viernes, 5 de septiembre de 2008

570 - Retinas - Tres internacionales tres - Recop.

* DESDE BUDAPEST, PARÍS Y SERBIA…,
tres visiones - retinas - de un mundo que
explota y sufre y un globo que se regodea y
disfrute, pa'tenerla un poco + clara, red
Afganistán, el nuevo pantano
Por Eduardo Febbro (*) Un informe de los servicios secretos franceses estima que en ese país del Golfo, la OTAN está en un camino sin salida. Los talibán se volvieron a organizar y ganaron eficacia gracias a la crisis en que está sumido Pakistán.
De los dos conflictos desencadenados por las sucesivas administraciones de George W. Bush, el de Afganistán en 2001 y el de Irak en 2003, la Casa Blanca está perdiendo el que, para la opinión pública internacional, es el más legítimo de los dos: el de Afganistán.
Esta guerra y la posterior ocupación de ese país por una fuerza internacional es una descendiente directa de los atentados del 11 de septiembre. Fue la purga con que la Casa Blanca castigó a quienes habían protegido a Osama bin Laden y desarrollado las bases de Al Qaida en su territorio.
La emboscada tendida el martes pasado por un comando talibán y en la que murieron 10 soldados franceses no sólo constituye el ataque más severo sufrido por la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (ISAF) desde su despliegue en 2003, sino también la prueba de que los “estudiantes de teología” que tan amigos fueron de los Estados Unidos hasta que Washington los arrancó del poder en 2001 se han vuelto a reorganizar y son capaces de operar en regiones muy cercanas a la capital, Kabul.
Expertos, analistas y los mismos protagonistas reconocen que las opciones son como cartas sin alternativas que conducen a un mismo callejón: la guerra sin fin. El ministro francés de Defensa, Hervé Morin, hizo a la vez un breve e ilustrativo resumen del contexto militar: “Los combates son cada vez más difíciles porque los talibán son capaces de poner en práctica tácticas mucho más aguerridas que antes”. Un informe de los servicios secretos franceses estima que, en Afganistán, la OTAN (Alianza Atlántica) “está en un camino sin salida total y duradero”.
Sin embargo, el discurso oficial en las capitales occidentales es el mismo que Bush viene emitiendo desde hace años: la guerra contra el terrorismo, el compromiso con la democracia en esas regiones del mundo, etc. Pero los 70 mil hombres de la fuerza internacional desplegados en territorio afgano desde hace varios años no consiguieron, como en Irak, ni detener la guerra ni regular los hábitos democráticos a la occidental.
Los estudiantes de teología han vuelto al primer plano y su objetivo es Kabul. Habibullah Rafi, un historiador y analista político afgano, argumenta que la resurrección de los talibán se debe en gran medida a la torpeza de los ocupantes: “Cuando los norteamericanos derrocaron el régimen, los talibán se esfumaron. Pero a raíz de los bombardeos, que la mayor parte de las veces causaron pérdidas civiles, los talibán volvieron a conquistar a la población. La gente no los ayuda, pero cierra los ojos”.
En una entrevista publicada por el matutino Liberation, Olivier Roy, uno de los expertos internacionales más sólidos en Asia central y autor de varios libros sobre Afganistán, describió el muro ante el cual se encuentran los ocupantes, con Estados Unidos a la cabeza: “No es posible ganar militarmente esta guerra, pero tampoco es posible irse y dejar a Afganistán en el caos”.
Estados Unidos y los aliados que integran la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad afrontan problemas políticos, militares, étnicos y religiosos. A este respecto, Olivier Roy destaca que uno de los mayores errores que cometió la Administración Bush fue negarse a negociar con los sectores más duros del movimiento talibán. “La Administración Bush –explica Olivier Roy– considera a los talibán como un movimiento exclusivamente terrorista.
Aquí se ve el obstáculo creado por la Administración Bush con la ideologización de la guerra contra el terrorismo. Sin embargo, esa negociación con un sector de los talibán representa la única salida.”
La OTAN está a tal punto empantanada que, una vez más, parece haber sido incapaz de gestionar con eficacia la respuesta a la emboscada donde murieron los 10 soldados franceses. Los militares franceses que sobrevivieron al ataque narraron escenas dignas de una mala película: largas horas en combate sin apoyo, coordinación errónea, lentitud escandalosa del comando central para enviar los refuerzos adecuados. Uno de los heridos confesó: “Ya no teníamos más municiones”.
