miércoles, 20 de mayo de 2009

631 22-09 - Retinas - A PEDIR DE BOCA- Fernando Caputi

muy oportuna inrvención del "jefe", periodista de
raza, que sabe incursionar en la teoría y la praxis,
la coyuntura y la mediatez, y hasta lo más
puntualmente actual, para hacerle caso, red.
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La Libertadores vista, pero no escuchable, por televisión

Que Fox Sport trasmita en exclusividad los matches de la Copa Libertadores es resorte privado a priori inapelable. Por el contrario, del suplicio a que es sometido todo televidente no argentino ni xeneise que la sintonice existe conciencia en mí y entre muchos de mis pares suscriptores del susodicho canal cable aquí y en otros países, adoptando uno y otros por igual –para literalmente no calentarse– el sistema mixto de combinar televisor con imagen pero mudo con audio de radio local.
¿Qué saben los comunicadores asignados a cubrir, in situ o no, las presentaciones de equipos uruguayos? Identifican a Nacional y Defensor Sporting como el bolso y la viola, toman de Internet o algún diario datos elementales de su momento en el torneo que se disputa en el país, y, estando la ignorancia al alcance de todos, muy poquito más. Sobre antecedentes de esos clubes o sus actores, los versos habituales algo suelen incluír sobre Jorge Polilla Da Silva por haber sido admirado como jugador cuando actuara en Argentina, que en general consideran algo así como bautismo en el vaticano del balompié. Por lo demás, aplican axiomas atribuíbles a un nacionalismo digno de mejor causa, como elogiar en demasía a Julio Marchand, Federico Domínguez o Angel Matute Morales. Tanto que, de antemano, uno ya sabe que, en la última palabra de Fox Sport terminarán resultando lo mejor de la cancha debido al mérito soberbio de ser compatriotas de relator y comentarista(s), a veces no por exhibir sus virtudes futbolísticas, que sin duda las poseen.
Es cierto que en algún caso reconocen a la fuerza la capacidad de ciertos jugadores uruguayos que la rompen o mandan en el campo de juego, como Diego De Souza u Oscar Javier Morales (de quien tardaron años en informarse que el apodo, Ojota, responde a las iniciales de sus nombres de pila y no a la chancleta homónima de multiuso popular), pero todos los vacíos de su tendencioso blá-blá los llenan con informes y panegíricos propios del indisimulado y unánime fanatismo boquense que los domina y al oyente común satura y aburre.
Por sobre tanta abrumadora prédica que encumbra a Boca (para sus íntimos, Boquita) como infalible cuando no lo es, el buen observador capta apreciaciones que más parecen excusas propias de mal perdedor a cuenta de eventual y posible revés. Por ejemplo, minutos antes de comenzar Defensor Sporting 2 Boca Junior 2 (mayo 14), el ex jugador (de Boca) y hoy analista Diego Latorre, a la manera de experto en tarot que ofrece su concurso por un 0800 vaticinaba que el equipo montevideano iría a demorar y entrecortar el juego. Después se vio que era su rival el que retardaba los saques de banda para ganar tiempo, y el colombiano Vargas se convertía en abanderado del entrecorte mediante gruesos fouls por los que muy tardíamente recibió tarjeta amarilla. Pero eso, Latorre no lo apreció. Y si lo apreció, evitó decirlo.
En el relato, la idolatría para el por ellos universal favorito por muerte era manifestada a cada momento (el “gran” Forlín, el “gran” Palermo, el “gran” Battaglia; sólo faltaban el “gran” Riquelme y el Gran Bonete), pretendiendo situar al rival en el extremo más inexpresivo de la modestia comparativa al concluír que sus integrantes recordarían por siempre que habían conseguido empatarle ¡nada menos que a Boca!
Todos estos rasgos de soberbia peyorativa, sabrosos en lo anecdótico y circunstancial, en el fondo no aportan nada nuevo. En especial si llevados a la bolsa de lo archisabido, allí donde también reposan los nombramientos de jueces que, tanto a nivel clubista (Libertadores y Sudamericana) como el de selecciones (en especial, eliminatorias mundialistas), favorecen como por decreto a los países grandes en tamaño y poder económico de América en detrimento del más pequeño en superficie y divisas, pareciendo querer bloquearlo en tácito apoyo a los ambientalistas de Gualeguaychú.
Fernando Caputi (17.5.2009)

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