* fin de una ilusi{on, no m{as hombrecillos verdes, no m{as encuentros de harto tipo, s{olo rocas y arena en puro rojo, desolado, triste de por s{i, red.
Muchas rocas en Marte contienen minerales formados, probablemente, por la evaporación de agua, pero un estudio publicado por la revista Science indica que esa agua podría ser demasiado salada para la vida de organismos conocidos.“Dado que el agua líquida es un requisito para todos los organismos en la Tierra, las pruebas de agua actual o pasada se han considerado como un requisito primario para la existencia de ambientes habitables en Marte”, indicó el artículo.El estudio encabezado investigadores de la Universidad de Harvard, se realizó con datos obtenidos de la planicie conocida como Meridiani Planum, ubicada dos grados al sur del ecuador marciano, y de otros ambientes del planeta donde se han precipitado los minerales de las salinas.De acuerdo con Science la exploración in situ y orbital de la superficie marciana ha mostrado que de manera intermitente ha habido en Marte agua líquida acídica y agua salina. “La habitabilidad de esas aguas depende, en grado crítico, de la actividad del agua, una medida termodinámica de la salinidad que, para los organismos terrestres, tiene límites claramente definidos.“Una evaluación más amplia de la habitabilidad requiere que vayamos más allá de la mera presencia del agua para considerar sus propiedades. El agua puede ser un requisito para la vida en la Tierra, pero no todas las aguas de la Tierra son habitables”.Los resultados indican que el agua que haya derivado de los minerales que los investigadores han observado en Marte debe haber sido extremadamente salobre, mucho más que cualquier fluido natural conocido en la Tierra.Los investigadores señalaron que aunque algunos organismos terrestres son capaces de sobrevivir en una salinidad extrema, son todos descendientes de ancestros que no tenían esa capacidad, lo cual lleva a la conclusión de que, al menos en la Tierra, la vida no se originó en aguas extremadamente salinas.CERCA DEL HIELO. La sonda Ave Fénix encontró posibles rastros de hielo en torno a la zona cercana al polo norte de Marte donde descendió, informó el Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) de la NASA.En una imagen tomada por el explorador marciano se encuentra lo que parece ser hielo debajo de la nave, cerca de una de sus tres patas, captada por la cámara instalada en su brazo robótico. “Podríamos estar viendo rocas, o podríamos estar viendo hielo en el lugar del descenso”, indicó la NASA.Ese hielo pudo haber quedado al descubierto como resultado de la emisión de gases candentes de los cohetes que redujeron la velocidad del descenso de la nave, que llegó a Marte el pasado domingo.“La confirmación total ocurrirá cuando comencemos a excavar y a analizar las capas (de suelo) cercanas”, agregó la Agencia.
sábado, 31 de mayo de 2008
420 - Dialectica - Es hora de tomarse losproblemas educativos en serio - Mauricio Lan
Me sorprendió el artículo del título “La emergencia, antes que el caos en Secundaria” La ONDA digital N 390 (no conozco al autor). - ver infra -.
Con palabras alarmistas habla en términos generales y duros de una situación gravísima en Educación Secundaria (que no define en absoluto sino que afirma como un hecho); que ella llevaría a caos, a "un colapso generalizado"; que la misma tendría causas que serían arrastradas desde largos años y difíciles de precisar (y que tampoco precisa); que ya sería pública y notoria dicha alarma; que la ley de educación no podría discutirse sin la resolución previa de esa situación; de esa situación sólo se dice que consiste en el ausentismo docente en los primeros meses de este año; que todas las dificultades se resolverían "de inmediato", sólo con que "el Poder Ejecutivo nombre en situación de emergencia nacional la realidad de la enseñanza media"...
Bueno, si esto no es terrorismo verbal, no sé qué lo sería.
No sé quién es el autor, pero me pone los pelos de punta que se traten de este modo truculento e infundado cuestiones tan de fondo y tan serias como la educación, incluyendo sus enormes problemas en todos los niveles, así como los esfuerzos (con los que podremos coincidir o no, exitosos o no) que con razonabilidad, esfuerzo y tensiones, se vienen realizando.
Lo jugosamente interesante es que la solución propuesta pasa por el descrédito de toda la educación nacional y por la confianza ciega en la capacidad taumatúrgica del Poder Ejecutivo que podría fácil y mágicamente solucionar todos los problemas, con sólo apelar al autoritarismo y a la violación de la Constitución de la República. O con la renuncia de todas las autoridades educativas (lo cual, seguramente, no provocaría el caos sino que lo solucionaría...).
Por otra parte, la coincidencia de esta tesis con la propuesta central del proyecto de Ley General de Educación no deja de llamar la atención, en la medida en que dicho proyecto da importantes atribuciones educativas al Poder Ejecutivo a través del MEC haciendo caso omiso del artículo 202 de la Constitución de la República.
¿No es hora de tomarse los problemas educativos en serio y de tratar de, entre todos, colaborar para el encare razonable y serio de situaciones complejas que no admiten soluciones autoritarias, mágicas, ni "deus ex-machina", ni discursos alarmistas, que más bien producen las condiciones de imposibilidad de una educación para todos como la que se merece nuestro país?
////
La emergencia, antes que el caos en Secundaria - Merthil Manginni
Que la enseñanza pública y en particular Secundaria tiene signo evidente de acercarse a una grave crisis solo lo puede negar alguien que también lo haga con la realidad. Que la situación particularmente dramática a la que se ha llegado al día de hoy, tiene múltiples factores de causalidad, muchas de ellas que llevan décadas acumulándose, también es un dato estricto de la realidad. Se puede y se debe reconocer también que en la actual administración se han tomado una serie de medidas y gestiones que buscan modificar algunas de las múltiples insuficiencias del sistema.
Pero la realidad actual exige mucho más esfuerzo y medidas de extrema urgencia, del gobierno y en particular una pirámide de responsabilidades bien definida de quienes encabezan la enseñanza pública, no solo porque tienen que modificar la herencia recibida sino porque hoy los temas vinculados a la educación y la enseñanza también tienen dinámica propia, y de seguir la situación actual asistiremos a un colapso generalizado, que en tanto se está trabajando con miles de jóvenes puede llevar a situaciones fatales.
Uno de los aspectos más negativos es que desde las autoridades de la educación se postergue el tratamiento público y abierto de los temas que hoy angustian y desesperan a miles de padres y jóvenes en los liceos de todo el país. Las autoridades han anunciado el envío al parlamento de un proyecto de Ley de Educación. Bienvenida, si éste hecho se enmarca en la más amplia discusión con los destinatarios específicos y los principales actores políticos y sociales del país. Pero no podrá realizarse ningún intercambio fértil sobre esta ley sin que antes se puedan resolver con urgencia los múltiples problemas a los que se asiste por estos días a nivel nacional en particular en la enseñanza media.
En ningún caso es aceptable que -en un país que no esta en guerra, no ha sufrido ninguna epidemia generalizada, no tiene planteado emergencia climática alguna- los jóvenes luego de dos meses de haberse iniciado las clases no tengan profesores en diversas asignaturas a lo largo de todo el país. No existe ningún argumento que pueda explicar racionalmente esta grave carencia. Este tema (y no es el único) por llenar de incertidumbre, desesperación y alarma pública, a padres y jóvenes amerita que el Poder Ejecutivo tome medidas especiales para que las autoridades de la enseñanza lo resuelvan en horas.
De seguir esta situación de generalizadas carencias y falta de resolución concreta de decena de problemas con los que tiene que convivir hoy especialmente los jóvenes y docentes en los liceos uruguayos se estarán creando todas las condiciones que sumadas a las ampliamente conocidas y reconocidas de exclusión social, las multiplicará también el plano de la cultura.
El que el Poder Ejecutivo nombre en situación de emergencia nacional la realidad de la enseñanza media, llevará no solo a solucionar de inmediato las dificultades que se vienen posponiendo desde hace meses o años, y han adquirido carácter de alarma social, sino a exigir responsabilidades a todos los niveles de los directamente involucrados. Pero hoy no puede haber dualidad a la hora de buscar responsabilidades, las actuales autoridades tienen que hacerse cargo de solucionar esta emergencia o renunciar.
Con palabras alarmistas habla en términos generales y duros de una situación gravísima en Educación Secundaria (que no define en absoluto sino que afirma como un hecho); que ella llevaría a caos, a "un colapso generalizado"; que la misma tendría causas que serían arrastradas desde largos años y difíciles de precisar (y que tampoco precisa); que ya sería pública y notoria dicha alarma; que la ley de educación no podría discutirse sin la resolución previa de esa situación; de esa situación sólo se dice que consiste en el ausentismo docente en los primeros meses de este año; que todas las dificultades se resolverían "de inmediato", sólo con que "el Poder Ejecutivo nombre en situación de emergencia nacional la realidad de la enseñanza media"...
Bueno, si esto no es terrorismo verbal, no sé qué lo sería.
No sé quién es el autor, pero me pone los pelos de punta que se traten de este modo truculento e infundado cuestiones tan de fondo y tan serias como la educación, incluyendo sus enormes problemas en todos los niveles, así como los esfuerzos (con los que podremos coincidir o no, exitosos o no) que con razonabilidad, esfuerzo y tensiones, se vienen realizando.
Lo jugosamente interesante es que la solución propuesta pasa por el descrédito de toda la educación nacional y por la confianza ciega en la capacidad taumatúrgica del Poder Ejecutivo que podría fácil y mágicamente solucionar todos los problemas, con sólo apelar al autoritarismo y a la violación de la Constitución de la República. O con la renuncia de todas las autoridades educativas (lo cual, seguramente, no provocaría el caos sino que lo solucionaría...).
Por otra parte, la coincidencia de esta tesis con la propuesta central del proyecto de Ley General de Educación no deja de llamar la atención, en la medida en que dicho proyecto da importantes atribuciones educativas al Poder Ejecutivo a través del MEC haciendo caso omiso del artículo 202 de la Constitución de la República.
¿No es hora de tomarse los problemas educativos en serio y de tratar de, entre todos, colaborar para el encare razonable y serio de situaciones complejas que no admiten soluciones autoritarias, mágicas, ni "deus ex-machina", ni discursos alarmistas, que más bien producen las condiciones de imposibilidad de una educación para todos como la que se merece nuestro país?