El relato oficial de la emboscada contrasta hasta el absurdo con los testimonios de los soldados que intervinieron en los combates. Uno de los sobrevivientes contó al vespertino Le Monde que el elevado número de víctimas se explica también porque los militares fueron blanco de disparos de las mismas fuerzas de la OTAN que tenían que salvarlos. Nada expone mejor el pantano en el que está la OTAN como la descripción técnica de la emboscada.
No se preparó el terreno antes de la llegada del cuerpo de militares franceses, tampoco se activó una fuerza de reacción rápida para prevenir cualquier problema, ni se realizó, antes, un trabajo de inteligencia. Los soldados cayeron en la trampa de la ineficacia y la falta de coordinación.
De manera compacta, los analistas reconocen que los talibán ganaron eficacia gracias a la crisis en que está sumido Pakistán, país vecino desde el cual operan con toda impunidad protegidos en las zonas tribales (FATA, Federally Administered Tribal Areas), donde viven los pashtunes (la misma etnia que los talibán).
El vacío de poder en Pakistán derivado de años de parálisis y tensiones políticas creó condiciones similares a las que existían antes de la caída del régimen talibán: Pakistán es un territorio de tránsito y entrenamiento. A este respecto, Ahmed Rashid, un ensayista exhaustivo que se hizo célebre con el libro La sombra de los Talibán, explicó a Le Monde que “la estrategia de los talibán consiste en crear una crisis tan grande en el seno de la OTAN como para que un país anuncie su retiro de la coalición militar presente en Afganistán”.
Rashid revela que hay “cientos de combatientes que vienen de Irak. Hay también árabes y paquistaníes, islamistas que provienen de Cachemira y Asia central”. Ahmed Rashid adelanta también una información que revela el fracaso completo de las operaciones militares llevadas a cabo hasta ahora: “Desde 2001, la reorganización de los talibán lleva la firma de Al Qaida”.
/////////////////////(*) Desde París.
Escudo de EEUU gana apoyo tras guerra en Georgia
Por Zoltán Dujisin (*)El conflicto entre Rusia y Georgia aceleró la firma del polémico acuerdo entre Estados Unidos y Polonia para instalar un escudo de defensa antimisiles en Europa oriental.
Washington se propone instalar un radar en República Checa y construir un sistema antimisiles en Polonia a fin de proteger a Europa de posibles ataques de países hostiles de Medio Oriente.
La administración de George W. Bush ya había suscrito el tratado con el gobierno checo a principios de este verano boreal, pero aún debe ser ratificado por el parlamento.
El convenio con Varsovia fue firmado el 20 de este mes. Funcionarios polacos anunciaron que esperarían el resultado de las elecciones presidenciales estadounidenses de noviembre antes de enviarlo al parlamento.
La ratificación de ambos acuerdos podría requerir un proceso complicado, en especial en República Checa, donde el apoyo parlamentario no está asegurado.
Moscú cuestionó el acuerdo porque la base antimisiles polaca tendría alcance para controlar las operaciones militares en el territorio ruso europeo, afectando el equilibrio estratégico en el continente y promoviendo una carrera armamentista.
"Los rusos tienen un plan claro de respuesta al escudo antimisiles, no así al conflicto con Georgia. El asunto ahora es saber si endurecerá su postura tras el acuerdo con Polonia a la luz de la situación en Georgia", dijo a IPS el analista András Deák, especialista en asuntos rusos del Instituto Húngaro de Asuntos Internacionales, con sede en Budapest.
El 8 de este mes, el ejército georgiano intentó tomar el control de Osetia del Sur, independiente en los hechos desde 1992. Rusia, que tiene efectivos en esa provincia en el marco de una misión de paz, respondió con una ofensiva militar.
La misión de paz en esa región fue creada tras la guerra de 1992 y está conformada por efectivos de Rusia, Osetia del Sur, la rusa Osetia del Norte y Georgia, pero Tiflis alega que hay un desequilibrio en las fuerzas.
La ofensiva militar rusa en Georgia acercó a Estados Unidos y Polonia. El presidente ruso Dimitri Medvédev señaló que el acuerdo firmado en Varsovia atenta contra su país.
"A los ojos de Washington, el conflicto probó que Rusia no es un socio estable para Estados Unidos, y que sigue percibiendo el ambiente internacional como su área exclusiva de influencia", señaló el ministro de Defensa polaco Bogdan Klich poco después de sellar el acuerdo.
"Con seguridad se dieron cuenta de que Polonia necesita protección contra misiles de largo alcance, pero también contra mediano y corto alcance", apuntó Klich.
Para Moscú, el acuerdo entre Washington y Varsovia, que incluye el despliegue de misiles Patriot en territorio polaco, es una prueba de que el sistema será instalado en realidad contra Rusia, más que contra una hipotética amenaza de Medio Oriente.
La tensión suscitada por el acuerdo es la culminación de un año de negociaciones para que Rusia pudiera ejercer cierto control sobre la futura base.
La retórica de Washington demuestra que cada vez más percibe a Moscú como enemigo potencial, por lo que la viabilidad de las medidas para generar confianza está en duda.
Rusia anunció que respondería con "medidas asimétricas", aunque no reveló de qué tipo. Una posibilidad es construir infraestructura militar en su aliado Belarús, o en Kaliningrado, enclave ruso cerca de la frontera con Polonia.
"Será más que una respuesta simbólica, pero menos que una real", especuló Deák. "Recurrirá a una retórica dura, pero como de costumbre será difícil separarla de sus verdaderas acciones".
"No quieren correr una carrera armamentista con Estados Unidos, pero el conflicto con Georgia puede cambiar las cosas. Podrían ponerse más duros", dijo el analista a IPS.
Nacionalistas y sectores pro estadounidenses de Europa oriental condenaron el conflicto en Georgia, acusaron a Rusia de atacar en forma premeditada e insistieron en que Occidente no debe capitular ante Moscú.
Muchos sostienen que la "agresión rusa" no debe quedar sin respuesta, y que el escudo antimisiles es la mejor forma de demostrar que Occidente no tiene miedo.
Esa es la postura a la que de forma sorprendente adhirió la mayoría de la población polaca, que hasta ahora estaba en contra al escudo. Una encuesta realizada el 18 de este mes concluyó que 55 por ciento de los entrevistados se mostraron a favor y 44 por ciento en contra.
Para muchos, la ofensiva rusa en Georgia fue una prueba de que Moscú está dispuesto a incluso golpear objetivos militares occidentales si se siente rodeado.
Rusia subraya que la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) se comprometió en una declaración unilateral de 1999 a no desplegar armamento en nuevos estados miembros.
Mientras, funcionarios rusos estarían considerando la posibilidad de construir infraestructura militar en lugares cercanos a Estados Unidos, como Cuba o Venezuela, según versiones de prensa.
"No costaría mucho, pero no es seguro que el gobierno cubano acepte ni hay pruebas de que los países de América Latina vayan a cooperar. Pero es una posibilidad", sostuvo Deák.
"Hay una posibilidad cierta de que se agraven las relaciones. Estamos lejos de una guerra fría, pero con seguridad los vínculos están bastante helados", apuntó.
Dependerá mucho de cómo se resuelva la situación en Georgia, si hay una retirada rusa y un nuevo acuerdo de mantenimiento de paz, y de la capacidad de Occidente y de Moscú de separar sus desacuerdos varios y no verlos como parte de un conflicto general.
"El verdadero peligro para Rusia es que puede encontrarse en una situación de aislamiento absoluto", acotó Deák. (*) Periodista IPS desde Budapest.

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SERBIA-GEORGIA: Comparaciones incómodas
Por Vesna Peric Zimonjic (*)El silencio de Serbia tras el conflicto de este mes entre Georgia y Rusia llama la atención. El paralelismo entre Kosovo y Osetia del Sur, trazado por expertos y políticos todo el mundo, no es tan fácil de asumir por este país.
El gobierno serbio divulgó un comunicado al respecto tras la reunión del primer ministro serbio Mirko Cvetkovic con el embajador ruso Aleksandar Konuzin.
"Serbia está preocupada por la crisis humanitaria de Osetia del Sur", reza el comunicado, que expresa sensibilidad por la pérdida de vidas humanas y pide poner fin al conflicto por la vía diplomática.
Rusia reconoció el martes la independencia de los territorios georgianos de Osetia del Sur y Abjasia. Pero Moscú apoya la integridad territorial de Serbia ante lass gestiones independentistas de Kosovo.
Esta antigua provincia serbia declaró su independencia el 17 de febrero de este año, polémica decisión que contó con el respaldo de Estados Unidos y de algunos miembros de la Unión Europea (UE).
