lunes, 1 de octubre de 2007

295/Retinas - Hijos y nietos de Piazzolla - Por Alexander Laluz

El acoplamiento de estos dos mundos no siempre tiene como resultado la fusión en un producto nuevo. En la mayoría de las composiciones, las costuras entre la electrónica y el tango devienen pintorescas, simplistas y reafirman las críticas que tildan de oportunismo marketinero a estas propuestas. Por otro lado, la excesiva confianza en la aparente apertura multicultural de la electrónica, ha encerrado a muchas de estas experiencias en un juego acrítico con las últimas novedades de la informática.

Se lo define como neotango, tecnotango, electrotango, tango digital o tango electrónico. Algunos lo ven como una movida oportunista y una copia burda de los clisés de la música de Piazzolla. Para otros, es una corriente de vanguardia, un nuevo impulso que revitalizaría el género.

"Lo único que le faltaba al
tango era dar una vez más la vuelta al mundo. Porque ya la dio en los años 20, después con Piazzolla y ahora con esto. Es una de las grandes músicas del siglo XX del mundo occidental", afirma Eduardo Makaroff, integrante de Gotan Project, uno de los grupos emblemáticos del llamado tango electrónico (1). Pero ya desde los trabajos pioneros de Curt Sachs o Carlos Vega y pasando por los más diversos análisis musicológicos, periodísticos y algunas retóricas poéticas, el tango ha sido reconocido como una de las marcas identificatorias más importantes del pasado siglo. Los distintos procesos que han urdido la trama histórica de este género, dentro y fuera de las márgenes del Río de la Plata, lo han convertido en un sistema complejo, de gran heterogeneidad y movilidad en sus fronteras. Se gestó y desarrolló en una rica dinámica de cruzamientos culturales, musicales y danzarios. Fue el signo de identidad del bajo fondo y se hizo acreedor de la censura moral de las clases criollas dominantes de finales del siglo XIX y principios del XX. Desde su primer arribo a tierras europeas, fue marcado por el disciplinamiento moral y artístico, y la consiguiente aceptación pública y legitimación de la sociedad criolla. En su nuevo estatus, cambió la incorrección de aquellos primeros tangos de Villoldo -también conocido por seudónimos como Fray Pimiento, Lope de la Verga o Antonio Techotra-, por un canon de correcciones estilísticas y morales, se le negaron sistemáticamente sus raíces negras, y se transformó en la "música típica del Río de la Plata". Luego fue sacudido por vientos de renovación y experimentación, con Piazzolla, Rovira, Mederos. Y a pesar de sus resistencias conservadoras, la vieja guardia y sus "grandes valores del tango" no ha tenido más remedio que convivir con ellas. Reabiertas sus fronteras con esas experiencias, nuevas propuestas lo llevaron por otras tierras, mezclas y transformaciones. Los Postangos de Gerardo Gandini, lo (re)descubren en otros universos sonoros y expresivos en los que se funden la improvisación y elementos de las vanguardias cultas. Daniel Melingo lo carga de una rebeldía heredera de su historia roquera, y propone otros mestizajes en lo musical y letrístico.

La Orquesta Típica Fernández Fierro reivindica el sonido de orquesta pero con una filosa postura roquera. Se carga de un nuevo lenguaje tumbero y reo, y, al mismo tiempo, se le organizan festivales multitudinarios y se lo viste con orquestaciones sinfónicas. Sigue seduciendo al jazz y al rock como lo hizo en los 60 y 70, pero también a las murgas uruguayas y argentinas. Los (eternos) repetidores de Piazzolla, de aquí y del otro lado del río, también encuentran su espacio, explotando una nada despreciable veta comercial. Otros, los menos tal vez, apuestan a recuperar sus raíces negras, como la música de Juan Carlos Cáceres, intérprete y compositor argentino radicado en Francia, o a través de algunos proyectos musicológicos. Y en la última década, la world music y la electrónica también han dirigido sus miras hacia el tango, inundando el dance floor con loops de bandoneones y sonidos sintéticos. Este nuevo emergente tangueroelectrónico ya ha generado, como era de esperar, sus apasionados defensores y detractores. Los primeros, sostienen que es un movimiento de vanguardia, vital para la renovación del género.