////
La emergencia, antes que el caos en Secundaria - Merthil Manginni
Que la enseñanza pública y en particular Secundaria tiene signo evidente de acercarse a una grave crisis solo lo puede negar alguien que también lo haga con la realidad. Que la situación particularmente dramática a la que se ha llegado al día de hoy, tiene múltiples factores de causalidad, muchas de ellas que llevan décadas acumulándose, también es un dato estricto de la realidad. Se puede y se debe reconocer también que en la actual administración se han tomado una serie de medidas y gestiones que buscan modificar algunas de las múltiples insuficiencias del sistema.
Pero la realidad actual exige mucho más esfuerzo y medidas de extrema urgencia, del gobierno y en particular una pirámide de responsabilidades bien definida de quienes encabezan la enseñanza pública, no solo porque tienen que modificar la herencia recibida sino porque hoy los temas vinculados a la educación y la enseñanza también tienen dinámica propia, y de seguir la situación actual asistiremos a un colapso generalizado, que en tanto se está trabajando con miles de jóvenes puede llevar a situaciones fatales.
Uno de los aspectos más negativos es que desde las autoridades de la educación se postergue el tratamiento público y abierto de los temas que hoy angustian y desesperan a miles de padres y jóvenes en los liceos de todo el país. Las autoridades han anunciado el envío al parlamento de un proyecto de Ley de Educación. Bienvenida, si éste hecho se enmarca en la más amplia discusión con los destinatarios específicos y los principales actores políticos y sociales del país. Pero no podrá realizarse ningún intercambio fértil sobre esta ley sin que antes se puedan resolver con urgencia los múltiples problemas a los que se asiste por estos días a nivel nacional en particular en la enseñanza media.
En ningún caso es aceptable que -en un país que no esta en guerra, no ha sufrido ninguna epidemia generalizada, no tiene planteado emergencia climática alguna- los jóvenes luego de dos meses de haberse iniciado las clases no tengan profesores en diversas asignaturas a lo largo de todo el país. No existe ningún argumento que pueda explicar racionalmente esta grave carencia. Este tema (y no es el único) por llenar de incertidumbre, desesperación y alarma pública, a padres y jóvenes amerita que el Poder Ejecutivo tome medidas especiales para que las autoridades de la enseñanza lo resuelvan en horas.
De seguir esta situación de generalizadas carencias y falta de resolución concreta de decena de problemas con los que tiene que convivir hoy especialmente los jóvenes y docentes en los liceos uruguayos se estarán creando todas las condiciones que sumadas a las ampliamente conocidas y reconocidas de exclusión social, las multiplicará también el plano de la cultura.
El que el Poder Ejecutivo nombre en situación de emergencia nacional la realidad de la enseñanza media, llevará no solo a solucionar de inmediato las dificultades que se vienen posponiendo desde hace meses o años, y han adquirido carácter de alarma social, sino a exigir responsabilidades a todos los niveles de los directamente involucrados. Pero hoy no puede haber dualidad a la hora de buscar responsabilidades, las actuales autoridades tienen que hacerse cargo de solucionar esta emergencia o renunciar.
viernes, 30 de mayo de 2008
419 - Trastienda - La renta agraria, otra vez en el centro de la política - Eduardo Lucita
* también en la interpretación política, un lúcido análisis..., red. Lucita es itegrante del colectivo EDI-Economistas de Izquierda
Conflicto con el campo
El conflicto superó rápidamente las razones que le dieron origen, las retenciones móviles y un esquema de cálculo que pone un techo a las ganancias extraordinarias derivadas de la creciente demanda de los mercados mundiales. Lo que comenzara como una cuestión económica merodea ahora los bordes de la crisis política.
Desde la perspectiva económico-técnica el problema esta resuelto desde hace días. El gobierno concederá más de lo que reconozca pero en su lógica de poder no puede hacerlo sin antes recuperar autoridad política. El “campo” está en general de acuerdo con las soluciones pero no puede aceptarlas sino haciendo la parodia de una negociación, porque quiere hacer valer a futuro la fuerza social acumulada.
Así el conflicto semeja cada vez más una suerte de juego de espejos, donde las conducciones enfrentadas sólo se superan a sí mismas, en un marco donde la sociedad da muestras de cansancio de tantas idas y vueltas
Una convicción comienza a instalarse, habrá un antes y un después de este conflicto. El gobierno no podrá eludir el fuerte costo político, menos aún en un marco inflacionario que ya corroe tanto los ingresos de los trabajadores y sectores populares, como los de las capas medias acomodadas, que el gobierno se muestra impotente de controlarlo. Mientras la derecha –aun carente de liderazgo y organización- ha encontrado una base social de importancia.
Los tiempos por venir serán sin duda testigos de nuevas confrontaciones
Nada es lo que parece o se dice
Las diferentes organizaciones representativas del campo (1), unificadas como nunca antes, cuestionaron las retenciones móviles no solo en defensa de sus ganancias sino como instrumento válido para desacoplar los precios internacionales de los locales y disminuir así el impacto inflacionario por suba de los precios de los llamados “bienes salarios”.
Pero esto no puede ocultar que detrás de la objeción a las retenciones móviles –y su intento de minimizarlas- están planteando un programa que erradique las restricciones al mercado exportador de carnes, granos y aceites. La eliminación de las retenciones vendrá después… No se explicita como tal pero hay también una impugnación a la intervención estatal en la economía. Se rechazan medidas reguladoras implementadas por el gobierno, por moderadas que estas sean, y la posibilidad de distribución de la renta que llevan implícitas.
A este accionar corporativo se sumó la derecha política, que vio en el lock-out agrario la posibilidad de establecer una plataforma que intenta retrotraer la situación al período anterior al 2001.
El gobierno nacional se topó con una reacción que no esperaba y buscó en todo momento defender la acción legitima del Estado por apropiarse de renta extraordinaria –como es la que surge de la excepcional demanda internacional- argumentando que esta es esencial para una política de distribución de la riqueza y lucha contra la inflación. Claro que esto es parcial, el principal cultivo sujeto a retenciones es la soja que no incide demasiado en el mercado interno en la coyuntura, aunque sí desplaza a otros cultivos y por lo tanto reduce su oferta.
Es claro además que el incremento de las retenciones tiene su costado fiscalista, una necesidad para seguir manteniendo los subsidios –si no fuera por ellos las tarifas de los servicios públicos estallarían con su impacto sobre la inflación- y hacer caja para afrontar los pagos de la deuda que, como ya se adelantó varias veces desde esta columna, crece automáticamente y sus pagos o refinanciaciones son cada vez más pesados.
Incapacidad e impericia, errores de cálculo político y de implementación técnica unificaron el frente opositor y resquebrajaron el tejido de alianzas construido en el primer período kichnerista, esto se ha reflejado también al interior del partido justicialista.
En este contexto el gobierno volcó sus esfuerzos tratando de recuperar presencia política, la reciente convocatoria al Partido Justicialista no es más que un intento de disciplinar a la tropa que da muestras de disgregación. Sin embargo cualquiera sea el resultado no sale bien parado de el, y es notorio que la figura de la presidenta se ha desdibujado. (2)
Una disyuntiva irreal
Desde el primer momento se intentó instalar en la sociedad que se trataba de una disputa entre la tradicional oligarquía agrícola-ganadera y un gobierno nacional-popular-reformista. Sin embargo no todo es como parece.
Si una virtud tiene este conflicto es que ha echado luz sobre la estructura social del campo. Los datos que surgen del Censo del 2002 muestran que su actualidad poco o nada tiene que ver con la antigua y casi feudal estructura agraria.
Los ruralistas que pueden referenciarse en la vieja oligarquía hoy forman parte de la nueva burguesía terrateniente, son accionistas de grandes sociedades anónimas o miembros de fondos de inversión. Su contrapartida, aquellos descendientes de los arrendatarioa y aparceros que dieron origen al “Grito de Alcorta” en 1912, son hoy dueños de sus tierras, explotan mano de obra -por lo general en negro-, cuando no se han convertido en rentistas alquilando sus tierras a los “pool” de siembra. Tal vez aquí este la razón oculta de esta alianza, impensada poco tiempo atrás, entre la FAA y la SR.
Es que el gran capital, sobre todo financiero, ha ingresado a la actividad agrícola-ganadera. Con los desmontes, el desplazamiento de poblaciones originarias de sus tierras ancestrales y el daño ambiental que esto supone se incorporaron millones de hectáreas de tierras fértiles y se expandió la frontera agropecuaria. La superficie cultivable creció más de un 35% y en los últimos 10 años la producción de granos pasó de 45 a 95 millones de toneladas.
En el campo argentino se verifican hoy las tendencias que adelantara el economista belga Ernest Mandel (3) en el inicio de los ’70 y que caracterizara como “industrialización agraria”. Junto con las innovaciones tecnológicas en la siembra, riego, cosecha y almacenaje se han impuesto criterios de eficiencia, productividad, competitividad y rentabilidad propios de las grandes empresas. Argentina es hoy el principal exportador de oleaginosas del mundo y junto con Brasil el mayor núcleo productivo mundial en materia de granos y aceites.
Este gobierno, que no es lo mismo que los anteriores entre otras cosas porque es resultado directo de la revuelta popular de diciembre 2001 y expresa los cambios operados al interior del bloque de clases dominantes, está montado y a su vez es impulsor de un ciclo expansivo de la economía que refleja tendencias mundiales
Hay elementos de ruptura con el pasado pero también muchos de continuidad. Por otra es evidente que el modelo “neodesarrollista” que encarna la administración kirchnerista emerge del propio seno del “neoliberalismo”, y encuentra allí parte de sus limitaciones.
Prueba de ello es la contradictoria situación de un gobierno que en la defensa de las retenciones móviles embistió contra “… la sojisización del país”, cuando si se revisan los años pasados se verá que se apoyó en el modelo sojero y lo potenció, desde la primera fase de su administración. Mas aún, en medio de las negociaciones propuso crear una suerte de junta reguladora privada controlada por… los pulpos cerealeros
Si alguna otra evidencia faltara para confirmar la existencia de vasos comunicantes: ni gobierno ni ruralistas, pusieron en el banquillo a esas cerealeras exportadoras que se llevan la parte del león del negocio granífero. Tardíamente se ha reconocido que la legislación tiene grietas que les permiten a las multinacionales eludir los aumentos en las retenciones, y la FAA se ha visto obligada a salir al cruce de las exportadoras y los “pool” de siembra.
