domingo, 21 de octubre de 2007

338/Dialéctica - El marxismo: el materialismo histórico - Por Julio A. Louis

(más Algo más sobre marxismo y religión - NIKO SCHVARZ)

seguimos con papeles útiles, porque pensar no es tan difícil,
"bussblogger" pretende poco más que eso,
y venga de dónde venga.
El Indice sigue estando entre las entradas 271 y 272

Así como Feuerbach encuentra la clave de la explicación materialista de la naturaleza en la afirmación de que no es dios el que ha creado al hombre a su imagen, sino que es el hombre quien ha creado a su imagen a dios, Marx encuentra la clave de la explicación materialista de la Historia: "por primera vez se erigía la historia sobre su verdadera base; el hecho palpable, pero totalmente desapercibido hasta entonces, de que el hombre necesita en primer término comer, beber, tener un techo y vestirse, y por tanto, trabajar , antes de poder luchar por el mando, hacer política, religión, filosofía, etc.; este hecho palpable, pasaba a ocupar, por fin, el lugar histórico que por derecho le correspondía". (Engels, "Discurso ante la tumba de Marx").
Por consiguiente, todas sus restantes acciones son posteriores y dependen del modo por el cual los hombres se procuran los medios de subsistencia. Así la base material determina las ideas.
Valora Engels en ese discurso que Marx ha revolucionado la concepción de la historia pues se partía `de que las causas de todas las transformaciones históricas habían de buscarse en los cambios que se operan en las ideas de los hombres, y de que de todos los cambios, los más importantes, los que regían toda la historia, eran los políticos. No se preguntaban de dónde les vienen a los hombres las ideas ni cuáles son las causas motrices de los cambios políticos' [...] "Pues bien, Marx demostró que toda la historia de la humanidad, hasta hoy, es una historia de lucha de clases, que todas las luchas políticas, tan variadas y complejas, sólo giran en torno al Poder social y político de unas u otras clases sociales; por parte de las clases viejas, para conservar el Poder, y por parte de las nuevas, para conquistarlo. Ahora bien, ¿qué es lo que hace nacer y existir a estas clases? Las condiciones materiales, tangibles, en que la sociedad de una época dada produce y cambia lo necesario para su sustento".
Los conceptos básicos del materialismo histórico afirman que la estructura económica es principal para explicar los fenómenos históricos; las clases se basan en condiciones materiales de existencia; la historia de la humanidad (al menos, desde que se constituyen clases sociales) es la historia de la lucha de clases en torno del poder; y el trabajo social adquiere valor primordial.
La satisfacción de las necesidades para la supervivencia material predomina en los seres vivos, entre ellos los humanos. Pero éstos, a diferencia de los otros, no sólo toman lo que les brinda la naturaleza, sino que obtienen su supervivencia mediante una deliberada acción colectiva, el trabajo social, que crea un producto social. La concepción materialista de la historia --aplicación del materialismo dialéctico a la historia y la sociedad-- considera que la producción y el intercambio son la base de la sociedad, y que las clases sociales son la resultante de lo que se produce y de cómo se produce, así como del modo de intercambio. Explica que las relaciones entabladas por los hombres para procurarse los medios de subsistencia constituyen el "ser social" y que éste determina la "conciencia social". Por lo tanto, para comprender el cambio de las ideas, deben analizarse las causas materiales, debe pasarse "de la conciencia social al ser social" . Es decir que la idea no es el elemento primario, sino consecuencia de las condiciones materiales. Con esta visión contrapuesta a la tradicional, el materialismo histórico se convierte en instrumento para la interpretación de las leyes del desarrollo social.
Las relaciones fundamentales del hombre son las de producción, porque luchando con la naturaleza por medio del trabajo engendra su vida social, pues crea instrumentos y organiza el trabajo mismo. Las relaciones del hombre con la naturaleza son las técnicas y las de los hombres entre sí, las sociales. Marx estudia la sociedad en términos de relaciones, observa un mundo complicado en movimiento continuo. No busca un nexo causal entre fenómenos, sino la compleja interacción existente. Por ende, la suya es una concepción relacional de la realidad. El modo de producción, que abarca la interrelación entre las fuerzas productivas y las relaciones sociales de producción, es el primer concepto a analizar. *

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Algo más sobre marxismo y religión - NIKO SCHVARZ Periodista