Desde la oposición, como pueden ser las opiniones de Gandini o del Dj y productor Cristian Trincado, es una movida oportunista y marketinera. Para Federico Abuele, uno de sus cultores argentinos, "la combinación de la electrónica y el tango es algo que estaba en el aire. Se combinó música hindú con electrónica, bossa nova con electrónica, blues con electrónica, ¿por qué no tango?" (2). Otros, como el uruguayo Luciano Supervielle integrante del colectivo Bajofondo Tango Club, no lo definen como tango: "Nosotros no somos tangueros, no hacemos tango. Sería muy pretencioso de nuestra parte pensar que estamos haciendo el nuevo tango. El nuevo tango lo tiene que hacer una persona que dedique su vida a hacer tango y eso no soy yo" (3). Y para Juan C. Cáceres, este tecnotango "es un camino de ida y vuelta", donde uno y otro género crecen a partir del cruzamiento (4).

Cuando tallan los
recuerdos

Para algunos cultores y seguidores de este subgénero electrónico y/o tanguero, dependiendo desde dónde se lo defina, uno de sus antecedentes más remotos se encuentra en la época de auge de la música disco. A principios de los 80, Grace Jones, la legendaria "pantera negra", arremetía con una afectada versión de "Libertango" de Piazzolla, editada con el título " I've Seen That Face Before" en su disco Nightclubbing. En esa misma década, la escena del pop argentino daba los primeros signos de interés por fusionar bases electrónicas con gestos tangueros. Uno de los primeros fue el grupo Los Encargados que lideraba Daniel Melero, que es considerado como uno de los pioneros del tecno-pop porteño. En su primer y único disco Silencio (1986), incluyeron la canción "Andando en la luz fría" de Melero, donde el canto robotizado de su autor se fundía con sonidos sintéticos y el bandoneón tocado por Rubén Juárez. Algunos años después, Leo y Gastón Satragno con su grupo El Signo, grababan "Parece un martes 13" para el disco Undermalabia (1989), donde conjugaban algunos samples (muestras) de la voz de Carlos Gardel, sintetizadores y un bandoneón.Estos primeros ensayos de tango electrónico, están directamente emparentados con los acercamientos al tango de varios representantes del mundo del rock en Argentina desde los años 60. Basta recordar el primer disco de Almendra que lideraba Luis A. Spinetta -Almendra I de 1969-, donde se pueden escuchar referencias tangueras en canciones como "Laura va" y "Figuración", y otros ejemplos posteriores de Lito Nebbia, Fito Páez, Charly García o J. C. Baglietto, entre otros.Pero lo que suelen olvidar algunas intentos de reconstrucción histórica de este movimiento, son los antecedentes que se encuentran en el propio tango y en las diversas experiencias de fusión entre sonidos generados electrónicamente e instrumentos tradicionales en el campo de la música culta. Y cabe recordar que mucho tiempo antes, varios compositores latinoamericanos que han transitado por los caminos de la electroacústica, utilizaron sus creaciones elementos del tango, tanto como recontextualización de rasgos sonoros como en sus referencias simbólicas.