Hay que ser muy benevolente para pensar que se trata de un gobierno de reformas, si las hay no se notan demasiado. Sólo pensar que cinco años son más que suficientes para modificar la regresiva política tributaria vigente, que es la principal traba para una redistribución eficaz de la riqueza.
El punto en cuestión
A poco que se mire por debajo de la superficie se verá que hay una confrontación que va más allá de la coyuntura y se desenvuelve sordamente al interior del bloque de las clases dominantes. Este bloque tiene la misma composición que en los ’90, entre otras cosas porque no hay como en épocas pasadas otra fracción burguesa que pugne por ingresar. No quiere esto decir que no haya burgueses nacionales, los hay pero los grandes se han transnacionalizado y los restantes no tienen entidad social ni política como para disputar la orientación del proceso de acumulación de capitales.
Sin embargo hay un elemento de ruptura, es que el comando del bloque ya no lo componen el capital financiero y las empresas de servicios públicos privatizadas, sino que ahora lo es el capital productivo: agrario e industrial. Son estos los grandes beneficiarios de la macrodevaluación del 2002 y quienes han liderado el ciclo expansivo de la economía desde el segundo trimestre de ese año.
Tras seis años de crecimiento el ciclo económico comienza a encontrar limitaciones y condicionamientos –internos y externos- producto de que no se ha hecho nada para resolver los desequilibrios estructurales históricos del capitalismo argentino. La resultante no es novedosa: reaparece la debilidad congénita del capital industrial –que no puede desenvolverse si no es al amparo de subsidios estatales- y retorna la renta agraria, con peso social y político.
En este marco lo que se está discutiendo es si la orientación futura de la acumulación y reproducción de capitales estará a cargo de una alianza industrial/agraria –sostenida en el mercado interno- o bien una alianza agroindustrial/financiera –que prioriza el modelo exportador-. La reciente solicitada de industriales, banqueros y comerciantes llamando al “diálogo”, así como la convocatoria de la dirigencia rural al acto de Rosario –que tuvo un marco multitudinario-, son muestras de como las diversas fracciones del capital, aún cuando están muchos más interpenetradas que en el pasado, comienzan a marcar la cancha.
Se trata de una disputa intercapitalista, pero cuando se la analiza en detalle se comprende que no da lo mismo quien se imponga, no vale aquí neutralidad alguna escudada es que se trata de “una lucha interburguesa”; claro que esto no habilita su contrapartida: el seguidismo a la dirigencia rural detrás del “apoyo a los pequeños productores” que defienden sus intereses pero juegan como masa de maniobra de la SR y CRA.
La forma en que se resuelva esta disputa, o que fracción/es del capital finalmente prime sobre las otras, no alterará sustancialmente el modelo en curso, pero es necesario comprender que las clases populares, particularmente los trabajadores, no pueden permanecer indiferentes en la defensa de las retenciones y la intervención estatal en la economía.
Los tiempos por venir serán sin duda testigos de nuevas confrontaciones. La crisis interburguesa abre así un resquicio para el debate y la intervención política. Una intervención que no puede quedarse en el marco reivindicativo inmediato de los trabajadores y las clases subalternas, por el contrario se trata de elaborar una propuesta que partiendo de esas reivindicaciones y una defensa irrestricta de las libertades democráticas contenga transformaciones profundas que abran una perspectiva decididamente anticapitalista.
29.05.08
(1)Cuatro son las organizaciones del sector agrícola-ganadero. La Sociedad Rural (SR) agrupa a los más grandes productores, más de 10.000, y agrupa a los más rancio y conservador, en el imaginario es la representación de la vieja oligarquía vacuna. Confederaciones Rurales Argentinas (CRA) agrupa a lo más selecto de los productores medianos de las zonas más fértiles del país, unos 100.000. CONINAGRO, es la entidad que agrupa a las cooperativas, por lo general muy fuertes en la comercialización, y que incluye a cooperativas muy grandes. Federación Agraria Argentina (FAA) originada en la primera huelga agraria de 1912, agrupa a los pequeños y medianos p`roductores , unos 100.000.
(2)Dos recientes ilustraciones de ese extraordinario dibujante que es Hermegildo Sábat dan cuenta de estas dos situaciones: en una se muestra a la Presidenta sentada en un desproporcionado sillón presidencial, como indicando que el llamado sillón de Rivadavia le queda grande. En otra muestra al ex presidente Kirchner haciendo jueguito con el futbolista Oriol, el guardameta del Club San Lorenzo que por lucirse haciendo jueguito en su área facilitó un gol inesperado del equipo contrario. Menos sutilmente el escritor menemista Asís graficó la situación: “el gobierno chocó la calesita”
(3) Ernest Mandel, “El capitalismo tardío” (1972) capítulo XII, primera edición en castellano 1979, ediciones. ERA, México.
Conflicto con el campo
El conflicto superó rápidamente las razones que le dieron origen, las retenciones móviles y un esquema de cálculo que pone un techo a las ganancias extraordinarias derivadas de la creciente demanda de los mercados mundiales. Lo que comenzara como una cuestión económica merodea ahora los bordes de la crisis política.
Desde la perspectiva económico-técnica el problema esta resuelto desde hace días. El gobierno concederá más de lo que reconozca pero en su lógica de poder no puede hacerlo sin antes recuperar autoridad política. El “campo” está en general de acuerdo con las soluciones pero no puede aceptarlas sino haciendo la parodia de una negociación, porque quiere hacer valer a futuro la fuerza social acumulada.
Así el conflicto semeja cada vez más una suerte de juego de espejos, donde las conducciones enfrentadas sólo se superan a sí mismas, en un marco donde la sociedad da muestras de cansancio de tantas idas y vueltas
Una convicción comienza a instalarse, habrá un antes y un después de este conflicto. El gobierno no podrá eludir el fuerte costo político, menos aún en un marco inflacionario que ya corroe tanto los ingresos de los trabajadores y sectores populares, como los de las capas medias acomodadas, que el gobierno se muestra impotente de controlarlo. Mientras la derecha –aun carente de liderazgo y organización- ha encontrado una base social de importancia.
Los tiempos por venir serán sin duda testigos de nuevas confrontaciones
Nada es lo que parece o se dice
Las diferentes organizaciones representativas del campo (1), unificadas como nunca antes, cuestionaron las retenciones móviles no solo en defensa de sus ganancias sino como instrumento válido para desacoplar los precios internacionales de los locales y disminuir así el impacto inflacionario por suba de los precios de los llamados “bienes salarios”.
Pero esto no puede ocultar que detrás de la objeción a las retenciones móviles –y su intento de minimizarlas- están planteando un programa que erradique las restricciones al mercado exportador de carnes, granos y aceites. La eliminación de las retenciones vendrá después… No se explicita como tal pero hay también una impugnación a la intervención estatal en la economía. Se rechazan medidas reguladoras implementadas por el gobierno, por moderadas que estas sean, y la posibilidad de distribución de la renta que llevan implícitas.
A este accionar corporativo se sumó la derecha política, que vio en el lock-out agrario la posibilidad de establecer una plataforma que intenta retrotraer la situación al período anterior al 2001.
El gobierno nacional se topó con una reacción que no esperaba y buscó en todo momento defender la acción legitima del Estado por apropiarse de renta extraordinaria –como es la que surge de la excepcional demanda internacional- argumentando que esta es esencial para una política de distribución de la riqueza y lucha contra la inflación. Claro que esto es parcial, el principal cultivo sujeto a retenciones es la soja que no incide demasiado en el mercado interno en la coyuntura, aunque sí desplaza a otros cultivos y por lo tanto reduce su oferta.
Es claro además que el incremento de las retenciones tiene su costado fiscalista, una necesidad para seguir manteniendo los subsidios –si no fuera por ellos las tarifas de los servicios públicos estallarían con su impacto sobre la inflación- y hacer caja para afrontar los pagos de la deuda que, como ya se adelantó varias veces desde esta columna, crece automáticamente y sus pagos o refinanciaciones son cada vez más pesados.
Incapacidad e impericia, errores de cálculo político y de implementación técnica unificaron el frente opositor y resquebrajaron el tejido de alianzas construido en el primer período kichnerista, esto se ha reflejado también al interior del partido justicialista.
En este contexto el gobierno volcó sus esfuerzos tratando de recuperar presencia política, la reciente convocatoria al Partido Justicialista no es más que un intento de disciplinar a la tropa que da muestras de disgregación. Sin embargo cualquiera sea el resultado no sale bien parado de el, y es notorio que la figura de la presidenta se ha desdibujado. (2)
Una disyuntiva irreal
Desde el primer momento se intentó instalar en la sociedad que se trataba de una disputa entre la tradicional oligarquía agrícola-ganadera y un gobierno nacional-popular-reformista. Sin embargo no todo es como parece.
Si una virtud tiene este conflicto es que ha echado luz sobre la estructura social del campo. Los datos que surgen del Censo del 2002 muestran que su actualidad poco o nada tiene que ver con la antigua y casi feudal estructura agraria.
Los ruralistas que pueden referenciarse en la vieja oligarquía hoy forman parte de la nueva burguesía terrateniente, son accionistas de grandes sociedades anónimas o miembros de fondos de inversión. Su contrapartida, aquellos descendientes de los arrendatarioa y aparceros que dieron origen al “Grito de Alcorta” en 1912, son hoy dueños de sus tierras, explotan mano de obra -por lo general en negro-, cuando no se han convertido en rentistas alquilando sus tierras a los “pool” de siembra. Tal vez aquí este la razón oculta de esta alianza, impensada poco tiempo atrás, entre la FAA y la SR.
Es que el gran capital, sobre todo financiero, ha ingresado a la actividad agrícola-ganadera. Con los desmontes, el desplazamiento de poblaciones originarias de sus tierras ancestrales y el daño ambiental que esto supone se incorporaron millones de hectáreas de tierras fértiles y se expandió la frontera agropecuaria. La superficie cultivable creció más de un 35% y en los últimos 10 años la producción de granos pasó de 45 a 95 millones de toneladas.
