sábado, 5 de julio de 2008

473 - Actuales - No Hubo Tal Rescate - Narciso Isa Conde.

* más la liberación de los rehenes de las FARC y
la cruz roja - de pere batlle -,
lúcidos y revulsivos análisis. ar, red

El régimen de Uribe es experto en las iniciativas espectaculares y los shows mediáticos. Y para eso cuenta con la nada despreciable ayuda de los poderosos medios de comunicación de EEUU y la oligarquía capitalista mundial.
El 1ro de julio del año en curso el periódico El País de España daba cuenta de que:
“Bogotá ha autorizado la reunión de dos negociadores europeos para discutir las condiciones para futuros encuentros para discutir el futuro de los secuestrados por las FARC, según han informado los medios colombianos. El antiguo cónsul francés en Bogotá, Noél Sáenz y el diplomático suizo Jean-Pierre Gontard partieron a comienzos del pasado fin de semana hacia un punto de encuentro en las montañas que el gobierno no ha facilitado y podrían haberse reunido ya con miembros del secretariado de la guerrilla, el principal órgano directivo, e incluso con el nuevo líder de las FARC”

La “Agencia Popular de Noticias” de Venezuela precisó a su vez el pasado 2 de julio lo siguiente:

“Cuando las Farc, en coordinación con emisarios de los gobiernos de Francia y Suiza, desarrollaban el traslado de los 15 retenidos en dos helicópteros, funcionarios del Ejército colombiano ya habían detectado y ocupado las aeronaves previamente”

“Aunque el gobierno de Colombia anunció la operación como un rescate militar por parte del Ejército colombiano, según la televisión francesa, la liberación de Ingrid Betancourt, junto con 10 militares colombianos, un policía y los tres mercenarios militares estadounidenses, habría sido producto del desvío del helicóptero donde las Farc trasladaban a los 15 retenidos a un punto donde, supuestamente, serían entregados a Alfonso Cano, quien estaba negociando con una delegación francesa y suiza su liberación.”

Está claro: FARC convino en liberar a esos retenidos (as) para ser entregados a la referida delegación franco-suiza, que actuó a nombre de los países europeos “Amigos de Colombia”, los cuales ya antes habían intervenido a favor del canje humanitario de prisioneros.

Recordamos que poco antes de ser bombardeado el campamento del comandante Raúl Reyes, éste estuvo dedicado a buscar la manera de liberar a Ingrid Betancourt y con esos fines tuvo contactos directos con el gobierno del Ecuador y de Francia.

Entonces Uribe y sus jefes militares, con la complicidad y la tecnología del Pentágono y la ayuda de dos generales ecuatorianos vinculados a la CIA, planearon y ejecutaron la “operación quirúrgica” que exterminó el campamento del comandante Reyes.

Así, violentando la soberanía territorial del Ecuador y provocando un genocidio- completado con el remate a tiros y palos de los sobrevivientes- se impidió entonces la liberación de Ingrid Betancourt.

Ya antes, al inicio de este milenio, inmediatamente después de la captura por las FARC de esta ex-candidata presidencial colombiana, el autor de este artículo participó en gestiones por su libertad y también entonces el señor Álvaro Uribe interpuso una operación militar para bloquear ese paso, cuando estaba a punto de concretarse.

· Robo de la iniciativa a las FARC

Ahora las circunstancias son distintas y Uribe y su régimen narco-para-terrorista decidieron actuar de otra manera.

Como no podían negarse al pedido del diplomático francés Noel Sáez y del suizo Jean Pierre Gontard, aceptaron sus gestiones y autorizaron sus esfuerzos para entrar en contacto con el Secretariado de las FARC e incluso lo informaron nacional e internacionalmente desde el palacio presidencial.

Las FARC aceptaron de buenas ganas la propuesta franco-suiza y se dispusieron a trabajar en esa dirección.

Esos quince rehenes estaban distribuidos en tres puntos diferentes y distantes, y por esa razón dispusieron juntarlos en un punto común de la selva colombiana.

Previamente se concertó un operativo civil, en helicópteros civiles, para hacer los traslados y proceder a organizar la ceremonia de entrega de los(as) prisioneros(as), en la cual al parecer participaría la dirección de las FARC y la delegación extranjera.

Todo estaba convenido y los helicópteros civiles avanzaron en las direcciones previstas, solo que ni las FARC ni los representantes de Francia y de Suiza contaron con la astucia inescrupulosa de Uribe; pese a ser bien conocida y requete-comprobada. Quizás pensaron –y pensaron mal- que Uribe no se atrevería a tanto.

Pero ni Uribe, ni la CIA, ni el Pentágono, iban a permitir que las FARC se anotaran ese tanto; menos aun si resultaba relativamente fácil impedirlo, volteando en ese punto la tortilla a su favor.

Buenos tramposos, magníficos truhanes, expertos estafadores… se las ingeniaron para “intervenir” los vuelos de los helicópteros civiles, antes de llegar al punto donde se encontraban los(as) prisioneros.

Tomaron militarmente las dos naves, disfrazaron de civiles a los militares y procedieron a engañar a los encargados de reunirlos en su plan humanitario.