EL ARTÍCULO "Sobre marxismo y religión" tuvo una repercusión inusitada. Desde el exterior me solicitaron precisiones bibliográficas, se me hicieron llegar aportes, reflexiones y otros textos sobre el tema, que por lo visto remueve inquietudes en mucha gente. Es lo que deseo compartir ahora.
Comencemos con la cita precisa de Marx y su contexto. Dice así: "El sufrimiento religioso es por una parte, la expresión del sufrimiento real y, por la otra, la protesta contra el sufrimiento real. La religión es el suspiro de la criatura oprimida, el corazón de un mundo sin corazón, así como es el espíritu de una situación carente de espíritu. Es el opio del pueblo". Está en la Introducción a la Contribución a la crítica de la filosofía del derecho de Hegel, obra de Marx publicada en los Anales Franco-Alemanes en 1844, después de los célebres Manuscritos de ese año. En nuestro medio puede encontrarse también en la página 38 de la recopilación titulada "Sobre la religión", que dio a luz la editorial Cartago de Buenos Aires en 1959.
Como recordamos en el artículo anterior, Frei Betto señalaba que mientras para nuestra mentalidad actual el opio equivale a una droga que anula la voluntad y las facultades intelectuales, en aquella época era utilizado frecuentemente como analgésico, por lo que comparar la religión al opio equivalía a destacar su poder para calmar los sufrimientos humanos. Así lo hice constar en mi libro de 1994 "América Latina y el retoñar de la utopía" (página 143). Recogimos allí también la opinión coincidente del intelectual chileno Volodia Teitelboim, según el cual "Marx lo dijo (esa frase) como un elogio a la religión. En el siglo XIX, el opio era la única manera de calmar los dolores del enfermo y por lo tanto la religión en un mundo desolador calmaba su dolor". Esto fue expuesto en el foro organizado por la Fundación Rodney Arismendi en marzo 1993 sobre La integración latinoamericana y sus problemas contemporáneos y figura en la página 154 del libro con el mismo título.
Hay referencias a la religión en dos de las Tesis de Marx sobre Feuerbach (1845), la VI y la X. Y desarrollos sobre el tema, en particular sobre su génesis, en La Ideología Alemana, esa gran obra que Marx escribió conjuntamente con Engels en 1845-46, después que lo expulsaron de Francia, que quedó librada durante muchos años "a la crítica roedora de los ratones" para imprimirse recién en 1932. Allí se lee: "La división del trabajo sólo se convierte en verdadera división a partir del momento en que se separan el trabajo físico y el intelectual". A esta altura una glosa marginal de Marx expresa: "Con esto coincide la primera forma de los ideólogos (sacerdotes)". "Desde este instante --sigue-- puede ya la conciencia imaginarse realmente que es algo más y algo distinto que la conciencia de la práctica existente (...); desde este instante, se halla la conciencia en condiciones de emanciparse del mundo y entregarse a la creación de la teoría 'pura', de la teología 'pura', la filosofía y la moral 'puras', etc.". Se ha dicho que en este libro se sientan las bases del materialismo histórico. Pocas páginas más adelante encontramos la siguiente definición: "Nosotros llamamos comunismo al movimiento real que anula y supera el estado de cosas actual". Las citas corresponden a las páginas 31 y 37 de Ediciones Pueblos Unidos de nuestro país, valorada internacionalmente. En la monumental obra de Georges Labica y Gérard Bensussan "Dictionnaire critique du marxisme" se encuentran explicaciones exhaustivas al respecto (página 874).
En El Capital, Marx se refiere al mundo religioso como reflejo del mundo real, y dice: "El reflejo religioso del mundo real sólo podrá desaparecer para siempre cuando las condiciones de la vida diaria, laboriosa y activa, representen para las hombres relaciones claras y racionales entre sí y respecto a la naturaleza. La forma del proceso social de vida, o lo que es lo mismo, del proceso material de producción, sólo se despojará de su halo místico cuando ese proceso sea obra de hombres libremente socializados y puesta bajo su mando consciente y racional. Mas, para ello, la sociedad necesitará contar con una base material o con una serie de condiciones materiales de existencia, que son, a su vez, fruto natural de una larga y penosa evolución" (páginas 46 y 47 de la edición cubana Pueblo y Educación, 1983).

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