Tango reloaded

Luego de aquellos experimentos puntuales de Los Encargados o El Signo en los 80, a finales de la década de 1990 se gesta en Francia una de las primeras propuestas de tango electrónico de mayor aliento y éxito comercial. En 1998, el guitarrista argentino Eduardo Makaroff, radicado en París, inició un nuevo proyecto asociado con Philippe Cohen-Solal y Christoph H Müller, que ya contaban con una larga experiencia en la electrónica, bajo el nombre de Gotan Project (GP). Los primeros resultados difundidos principalmente en el ambiente los Dj, fueron una versión de "Vuelvo al sur" de Piazzolla y "El capitalismo foráneo". Esto sirvió de base para su primer fonograma La revancha del tango, que se lanzó recién en 2001. A esta primera producción, que tuvo un importante éxito de ventas, le siguieron Inspiración-Espiración en 2004, La revancha del tango - live en 2005, y en 2006 El norte y Lunático. Paralelamente a sus otros múltiples proyectos, el músico y productor argentino Gustavo Santaolalla, transformado en una suerte de rey Midas de la marca
rock latino, también decidió apostar en este campo emergente con Bajofondo Tango Club (BFTC).
Para este nuevo emprendimiento, Santaolalla convocó como co-productor al polifacético músico uruguayo Juan Campodónico, con el cual ya había trabajado en otros proyectos. A esta dupla se le sumarán, sobre todo después de un intenso trabajo de laboratorio, una larga lista de músicos de extracción tanguera, jazzística, electrónica y hiphopera. Y apoyado con una importante campaña promocional, en el año 2002 se lanza el primer DC homónimo y en 2006 Bajofondo Remixed, con remezclas de las composiciones del primero. Al igual que GP, el colectivo BFTC se aboca desde el exitoso primer lanzamiento, a cumplir con una nutrida agenda de conciertos y fiestas electrónicas en Uruguay, Argentina, Europa y
Estados Unidos, tanto con el formato banda como con el Dj set. De la misma forma que ha ocurrido con otros proyectos colectivos en la música popular, en 2004 se produjo el primer desprendimiento solista de BFTC, con la aparición del primer fonograma solista del uruguayo Luciano Supervielle. En este trabajo, también producido por Santaolalla y Campodónico, Supervielle plantea un desarrollo muy personal de algunos de los rasgos más interesantes de su participación en BFTC, e incorporando elementos de la milonga, el candombe y el hip hop.Si bien estos grupos son lo que han tenido mayor exposición mediática, en los últimos años han surgido en Uruguay y Argentina, otros grupos y solistas que procuran marcar la cancha con su propio perfil. A fines de 1998, Max Masri y Diego S. Velázquez comienzan a gestar en Buenos Aires el grupo Tanghetto, que lanzará al mercado su primera producción en 2003 con el título Emigrante. Entre 2001 y 2002, el instrumentista Martín Delgado y el productor de música electronica Juan Manuel Aguirre, inician el proyecto San Telmo Lounge. En 2002, Digitalcoya, formado por Claudio Medín y Daniel Castro, lanzan junto al sitarista Litto Messore su Sitar Project.

El 13 de junio del 2002, Ultratango, el nuevo grupo formado por Leo y Gastón Satragno, hacen la primera presentación en vivo de su propuesta tangoelectrónica en el "Festival Internacional Astor Piazzolla". En 2005, Tomi Lebrero se lanza con un proyecto de canciones bajo el título Puchero misterioso (5). Y este año, Juan Carlos Cáceres lanza su proyecto Maquinal Tango, donde aborda sus composiciones integrando el canto, instrumentos tradicionales y electrónica.La difusión y generación de experiencias locales en Uruguay no se demoró. Tras la primera producción de BFTC, Supervielle, y los remixes de Juan Campodónico y Marcelo Castelli, con un perfil diferente, más recostado en el formato canción, se forma Planeta Tango liderado por la cantante Ana Karina Rossi, a la que se suman el pianista Horacio Di Yorio, el guitarrista Daniel Petrucelli y el Dj Sapo (6).

