A Paris Hilton le quieren pagar 435 millones de dólares por mostrar sus crímenes de cuna y su locura adquierida en un gran hermano. Lo loco del asunto no es la prostibulez - permítaseme inventar el término - de la (indecente) propuesta, sino en como se desnuda la hiperespectacularidad de un globo planeta que deja de ser mundo y ahoga a sus creadores.
Mientras PH considera qué más puede lograr, las bolsas se desparraman. Bolsas, las del globo financiero, gritón, agresivo y despiadado, que decreta miserias y muerte, tanto como las bolsas que millones de hurgadores, recicladores, cartoneros o cómo se llamen, buscan para resarcirse de la mala suerte, mal abrigo y escasa comida - del alimento físico, pero también del moral, psíquco y educativo - que se les ha deparado genéticamente.
No es cuestión de mala suerte, es asunto de mal mundo, idiotizado por el espectáculo global, reflejado en millones de pantallas, tanto de plasma, colgadas en puras paredes de perfección en los grandes y seguros refugios de la nimiedad, como en las casillas de casntes, favelas, villamiserias o chabolas del mundo mayor, agradecido de poder pensar que algún día PH se asomará por esa ventana.
Entonces podrán verla - nunca será vieja, fea, gorda, pobre, ajada -, y hasta sentirse sus amantes en locas orgías, o sus compinches en los burdeles siglo 21, o sus compañeros en razzias de consumo, a caballo de marcas y modas. Hasta podrán saber de qué color es su piel, o sus intimidades más profundas, nunca bien ocultas en su afán exhibicionista.
Hipermodernidad versus posposmodernidad. Consumo decadente versus rejuvenecimiento planetario.
La nieta del hotelero sigue siendo vista, percibida y envidiada, mientras el hambre y la violencia afloran globalmente, hasta que la narco y el tráfico de armas y gente le rebanan una a una, millón por millón, sus múltiples cabezas, hidra del presente justificado por miles de voces-imágenes en billones de pantallas. "¡írame pero veas!, ¡escucha pero no oigas!". Y la impudicia multiplica adulterios contra la vida y la razón.
Así no va.
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