viernes, 21 de septiembre de 2007

250/Trastienda .- Hoy estoy raro y no entiendo por qué - Por Leonardo Haberkorn-

Entiendo al colega - por esta nota
lo digo con todas las letras de la "c" a la "a" -,
la situación es absolutamente inaguantable, y
así es como perdemos tiempo - vida -
mirando-para-criticar los bodrios de una
subcultura estúpida, indecente, inmoral,
eficientista, consumista. Bueno, Leo - me permitís... -
la subcultura bodrio; pronto escribo más sobre
esto y, teprometo, te escribo, rb
(imprimí tu nota y la voy a volantear bajo el
rubro "vale la perna, es interesante").
No entiendo. Antes, los programas que producía cada canal de televisión eran su máximo orgullo. Ahora, Canal 12 levanta la emisión de su principal programa periodístico, Código País, porque hay un repechaje en el programa argentino Bailando por un sueño. Y canal 4 cambia el día o la hora de emisión de su mejor programa, Los Informantes, según lo que ocurra en el también argentino Gran Hermano.

Por más que lo pienso, no lo entiendo. Si los canales sienten tan poco aprecio
por sus propios programas, ¿para qué los hacen?
Es curioso, además: después hay gente que se ofende cuando los argentinos
nos tratan como una provincia. ¿Pero acaso no es ese el mensaje que transmite
la forma de actuar de nuestros medios de comunicación más masivos? La televisión
brasileña une a Brasil de punta a punta: les dice al gaúcho que toma mate amargo muriéndose de frío en Bagé y al negro que cree en los orixás y cocina con aceite de palma que los dos son parte de un mismo país.

La televisión uruguaya nos dice: "Somos una provincia de Buenos Aires".
Canal 10, en cambio, es el "canal uruguayo". Canal 10 llora las recientes muertes de Barret Puig y Ángel María Luna, dos periodistas uruguayos de meritoria trayectoria que trabajaron durante años en su pantalla.
Acto seguido, su nuevo periodista estrella, Ignacio Alvarez, muestra en su programa Pan y circo un video de una modelo argentina clase C mientras se introduce un pene de proporciones en la boca, en primer plano, algo pixelado. La consigna ya no es "periodismo puro y duro". Ahora es, simplemente, "puro y duro".


Quedo desconcertado. ¿Cuándo fue que el periodismo se casó con la pornografía?
¿Esa es la semilla que sembraron Barret Puig y Ángel María Luna? No sé cuándo,
pero es evidente que en algún momento me perdí algo. Algo grande. Hay demasiadas cosas que no entiendo.

¿Cuándo fue que comenzó a estar bien que los periodistas hagan publicidad?
Hace 20 años, Carlos Giacosa fue estigmatizado por sus avisos de Galaxy, pero ahora todo cambió. ¿Está seguro Aldo Silva que las AFAP cuidarán de nuestro dinero y alguna vez cobraremos las fortunas que nos retienen? ¿O el dinero de nuestros aportes será dilapidado y desaparecido, como el que nuestros padres y abuelos aportaron al BPS? Yo no podría asegurarlo.
Las agencias de publicidad usan periodistas porque se supone que dicen la verdad, por obligación profesional. Como la publicidad miente (no es cierto que nueve de cada 10 estrellas usen el mismo jabón) y el público se da cuenta, a los publicitarios les sirve usar periodistas para confundir: si el mensaje es publicitario no tiene por qué ser cierto, pero si lo dice Aldo Silva, ¿no será verdad?

Son muchos los periodistas que, de golpe, se han puesto a hacer avisos.
¿Qué pasará cuando el público pase a asociar al periodismo con la mentira publicitaria? Es curioso que una cronista tan incisiva como Fernanda Cabrera no se lo haya preguntado.

Marcelo Jelen escribió sobre este tema en la diaria. Es una rara excepción, porque los periodistas ya no discuten sobre asuntos tan aburridos. Antes, en las redacciones se hablaba de política, periodismo y fútbol; de libros y música. Ahora se habla de lo que pasó en "la casa". ¿Qué casa? Trato de participar en las conversaciones pero no puedo. ¿De qué casa me hablan?