La fórmula está

Y parece que, salvo alguna excepción muy puntual como los trabajos de Supervielle o Cáceres, la insistencia en esa fórmula ya está dando los primeros síntomas de agotamiento. Sebastián Escofet, productor que estuvo vinculado a los primeros pasos del proyecto BFTC, es muy claro en su diagnóstico: "sólo le veo futuro si sigue evolucionando y no repitiéndose como ya lo está haciendo. Pero se necesita un conocimiento muy profundo de las formas y un vuelo distinto, no sólo poner un patern y tocar un loop arriba". Uno de los componentes más notorios de esta fórmula es la asfixiante dependencia del modelo de Piazzolla. Tomi Lebrero, otro de los cultores argentinos de este tecnotango, apunta directamente al núcleo de este problema: "la melodía piazzollana encima de una base drum 'n bass no tiene muchísima vida. Va a quedar como un muy buen intento de esta época". Algo similar ha ocurrido con otras tantas propuestas (auto)definidas como innovadoras y que han pretendido trascender, desde la mera reproducción de clisés, los límites territoriales del mundo simbólico tradicional del tango. Sin embargo, lo que en su momento resultó removedor en Piazzolla, y que quedó fuertemente asociado a lo
experimental y a la imagen de una modernidad urbana y tecnológica, se transformó en un universo autorreferencial y cerrado. "Piazzolla es él, no es una propuesta espontánea y abierta", afirmó a Brecha Juan Carlos Cáceres. Lo mismo decía Gerardo Gandini, cuando al presentar en Montevideo su trabajo Postangos, se negaba a realizar una versión de "Adiós Nonino" que reiteradamente le pedía el público en el Teatro Solís (Ver Brecha 14/01/05).
La otra variable de la fórmula proviene del mundo de la electrónica, especialmente de aquellas expresiones más cercanas al ambient, al minimal o al house. Del arsenal de estereotipos tecnológico-compositivos de este género, se pueden destacar: a) la utilización de estructuras motívicas, en muchos casos con diseños rítmico-melódicos breves, que se insertan en comportamientos repetitivos; b) el carácter adiscursivo de estas estructuras; c) la generación de procesos de agregación-desagregación de capas sonoras; d) las texturas no polarizadas, donde la escucha puede zigzaguear entre las distintas capas y definir en forma no lineal e intermitente los elementos que asumen el rol de primeros y/o segundos planos; e) la proliferación de asociaciones intermusicales a partir la utilización de fragmentos sonoros (samples) de otras músicas; f) la utilización de sonidos sintéticos que, salvo los utilizados en la programación de baterías electrónicas, no están asociados a instrumentos musicales tradicionales. En muchos casos, como algunas creaciones de Tanghetto, San Telmo Lounge, Gotan Project o Planeta Tango, las piezas no se ajustan a esta sumaria caracterización, y se acercan más al formato tradicional de la canción popular o piezas instrumentales con aires jazzísticos.

El acoplamiento de estos dos mundos no siempre tiene como resultado la fusión en un producto nuevo. En la mayoría de las composiciones, las costuras entre la electrónica y el tango devienen pintorescas, simplistas y reafirman las críticas que tildan de oportunismo marketinero a estas propuestas. Por otro lado, la excesiva confianza en la aparente apertura multicultural de la electrónica, ha encerrado a muchas de estas experiencias en un juego acrítico con las últimas novedades de la informática, sin generar una reflexión seria sobre sus uniformizados estereotipos de lo diferente, tributarios de las depredadoras reglas del mercado.Como señala Cáceres, "hay mucha gente que trata de incorporarse a la moda del tango y exploran vías que no llegan a fondo de su historia. Recuperan lo que ha funcionado, lo que ha hecho su gloria, pero no hay una verdadera curiosidad por rescatar todas las propuestas que quedaron en el tintero".
Y éste camino puede ser muy fértil: "la música electrónica aporta un lenguaje contemporáneo, su propio lenguaje. El resultado, según como se utilice, puede ser una máquina inhumana que funcione, o la manera de manipular para crear algo rítmico o melódico Está lleno de posibilidades. Eso es una herramienta, pero no vale por sí sino por lo que produce".
Notas: (1) Entrevista publicada en Clarín.com, en su edición del 5/11/2005.(2) En "De qué hablamos cuando hablamos de "Tango electrónico" de Gustavo Álvarez Núñez, publicado en Clarín.com, 3/07/2006.(3) En "Tango que me hiciste bien", entrevista que publicada en 10música.com, el 23/06/2005.(4) Entrevista concedida a BRECHA en Buenos Aires, gracias a la gestión de la Prof. Cecilia Robilotti.(5) Se tener un panorama de estas propuestas se puede escuchar la compilación de 3 DCs realizada por el sello Ultrapop: The Roots of Electronic Tango, cuyo primer volumen fue comentado por el autor de esta nota en Brecha 13/10/06.(6) Planeta Tango junto a Los Mareados, Tanghetto y San Telmo Lounge se presentaron en "Tango vivo -Festival Neo Tango", que se realizó del 16 al 17 de noviembre pasado en dos escenarios: en la Plaza Cagancha y en la Sala Zitarrosa.* Publicado originalmente en Semanario Brecha, en la apertura de la sección Cultura.

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