lunes, 4 de agosto de 2008

517- Alkimia - Por qué no sirvo como filósofo - Enzo Maqueira

El objetivo – en función de su supervivencia como especie - del hombre como individuo es perpetuar esa especie. Y la especie se perpetúa a través del sexo. El problema a resolver era: ¿cómo lograr que se produjera el coito? La Naturaleza inventó, con ese objetivo, el orgasmo. Nos gusta hacer el amor porque nos produce un orgasmo; y el orgasmo se siente como la unidad, la comunión con la totalidad, una pequeña muerte que nos despega de la realidad.El orgasmo es la trampa que asegura el nacimiento de la descendencia que habrá de ganarle a la muerte individual y mantendrá con vida la especie.Pero no alcanza sólo con el sexo. Es necesario criar a esa descendencia, hasta que sea posible delegar en ella las tareas que la vejez no permita continuar.Entonces la cultura (aunque también podría ser la Naturelza, esto habría que analizarlo en otro texto) inventa el ideal de la felicidad. Trabajamos, queremos tener mejores sueldos, vivimos, comemos, "culturamos", etc., para asegurarnos que esa descendencia sobreviva.La felicidad, su utopía, es la segunda trampa. Como nunca se logra, se produce insatisfacción. Y la insatisfacción conduce a seguir produciendo, buscando, moviendo, a fin de encontrar esa felicidad. Así avanzan la tecnología del hombre, su cultura, su arte, su educación, sus costumbres, sus hábitos… Son el producto de la búsqueda de la felicidad, esa fantasía que creemos poder alcanzar alguna vez, pero que es una trampa para mantenernos activos.El orgasmo es la ilusión de una muerte que no es tal. Y la felicidad, la plenitud, la verdadera unión con el Todo, sólo puede alcanzarse en la inexistencia física.El amor nos devuelve la individualidad. Es decir, enamorados, gozamos como individuos la existencia; dejamos de ser un engranaje del todo y pasamos a experimentar "ser" el Todo. No trabajamos para su supervivencia, sino que nos depositamos en esa unidad. Estar enamorado es dejar de trabajar para Dios (la Naturaleza, el Todo, el Universo) y pasar a ser ese Dios.El amor nos hace improductivos para la especie. Nos aleja de ella. Nos acerca al Universo, pero nos aleja de la especie. El amor verdadero y puro es más poderoso que cualquier otro elemento en la vida. Es el objetivo final del espíritu. La felicidad es el objetivo del pensamiento. El verdadero amor trae felicidad. Pero la buscamos en ficciones que no la implican. Por ejemplo, en el consumo exacerbado del capitalismo.
Las religiones son la contracara: aunque se construyeron historias para hacerlas comprensivas, todas hablan de encontrar la totalidad, nunca la especie. Sobrevive el alma, jamás el cuerpo (la especie). El individuo siente que debe alejarse de su función de perpetuar la especie, pero no puede evitar hacerlo. Siempre termina conforme con haberlo hecho. De hecho, la más común de las convicciones al momento de la muerte es haber dejado una descendencia. Probablemente, también sea una trampa la amenaza de la soledad que suele agitarse como una daga en las predicciones que cualquier persona hace de su vejez. Para decirlo más sencillamente: el temor a estar solos nos impulsa a crear un ser que nos contenga. Es posible, también, que la descendencia funcione como un ideal de inmortalidad: dejar un hijo en la vida significa dejar parte de uno. Lo cierto es que, cuanto más trampas obligan al hombre a conformarse con función esencial de ser un engranaje más en la continuidad de la especie, así se aleja de la individualidad. De Dios.
Sin embargo Dios puede ser la especie. Si la vida en sí misma no tiene ningún objetivo, ningún motivo, ni razón de ser, la Totalidad es la especie y no el Universo, la Naturaleza, Dios.Prefiero pensar que no, que los diferentes somos los que consagramos la vida a la búsqueda de la Totalidad como parte de ella. Como "Ser" esa Totalidad.Lo más probable es que esté equivocado. La especie es tangible, la Totalidad puede ser una construcción y no un hecho verdadero. Puede que no sólo los cuentos de las religiones hayan sido inventados para que creamos y comprendamos en una Totalidad. Sino que incluso ese concepto, Dios, fuera la misma invención. Así que llegué a una conclusión muy sorprendente y, sobre todo, original: "Dios es un invento del hombre".¡Mierda!

No hay comentarios: