera una parte natural de la escolarización o de estas instituciones.
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EC - Quizás podamos ver algunas orientaciones. En primer lugar, ¿los docentes en Uruguay reciben algún tipo de formación para enfrentar el bullying?
JA - En Uruguay se está tomando conciencia y algunas instituciones están haciendo algo al respecto. Preparar a los profesores para estar atentos e intervenir es fundamental, porque estas situaciones de bullying se dan en general muy furtivamente, cuando los niños no son supervisados. Por ejemplo, en el ómnibus escolar, en los campos de deporte, en los recreos.
Quizás haya que estar más presentes y más preparados para intervenir de manera efectiva en esas situaciones. Y hablarlo en la clase, así como en casa se habla de valores, que los maestros se hagan cinco minutos para tomar este tema, para hablar de la importancia de la tolerancia, del respeto, de la empatía.
EC - Vamos a las recomendaciones. ¿Cómo se maneja el problema del bullying? En primer lugar, en lo institucional, pero también en lo familiar.
JA - En lo institucional es importante comprometer a todos los actores, hacer una red. Se puede involucrar a los niños, hacer una comisión antibullying y que ellos mismos se encarguen de supervisar estas situaciones.
EC – ¿Se ha usado ese instrumento de una comisión antibullying?
JA - Sí, que involucre a los maestros y a la dirección. A veces uno les habla a los niños desde cosas teóricas muy abstractas, y los niños necesitan que les hablemos desde lo concreto. Por ejemplo, decimos “portate bien”, y portarse bien es algo muy amplio, el niño necesita saber qué es portarse bien. En esa línea es importante sentarnos con nuestros hijos y pensar en estas situaciones: si te pasara tal cosa, ¿qué cosas no deberíamos hacer y qué cosas deberíamos promover?
EC - Supongo que, al plantear el tema de conversación en la familia, quizás uno se encuentre con que ese hijo o esa hija es partícipe de un caso de bullying, porque no siempre el niño o la niña lo traslada a sus padres.
JA - Sin duda. Es muy importante establecer un clima de confianza, primero porque el niño que hostiga rara vez lo cuenta en casa, y si vamos desde una postura muy castigadora, “quiero saber porque me dijeron en el colegio…” no nos va a contar. Y del otro lado también, cuando un niño se anima a denunciar una situación de acoso, por lo general, es algo que viene pasando desde hace mucho tiempo. Entonces es fundamental que la reacción del adulto sea de mucho respeto, empatía y confianza.
A veces configura una verdadera victimización secundaria menospreciar lo que el niño cuenta, quitarle relevancia, quitarle interés, decirle que son cosas de niños, que no jorobe. O el otro extremo: “defendete, andá y matalo”. Eso solamente hace que el niño se sienta mucho más inseguro.
EC - ¿Hay lugares donde solicitar asistencia y consejo para víctimas de bullying? La pregunta me surge pensando en la similitud que tiene este problema con la violencia doméstica, otro fenómeno que siempre existió pero que últimamente pasó a tener estado público y a generar respuestas de la sociedad y del gobierno. Una de las herramientas disponibles son ONG que apoyan a quienes enfrentan casos de ese tipo.
¿Hay algo parecido, paralelo en materia de bullying?
JA - No tengo conocimiento de que haya algo aquí en Uruguay. En muchos países existen asociaciones que ayudan –incluso con rango legal–, está previsto y hay cierto cuidado. Aquí no tengo información de que exista. Es importante que los niños puedan recurrir a sus padres y a personajes importantes dentro de la institución educativa, es muy importantes hacerles el espacio.
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EC - ¿Algunos consejos para terminar?
JA - Es muy importante tener en cuenta que las semillas de violencia que explotan en las aulas se han sembrado previamente en otro lugar. El colegio o la escuela dan el escenario –al estar el niño con sus pares– para que esto se despliegue, pero viene de otros lados. Lo que se debe hacer no se reduce a enojarse o a sobreproteger, no se reduce a quejarse a la escuela y pedir que eche al niño que hostiga o a cambiar al hijo de colegio, porque quizás lo cambiemos y viva la misma situación en otro lado. Es importante dar pasos concretos para contribuir a la reparación del daño y a la restauración de las relaciones y del ambiente, sobre todo para asegurar un clima de mejora permanente.
Es importante que los padres busquen aliados, que se junten con otros padres o con profesores, ya que ningún conflicto se resuelve si los participantes discuten atrincherados desde posiciones. Este es un conflicto que involucra a todos. Es muy importante tener en cuenta que los niños que son víctima muchas veces después pasan a ser hostigadores, de modo que no es que nuestros hijos están solo del lado de las víctimas, es un problema que nos atañe a todos.
Hay que tener en cuenta que cuando habamos de bullying, lo que ocurre en la familia del alumno es tan importante como lo que ocurre en la escuela. Hay que estar muy atentos.

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