En el campo argentino se verifican hoy las tendencias que adelantara el economista belga Ernest Mandel (3) en el inicio de los ’70 y que caracterizara como “industrialización agraria”. Junto con las innovaciones tecnológicas en la siembra, riego, cosecha y almacenaje se han impuesto criterios de eficiencia, productividad, competitividad y rentabilidad propios de las grandes empresas. Argentina es hoy el principal exportador de oleaginosas del mundo y junto con Brasil el mayor núcleo productivo mundial en materia de granos y aceites.
Este gobierno, que no es lo mismo que los anteriores entre otras cosas porque es resultado directo de la revuelta popular de diciembre 2001 y expresa los cambios operados al interior del bloque de clases dominantes, está montado y a su vez es impulsor de un ciclo expansivo de la economía que refleja tendencias mundiales
Hay elementos de ruptura con el pasado pero también muchos de continuidad. Por otra es evidente que el modelo “neodesarrollista” que encarna la administración kirchnerista emerge del propio seno del “neoliberalismo”, y encuentra allí parte de sus limitaciones.
Prueba de ello es la contradictoria situación de un gobierno que en la defensa de las retenciones móviles embistió contra “… la sojisización del país”, cuando si se revisan los años pasados se verá que se apoyó en el modelo sojero y lo potenció, desde la primera fase de su administración. Mas aún, en medio de las negociaciones propuso crear una suerte de junta reguladora privada controlada por… los pulpos cerealeros
Si alguna otra evidencia faltara para confirmar la existencia de vasos comunicantes: ni gobierno ni ruralistas, pusieron en el banquillo a esas cerealeras exportadoras que se llevan la parte del león del negocio granífero. Tardíamente se ha reconocido que la legislación tiene grietas que les permiten a las multinacionales eludir los aumentos en las retenciones, y la FAA se ha visto obligada a salir al cruce de las exportadoras y los “pool” de siembra.
Hay que ser muy benevolente para pensar que se trata de un gobierno de reformas, si las hay no se notan demasiado. Sólo pensar que cinco años son más que suficientes para modificar la regresiva política tributaria vigente, que es la principal traba para una redistribución eficaz de la riqueza.
El punto en cuestión
A poco que se mire por debajo de la superficie se verá que hay una confrontación que va más allá de la coyuntura y se desenvuelve sordamente al interior del bloque de las clases dominantes. Este bloque tiene la misma composición que en los ’90, entre otras cosas porque no hay como en épocas pasadas otra fracción burguesa que pugne por ingresar. No quiere esto decir que no haya burgueses nacionales, los hay pero los grandes se han transnacionalizado y los restantes no tienen entidad social ni política como para disputar la orientación del proceso de acumulación de capitales.
Sin embargo hay un elemento de ruptura, es que el comando del bloque ya no lo componen el capital financiero y las empresas de servicios públicos privatizadas, sino que ahora lo es el capital productivo: agrario e industrial. Son estos los grandes beneficiarios de la macrodevaluación del 2002 y quienes han liderado el ciclo expansivo de la economía desde el segundo trimestre de ese año.
Tras seis años de crecimiento el ciclo económico comienza a encontrar limitaciones y condicionamientos –internos y externos- producto de que no se ha hecho nada para resolver los desequilibrios estructurales históricos del capitalismo argentino. La resultante no es novedosa: reaparece la debilidad congénita del capital industrial –que no puede desenvolverse si no es al amparo de subsidios estatales- y retorna la renta agraria, con peso social y político.
En este marco lo que se está discutiendo es si la orientación futura de la acumulación y reproducción de capitales estará a cargo de una alianza industrial/agraria –sostenida en el mercado interno- o bien una alianza agroindustrial/financiera –que prioriza el modelo exportador-. La reciente solicitada de industriales, banqueros y comerciantes llamando al “diálogo”, así como la convocatoria de la dirigencia rural al acto de Rosario –que tuvo un marco multitudinario-, son muestras de como las diversas fracciones del capital, aún cuando están muchos más interpenetradas que en el pasado, comienzan a marcar la cancha.
Se trata de una disputa intercapitalista, pero cuando se la analiza en detalle se comprende que no da lo mismo quien se imponga, no vale aquí neutralidad alguna escudada es que se trata de “una lucha interburguesa”; claro que esto no habilita su contrapartida: el seguidismo a la dirigencia rural detrás del “apoyo a los pequeños productores” que defienden sus intereses pero juegan como masa de maniobra de la SR y CRA.
La forma en que se resuelva esta disputa, o que fracción/es del capital finalmente prime sobre las otras, no alterará sustancialmente el modelo en curso, pero es necesario comprender que las clases populares, particularmente los trabajadores, no pueden permanecer indiferentes en la defensa de las retenciones y la intervención estatal en la economía.
Los tiempos por venir serán sin duda testigos de nuevas confrontaciones. La crisis interburguesa abre así un resquicio para el debate y la intervención política. Una intervención que no puede quedarse en el marco reivindicativo inmediato de los trabajadores y las clases subalternas, por el contrario se trata de elaborar una propuesta que partiendo de esas reivindicaciones y una defensa irrestricta de las libertades democráticas contenga transformaciones profundas que abran una perspectiva decididamente anticapitalista.
29.05.08
(1)Cuatro son las organizaciones del sector agrícola-ganadero. La Sociedad Rural (SR) agrupa a los más grandes productores, más de 10.000, y agrupa a los más rancio y conservador, en el imaginario es la representación de la vieja oligarquía vacuna. Confederaciones Rurales Argentinas (CRA) agrupa a lo más selecto de los productores medianos de las zonas más fértiles del país, unos 100.000. CONINAGRO, es la entidad que agrupa a las cooperativas, por lo general muy fuertes en la comercialización, y que incluye a cooperativas muy grandes. Federación Agraria Argentina (FAA) originada en la primera huelga agraria de 1912, agrupa a los pequeños y medianos p`roductores , unos 100.000.
(2)Dos recientes ilustraciones de ese extraordinario dibujante que es Hermegildo Sábat dan cuenta de estas dos situaciones: en una se muestra a la Presidenta sentada en un desproporcionado sillón presidencial, como indicando que el llamado sillón de Rivadavia le queda grande. En otra muestra al ex presidente Kirchner haciendo jueguito con el futbolista Oriol, el guardameta del Club San Lorenzo que por lucirse haciendo jueguito en su área facilitó un gol inesperado del equipo contrario. Menos sutilmente el escritor menemista Asís graficó la situación: “el gobierno chocó la calesita”
(3) Ernest Mandel, “El capitalismo tardío” (1972) capítulo XII, primera edición en castellano 1979, ediciones. ERA, México.
418 - Dialéctica - Dos visiones de izquierda de la Cuba actual - Farber y Landau
(1) La lucha continúa - Saul Landau · · · · ·
Samuel Farber y Saul Landau, dos conocidos y respetados analistas de izquierda, han expuesto recientemente para la revista norteamericana Foreign Policy Focus sus distintos puntos de vista sobre el presente y el futuro político, económico y social de Cuba.
Desde la caída de la Unión Soviética en 1991, los cubanos han vivido un "periodo especial". Este eufemismo significa no sólo el declive drástico de la media de vida, sino también una violenta alteración de los valores sociales. La ayuda soviética se desvaneció junto con el comercio ventajoso con el bloque soviético. A medida que declinaba la economía soviética en Cuba, el estado rompió parte de su contrato social: no cubrió las necesidades materiales básicas de los cubanos, ni les proporcionó suficiente comida ni vestir. La sanidad básica y la educación pública permanecieron, pero fueron recortadas. El gobierno recortó todavía más las raciones a más de la mitad de las que existían, y la comida barata desapareció. Para sobrevivir, cada cubano tuvo que transformarse a sí mismo de los valores del comunismo (compartir) a los valores del individualismo (sálvese quien pueda).
A principios de los noventa, expertos del gobierno estadounidense y otros prestigiosos entendidos predijeron la caída inminente del gobierno de Fidel Castro. Las oficinas de los departamentos de la burocracia de seguridad nacional de Washington empezaron a hacer quinielas (¿qué día o semana caerá Castro?). El premio Pulitzer Andrés Oppenheimer escribió en 1992 un libro titulado La hora final de Castro (dando un nuevo significado a las palabras "final" y "hora").
Diecisiete años después de la desaparición de la URRS, Cuba permanece como el único estado socialista del mundo. Sus críticos lo tildan de "estado fallido" o "caso perdido", pero tras la última década el nivel de vida de los cubanos ha crecido rápidamente. Los corredores de apuestas han cerrado la timba sobre la fecha de su desaparición.
Supervivencia milagrosa
Los dirigentes cubanos admiten en privado que es un milagro que hayan sobrevivido. La razón de ello puede descansar en la política maquiavélica de Castro de exportar a sus enemigos a los Estados Unidos (casi un millón). Incluso sus detractores más militantes envían regularmente dinero a sus familiares en la isla, dando así vida un tesoro público casi vacío con casi mil millones de dólares al año en remesas.
La agilidad política de Castro, sin embargo, no ha ayudado a desarrollar su quijotesca visión de convertir a Cuba en un espejo en el que otros países del tercer mundo busquen reflejarse en su búsqueda de los caminos más adecuados para el desarrollo. En vez de eso, los cubanos siguen abandonando la isla peligrosamente en balsas o barcos ilegales, en busca de mayores oportunidades en Florida. Ingenieros, científicos y doctorados en literatura eligen no desperdiciar sus vidas, y se disponen a hacer pizzas o cajas de cartón, o a enseñar en las escuelas primarias.
Los cubanos también quieren ganar dinero suficiente para sobrevivir. Durante el "periodo especial" los adultos se buscaron "chanchullos" para ganar lo suficiente para la supervivencia de sus familias. Lo que significaba quebrantar la ley, comprar o vender ilegalmente o pergeñar alguna pequeña trampa ocasional. También significó perpetración de robo en propiedades estatales y búsqueda de la prosperidad en las operaciones del mercado negro.
En 2006, sin embargo, China y Venezuela empezaron a inyectar cientos de millones de dólares de inversión en los recursos minerales y petrolíferos de la isla. Además, el descubrimiento de petróleo costero atrajo nuevos inversores a Cuba. Con el dinero recibido, Cuba empezó a reconstruir su deteriorada infraestructura. A mediados de los noventa, los apagones de verano duraban hasta veinte horas los peores días; en 2008, la renovada red eléctrica permite al gobierno vender electrodomésticos al público y elevar gradualmente el nivel de vida.