Jugada relativamente fácil, que evidentemente no necesitó de ninguna labor de infiltración previa en los grupos de custodias farianos, por más que insistan los uribistas en tratar de convertir esa mentira en verdad, para presentar unas FARC en supuesta y falsa desbandada.

Necesitó simplemente conocer los helicópteros contratados en Bogotá por los negociadores extranjeros, precisar sus emplazamientos y posibles trayectorias a través de un seguimiento adecuado.

El propósito no podía ser tumbarlos, ni tampoco realizar otra acción de exterminio como aquella realizada contra Raúl Reyes en la frontera con el Ecuador.

Después de aceptar la gestión europea y de propagarla, Uribe y sus colaboradores no podían actuar de esa manera criminal –muy propia de su catadura- sin pagar un enorme costo político.

La meta fundamental era impedir que las FARC plasmara el gesto que aprobó. Impedir la entrega formal de los retenidos a los intermediarios europeos y capturarlos por sorpresa para robarse el show.

Estos tipos no solo son ladrones de pesos, dólares y propiedades.

Roban también iniciativa y cuentan con un poderoso coro mediático que propaga su maniobra como una gran hazaña.

No hubo rescate miliar de prisioneros, porque los(as) retenidos estaban a punto de ser entregados en el curso de un operativo civil y nadie de las FARC tenía órdenes de resistir y poner en riesgo la vida de esas personas.

Hubo asalto militar de dos helicópteros piloteados por civiles desarmados, para entonces atribuirse la victoria por al liberación de quienes de todas maneras –y sin el riesgo de choque que implicaba ese operativo sorpresa- iban a ser librados.

Uribe y el alto mando militar colombiano interceptaron el proceso y desviaron el curso a su favor. Todo –repito- para robarle la iniciativa a las FARC y alzarse con el show.

· Nada que felicitar en la conducta de Uribe

Eso no merece felicitación alguna a Uribe y los suyos desde una postura francamente revolucionaria o sencillamente progresista y honesta.

Tampoco demuestra la caducidad de la lucha armada como proclaman otros(as) que probablemente tendrán que recurrir a ella si las cosas siguen como van, si la “madre de todas las crisis” despliega su poder de arrastre, si la IV Flota de la Armada USA sigue en su agitado curso, si la base de Manta es trasladada a la Guajira colombiana (próxima a la frontera con Venezuela), si la “guerra climática” del Pentágono sigue ejecutándose, si el separatismo de factura imperialista persiste en fracturar Bolivia (primero) y Ecuador y Venezuela (después), si los paramilitares colombianos continúan su labor desestabilizadora en Ecuador y Venezuela, y si nuestros pueblos se ven obligados a desenvainar la espada de Bolívar.

Quienes elogian a Uribe y concilian con él desde procesos diferentes y contrapuestos al engendro que él presenta, quienes lo consideran su hermano y los que guardan silencio frente a los planes tenebrosos de ese señor y de sus poderosos padrinos del Norte (ahora más revuelto y más brutal), en verdad-verdad afilan cuchillo para sus gargantas: le están dando oxígeno a una especie de sub-imperialismo perverso, instrumento de los halcones de Washington.

Uribe es un criminal y no porque justamente le dijera en estos días el comandante Daniel Ortega, sino porque realmente mata a granel, dentro y fuera de sus fronteras.

Cuenta con muchos sicarios y con un tutor feroz y voraz con sede en la Casa Blanca.

No es casualidad el amor que le profesan Bush y McCain.

Al que no le cuadra ni un pelito elogiarlo es al comandante Chávez, menos aun después que el líder de la revolución bolivariana le dijera hace poco tantas verdades merecidas: mentiroso, asesino, genocida, peón del imperialismo…

Por eso cuando leo estas innecesarias felicitaciones y observo de su parte un inesperado espíritu de cooperación con Uribe, producto a mi entender de la razón de Estado, de la diplomacia mal entendida y de maniobras tácticas inconsistentes, se me desgarra el corazón.

No comandante, lo queremos muchísimo. Valoramos como el que más el proceso antiimperialista y pro-socialista que usted ha catalizado en Venezuela y en nuestra América. Pero así no.

Y en verdad no quiero pensar que en y desde Venezuela se esté comenzando a dar marcha atrás, sino que sencillamente se ha incurrido en un mal cálculo y en un error superable.Esa mi esperanza actual.
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La liberación de los rehenes de las FARC y la Cruz Roja - Pere Batlle

