lunes, 27 de abril de 2009

619 - 09-09 - Polis - LA GENTE Y LOS MUROS HABLAN - Fernando Caputi

El señor arrepentido no está solo

Me dicen sin preguntar –no me desvelaba averiguarlo– que determinado vecino que despotrica duro contra el actual gobierno improvisando auditorios entre quienes desean o no escucharlo, en las últimas elecciones votó por el Frente Amplio.
De arrepentidos está lleno el mundo o casi, visto (1) el caudal humano que puebla este edificio de 25 pisos y seis apartamentos por nivel y (2) que esa reversión no sería apenas la individual del mencionado disidente. Porque sin contar a la coherente señora que desde la asunción de Tabaré Vázquez cacerolea toda vez que el galeno usa radio y televisión para arengar, son numerosos quienes confiesan sin empacho haberse equivocado al sufragar por un cambio a la postre frustrado y frustrante.
Faltando un buen trecho para saber qué determinarán los comicios, sondeos de opinión preliminares de espectro más amplio indican un virtual empate entre oficialismo y restantes lemas. No lo aseguro yo, que no soy politólogo ni lo quiero ser.
Viajar o esperar el ómnibus, frecuentar un bar o esperar en cualesquier empresa pública, sin aguzar el oído es posible recoger testimonios coincidentes con los del señor desencantado.
La defensa a ultranza del trabajador, que de entrada originó el supuesto de un real cogobierno sindical, hace tiempo se desvirtuó. De las grandes reformas asoma un ruidoso descontento de militantes gremiales que esperaban más –incluso dirigentes del superpolitizado Pit Cnt todavía alineados con la causa progresista– y, de yapa, manifestado no sólo por la desmedida sangría de tributos tan cuantiosos como en la práctica inoperantes para la población (IRPF/IASS en la pole position, Contribución Inmobiliaria y otros) sino también en pasacalles colocados en paredes de escuelas, liceos y sobre todo facultades por quienes aguardaban un 4,5% del PIB para una bien reestructurada enseñanza y se encuentran con que la Universidad de la República destina dineros públicos (U$S 216.848 o más) a importar butacas a U$S 870 cada una para su Paraninfo, dejando la sensación de que de no ser empleado como sea, el consiguiente sobrante de partida iría a Rentas Generales cuando, sin el segundo soñado mandato, esta gente pueda haber perdido la potestad de gastarlo.
La salud pública barajó hospitales y mutualistas haciendo la banca de un juego que no se sabe a ciencia cierta si será conga (ya hubo reenganches), escoba de 15 (¿quién levanta?), aquél del as de oro (falta sobre todo autocrítica) o, en función de gestos, morisquetas y desencuentros que menudean en la polícroma realidad intestina izquierdista sobre todo al irrumpir la “tercera vía”, truco.
Muchos analizan si efectivizar a Momo en planilla todo el año y declarar a Montevideo Capital Iberoamericana del Carnaval (Rio de Janeiro estaría pintado, ¿no existe?) ha sido decisión por consenso de un gabinete ministerial donde varias miembros-itinerantes curten personalmente esa actividad o burdo símil de pan & circo romano. Pero ni así consiguieron satisfacer a las huestes involucradas, y el Municipio difícilmente pudo sortear un espinoso litigio con 38 comparsas aglutinadas en Audeca.
En tanto corre como un buscapié la versión de la OPP admitiendo que 12.581 nuevos funcionarios del Estado ingresaron en el período hasta 2007 y nada dice sobre los (¿cuántos?) enrolados después, aparecen como historias criticada aquella del clientelismo en presidencias anteriores y mal contada la inmaculada cristalinidad de la que aún sigue en ejercicio.
El muro exterior de una cuadra íntegra (Eduardo Acevedo entre Canelones y Maldonado), monopolizado durante años para sus pintadas por moderados e intransigentes desde que se practicaba despiadada obstrucción a los partidos tradicionales, sorpresivamente luce un graffiti en similar caligrafía pero tenor bien diferente (“Autopistas sí multas no; Frente Amplio represor”), por lo que alguien pregunta, tal vez rememorando aquella vez en que los árboles de Montevideo se abstuvieron, si las paredes votan y es ésta, hoy –contraria al FA– su intención de vot
o.

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