Según la meritoria “La palabra del día”, en 1698, el marqués François de Fénelon (1651-1715) fue nombrado preceptor de los tres hijos del Gran Delfín de Francia, uno de los cuales era el duque de Borgoña. Como se trataba de un chico difícil, Fénelon escribió para él una historia titulada Aventuras de Telémaco (1699), sobre el hijo adolescente de Ulises, que había emprendido una expedición para hallar a su padre y librar así a su madre, Penélope, de los pretendientes que la asediaban. Como Telémaco era muy joven, en la narración de Fénelon, la diosa Palas Atenea toma la forma del anciano Mentor, que acompaña al heredero del reino de Ítaca, lo guía y aconseja.
Entonces, la palabra que me ocupa, el nombre griego del anciano amigo de Ulises, MENTOR, proviene de la raíz indoeuropea men- (pensar, meditar, que en español también está en 'mente', 'mención' y 'memoria') y fue adoptado primero en inglés y luego en otras lenguas para referirse a una persona de cierta edad que guía y orienta a otra más joven.
“De cierta edad” no significa precisamente “viejo” o “antiguo”, sino “de experiencia…-”, empiria, si me autorizan la palabra, referida tanto a contenidos sensoriales como, en el otro extremo de lo que me gusta considerar un continuo, pero no debe serlo, a lo que llamaría “experiencia racional”, como un constante darse cuenta de estructuras lógicas afincadas en la objetividad.
En realidad, es a esto último que se refiere el término “mentor”, como guía con un “saber hacer”, que en política aparece resumido en la expresión “viejo zorro” – mucho más que en las postmodernas “asesor” o “consultor”, más adecuadas para lo económico o lo sociológico -.
Aquí llegamos al destino de esta pequeña ponencia sobre la actualidad.
DOS HIPÓTESIS
Este gobierno aparece con un gabinete de gerontes, muchos viejos zorros, que saben capear los primeros temporales – de eso no me cabe la menor duda -, a pesar de que sobre sus cabezas pende la espada de la salida, tanto por su edad como por las advertencias del entorno del presidente, pero, bueno es aclararlo, no de éste directamente.
Aquí dos hipótesis.
Primera, que a Tabaré Vázquez le va a ser difícil encontrar sustitutos para los actuales ministros, la mayoría de los cuales se han convertido en sostén incluso moral de su administración. Es obvio que me refiero no sólo a lo moral por aplicación Ética y omisión del mal, sino también a la moral por convicción que han sabido irradiar.
Segunda, que, si se da ese cambio “generacional”, Vázquez tendrá que asumir otro control político, sobre todo si debe actuar por ministros – asesores, de corte técnico, y allí se jugará la posibilidad de que su partido pueda nuevamente llegar a la victoria electoral sin pasar por el ballotage.
LA FÓRMULA
Sin duda, estas hipótesis implican el pase de los hoy ministros a una arena absolutamente electoral, donde se diversificarían decenas de eventualidades en cuanto a la fórmula progresista 2009.
Nótese que digo “fórmula”, considerando que si uno de esos venerables-gerontes-hoy-secretarios de Estado asume tamaña responsabilidad su declinar natural pueda llevar a su salida sin terminar el mandato.
Otra hipótesis tendrá que referirse a qué sectores de la oposición deberá recostarse el progresismo para intentar esa ansiada mayoría absoluta – que pocos recuerdan fue lograda por pocos votos en 2004 -. En esa dirección, la estrategia de barrer para adentro, liderada por el Movimiento de Participación Popular de Pepe Mujica – el más notorio de los mentados gerontes -, deberá afinarse y superar el medio político en sentido estricto.
Hoy, la oposición mayor al gobierno del FA está en las cámaras empresariales y ciertos sectores rurales; parece un deber a cumplir el abrir brechas en ese bloque mediante tácticas políticas y negociaciones intensas, en las cuales no se deben descartar alianzas de todo tipo.
En esa dirección, los mentores de la izquierda tienen la palabra.
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