El presidente colombiano Álvaro Uribe estaba, hasta el miércoles 2 de julio, en serias dificultades políticas después de varios escándalos que han ido saliendo a la luz pública y que van desde su vinculación al famoso capo del narcotráfico Pablo Escobar; a los paramilitares, extraditados con urgencia a Estados Unidos para evitar que Mancuso y otros siguieran hablando en su contra y el no menos grave del de la compra de votos en el Senado para conseguir la modificación constitucional que le permitió ser reelecto en el cargo. Necesitaba algún logro espectacular y que, en lo posible favoreciera, también, a su benefactor el gobierno norteamericano.La muerte del dirigente de las FARC Raúl Reyes no representó un éxito porque se descubrió inmediatamente la mentira de la operación en territorio ecuatoriano, con los consiguientes conflictos diplomáticos con Ecuador, Venezuela y Nicaragua, aún no resueltos, la casi condena de la OEA y el aislamiento en el continente, todo lo cual, en vez de mejorar empeoró la situación personal del presidente Uribe.La salida inmediata a esa crisis fue el espectáculo de las computadoras de Reyes, con sus documentos que, cual famoso ventilador, van llenando de porquería a todo el mundo mediante una hábil campaña publicitaria pero con fallas patéticas, como la de la confusión del ministro ecuatoriano o la de la colaboración de ETA con las FARC para un atentado en un lugar confuso o a un ministro colombiano años antes de que ocupara el cargo. La solución para dar credibilidad al contenido de esos equipos fue usar a Interpol para que avalara lo dicho por el gobierno colombiano sobre la veracidad de los documentos de Raúl Reyes.El resultado, del que se ha escrito y dicho bastante, fue una pantomima interpretada por Ronald Noble, secretario general de Interpol y ex agente del Servicio Secreto norteamericano. El señor Noble se prestó al juego, como era de esperar por sus antecedentes, sin importarle que lo que declaró en la rueda de prensa entrara en contradicción con lo manifestado, en otros ámbitos, por la Institución que representaba o la simple lógica. La consecuencia fue que Interpol ha salido seriamente dañada en cuanto a su credibilidad e imparcialidad en la labor para la que fue creada y empañada con el estigma de ser un instrumento del gobierno norteamericano.Ahora le puede suceder lo mismo a la Cruz Roja y para entenderlo están las primeras declaraciones, algo confusas, de Ingrid Betancourt, luego modificadas e impregnadas de alabanzas al presidente Uribe en el acto-espectáculo realizado por éste por la noche en Bogotá con los liberados y la cúpula militar colombiana.Debemos recordar que hacía tiempo se encontraban en Colombia dos delegados gubernamentales, no de la Cruz Roja, uno francés y otro suizo, para negociar con las FARC la liberación de rehenes, motivo por el cual, con el beneplácito del gobierno colombiano, se desplazaron a la selva del Guaviare. La guerrilla accedió a ello y cabe suponer que la liberación se efectuaría de la misma forma en se habían realizado las anteriores con la mediación de Venezuela.Según Ingrid Betancourt, los guerrilleros les informaron que serían embarcados en helicópteros y “trasladados a otro país” ¿Venezuela? Y, aunque en por un momento pareciera dar a entender que esos helicópteros pudieran ser de la misma guerrilla, es evidente que no tiene un equipamiento tan sofisticado y difícil de ocultar. La cuestión es que las FARC dieron las coordenadas del punto de encuentro, al igual que en las dos liberaciones anteriores y los dos helicópteros eran iguales a los utilizados entonces por Venezuela. También estaban pintados de blanco, como los venezolanos pero, a diferencia de estos, sin los distintivos de la Cruz Roja, hecho que el presidente Uribe insistió en que la señora Betancourt repitiera varias veces, aunque esta también dijo que se trataba de una ONG, ante lo cual surge la pregunta ¿cuántas ONG en Colombia u otros países disponen de dos helicópteros y, además, de gran capacidad de carga? El pintado de blanco sería secundario si no fuera que, evidentemente, se quisieron hacer pasar como aeronaves de la Cruz Roja.Otro dato interesante es que tanto Uribe como uno de los altos mandos militares afirmaron que la liberación se había logrado mediante una gran labor de inteligencia que incluía la infiltración del alto mando de las FARC, el Secretariado. Esto último cuesta más de creer y hace pensar en que los dos delegados se hicieran pasar por representantes de la Cruz Roja facilitadores, no de una liberación incondicional, si no de un intercambio de prisioneros como había exigido la FARC, entre ellos los guerrilleros Simón Trinidad y Sonia, presos en Estados Unidos y a lo cual se había mostrado dispuesto el gobierno de este país. Por ello estarían los tres norteamericanos entre los liberados.El resto es fácilmente deducible: aparentar un rescate a cargo de helicópteros venezolanos pintados de forma muy semejante a los de la Cruz Roja. La falta de distintivos no haría levantar sospechas al seguirse la metodología anterior, quizá por esto sólo dos guerrilleros custodiaban a los rehenes, no hacían falta más para defenderse de nadie. Lo que sucedió después es sabido.Las preguntas finales son ¿participó voluntariamente la Cruz Roja en el camuflaje de una acción militar? Si fuera así ¿porqué y a cambio de qué renunció a su neutralidad y puso en duda su prestigio? Sería lamentable que las ambiciones personales de un gobernante acabaran con la credibilidad de una organización tan aparentemente noble. Cuanto antes se aclaren estas dudas menos posibilidades habrá de que se siga destruyendo instituciones internacionales y no tengamos que preguntarnos cual será la próxima victima de la voracidad del gobierno de Estados Unidos o de cualquier otro país.

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