A veces dudo si podré seguir ejerciendo el periodismo por mucho tiempo.
Tengo pesadillas: sueño que me dedico a la pornografía. Me hago famoso diciendo "ja- pi" en la tele. Hago publicidad de Cutcsa, la nueva empresa modelo del periodismo uruguayo. Me despierto sobresaltado: mis compañeros me dicen que hay novedades en "la casa". ¿¡Qué casa!?

Por fin comprendo de qué casa me hablan, leyendo las páginas de "cultura" y espectáculos" de los diarios uruguayos, planB incluido: todos los días incluyen noticias sobre lo que ocurre en "la casa" de Gran Hermano y Bailando por un sueño.
Otra vez no entiendo. Que haya programas de entretenimiento está bien, claro.
Pero, ¿cuándo fue que cualquier nimiedad que ocurre dentro de un programa televisivo de entretenimiento se transformó en noticia? Con el criterio de los actuales editores de "cultura" y "espectáculos", hace 20 años se habrían publicado las siguientes primicias: "Olmedo suspende grabación de No toca botón porque amaneció con diarrea", "Gasalla discute con Naboletti porque nunca paga los bizcochos" o "Mucama despedida por Doña Florinda asegura que sus pechos son de silicona".

Sigo sin entender. Aun exceptuando que cualquier flatulencia expelida dentro de las paredes de "la casa" o cualquier comentario libretado en Bailando por un sueño pueda pasar como noticia, ¿es necesario publicar algo sobre estos programas todos los días? ¿Es que ya se reseñaron todos los libros y discos?
¿No hay otros estrenos en el cine y el teatro? ¿Ya no hay exposiciones, conferencias, charlas, museos, programas de radio, revistas, blogs, páginas de internet sobre los cuales informar y comentar?

Por supuesto: existe todo eso y mucho más. Pero los medios presentan una visión cada vez más angosta del mundo en el que vivimos. Se reproducen a sí mismos. Recalientan una y otra vez el mismo guiso ya recalentado, que no tiene gusto a nada.
Si la insípida Paris Hilton eructa en público, usted lo tendrá en la tele, la radio, internet y en la página de "cultura" y "espectáculos" de su diario preferido. Y luego el comentario del eructo, la crítica, la autocrítica, el desmentido de la autocrítica y el desmentido del desmentido.

Por último, el llanto. El llanto de Paris Hilton. El llanto de Abigail. El llanto de Wanda Nara. El llanto de Adela Dubra. Hoy todos lloran en televisión. Ni esa originalidad le ha quedado a Jorge Batlle. Me exprimo la cabeza y todavía me cuesta entender. Canal 10 le acaba de ofrecer un puesto en su programa Pan y circo a Abigail, el simpático travesti que concursó en Bailando por un sueño. ¿Ahora todos somos periodistas?

Abigail dijo que no. Aceptó una propuestas más artística y no hará periodismo.
Abigail debería darles un curso a los directivos de Canal 10. Sabe cantar y bailar, y su sentido común funciona.

Pero ella dijo que no y muchos otros dijeron que sí. Las pantallas, el éter y las páginas están llenos de no periodistas que ejercen el periodismo. Es el nuevo periodismo sin periodistas. Es genial. Es divertido. Es barato. Sólo la calidad cayó un poco. ¡Cuidado! Hay un misil en Gualeguaychú listo para ser disparado contra Botnia. Ah, es una pieza de museo. Bueno, son detalles, son cositas, no hay que dramatizar. ¿Al final Uruguay se fue del Mercosur?

Prendo la tele. La uruguaya Claudia Fernández, otra estrella de la televisión nacional, dice que su novio la está esperando con un frasco de gel en la mano, porque a él le gusta entrar por la puerta trasera.

Pienso un poco y entiendo.
Por fin entiendo.

Publicado originalmente en Plan B -

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