lunes, 24 de septiembre de 2007

269/Trastienda - Dos del blog de Fabregat sobre JB

El tic tac de un psicópata

(Publicado en Página/12, dentro de la producción El hombre bomba)
“...we’re running out of time”.

La cavernosa, agotada voz del gran Kiefer Sutherland opera como una marca de identificación. Eso y el sonido del teléfono en CTU –un hit de la era ringtone–, y el tiránico reloj que marca las horas de la serie: como Gary Cooper en A la hora señalada, que también transcurría en tiempo real, Jack Bauer (James Bond, Jason Bourne, Jack Bauer... ¿es que los mejores héroes de acción siempre deben llevar las iniciales JB?) vive sitiado por el tiempo, y transmite esa angustia al espectador, haciendo imposible la visión nocturna de 24 a personas impresionables. Dice la leyenda que, al filmar la primera temporada, los productores decidieron cerrar el capítulo 12 con un alivio y un moño dramático, el rescate de Teri y Kim Bauer, un recurso por si la serie fracasaba y había que cancelarla antes de tiempo. Aunque es de suponer que los responsables sabían positivamente que 24 no podía fracasar.
24 es lo que es no sólo por su recurso narrativo base, los minutos como un goteo constante, el tiempo que se escurre mientras los giros narrativos cambian de villano cada tres o cuatro capítulos y Bauer y su gente corren sobre el filo de la navaja. La serie es una feroz lectura política –¿habrá un presidente menos parecido a George Bush Jr. que David Palmer?–, un buen resumen de los tiempos paranoicos post 11-S y hasta una gambeta al librito sagrado de los héroes televisivos. Lo dice Drazen ya en la temporada 1, cuando Kim defiende a su padre porque “es un buen hombre”, y el terrorista se ríe: “¿Bueno? No, querida, tu papá no es una buena persona”. El matiz que más impresiona de Jack no es su resistencia a la tortura, su velocidad de resolución, su dureza en situaciones límites o el cold turkey que arrastra en toda la tercera temporada: como dijo Drazen, que en paz descanse, Jack Bauer no es tan buena persona. Se sabe cuando amenaza a alguien con meterle una toalla por la garganta y sacarle el estómago por la boca, o cuando, presa de las circunstancias, gatilla sin dudar a la cabeza de su compañero Chase Edmunds. Pero es que para detener a los psicópatas hace falta algo más que un buen agente: hace falta otro psicópata. Uno más peligroso. Uno al que, una y otra vez, se le está terminando el tiempo.
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JB

James Bond, Jack Bauer, Jason Bourne... parece que, para ser un héroe de acción hecho y derecho, el mejor comienzo es poseer las iniciales JB, y lo demás viene solo. Entre 007, 24 y la serie de películas de Bourne, queda claro que los productores ven algún tipo de mensaje subliminal en esas letras que engancha irremediablemente al espectador. Por eso, de onda y sin cargo (aunque no me vendría mal un porcentaje de las ganancias que puedan resultar), aquí se ofrecen algunas nuevas opciones para alimentar las pantallas.
· Juan Baglietto. La "C" del medio -entre otras cosas- medio que lo inhabilita para el rol. Pero, a la hora de torturar a sus enemigos para extraerles información, este JB cuenta con un arma poderosísima: su guitarra y "Era en Abril".
· John Bonham. Su nacionalidad inglesa contribuye. Pero, además, ¿qué villano podría aguantarse cuatro minutos y medio con el Bonzo castigándolo a puro palillazo? ¿Y si, además, se le suma otro JB, su hijo Jason Bonham?
· James Brown. La serie de películas I feel good, I feel good reloaded y I feel good - The Final Funk combinan lo mejor del género de acción con un toque de onda afro. Siempre con esa capa símil superhéroe, su especialidad sería marear a sus adversarios a puro baile, y luego drogarlos para el interrogatorio. Todo, sin dejar de conquistar minas en el camino.
· Jackie Brown. Posible versión femenina del anterior, esta ya tuvo su propia peli, con Tarantino a puro soul y funk. Y no le iba tan mal.
· Jeff Beck. Los villanos y terroristas del mundo temblarán ante la posibilidad de ser acribillados por las notas a repetición que el tipo puede disparar en cuestión de segundos. Y siempre está la posibilidad extrema de que los atraviese con el mango de la guitarra.
· Juan (del) Barrio. Un héroe de la acción... psicológica: bastará con encerrar al responsable de un atentado terrorista junto a JB y su arsenal de teclados equipados con todos los sonidos de sintetizador de los años '80, y querrá confesar todo en solo diez minutos.
· El Indio Solari. ¿El Indio Solari? Sí señor. ¿O acaso "Un héroe del whisky más" no nos lleva directamente a Justerini & Brooks, alias J&B?

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