martes, 2 de octubre de 2007
297/Actuales - Objetivo Birmania - Por Pascual Serrano (+PS)
Monjes budistas manifestantes, todos de color azafrán, y coincidiendo con una asamblea de la ONU, y más concretamente con el discurso del presidente estadounidense George Bush exigiendo democracia para Birmania.
No se puede negar que es una buena puesta en escena.
El país asiático está bajo el yugo militar desde 1962, las últimas protestas populares se desarrollaron en 1988 y se saldaron con tres mil muertos tras la represión y un acuerdo entre la opositora Liga Nacional para la Democracia (LND) y la junta militar gobernante por el cual se celebrarían elecciones en 1990. De nada le sirvió a la LND lograr 396 de un total de 485 escaños, los militares se aferraron al poder y los diputados opositores fueron al exilio o a prisión. El silencio internacional fue absoluto, apenas giró la mirada con la concesión del premio Nobel de la Paz a la histórica opositora Suu Kyi, que vive entre la prisión y la retención domiciliaria.
A pesar de ocupar el décimo puesto mundial como país poseedor de gas y contabilizar 3.200 millones de barriles de petróleo entre su subsuelo y su costa, el 90 por ciento de la población de Birmania vive por debajo del umbral de la pobreza en un país donde el 40 % del presupuesto es para un ejército que tiene medio millón de soldados.
Ahora el detonante ha sido la subida del precio del diésel, algo que se refleja en el transporte público y en el precio de productos tan básicos como el arroz y el aceite, pero no parece que explique un levantamiento que pueda derrocar a un gobierno. De hecho, las protestas comienzan discretas en agosto y primeros de septiembre con algunos heridos, los monjes salen a la calle con peticiones humildes -perdón por los heridos y bajada de precios- pero se van radicalizando. Incluso la oposición de la LND se mantiene en un segundo plano y no hay consenso entre ellos sobre las demandas.
¿Por qué precisamente ahora se produce la revuelta? ¿Por qué los monjes?
Lo que está sucediendo, tan fotogénico todo, nos hace recordar a las denominadas revoluciones naranjas de las antiguas repúblicas soviéticas, con sus manifestantes pacíficos, con buena cobertura mediática y… su dinero estadounidense.
El delito de la junta militar birmana se llama China, un país con el que su comercio ha aumentado un 39,4 % en los primeros seis meses del año, con una empresa petrolera –PetroChina- que se adjudicó la compra del gas birmano en perjuicio de la india ONGC, sin duda un país más amigo de Estados Unidos que China. A Estados Unidos no le importa ni la democracia ni el respeto de los derechos humanos en Birmania.
Se dice que la dictadura birmana tiene en China a su mejor protector. Es verdad, pero hasta ahora también a India, sin que eso haya sido motivo de indignación. Y es que a las dictaduras les va según de quién sean amigas. Por eso Bush citó en la asamblea de la ONU a Myanmar, pero no a otros regímenes déspotas de la región, como Pakistán, Sri Lanka, sumida en una cruenta guerra civil, Bangladesh o Tailandia. Ellos no deben expiar el pecado de ser socios de China, pueden continuar con la represión.
Además, Estados Unidos tiene ya preparado el repuesto, la LND es una buena opción. Tienen una carne de cañón que da muy bien en televisión, reverenciada y prestigiosa entre la población –los monjes budistas-, una líder heroica premio Nobel de la Paz, que supera hasta al Lech Walesa polaco que tan buen servicio prestó, y un programa político basado en el libre mercado, las políticas del FMI y el BM y las inversiones extranjeras. Se impone el maquillaje del sistema político, América Latina sabe mucho de eso.
Los recursos naturales siempre seguirán gestionados por las multinacionales. Hoy son la francesa Total y la estadounidense Texaco, que llevan años burlando el embargo decretado por la UE y EEUU, y luego podrán seguir ellas u otras similares. Los birmanos están acostumbrados a trabajar por poco dinero, hasta para eso viene bien el austero budismo dominante.
Está todo preparado para la “transición” pilotada por Estados Unidos: unos gobernantes malos, sangre en las calles y cámaras de televisión.
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postscriptum
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Cinco muertos y decenas de heridos por la represión del ejército en Birmania
EFE. 26.09.2007 - 13:28h - El ejército ha utilizado gases lacrimógenos y ha disparado contra los manifestantes. Protestan desde hace días contra la dictadura de la Junta Militar. Primera noche con toque de queda.
