viernes, 24 de octubre de 2008

608 - Actuales - Dos miradas - Fernando Caputi

UNO - The bells del Brou,
alegrar a niñitos que sufren

Espacio Cultural Banco República complementa su doble acervo permanente (Museos del Gaucho y de la Moneda) con sucesivas exposiciones especiales, de tal suerte que visitantes consecuentes ya son estables y, diversificada lo suficiente, su programación también seduce vivamente a público renovado.
A continuación de la muestra sobre el virtual centenario del London-Paris –cuyo suceso era sencillo pronosticar extraordinario el vibrante día de su vernissage–, desde el 13 de octubre las salas del Palacio Heber Jackson (Avda. 18 de Julio 998) ambientan otras dos, simultáneas: “¿Por quién doblan las campanas/campanas, lenguas de metal” y “Recuperando sonrisas-fotos de Agustín Fernández Gabard”.
La primera agota literalmente lo propuesto por funcionarios especializados del Brou a cargo de este centro que la idealizaran, reuniendo tantas campanas con historia como era posible obtener aquí y ahora. Pueden ser admiradas desde las cedidas por Museo Naval para la ocasión (de un navío de 1866, mercante Tacoma, cañonera Gral. Rivera, unidades de la Flota Antonio Lussich-ANP, etc.), las que sobresaltaban a la placentera ciudad desde antiguas dotaciones de bomberos, las mucho menos escandalosas usadas para disciplinar escuelas primarias, un gong del Frigorífico Anglo, varias de uso litúrgico (Catedral Metropolitana y templos sucedáneos) incluído un carillón de altar. Bagaje en metales y aleaciones nobles del que provocar algunos de sus mil sonidos a todo espectador le resulta imposible sustraerse.
En vitrinas se da refugio a una delicada campana en cristal, pequeñas campanillas, minúsculas piezas en serie, cencerros y sonajas con loza y porcelana como insumos aditivos. Asombra la exhibición de matraca y carracas, curiosos especímenes en madera y, por consiguiente, otro lenguaje.
El conjunto, completado mediante láminas e imágenes de audiovisual, sugiere un mar de sensaciones más allá de civilizaciones y geografía, de modo que un vuelo mental permita trasvasar la cortina proverbial que secunda el ingenuo Ho, ho, ho de canciones navideñas hasta, parafraseando The bells de Edgar Allan Poe, imaginar la fuerza insondable de poéticos misterios capaces de obsesionar al hombre.
En campo totalmente diferente, la otra muestra enternece como para comprender cabalmente la noble misión autoimpuesta por miembros del Grupo Ser en apoyo a internados en el Pereira Rossell. Se trata de fotografías documentales de una década de recorridas por el 2º piso del hospital pediátrico a cargo de voluntarios tan sólo interesados en hacer el bien (rara avis) para, con el pregón de divertir como argumento, sanar la desdicha, patología agregada que muchas veces orilla el drama.
Acompañan a cada imagen escuetos datos identificatorios capaces de estremecer. Matilde (tres meses), que padece apneas, mamá de 14 años, consta en uno de tales epígrafes.
Ambas muestras serán mantenidas hasta el 7 de noviembre. De inmediato vendrán otras tantas, impresionante alegato en “Máscaras mortuorias”, y “Reflejos y brumas”, pinturas de Jorge Moreno.
Un salón de obras artísticas por funcionarios y ex funcionarios del Brou cerrará la temporada anual.

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DOS -
IMM/CCZ
Andanzas del incomprendido

dúo dinámico (para recaudar)
La intensiva (onerosa) difusión de su Presupuesto Participativo a que por un año más apela el municipio prescribe escoger hasta tres iniciativas per cápita entre las seleccionadas por la autoridad como en principio viables en área correspondiente a cada centro comunal zonal (CCZ).
Dentro de una mecánica artesanal no sometida a la fiscalía constitucional que debería ejercer la Corte Electoral, es validado el voto de mayores de 16 años por mera presentación de cédula de identidad, no credencial. Y el escrutinio, de igual modo casero, determinará ejecutar en el ejercicio siguiente un ramicito de obras que normalmente entrarían en los cometidos rutinarios de una intendencia en cambio largamente distraída por (¿misión imposible?) atender otros compromisos extraordinarios de su propia invención para los que nunca son suficientes tasas e impuestos que digiere con insaciable apetito.
El 26 de este octubre, por ejemplo, Zonal 5 someterá a dicho sufragio informal 38 propuestas para acondicionar plazas, plazoletas, plazuelas y/o rincones infantiles; cortar árboles y/o extraer raíces secas y/o enmendar veredas (las mismas que, reventadas en su momento por esas mismas raíces, en paralelo el contribuyente es instigado a costear de su marchitado peculio), recuperar calles y cruces, señalizarlos son semáforos, veredas, escalinatas y sus barandas, instalar rampas para discapacitados y hasta costear materiales para la Comisión de Cultura del CCZ.
Cuando el minitemporal del martes 21 desplomó un árbol sobre la vivienda de matrimonio jubilado, los dueños de casa narraron haber recurrido en incontables ocasiones al dúo estático IMM/CCZ para que, visto el riesgo inminente, lo cortase y retirara. Y como en casi todos los casos, nada.
¡Ah! El mismo día, a buen tiempo el jefe comunal caía en la cuenta que estatuas y monumentos parcialmente saqueados y/o mutilados, por depender de su IMM serán por completo reparados. Una agresión no menos espantosa que aquéllas perpetrada por el irresponsable vagabundo tipo sobre todo muro graffitable de inmuebles que no son de la IMM sino privados, por lo cual no es seguro que el grito sea puesto en el cielo por esta otra habitual cochinada impune antes de los próximos comicios en serio.
Es cuando quien intenta razonar –no la soldadesca incondicional de la actual comuna– se pregunta para qué paga por servicios inexistentes, rememorando que en otros tiempos era efectiva la inversión del dinero recaudado tributariamente en trabajos viales y espacios verdes de todo tipo, señalización y alumbrado, higiene de la ciudad, recolección de residuos.
De lo que no guarda dudas es que ha asistido a un tiempo de cambio.

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