viernes, 21 de septiembre de 2007

244/Alkimia - La matriuzka - RB



Esta nueva sección, ALKIMIA, ESTÁ ABIERTA A LAS ACCIONES Y AFECTOS DE LA INTIMIDAD, HUYENDO DE LA EFICACIA, BUSCA LOGROS MAYORES, LOS DE LA SENSIBILIDAD, LA PUREZA SIN BOCHORNO, LA COMPLEJIDAD DE CONVICCIÓN MORAL. ES FÁCIL PARTICIPAR, SÓLO HACE FALTA DEJAR DE VER POR UN SEGUNDO, Y MIRAR . DEJAR DE OÍR, Y ESCUCHAR.





FOTO SUSANA BANFI
Con Mima, nos gustaba caminar por Buenos Aires, sobre todo en otoño. En Buenos Aires debería ser otoño todo el año. Así de simple. En verano e invierno es una ciudad inhóspita, casi cruel, porque su gente se vuelve cruel. Y caminábamos sabiendo que debíamos terminar en San Telmo o en los shoppings posmodernos de Recoleta.

En San Telmo mirábamos antigüedades, platos y pocillos con alcurnia, ollas de barro con linaje, viejos libros y revistas con muchos ojos aún presos.
A mi me gustaba ojear alguna revista infantil de los 40 o 50, las informativas, aún más antiguas. A Mima le encantaban las muñecas de porcelana, nunca le pude comprar una, sí lo hicimos en París, una muñeca pequeña, plena de enaguas y con una pollera amplia, muy armada.

Un día, creo que llovía, entramos en las recién inauguradas Galerías Pacífico. Sentimos cierta aprehensión, el apuro en la obra llevó a una catástrofe, derrumbe, varios muertos, lo habíamos mal visto por TN.
Pero entramos. Nada nuevo en ese lugar de nadie, sirvió para otra polémica sobre las ideas de Augè, la hipermodernidad, apropiación y desposesión en los no-lugares. ¿Es lo mismo que el lobby de un hotel?, ¿o que el de un aeropuerto o una estación de trenes? Libertad y seguridad.
Otra vez muy filosófico, Mima me lo reprochó amorosamente.


Habíamos llegado a la escalera final, volver hacia atrás o reingresar en la calle, bruma y lluvia, BA in winter...

Optamos por quedarnos y encontramos un puestito, casi de feria, inusual en un s. c. TODAS COSAS QUE DECÍAN SER RUSAS, OBJETO DE DESEO DE NUNCA LLEGAR A LA TIERRA DE ORIGEN, QUE PODÍA SER UN ARTESANO EN UN SÓTANO DEL 11.


Allí estaban las matriuzkas, algunas con seis y hasta ocho muñecas, gigantes una dentro de otra, encastre femenino, madrazgo perfecto, maternidad multiplicada. Protección y alimento, procreación y multiplicación.

Elegimos una de cuatro etapas, CUATRO MADRES, la pequeña diminuta. Gusto y presupuesto, y la mostramos, orgullosos, en Montevideo. ascendimos el origen a una segura tienda de artículos importados de allá, quizás artesanos de la Sibería, o de Moscú, ocultando el prosaico s. c.

Cuando nació Joaquín, mientras las bisabuela ya ida lo mecía, como cuna de su prehistoria, él miraba la mesa del living, la que compramos cuando compramos el apartamento, y fabulábamos que le llamaban la atención los vistosos chamacos, o las lechugonas ranitas guanajuatenses, o las fotos de los padres enfundados en uniformes de ceremonia nupcial.

CUANDO PUDO DESPLAZARSE POR SÍ, SÓLO GATEANDO, jOAQUÍN SE ACERCÓ "PELIGROSAMENTE" A LA MESA INGLESA Y SU PRECIOSA EXPOSICIÓN, QUE, PENSAMOS, MORIRÁ CON NOSOTROS.

También estaban los patos de laguna de Cabrera que nos regaló el Nene Burgueño. Pero tampoco les hizo caso.

Como si supiese genéticamente el mecanismo, fue desarmando-mostrando-armandola matriuzka. Embelesado con cada aparición, sin preguntar. Lloroso, sin llorar, cuando debió separarse de las cuatro muñecas rusas, que dejó orgánicamente separadas sobre la mesa grande y ratona. Casi no las había tocado, sólo las desarmó y ubicó en columna, mirando, contemplando.

HACE POCOS DÍAS, CON MIMA, EN ESA SUAVE COMPLICIDAD QUE SÓLO ELLOS ENTIENDEN, LUEGO DE ENSEÑARLE A JU-JU EL MECANISMO DE LAS MATRIUZKAS, JOAQUÍN SE ANIMÓ:

"ABUELA, ¿me prestás las muñequitas para mostrarle a mi maestra como es una mamá embarazada?"

¡Cuántos secretos desconstructivos de la realidad infantil?

Por suerte, incomprensibles, silencios, mundo graciosa, absoluta e irónicamente mudo. El mejor, más tranquilo y agitado, con las oscilaciones de un mar, quizás el de los sargazos.

CUANDO MIMA ME LO CONTÓ, SORPRENDIDOS Y ABSOLUTAMENTE CONVENCIDOS, LLORAMOS, POR PRIMERA VEZ EN MUCHOS AÑOS, DE FELICIDAD. JOAQUÍN ES, COMO PENSÁBAMOS, UN TIPO SENSIBLE.

Ayer me prometió, "abuelo, tengo guardada a la mazusca, cuando mis papas me lleven, se las devuelvo".

Seguro que le había revelado a su maestra el secreto de la vida, enseñándoselo de la forma más pura y simple; ¡ojalá que ella, y sus padres - si tuvieron tiempo de escucharlo y re-conocerlo - lo hayan entendido.
Es hora de que la matriuzka crezca.

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