La situación en Birmania empeora y ya son cinco los muertos en Birmania por los disparos del Ejército contra los manifestantes. También hay decenas de heridos a causa de los disparos efectuados por soldados del ejército birmano cerca de la pagoda de Sule, en el casco viejo de Rangún, indicaron testigos a medios locales. Unos 200 monjes budistas y varios de miles de civiles marchaban hacia Sule, en desafío a la prohibición de manifestaciones impuesta anoche por la Junta Militar de Birmania (Myanmar).
Las fuerzas de seguridad emplearon gas lacrimógeno y lanzaron disparos al aire para disolver a un centenar de monjes birmanos que se manifestaban en Rangún contra la Junta Militar.
El ejército usa gases lacrimógenos y ha disparado contra la multitud
Muchos de ellos fueron golpeados por los soldados antes de ser arrestados y trasladados en camiones del Ejército a centros de detención, según indicaron testigos a la radio local Mizzina.
Las tropas, armadas con ametralladoras, han acordonado varios monasterios, entre ellos las pagodas de Shwedagon y Sule, las más importantes de Rangún, además de otros lugares donde pueden celebrarse manifestaciones.
La medida transfiere al Ejército el control directo de la seguridad en todo el país y prohíbe las asambleas y la reunión de más de cinco personas. Se trata del mayor desafío en los últimos años al poder militar, que gobierna Birmania desde hace más de 40 años.
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Miles de monjes budistas protagonizan la mayor protesta en dos décadas en Birmania
20MINUTOS.ES / EFE. 24.09.2007 - 19:12h Piden, entre otras demandas, la humanización de la Junta Militar y la reducción de precios. Las marchas comenzaron hace ya una semana. Una asociación ha denunciado la detención de 218 manifestantes.
Unas 300.000 personas, muchas de ellas monjes budistas, se manifestaron este lunes en diversas ciudades de Birmania (Myanmar) en lo que se ha convertido en la mayor protesta contra la Junta Militar en las últimas dos décadas.
La Junta Militar trasladó el año pasado desde Rangún, donde viven cerca de cinco millones de personas, la sede del Gobierno a la nueva capital, Napydaw, a unos 400 kilómetros más al norte, construida por ingenieros militares norcoreanos.
Miembros de la Liga Nacional para la Democracia (LND), liderado por la premio Nobel de la Paz Aung Sang Suu Kyi y el único partido político opositor que resiste la presión del régimen militar, participan en la manifestación.
Muchos colegios y comercios en Rangún no han abierto sus puertas por temor a enfrentamientos entre las fuerzas del Gobierno y los manifestantes.
Los manifestantes piden que la Junta Militar "se humanice", así como la reducción de precios
En Sittwe, capital del Estado de Rakhine y fronterizo con Bangladesh, con unos 2,5 millones de habitantes, unos 20.000 bonzos se manifestaron de manera pacífica y demandaron la reducción de los precios de los carburantes y de los bienes básicos, según el diario digital "Irrawaddy".
En Mandalay unos 15.000 monjes marcharon por la ciudad mientras entonaban salmos y otras plegarias para que la Junta Militar se humanice, según la radio "Mizzima".
También se han celebrado manifestaciones en Masoeyein, Mya Taung, Bago, Monywa y Masoeyeih, todas han transcurrido de manera pacífica y con los bonzos entonando el "metta sutha" sobre la bondad, y con los cuencos de recogida de ofrendas, boca abajo.
Antes, la jerarquía de la institución budista de Birmania, sometida al control gubernamental, ordenó a los monjes regresar a sus monasterios para poner fin a las manifestaciones pacíficas contra la Junta Militar.
A favor de San Suu Kyi
Las manifestaciones comenzaron en Rangún hace una semana.
Unas 20.000 personas entre monjes y civiles se manifestaron ayer en Rangún y en apoyo de la líder opositora San Suu Kyi, a quien el régimen militar tiene confinada en su residencia desde 2003.
Las marchas han ido aumentando de tamaño en los últimos días
Los monjes, que trataron el domingo de pasar frente a la residencia de Suu Kyi, al igual que hicieron la víspera, se vieron obligados a desistir ante las barricadas establecidas por las Fuerzas de Seguridad.
Las marchas de los monjes, iniciadas la pasada semana para reclamar disculpas al Gobierno por la agresión de varios bonzos a manos de las Fuerzas de Seguridad a principios de mes, han ido aumentado de tamaño en los últimos días, con unos 10.000 que recorrieron el sábado las calles de Rangún.
La Asociación de Presos Políticos de Birmania denunció la detención de 218 personas por participar en las manifestaciones.
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