martes, 7 de agosto de 2007

115/Actuales - Los futbolistas y las drogas - Por Ricardo Gabito

La noticia cayó como una bomba atómica...

Dos futbolistas de Wanderers, que actuaron contra Bella Vista en el partido del 3 de junio por la Liguilla, arrojaron resultados positivos en sus exámenes de orina.
Lamentablemente, este tipo de hechos se están reiterando con frecuencia pero esta vez la situación ha impactado en la opinión pública, porque los resultados involucran a dos futbolistas (Gerardo Alcoba y Mathías Corujo) de un mismo plantel, y la sustancia estimulante también es la misma: cocaína.
El 29 de abril pasado se disputó el clásico entre Nacional y Peñarol por el Torneo Clausura y las autoridades del Ministerio de Turismo y Deporte, confirmaron metabolitos de cocaína, en la orina del goleador tricolor
, Diego Vera.

Los tres casos tienen cosas en común.

Los protagonistas negaron enfáticamente haber consumido ninguna sustancia dopante. Los positivos confirmaron la presencia de cocaína.Los tres se declararon inocentes.

Tr
Juraron ante los micrófonos y las cámaras de televisión que nunca ingirieron ningún estimulante para mejorar sus rendimientos.
La prensa deportiva, en actitud complaciente ha querido disfrazar la realidad, informando que la sustancia encontrada es una "droga social". ¿Acaso las otras drogas que flagelan a nuestra sociedad son anti sociales?
Hay que dejar la hipocresía de lado y decirle la verdad a la gente.Es cierto que la pasta base está al alcance de todo el mundo.Es cierto que los jóvenes cada vez
consumen más, que con diez pesos se puede comprar una "lágrima", en cualquier barrio de Montevideo y/o pueblo del interior.


Todo esto es verdad.

Pero los últimos casos de doping que han sacudido al fútbol uruguayo, han tenido como denominador común a la cocaína. Los futbolistas no recurren a la desesperación de la pasta base porque saben que esta los conduce directamente a la muerte.
Se drogan con una merca más refinada, un poco más cara y lo hacen en un estado de conciencia absoluta. Ninguno de los casos de doping que se han confirmado en el fútbol en los últimos años, ha tenido como protagonistas a drogadictos dependientes. ¿Qué significa esto?


No resiste el menor análisis lógico argumentar que son víctimas de drogas sociales, como pretenden justificar algunos comunicadores... Los futbolistas dopados lo hacen a plena conciencia y han demostrado ser pésimos profesionales.
Basta recorrer los boliches nocturnos de Montevideo para confirmar plenamente su falta de respeto por la profesión que eligieron. Se cuentan por decenas los que trasnochan, consumen alcohol, fuman - y también se drogan- sabiendo que a la mañana siguiente tienen que entrenarse en sus respectivos clubes.
Vaya de mañana temprano a Los Céspedes, a Los Aromos, para darse cuenta dónde está la génesis del problema. Muchos jugadores importantes de esos planteles no pueden disimular sus ojeras... Esta historia se repite también en los demás clubes.


Los que niegan esta realidad, le mienten a la gente.


El nuevo modelo de futbolistas profesionales son jóvenes que les importa un bledo cuidar sus físicos, hacer una vida ordenada porque ya les pudrieron la cabeza de antemano y les dijeron que el éxito económico de ellos no depende del cúmulo de esfuerzos, sacrificios, sino de la pericia de su representante. Actúan con mucha soberbia porque ya se sienten que están económicamente salvados aunque sean incapaces de dar tres pases seguidos dentro de una cancha.


Mientras los dirigentes avalen esta realidad y amparen este prototipo de profesionales, los casos de doping con "drogas sociales" seguirán repitiéndose y los futbolistas seguirán jurando públicamente que son inocentes.
El único deportista que le dio positivo un examen de orina y reconoció que consumía cocaína fue Jorge Barrera. Con semejante confesión y demostración de franqueza, el basquetbolista se ganó el crédito y respeto de toda la afición deportiva. Al reconocer su error, Barrera demostró que quería superar el problema.

Los futbolistas en cambio, nunca reconocen que consumen. Siembran la duda, se plantan como víctimas de un sistema perverso que los persigue, los condena. Por otro lado, con sus discursos ponen bajo sospecha los rigurosos procedimientos científicos de los profesionales del Ministerio, que tienen a su cargo el control del flagelo.
Cuántas veces escuchó decir: "a fulano se la pusieron..."
Es hora de terminar con las mentiras y la hipocresía y combatir la droga en el fútbol con todas las energías.

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