Rechazo de otros modelos
En 2007, los dirigentes cubanos empezaron un debate público para encarar algunos de los problemas aparecidos en el periodo post-soviético. Algunos de esos problemas echaban sus raíces en el mismo modelo soviético. La cúpula dirigente, sin embargo, no tenía ninguna intención de convertirse al capitalismo. Quienes apostaron por los modelos chino o vietnamita no lograron imponerse cuando, el último 26 de julio, Raúl Castro habló de resolver los temas más urgentes, como las adversidades cotidianas, la escasez de comida y la baja productividad agrícola, en el marco de un modelo socialista.
El gobierno ha respondido así a un descontento popular, a la alienación y a un descomunal cinismo, y en los últimos dos años ha importado un 35% más de comida. Raúl ha admitido que "los salarios son claramente insuficientes para satisfacer las necesidades del pueblo." Esta afirmación no significa lo que por lo común informan los periodistas estadounidenses cuando comentan con sorna que el salario medio cubano alcanza los veinte dólares al día. No tienen en cuenta la gratuidad del sistema de sanidad público, ni de la educación desde la guardería hasta los programas de doctorado; la ausencia de impuestos y alquileres; la gratuidad de prácticamente todos los medios de transporte o el entretenimiento y la comida subvencionados. Pero todo ello aún se encuentra lejos de la seguridad desde la cuna a la tumba que experimentaron los cubanos antes de la desaparición de la Unión Soviética.
Muchos periodistas extranjeros también omiten lo obvio: que los dirigentes cubanos toman sus decisiones según las necesidades de más de 11 millones de personas, destacando el carácter básico de la sanidad y la educación. Los periodistas mantienen como axiomas los valores de las sociedades de consumo de las que provienen, en las que tiendas y supermercados están abastecidos con productos de varias marcas. Si los cubanos desean mantener la igualdad como un valor irrenunciable, un modelo como ése no debería asomarse por la isla. A pesar de que el comercio cubano se ha incrementado, especialmente con Venezuela y China, está muy lejos de ser competitivo. Su fuerza de trabajo ha permanecido poco productiva, lo que se explica parcialmente como resultado de las leyes laborales que dificultaban el despido o incluso la disciplina de los trabajadores.
Permitir la venta de más bienes de consumo no significará una explosión de las ventas, porque la mayoría de los cubanos no posee en exceso moneda extranjera para comprarlos. Los cubanos tendrán que escoger entre los nuevos productos disponibles, incluyendo las estancias en hoteles de postín. Los cubanos que reciben remesas de miembros de sus familias en el extranjero, o pagan en moneda fuerte, continúan disfrutando con la compra de privilegios –desigualdad institucionalizada—, crispando con ello a la mayoría de la población. Pero la libertad para comprar no puede ser el pilar de un país socialista, sobre todo en una nación del tercer mundo construida sobre cimientos de justicia e igualdad.
Las nuevas inversiones de Cuba se han destinado también al transporte público, especialmente los autobuses y los trenes urbanos y de largo recorrido. Las reformas también han dado mayores libertades a los pequeños campesinos, que han rendido mejor que los grandes establecimientos agrícolas estatales. Más comida, mejor transporte, y menos apagones significan mucho en la vida cotidiana de los cubanos.
La revolución en peligro
El nuevo sentir se ha extendido más allá de lo material. Los artistas e intelectuales han manifestado que no tolerarán más la censura. La cúpula dirigente se ha mostrado de acuerdo. Todas las aperturas y reformas significan progreso, pero medidas positivas aparte, la revolución está en peligro. En los primeros meses de este año, miles de cubanos abandonaron la isla en dirección a Florida. No abandonaron su país por la falta de libertad de expresión, sino por imposibilidad de ejercer sus profesiones y en búsqueda de mayores posibilidades para ellos y para sus hijos.
Fidel Castro alertó de que, aunque la revolución cubana haya desafiado con éxito al imperialismo, los cubanos pueden ser los responsables de perder su propia revolución. En su carta del 3 de abril al presidente de la Unión de Escritores y Artistas Cubanos, Miguel Barnet, escribió Castro que "todo lo que éticamente fortalezca a la revolución es bueno; todo lo que la debilite es malo". Algo similar dijo a los intelectuales cubanos en 1961: "Todo dentro de la revolución, nada fuera de la revolución." La revolución significaba soberanía e independencia, justicia social e igualdad. Pero si uno está de acuerdo con este programa y simpatiza con él, por fuerza tiene que estremecerse cuando ve cómo actúan los dirigentes cubanos de manera que o contradice o ignora ese punto de partida.
Algunos acontecimientos recientes son especialmente perturbadores. A principios de abril de 2003, funcionarios de seguridad del estado cubano arrestaron a tres hombres que habían intentado secuestrar un ferry de pasajeros y matado al piloto cuando se resistió. El tribunal los condenó a la pena de muerte, dando a los condenados sólo unos cuantos días para apelar la sentencia. El Tribunal Supremo Cubano y el Consejo de Estado confirmaron las sentencias, y el 11 de abril fueron ejecutados los tres. Los funcionarios cubanos afirmaron que la rapidez del proceso "resultaba ejemplar" para otros secuestradores potenciales. Una avalancha de robos de barcos y aviones permitió antes a los cubanos huir a los Estados Unidos, y los funcionarios ni castigaron a sus autores ni reclamaron el retorno de las embarcaciones. Pero la pena de muerte sin prácticamente tiempo para apelar la sentencia, lo que indica es más bien pánico, si se compara con las respuestas razonadas que los dirigentes cubanos suelen dar a las crisis.
Un mes antes, en marzo, Cuba arrestó a 75 disidentes, escandalizando a buena parte del mundo y entristeciendo a algunos de los partidarios de Cuba. En el juicio subsiguiente, los testigos declararon que los disidentes acusados habían recibido bienes y servicios de diplomáticos estadounidenses en La Habana. Doce testigos eran supuestos disidentes, incluyendo a algunos de los miembros más concienzudos y mejor conectados, como el periodista Néstor Baguer, que presentó documentos describiendo las transacciones de los acusados, que eran una violación de la legislación cubana concebida para responder al Acta Helms Burton, hostil a Cuba. En 1998, Baguer dirigía la Agencia de Prensa Independiente de Cuba. Con unos pocos periodistas, envió por fax informes a Reporteros Sin Fronteras y al gobierno estadounidense, y fundó Radio Martí. En el juicio de abril de 2003, Baguer se reveló como uno de los doce topos infiltrados por el servicio de seguridad del estado. Las pruebas convincentes que se presentaron al tribunal no disuadieron a los críticos, que creían que Cuba no debería castigar a la gente que mantiene puntos de vista disidentes, ni siquiera en caso de aceptar dinero de representantes de un gobierno enemigo.
¿Por qué abroquelarse recurriendo a la pena de muerte y arrestar a quienes habían sido neutralizados ya por agentes infiltrados? ¿Y por qué exponer a esos agentes a la luz pública?
Los funcionarios cubanos, algunos de ellos medio excusándose, me explicaron que tenían que mostrar a los Estados Unidos que no podrían actuar impulsivamente contra Cuba como lo habían hecho en Afganistán e Irak. Ejecutando a los secuestradores y arrestando a los disidentes, el gobierno mostró su determinación: será implacable –y hasta sangriento— contra las provocaciones estadounidenses. Estas explicaciones no me satisficieron, aunque creo que los funcionarios cubanos me contaron la verdad.
Cuba duele
"La revolución cubana tenía que haber sido diferente", escribió en una ocasión el escritor uruguayo Eduardo Galeano. "Atacada por el incesante acoso del imperio por el norte, sobrevivió como pudo y no como quiso. El pueblo, valiente y generoso, sacrificó una gran oportunidad para seguir de pie en un mundo de servilismo rampante. Pero año tras año los procesos sacudieron a la isla, y la revolución empezó a perder la espontaneidad y la frescura que había tenido en sus comienzos."
No exagera. En 1960 pude comprobar hasta qué punto la vida cotidiana cubana estaba dominada por un torrente de creatividad. Y como Galeano, he tenido ocasión de ver cómo en estos 48 años "la virtud revolucionaria" iba transformándose en "obediencia a las órdenes que vienen de arriba."
Ese es el resultado, casi como si de una ley de la naturaleza política se tratara, de medio siglo de agresiones estadounidenses. El crimen de Cuba: la desobediencia. Castigando a este advenedizo, escribió Galeano, los Estados Unidos habían bloqueado de manera efectiva "el desarrollo de la democracia en Cuba, alimentando la militarización del poder y proporcionando una coartada para la rigidez burocrática."
"La revolución que fue capaz de sobrevivir a la furia de 10 presidentes estadounidenses y 20 directores de la CIA", continua Galeano; "necesita la energía que proviene de la participación y la diversidad para enfrentarse a los oscuros tiempos por venir que seguro le aguardan. Siempre digo con tristeza que Cuba duele."
¿Podría yo o cualquiera que yo conozca haberlo hecho mejor? Fidel asegura que la CIA ha tratado de asesinarle en 638 ocasiones. La CIA sostiene que exagera levemente. La Agencia admite que lanzó miles de ataques terroristas contra Cuba y los cubanos. En medio siglo, los Estados Unidos han atacado a la isla económica, psicológica y, acaso, hasta química y bacteriológicamente. Trataron de aislar a Cuba diplomáticamente, y siguen haciendo una propaganda agresiva desde Radio y TV Martí.
Apertura democrática
Cuba resistió y sobrevivió; mas salió herida del combate. En marzo de 2008, sin embargo, la apertura democrática que Galeano y otros viejos simpatizantes esperaban, comenzó. Por encima y más allá de la tan cacareada libertad de los cubanos para comprar electrodomésticos y teléfonos móviles y para poseer sin mayores problemas su propia casa, Cuba ha firmado la cláusula de las Naciones Unidas de los derechos humanos y laborales, que la ata a los principios de estos acuerdos. Eso significa que los sindicatos no pueden ser parte del gobierno, y que las libertades de expresión y de prensa, y también las políticas, tendrán que ser respetadas. Ya se verá que pasa.
