domingo, 28 de octubre de 2007

363/Actuales - La psicología social, ¿induce al desvarío? - Por Fernando Caputi

SOBRE LOS PEREZ DE LA GUIA
La audiencia de Radio Sarandí reaccionó con vehemencia pocas veces vista ante la sorprendente tesis de un psicólogo social de cuyo nombre –al igual que aquel lugar de la Mancha– no quiero acordarme.
Dijo el invitado a usar el micrófono que los uruguayos “mentimos” cuando hacemos alusión a nuestro origen europeo, no somos europeos y no nos parecemos a Europa; por el contrario, “no queremos reconocer” raíces afro (ni el candombe) e indígena, por lo cual somos, ante todo, latinoamericanos, especialmente afines con Brasil y Argentina pero con rasgos étnicos comunes por entero a los otros pueblos de Sud América.
Revisionista a la ligera –moda falluta cuyos adherentes terminan extraviados a espaldas de la historia que pretenden cambiar–, por alguna razón extraña este individuo negó lo innegable e invirtió, como si nada, porcentajes veraces y abrumadores.
Desde el primer libro de Ildefonso Pereda Valdez sobre población afro del territorio nacional a los del irrebatible Lauro Ayestarán, que situó en términos exactos el aporte de la raza negra al país y su folclore, variedad de investigadores en serio vienen redondeando y dando ajuste a una historia de, afortunadamente, contadísimos desvíos de intolerancia y desintegración hacia las minorías, esos de los que abusan en incurrir los dos países por el psicólogo social sindicados como afines.
Como excepciones que confirman la regla general de una república modelo en la ética de convivencia, apenas si recuerdo el humor guarango del que decía no gustar de la discriminación ni de los negros, y siempre detesté como abominables ciertos prejuicios de unos pocos uruguayo (incluso, morenos presa de complejos) en relación al color de epidermis.
Aleatoriamente, ser criollo ha pasado a significar sinónimo de idiosincracia más que corriente racial de cuna rural o indígena, infinitamente menos influyente que la sangre europea en el todo resultante del democrático sistema de cruzas.
Pero negar la rigurosa verdad de que nuestros padres, abuelos y/o bisabuelos en mayoría tuvieron que cruzar el Atlántico para llegar a estas playas es tan descabellado como sugerir que Sud o Latinoamérica son, en cuanto al tipo humano, un dechado de homogeneidad.
El psicólogo social llevado a la emisora, ¿ha viajado por el continente alguna vez?, ¿cree que el presidente Vázquez desciende de indios porque su nombre de pila es Tabaré y le encuentra semblante parecido al del mandatario de Bolivia Evo Morales?
Una cartilla de la dependencia ministerial que organiza los Días del Patrimonio señala, con referencia a la reciente edición 2007 Culturas uruguayas, Martha Gularte-Rosa Luna: “Seguramente ni Ayestarán ni Pereda Valdés ni Vicente Rossi ni Pedro Figari pudieron imaginar que en los primeros años del siglo XXI las tradiciones afrouruguayas, representadas especialmente por el candombe (música y danza), hubieran alcanzado los niveles de popularidad y aceptación que tienen en la mayor parte de la ciudadanía uruguaya, que obviamente sigue siendo de origen europeo” (subrayado por mi cuenta).
No da para más que, como posdata, excusarme y confesar: nunca entendí bien qué significa ese diploma de psicólogo social. ¿Es que, acaso, por ventura o desventura, los otros psicólogos de profesión están discriminados y no son sociales?

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