miércoles, 3 de septiembre de 2008

564 - Retinas - Contrastes 1 - Uruguayez de alternativa - RB

* me enteré de la reacción de berugo carámbula frente a la terrible enfermedad que enfrenta y sabe soportar/sufrir/disfrutar. por supuesto es de elogiar desde una perspectiva absolutamente hedonista, que es también cruel, sádica. su excepcionalidad se define desde la condición mediática del portador del mal. “me ayuda a ponerle azúcar a los churros”, habría dicho, tomando a broma los efectos del parkinson. ¿por qué no lo dejan tranquilo?, ¿por qué le preguntan tantas boludeces?, el goce morboso/mediático del mal cuerpo/alma del otro es infinito y muestra/demuestra la grave y profunda interacción eros/thánatos en el globo/mundo.
* bestialmente acertada la interpretación del ñato fh sobre el affaire prudente, de quién dijo que había ignorado "que la columna vertebral del país es la prórroga de absolutamente todo. Somos ya un país prorrogado. Apóstoles de prorroguismo y la prorrogancia. Prorrogantes. Ignoró también que el fútbol está en manos de gente muy violenta que desde hace ya mucho tiempo ha tomado impunemente el poder en las canchas prorrogando de ellas a la inmensa mayoría de la población y consumiendo la mayoría de los efectivos policiales cada fin de semana. Que los uruguayos somos seres prorrogados del fútbol por una minoría vandálica (que a la vez nos prorroga, especialmente a partir de ciertas horas, de muchos barrios, calles, parques y, aún, de nuestras propias casas. Vivimos mansamente en el "insilio" y el exilio. Paciente ostracismo en casa. En especial para la niñez y las mujeres. A tal imprudencia de Prudente se agregó, para espanto de la inteligencia, una interminable maratón de "sesudos" comentarios públicos asestados a la población por los más importantes medios de prensa consiguiendo multitud de adherentes participativos de tan monumental estupidez. A ellos aportamos la ecuación de Einstein para que ahora definan en largas tertulias y tenidas al santo botón si los jugadores de Nacional estaban, no estaban, estaban yendo, eran ínsitos, inminentes, inherentes, intrínsecos, concomitantes o languidescentes, debidamente asesorados por jangadas de abogados famélicos especialistas en la ontología del Derecho (hay una vastísima tundra reglamentaria a recorrer entre lobos para saciar nuestras tan voraces fauces reglamentaristas). Da vergüenza pensar que nos puedan estar leyendo, escuchando o viendo. Que nos estén empujando de tal modo a la ridiculez planetaria y a tal estólido atraso. Que luego de las tan recientes Olimpíadas y a falta de otro, hayamos ganado, con gran festejo y cobertura de prensa, el récord mundial de tortas fritas".
* en verdad, nuestra pasión por obtener récords y defenderlos va lamentablemente ligada a la incapacidad nacional de lograr verdaderos títulos honorables, a la que también señala la aburrente y aburrida relación con un irrepetible maracaná. gloria de tontos y pseudo optimistas, la torta frita gigante y el ghigiazo final condenan al flacucho galeno devenido pito indicatorio de nuestros déficits inclaudicables y nefastamente onettianos.
* así nos regodea el ansia occidental de crucificar/cruelificar al alter que en una - telegramas - repasó juan sasturain: "En un libro muy divertido e inteligente titulado Museo del chisme, Edgardo Cozarinsky recoge y transcribe una anécdota –un chisme, un alevoso trascendido– que implica a dos grandes escritores franceses del siglo veinte, dos premios Nobel, dos amigos que no dejaron de polemizar durante décadas: el ateo consecuente André Gide y el no menos católico militante François Mauriac.
Según cuenta Cozarinsky que le contaron, cada vez que el homosexual Gide iba de vacaciones a Marruecos o Argelia en busca de sosiego y algo más, y se encamaba con algún dócil jovencito del lugar solía –después de los hechos– detenerse en dejar huella memoriosa de su paso. Así, acostumbraba confiarle al ocasional compañero de lecho que él, en Francia, era un hombre muy conocido, un escritor famoso, y que sería bueno para el muchacho tener su nombre bien presente a la hora de establecer contactos íntimos con otros ocasionales turistas sexuales europeos: “No te olvides: diles que estuviste con François Mauriac”. Qué bárbaro este Gide".

* y más opípara creación vengativa, "Pero parece ser que la capacidad de gastar bromas pesadas del autor de Los monederos falsos al torturado novelista de Nudo de víboras llegó (desde) mucho más lejos que el norte de Africa. Que incluso trascendió el mero tránsito al Otro Lado. Así, es historia famosa y largamente testimoniada que el 20 de febrero de 1951, un día después de la muerte del viejo Gide, François Mauriac recibió un telegrama que decía textualmente: “L’enfer n’existe pas STOP Tu peux te dissiper STOP Préviens Claudel STOP Signé: André Gide” (El Infierno no existe STOP Podés relajarte STOP Avisale a Paul Claudel STOP Firmado: André Gide).
Desechada por quién sabe qué prejuicio realista la autoría del propio Gide, el telegrama ha sido atribuido con ligereza a varios improbables –el mismísimo Jean-Paul Sartre (no tenía humor para algo así) o la bella musa existencialista Anne Marie Cazalis– para finalmente cargarlo casi sin margen de error en la cuenta y la fama del malogrado Roger Nimier, un talentoso provocador de derecha que dejó –entre otras– un par de excelentes novelas, El húsar azul y D’Artagnan enamorado, y el guión de Ascensor para el cadalso –de Louis Malle, con música de Miles Davis– antes de deshacerse en una curva con su Aston Martin y una amiga, a los 37 años, en 1962".

* y probando que sobrevivir no es vivir, el artículo termina narrando, con su lectura/relato correspondiente (s) que, "a todo esto, el flaco François Mauriac, convertido de algún modo en magra estatua viviente de las letras francesas más académicas y equívocamente conservadoras, sobrevivió largamente tanto a Gide como a Nimier, como a tantos. Tuvo cuatro hijos –todos escritores, varios de ellos en actividad– y dejó un puñado de novelas y de ensayos que se leían mucho en la Argentina hasta los sesenta. Ya no. A Graham Greene le gustaba y lo defendió. No es poco. Estos chistes de humor verde y negro que desempolvamos vienen a cuento porque en un día como hoy, el primero de septiembre de 1970, a los 85 años, finalmente también Mauriac dio las hurras y se tomó el buque definitivo. No se sabe que haya enviado ningún telegrama para saber dónde está".

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