Un ciudadano explicó al Vicepresidente Carlos Lage, con ocasión de una conferencia de éste, que el gobierno carecía de sensibilidad para las necesidades sociales de la gente y para sus problemas psicológicos, cosas que el dinero no puede resolver. Lage se disculpó. Los cubanos lo vieron por televisión. A principios de este año, en Juventud Rebelde, un periódico oficial, el gobierno fue acusado de amañar las estadísticas de desempleo. Los cambios han empezado, pero los contrabandistas permanecen en la isla. Los barcos también marchan llenos.
Echemos un vistazo histórico a la revolución cubana. Ha sido un éxito. Ha conseguido soberanía e independencia para el país; ha educado y mejorado la salud de su población; ha cubierto sus necesidades básicas y instruido a su pueblo para que tenga un papel en el escenario de la historia mundial, sin limitarse a ser un mero espectador de la misma. Los cubanos alteraron el destino de Sudáfrica cuando sus tropas ayudaron a derrotar a los ejércitos del apartheid en Cuito Cuanavale en 1987-88. Mandela abrazó a Fidel en su nombramiento como presidente: "Tú hiciste esto posible", dijo al mundo para que escuchara. Los cubanos han jugado un papel vital ayudando a Angola a mantener su independencia, y a Namibia a obtener la suya. Han jugado un papel importante en las guerras de Vietnam y del Yom Kippur, y liderado el cambio para terminar de una vez por todas con la Doctrina Monroe.
Hace cincuenta años, Washington controlaba Latinoamérica y ningún dirigente se atrevía a desafiar su hegemonía o sus políticas económicas. Hoy, cuatro de los hijos ideológicos de Fidel gobiernan países (Venezuela, Bolivia, Ecuador y Nicaragua), y muchos de sus primos gobiernan otros tantos (Brasil, Chile, Argentina y Panamá).
Médicos y científicos cubanos, artistas y bailarines, escritores y cineastas han dejado estampados sus nombres en los frontispicios de innumerables países con su excelente trabajo. La revolución cubana ayudó a formarlos a todos ellos.
Todos esos triunfos pertenecen al pasado. La cuestión ahora es: ¿puede Cuba sobreponerse a la herencia del periodo especial, cuando el individualismo erosionó el espíritu colectivo? ¿Puede superar las tres décadas del modelo soviético que tuvo que adoptar para sobrevivir? Sus dirigentes han vivido en y para la revolución, y han difundido sus valores entre la población. ¿Responderán los cubanos recogiendo su iniciativa y preservando unos logros enormes, o sucumbirán al brillante atractivo del consumo de masas? Ya veremos.
Saul Landau es un reconocido académico, escritor y cineasta que ha tratado cuestiones nacionales e internacionales. Es miembro del Institute for Policy Studies desde 1972. Ha escrito 13 libros y miles de artículos y críticas para la prensa y ha realizado más de 40 películas y reportajes de televisión sobre cuestiones sociales, políticas, económicas e históricas. Es profesor emérito en la Cal Poly Pomona University y colaborador de Foreign Policy in Focus.
Traducción para www.sinpermiso.info: Àngel Ferrero.
(2) La vida después de Fidel - Samuel Farber · · · · ·
La renuncia oficial de Fidel Castro al puesto de jefe del estado cubano, aunque esperada, ha sido un momento crucial que ha planteado grandes interrogantes sobre el futuro de Cuba. Su hermano menor Raúl, que oficialmente ya ha asumido el mayor puesto oficial del país, había antes sustituido "temporalmente" al comandante en jefe el 31 de julio de 2006, después de que Fidel Castro se retirara debido a una grave enfermedad, cuya naturaleza ha sido declarada secreto de estado.
La decisión de los dirigentes cubanos de escoger a José Ramón Machado Ventura, de 77 años, como sucesor de Raúl Castro, ha sido sorprendente pero reveladora. La mayoría de los observadores, incluido quien esto escribe, esperaban el nombramiento de Carlos Lage, un médico aún en la cincuentena, con reputación de moderado, y que desde hace años ha jugado un papel relevante en la dirección de la economía cubana. Los dirigentes cubanos han designado en cambio a un partidario de la línea dura que se ha dedicado a preservar la pureza ideológica del sistema. Machado Ventura también ha ayudado a consolidar la influencia del ejército en las más altas esferas de poder del gobierno, permitiendo con ello una sucesión del status-quo que aseguraría la continuidad del actual sistema.
Existen diferencias políticas tanto en la jefatura como en la intelligentzia del país sobre la cuestión del cambio político y económico, dudas acerca de sus futuras relaciones con los círculos militares dominantes. Al mismo tiempo, hemos podido ver signos de nuevas protestas desde abajo que podrían frustrar los planes de la elite. Y existe además una presión exterior, particularmente desde los Estados Unidos, que indudablemente tiene un importante impacto en cualquier tipo de transición política que tenga lugar en la isla.
Desintegración social
Las discusiones políticas sobre el futuro de Cuba están teniendo lugar con una considerable desintegración social como telón de fondo. En un importante discurso realizado en la Universidad de La Habana en noviembre de 2005, Fidel Castro ya señaló que la corrupción se había extendido tanto, que temía que pudiera destruir la revolución desde dentro. Buena parte de esta corrupción es el resultado de graves penurias económicas. A pesar de que ha habido mejoras materiales significativas, especialmente en la distribución de electricidad –los apagones casi han desaparecido— y en el transporte público de La Habana, el país no se ha recuperado completamente de la tremenda crisis que trajo consigo la desaparición del bloque soviético.
Sanidad y educación, las áreas que fueron testimonio de un mayor progreso desde los primeros días de la revolución, fueron gravemente perjudicadas por la crisis. Ha habido una preocupante escasez de profesores, debida sobre todo a los bajos salarios que prevalecen en el sector. Entre los efectos de esta crisis del sistema educativo cubano destacan la sustitución de profesores por clases televisadas y la cada vez mayor importancia de las clases particulares remuneradas, una tendencia que fue observada con preocupación por el periódico Juventud Rebelde el 30 de mayo. Hay una importante escasez de medicinas y provisiones médicas en las clínicas y hospitales que atienden a la población general (que contrasta con las instalaciones sanitarias disponibles para la elite política y los "turistas sanitarios"). La crisis sanitaria se ha agravado a causa del intercambio de médicos por petróleo con Venezuela, que ha provocado una falta de médicos de cabecera en el otrora muy apreciado programa de médicos de familia, así como entre los especialistas a los cuales estos pacientes eran remitidos.
Además, la cartilla de racionamiento oficial cubre solamente la mitad de las necesidades alimenticias de la población. El resto debe obtenerse en el mercado libre a precio de peso convertible (que es aún más caro que el dólar). La Comisión Económica de las Naciones Unidas para Latinoamérica (ECLA, por sus siglas en inglés) estima que el 62% de los cubanos tiene acceso a esta moneda fuerte (en cantidades muy variadas), mientras que el 20% de la población urbana de la isla se encuentra en riesgo de no ser capaz de cubrir sus necesidades mínimas básicas (Cuba es actualmente urbana en un 75%). No es ninguna sorpresa que el robo, sobre todo de la propiedad estatal (incluyendo incluso partes del tendido eléctrico), y todo tipo de chanchullos se hayan convertido en el pan de cada día para un buen número de cubanos. Últimamente, la prensa cubana ha informado de un creciente número de incidentes que sugieren una crisis social generalizada más allá de la corrupción y del quebrantamiento de la ley con fines utilitarios. Estos incidentes van desde el absentismo escolar, el alcoholismo y el declive del civismo a hechos mucho más graves, como los ataques espontáneos a autobuses que recorrían barrios pobres y algunos casos de gamberrismo sin precedentes en acontecimientos deportivos.
Las reformas de Raúl
Raúl Castro está tratando de incrementar a corto plazo su apoyo popular y su legitimidad garantizando reformas económicas para eliminar las restricciones actuales, particularmente en lo que se refiere a la vida económica del país, mientras mantiene firmas las riendas con el objetivo de prevenir cualquier viso de democratización de la sociedad cubana. Ésta parece ser su respuesta, discrecional y selectiva, a las demandas populares expresadas tras su llamada –en el discurso del 26 de julio de 2007— a la organización de un debate franco y abierto de alcance nacional.
No es la primera vez que se hace una llamada de este tipo en la isla. Algo parecido ocurrió en el periodo anterior al IV Congreso del Partido Comunista en 1991. En aquella ocasión, sin embargo, la prensa oficial publicó frecuentemente las propuestas hechas en reuniones de comunidades y lugares de trabajo, aunque con escaso o ningún efecto práctico. Algunos cubanos describen este tipo de apertura institucionalizada como la "cultura del montacargas": las propuestas son enviadas hacia arriba, a las autoridades, y las respuestas de éstos bajan sin que la gente pueda responder o actuar por otras vías. En otras palabras, la gente tiene prohibido organizarse independientemente, fuera de los canales oficiales, prohibición que tiene como fin prevenir la confrontación directa con los dirigentes y cortocircuitar cualquier petición de soluciones a sus problemas.
Así las cosas, Raúl Castro ya ha retirado la prohibición de comprar teléfonos móviles, computadoras y otros electrodomésticos, así como suministros y utensilios agrícolas. También ha retirado la prohibición a los cubanos de hospedarse en los hoteles para turistas y de alquilar automóviles. Estas concesiones sólo benefician, sin embargo, a los cubanos que tienen acceso a la moneda fuerte. Raúl Castro ha retirado el tope de los salarios estatales y está dispuesto a sentar las condiciones que permitan a más cubanos establecerse laboralmente por su cuenta en las ciudades. Ha empezado también a distribuir a los campesinos grandes porciones de tierra estatal sin cultivar, la mayor parte de las cuales pasaron a estar disponibles con las pérdidas drásticas que afectaron a la industria azucarera. Una medida como ésta, si fuera considerablemente extendida, abriría la caja de Pandora, con consecuencias políticas que merecen ser tenidas en cuenta. De él se espera en el futuro próximo que relaje las duras restricciones de viajar al extranjero, y que reduzca, o directamente elimine, las desorbitantes cantidades de dinero, hogar y otras propiedades personales que los cubanos tienen que abandonar, si quieren que se les permita emigrar. Por encima de todo, Raúl Castro mantendrá su propio estilo de gobierno limitando la frecuencia de las manifestaciones políticas que interrumpan las rutinas políticas, delegando funciones en vez de librarse a la gestión del pequeño detalle, y reduciendo las repentinas y arbitrarias improvisaciones en el campo de la economía. En otras palabras, Raúl intentará formar, como base para sus reformas, una clase burocrática "normal" que le permita poner fin, substituyéndolo, al caótico desorden dimanante de un bonapartismo carismático.