"La causa de la lenta reacción de Serbia es simple", explicó a IPS la analista en política exterior Seska Stanojlovic. "No sabemos qué papel cumplimos. Si se compara esta situación con la de Kosovo, ¿Serbia sería Rusia, Georgia u Osetia del Sur?".
Belgrado insiste en que la independencia de Kosovo es ilegal, pues canceló unilateralmente su soberanía sobre 15 por ciento de su territorio. Además, la hasta entonces provincia autónoma con población mayoritariamente albanesa es considerada la cuna de la nacionalidad serbia.
Osetia del Sur es una provincia con una mayoría prorusa que aspira a independizarse formalmente de Georgia desde principios de los 90, del mismo modo en que Kosovo quería escindirse de Serbia.
Bajo el régimen del presidente Slobodan Milosevic (1941-2006), Belgrado trató de controlar Kosovo por la fuerza pese a que los albaneses querían independizarse.
Osetia del Sur es independiente en los hechos desde 1992. Rusia mantiene efectivos en esa provincia georgiana en el marco de una misión de mantenimiento de paz.
"Ésa es la similitud con Georgia", declaró a la cadena de radio y televisión B92 Goran Svilanovic, primer canciller de la era post Milosevic (1989-2000). "El esfuerzo de Georgia por mantener a Osetia del Sur por la fuerza no tiene sentido, como tampoco lo tuvo el de Milosevic con Kosovo."
Rusia intervino en defensa de Osetia del Sur contra el ataque de Georgia. En 1999, la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) se involucró del lado de los albaneses de Kosovo y bombardeó Serbia durante 11 semanas para evitar una "catástrofe humanitaria".
Políticos rusos calificaron el ataque de fuerzas georgianas contra separatistas de Osetia del Sur de "agresión", "genocidio" y "limpieza étnica" de la población local. "Esas expresiones sólo aumentan la confusión de Serbia", remarcó Stanojlovic.
"En especial cuando los rusos compararon el ataque de Georgia con lo ocurrido en Srebrenica", la oriental localidad bosnia dónde fueron asesinados más de 7.500 niños y hombres musulmanes en julio de 1995.
"Limpieza étnica" es la expresión empleada en Occidente para referirse a la expulsión masiva de bosnios musulmanes durante la guerra de los Balcanes (1992-1995) y de más de 800.000 albaneses de Kosovo entre 1998 y 1999, a manos del régimen de Milosevic.
Los croatas hablan de "agresión" serbia desde que el país comenzó el proceso de secesión de la antigua Yugoslavia en 1991.
Serbia, por su parte, se considera víctima de agresión de la OTAN.
Para la mayoría de los serbios, el bombardeo de la OTAN es considerado el acontecimiento más traumático de la historia reciente, independientemente de las razones que motivaron su acción, que causó la muerte de 1.500 personas y destruyó la industria y la infraestructura.
Rusia pidió un tribunal internacional para crímenes de guerra con el objetivo de juzgar al presidente georgiano Mijaíl Saakashvilli.
De modo similar se procesó a Saddam Hussein, quien gobernó Iraq de 1979 a 2003 y fue ejecutado en la horca en 2006 cuando la ocupación estadounidense cumplía tres años, y a Milosevic, quien falleció ese mismo año en una cárcel del Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia, con sede en La Haya.
Milosevic fue extraditado a La Haya en 2001 para ser juzgado por crímenes de guerra durante la desintegración de la Federación de Yugoslavia en los años 90. Murió sin haber sido condenado.
"Es muy complicado para Belgrado emitir una opinión respecto de Rusia, Georgia y Osetia del Sur", escribió el diario Danas. "A la gente le gustó la demostración de fuerza de Rusia. Pero si respalda a Moscú, viola la idea de integridad territorial de Georgia."
Políticos de Kosovo y analistas no encuentran ninguna similitud entre la situación de Osetia del Sur y la de su territorio.
"Kosovo es un caso único que no puede ser comparado con ningún otro", declaró el presidente kosovar Fatmir Sejdiu a una cadena de televisión de Pristina. "Su estatus fue alcanzado mediante negociaciones en el ámbito internacional."
"Todo paralelo entre Kosovo y Osetia del Sur es equivocado", opinó Ilir Dugolli, del Instituto Kosovar de Desarrollo e Investigación Política. "Kosovo estuvo ocho años bajo protectorado internacional con un estatus abierto pendiente de resolución. No es el caso de Osetia del Sur."
(*) Periodista IPS. Serbia.

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