martes, 13 de noviembre de 2007

379/Polis - Las tres izquierdas - Hebert Gatto

Cuando días pasados dos dirigentes bancarios se tomaron a golpes en plena sesión del Consejo Directivo de Banca Oficial se hizo manifiesto un conflicto ideológico que va más allá de ese sindicato en tanto cada uno de los involucrados pertenece a una de las corrientes que actualmente dividen a la izquierda uruguaya.
Uno a la tendencia radical, el otro a la alianza de Comunistas y MPP, mientras, como mediadores oficiaron los denominados frentistas moderados (Asamblea Uruguay, Vertiente, etc.)
El conflicto, tiene viejas raíces y algunos nuevos actores, pero sigue resultando clave para el futuro de la izquierda en un período en que, aun con éxitos electorales, no logra estabilizar su deriva.
El primer grupo, el de los actuales radicales o "ultras", se corresponde con la que fue la principal corriente del ideario sesentista, encarnada inicialmente por la guerrilla del MLN - Tupamaros y luego, en un fenómeno de radicalización creciente, por el resto de la izquierda revolucionaria (socialistas, cristianos radicales, anarquistas con excepción de los comunistas).
Sus definiciones ideológicas básicas lo constituyeron un fuerte nacionalismo antinorteamericano unido a su confianza en la posibilidad de la rápida instalación, toma del poder mediante, de un socialismo a la cubana.
Actualmente, como minorías nostálgicas y sectarias, esta ideología la cultivan únicamente grupos radicales (Zabalza, 20 de Mayo, trotskistas, etc.), dentro y fuera del Frente Amplio, aunque con implante mayormente sindical. Su orgullo es la coherencia y la fidelidad.
El segundo grupo (comunistas y Movimiento de Participación Popular y algún sector del Partido Socialista) continúa, lo que no deja de ser paradójico, la vieja doctrina del Partido Comunista Uruguayo en la línea de Rodney Arismendi: socialismo clasista de orientación leninista a implantar cuando la madurez y posterior decadencia del capitalismo (en el país y en la región) lo permitan.
El latinoamericanismo político sustituye su anterior adhesión a Moscú.
Entretanto participa del gobierno, procurando que el mismo, en su práctica reformista, no se aleje de la meta socializante.
Para ello propugna: centralidad y fortaleza de un Estado interventor, políticas sociales de corte netamente asistencial y alianzas, de suyo transitorias, con la "burguesía nacional progresista".
El populismo, entendido como protagonismo del pueblo llano y el ambiguo "país productivo", junto a una dosis variable de pragmatismo a la Mujica, constituyen sus notas definitorias.
Actualmente, valida de un anticapitalismo postergado y un perfil antiliberal, es la corriente electoralmente mayoritaria y como tal maneja varios ministerios.
El tercer grupo, al que pertenece el Dr. Tabaré Vázquez, ha adquirido tardíamente orientación socialdemócrata, por más que en ocasiones lo confunda el respeto a sus antiguas convicciones y cierta conciencia culpable por haberlas abandonado. De allí, por ejemplo, su terrible ambigüedad en política exterior.
En este panorama, la lucha por la hegemonía en la fuerza política y en su difícil socio sindical, resulta fundamental para todos.
De cuál de las tres izquierdas se imponga, de qué modo y con qué concesiones y alianzas, dependerán las posibilidades del país en el futuro cercano.

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