Ya sobreviva Raúl a su hermano mayor, ya continúe el ejército manteniendo su supremacía actual tras la muerte de Fidel, los dirigentes cubanos adoptarán probablemente alguna variante del modelo vietnamita o chino que Raúl tanto admira. Este modelo reduciría la apertura democrática a una economía capitalista de libre mercado bajo la dirección de un estado autocrático de partido único controlado en su mayor parte por el ejército. La base material para un modelo como éste prácticamente ya existe, si tenemos en cuenta el papel dominante en la economía que las Fuerzas Armadas Cubanas, a menudo en conjunción con capital extranjero, han jugado al menos desde principios de los noventa tras el desplome de la Unión Soviética. El ejército ha estado coordinando sus actividades económicas a través de una corporación llamada GAESA; uno de sus holdings, Gaviota, es probablemente la mayor empresa turística en Cuba. Oficiales del ejército de alto rango han estado dirigiendo otros importantes sectores de la economía, como la industria azucarera. Resulta significativo que Raúl Castro haya promocionado recientemente a otro miembro de la vieja guardia, el comandante general Julio Casas Regueiro, a Ministro de Defensa. Casas perfeccionó el rendimiento empresarial y la eficacia basada en métodos de organización capitalistas en las compañías dirigidas por el ejército (los mismos métodos también han sido empleados en algunas empresas civiles). Las actividades económicas del ejército han creado un importante estrato de técnicos militares y directores ejecutivos, "hombres de negocios en uniforme" que, junto a sus homólogos civiles en iniciativas empresariales con capital extranjero, constituyen la base social principal para el posible surgimiento de un modelo sino-vietnamita en Cuba.
Comunistas liberales versus Talibanes
Desde hace cierto tiempo, una tendencia comunista liberal apoyada por la mayoría de los intelectuales, académicos y artistas de la isla, ha venido actuando con cautela, y seguirá jugando, según parece, un papel importante en el futuro inmediato. Recientemente, este grupo hizo notar su presencia en el congreso de la UNEAC –Unión de Escritores y Artistas Cubanos— que tuvo lugar a primeros de abril. Esta tendencia tiende a favorecer una apertura de mercado, pero no según pautas neoliberales, sino más cercana a las reformas moderadas de mercado que se intentaron llevar a cabo en Europa del Este antes de la caída del Muro en la década de los 80, e incluso antes. Además de estas reformas económicas, a los comunistas liberales también les gustaría ver reformas democráticas que condujeran a una Cuba más pluralista, quizá incluyendo incluso la presencia de diferentes fracciones políticas en el seno del Partido Comunista Cubano. Estos puntos de vista son publicados y predominan en publicaciones de relativamente escasa circulación, como La Gaceta de Cuba, Temas, Revolución y Cultura.
Aunque estas reformas democráticas no serían aceptables para un futuro grupo dirigente "sino-soviético", los liberales de mercado y los autócratas de mercado forjarían una alianza temporal, ya que la introducción del mercado acarrearía una liberalización en el terreno social. Este hecho podría llevar a reformas que están actualmente bajo consideración y pronto podrían ser anunciadas, como una reducción de las restricciones para viajar al extranjero, una mayor libertad para las pequeñas empresas, el derecho a alquilar, comprar y vender la propia casa y un mayor acceso a Internet, aun dentro de las limitaciones de la censura. Cualquier concesión material que un régimen como el cubano sea capaz de proporcionar a los intelectuales (la base social de los actuales comunistas liberales) prolongará la vida de semejante alianza.
Lo que sí es seguro es que los fidelistas de línea dura se resistirán a los cambios liberalizadores en la economía y lucharán contra cualquier intento de democratizar la política. En Cuba se les llama "talibanes", y en el grupo se incluye a gente como Felipe Pérez Roque, el jefe del estado mayor de Fidel Castro y actual Ministro de Exteriores. El centro principal del poder "talibán" se encuentra en el Grupo de Apoyo a Fidel Castro y entre algunos sectores del aparato del Partido Comunista, sobre todo en las provincias, que incluyen a personas que fueron personalmente formadas por el comandante en jefe. El Grupo de Apoyo, constituido por figuras como Carlos Valenciaga, el secretario personal de Fidel Castro, han sido marginadas por Raúl Castro. Apodados jocosamente "los huerfanitos", han jugado un papel clave en la "Batalla de Ideas" de Fidel Castro. Esta "batalla" implicó no sólo luchas políticas e ideológicas acompañadas de manifestaciones masivas, sino también la realización de proyectos económicos que a menudo se desviaban de los planes preestablecidos y usurpaban el poder y las funciones de los departamentos y ministerios gubernamentales.
Los "talibanes" no tienen ningún futuro político mientras el ejército esté bajo el liderazgo de Raúl Castro, o quienquiera le suceda, y permanezca unido y capaz de llevar a cabo importantes reformas económicas a corto plazo que incrementen su legitimidad y popularidad entre la mayoría de la población. La transición China es un buen ejemplo con el que comparar el papel jugado por los "talibanes": sus equivalentes asiáticos fueron la "Banda de los Cuatro" y quienes permanecieron apegados al viejo sistema estalinista. Ninguno de ellos fue rival para Deng y lo que prometió: una mejora del nivel de vida y un alivio de las arbitrariedades y mobilizaciones sin cuento de Mao.
Tendencias políticas
Como en muchas otras transiciones post-comunistas que han tenido lugar desde los ochenta, hay un apoyo muy poco significativo en Cuba a una economía y a una sociedad de tipo colectivista controlada desde la base mediante una política abierta y democrática. El panorama político parece limitarse a tres puntos de vista: dos de éstos apoyan la existencia de un estado de partido único aun difiriendo entre sí en lo tocante al grado en que debería Cuba abrirse a una economía de mercado. Un tercer punto de vista, influyente entre intelectuales y académicos, apoya la liberalización y la democratización de la sociedad, pero dentro del contexto de un giro hacia el mercado de impronta poco menos que neoliberal. Sin embargo, el sentir popular en Cuba es tal, que, aun a pesar del creciente de personas tenadas a pensar que el capitalismo es el mejor sistema para producir bienes y servicios, la mayoría defiende ferozmente la sanidad, la educación y otros servicios sociales públicos y gratuitos que ganaron en los primeros años de la revolución.
Las abundantes historias ya conocidas de transición al capitalismo sugieren que una transición capitalista en Cuba estaría muy lejos de adoptar una forma relativamente benigna. Más bien seremos testigos de varias "terapias de shock" y agudas reducciones en el gasto y las instituciones del "estado del bienestar", reducciones impuestas por el dominio dictatorial del ejército en colaboración con el capital extranjero y el emergente capital nacional. También podemos esperar un papel determinante de los EEUU. en los asuntos internos de la isla con un ajuste estructural del estilo del FMI, privatización y políticas de austeridad que tendrían un efecto devastador, particularmente entre los pobres y la población negra cubana. Las posibilidades de un cuarto punto de vista, el de las políticas democráticas anticapitalistas, hay que cifrarlas en la oposición popular a una transición como la mencionada.
Precisamente, los acontecimientos recientes en la isla parecen sugerir la aparición de una tendencia en este tipo. El año 2007 puede que haya sido testigo del incipiente arranque de una transición de las políticas de queja individual –que ganaron una difusión particularmente relevante con la crisis provocada por la caída del bloque soviético a principios de los noventa— a políticas de resistencia colectiva. El año empezó con la protesta de los intelectuales y artistas cubanos contra la reaparición pública de tres individuos asociados con las viejas políticas culturales represivas, quienes purgaron a numerosos intelectuales y artistas destacados en el periodo más oscuro de los 70: Luis Pavón Tamayo, Armando Quesada y Jorge "Papito" Sergueras. La protesta fue políticamente limitada, ya que nunca desafió a la censura ni planteó preguntas acerca de quién había dado las órdenes de que volvieran estos funcionarios de la represión cultural; pero era inédita en Cuba, pues empezó de manera espontánea por correo electrónico y permitió a los artistas e intelectuales poner a prueba su músculo político y su independencia frente al control del estado de partido único. El gobierno trató de contener la protesta, pero los manifestantes consiguieron obtener con éxito una declaración oficial de reafirmación de las relativamente tolerantes políticas culturales actuales.
Desde entonces han tenido lugar varios acontecimientos que confirman que algo se mueve en el país. En septiembre de 2007, algunos cientos de estudiantes se manifestaron abiertamente en la Universidad de Oriente de Santiago de Cuba en protesta por las precarias condiciones de vida y educativas, así como por la falta de seguridad para las estudiantes. La protesta estudiantil debe de haber sido importante, pues el gobierno consideró necesario organizar una gran contramanifestación oficial en Santiago de Cuba a primeros de octubre de reafirmación del apoyo al régimen. Hay noticias sin confirmar de que muchos de los manifestantes fueron expulsados de la universidad; pero los medios de comunicación controlados por el gobierno han mantenido un silencio absoluto respecto de este asunto. En enero de 2008 lo que puede calificarse sin reservas como un casi-motín interrumpió una reunión en la que funcionarios del gobierno informaban a los trabajadores de compañías extranjeras de que, a partir de ahora, se les cobraría un impuesto por los suplementos salariales en moneda fuerte otorgados bajo cuerda por sus empleadores extranjeros. Los trabajadores estaban particularmente indignados porque el gobierno cubano ya recibía en moneda fuerte sus salarios en estas compañías para luego pagárselos en pesos.
A principios de febrero, en un vídeo profusamente distribuido por Internet, estudiantes de la Universidad de Ciencias de la Información, situada en lo que en su día fue el puesto de escucha soviético en Lourdes, se encararon con Ricardo Alarcón, presidente de la Asamblea Nacional Cubana. Protestaban por las restricciones para viajar, la prohibición de visitar instalaciones turísticas en Cuba, los efectos injustos del sistema de doble moneda, una falta de información sobre los candidatos a las elecciones parlamentarias y sus respectivos programas, y contra la censura que impide acceder a motores de búsqueda como Yahoo. Los estudiantes realizaron sus reivindicaciones libertarias y democráticas desde un punto de vista explícitamente revolucionario. En su hipócrita respuesta, Alarcón contestó que la mayoría de gente en el mundo carece de los medios para viajar, y que si todo el mundo pudiera viajar, no habría recursos bastantes para satisfacer la demanda. Confundió deliberadamente el derecho político y legal a viajar con la capacidad para permitírselo. También omitió el hecho de que en Cuba, por razones exclusivamente políticas, algunas personas tienen más derecho a viajar que otras.
El papel de los EEUU
Desde hace casi 50 años, el imperialismo estadounidense ha impuesto un bloqueo económico que ha violado el derecho de Cuba a su autodeterminación y empeorado considerablemente la vida del pueblo cubano. El bloqueo también ha proporcionado una base anti-imperialista al régimen que le ha ayudado a asegurar su supervivencia. El fin de la Guerra Fría redujo considerablemente la importancia de Cuba en la política exterior norteamericana, como lo atestigua la ausencia de Cuba en prácticamente todos los análisis estratégicos de amenazas y desafíos internacionales a los que se enfrenta el gobierno estadounidense. Sin embargo, el régimen de Castro ha alimentado el miedo a una invasión cada vez que lo ha considerado conveniente por razones de política interior y exterior, con el fin de desviar la atención de los escándalos nacionales, como cuando impuso fuertes condenas de prisión a 75 disidentes pacifistas en la primavera de 2003.
Han pasado varias décadas desde que los EEUU contemplaron seriamente una invasión de la isla. No obstante, el gobierno estadounidense, y en particular la administración Bush, han continuado con una política de intimidación, con un creciente acoso que tiene como objetivo el empeoramiento de las condiciones de vida en la isla, acelerando así el colapso del régimen desde dentro sin necesidad de emprender una invasión. Al mismo tiempo, han dado refugio a terroristas como Luis Posada Carriles y Orlando Bosch –responsables de la muerte de 73 civiles inocentes en el atentado a un avión cubano cerca de Barbados, en 1976— e intentado comprar apoyo político dentro de la isla. La actual estrategia del gobierno estadounidense hacia Cuba parece estar basada en la idea de que los individuos y los grupos de la isla que apoyan las políticas e intereses estadounidenses tomarán el poder con la ayuda del gobierno estadounidense y sus asociados cubano-americanos del sur de Florida. Esta gente implantaría entonces una transición capitalista "democrática" en Cuba. Aparte del hecho de que semejante transición precisaría de una dictadura feroz, la idea pertenece al desacreditado género de la política-ficción que predijo que las tropas norteamericanas serían recibidas como libertadores en Bagdad.
Desde el desplome del bloque soviético, la política económica de bloqueo y acoso político ha sido mantenida más por razones políticas y electorales que por el deseo de la clase empresarial norteamericana, la cual, de hecho, no ha dejado de mostrar un creciente interés en emprender negocios con Cuba. Muchos directores de empresa y destacados políticos – señaladamente los de la costa Oeste y del Medio Oeste, que han facturado cientos de millones de dólares al año vendiendo comida y productos manufacturados a Cuba bajo las excepciones "humanitarias" que garantizaba el bloqueo desde noviembre del 2001— han visitado la isla estos últimos años. Este creciente interés se ha reflejado en el Congreso estadounidense. Durante los años en que Bush júnior ha ocupado su cargo, el Congreso ha estado muy cerca de aprobar una legislación, con el apoyo republicano, que hubiera supuesto un serio revés para el bloqueo; pero Bush supo actuar a través de los lobbies con éxito, sacarla de la agenda política del Congreso. Propuestas legislativas de este tipo puede que sean aprobadas por el nuevo Congreso que será elegido en noviembre. Si terminará o no siendo vetado por quienquiera sea el nuevo presidente, es pregunta que está por ahora todavía en el aire.
Lo cierto es que una transición "sino-vietnamita" en Cuba, sobre todo si viniera de la mano de un dirigente que no se apellidara Castro, dividiría a la derecha cubana de Florida, debilitándose así el principal apoyo político con que cuenta el bloqueo estadounidense. Llegados a ese punto, los dirigentes de la isla podrían invitar a los capitalistas cubano-americanos de Florida a viajar, invertir y enriquecerse en Cuba, siempre que pudieran acreditar que se mantienen al margen de toda cuestión política. Sería el equivalente a lo que el gobierno chino ha hecho con los empresarios chinos de ultramar y al decreto que ha impuesto Putin a la oligarquía empresarial rusa.
Las perspectivas para una Cuba post-Castro son preocupantes, tanto si se inclina por el modelo "sino-vietnamita", como si continúa con el mismo régimen (aun con cambios liberalizadores). Los progresistas norteamericanos pueden contribuir a la posibilidad de una transición democrática, humana y socialista en Cuba exigiendo una restauración inmediata de las relaciones económicas y políticas de EEUU con la isla. Para hacerlo, no es necesario crear ilusiones sobre la naturaleza del régimen cubano. Hacerlo, sería, de hecho, contraproducente, porque minaría la credibilidad de las fuerzas que luchan por un cambio en la política estadounidense. La normalización de las relaciones con Cuba haría avanzar la causa de la autodeterminación de las naciones y sería una buena alternativa práctica para casi cincuenta y cinco años de fallida política de bloqueo económico y acoso político. No puede haber un mejor momento que éste para traer todo ello a colación y presionar a favor del cambio en el contexto de las elecciones de este 2008.
Samuel Farber nació y se crió en Cuba. Su libro más reciente es The Origins of the Cuban Revolution Reconsidered [Una revisión de los orígenes de la revolución cubana] (University of North California Press). Colabora regularmente con Foreign Policy in Focus. De Farber puede leerse en castellano, en el número 3 de SinPermiso (en papel), una larga reseña del libro de entrevistas de Ignacio Ramonet a Fidel Castro
Traducción para www.sinpermiso.info: Àngel Ferrero
Samuel Farber y Saul Landau, dos conocidos y respetados analistas de izquierda, han expuesto recientemente para la revista norteamericana Foreign Policy Focus sus distintos puntos de vista sobre el presente y el futuro político, económico y social de Cuba.
Desde la caída de la Unión Soviética en 1991, los cubanos han vivido un "periodo especial". Este eufemismo significa no sólo el declive drástico de la media de vida, sino también una violenta alteración de los valores sociales. La ayuda soviética se desvaneció junto con el comercio ventajoso con el bloque soviético. A medida que declinaba la economía soviética en Cuba, el estado rompió parte de su contrato social: no cubrió las necesidades materiales básicas de los cubanos, ni les proporcionó suficiente comida ni vestir. La sanidad básica y la educación pública permanecieron, pero fueron recortadas. El gobierno recortó todavía más las raciones a más de la mitad de las que existían, y la comida barata desapareció. Para sobrevivir, cada cubano tuvo que transformarse a sí mismo de los valores del comunismo (compartir) a los valores del individualismo (sálvese quien pueda).
A principios de los noventa, expertos del gobierno estadounidense y otros prestigiosos entendidos predijeron la caída inminente del gobierno de Fidel Castro. Las oficinas de los departamentos de la burocracia de seguridad nacional de Washington empezaron a hacer quinielas (¿qué día o semana caerá Castro?). El premio Pulitzer Andrés Oppenheimer escribió en 1992 un libro titulado La hora final de Castro (dando un nuevo significado a las palabras "final" y "hora").
Diecisiete años después de la desaparición de la URRS, Cuba permanece como el único estado socialista del mundo. Sus críticos lo tildan de "estado fallido" o "caso perdido", pero tras la última década el nivel de vida de los cubanos ha crecido rápidamente. Los corredores de apuestas han cerrado la timba sobre la fecha de su desaparición.
Supervivencia milagrosa
Los dirigentes cubanos admiten en privado que es un milagro que hayan sobrevivido. La razón de ello puede descansar en la política maquiavélica de Castro de exportar a sus enemigos a los Estados Unidos (casi un millón). Incluso sus detractores más militantes envían regularmente dinero a sus familiares en la isla, dando así vida un tesoro público casi vacío con casi mil millones de dólares al año en remesas.
La agilidad política de Castro, sin embargo, no ha ayudado a desarrollar su quijotesca visión de convertir a Cuba en un espejo en el que otros países del tercer mundo busquen reflejarse en su búsqueda de los caminos más adecuados para el desarrollo. En vez de eso, los cubanos siguen abandonando la isla peligrosamente en balsas o barcos ilegales, en busca de mayores oportunidades en Florida. Ingenieros, científicos y doctorados en literatura eligen no desperdiciar sus vidas, y se disponen a hacer pizzas o cajas de cartón, o a enseñar en las escuelas primarias.
Los cubanos también quieren ganar dinero suficiente para sobrevivir. Durante el "periodo especial" los adultos se buscaron "chanchullos" para ganar lo suficiente para la supervivencia de sus familias. Lo que significaba quebrantar la ley, comprar o vender ilegalmente o pergeñar alguna pequeña trampa ocasional. También significó perpetración de robo en propiedades estatales y búsqueda de la prosperidad en las operaciones del mercado negro.
En 2006, sin embargo, China y Venezuela empezaron a inyectar cientos de millones de dólares de inversión en los recursos minerales y petrolíferos de la isla. Además, el descubrimiento de petróleo costero atrajo nuevos inversores a Cuba. Con el dinero recibido, Cuba empezó a reconstruir su deteriorada infraestructura. A mediados de los noventa, los apagones de verano duraban hasta veinte horas los peores días; en 2008, la renovada red eléctrica permite al gobierno vender electrodomésticos al público y elevar gradualmente el nivel de vida.
Rechazo de otros modelos
En 2007, los dirigentes cubanos empezaron un debate público para encarar algunos de los problemas aparecidos en el periodo post-soviético. Algunos de esos problemas echaban sus raíces en el mismo modelo soviético. La cúpula dirigente, sin embargo, no tenía ninguna intención de convertirse al capitalismo. Quienes apostaron por los modelos chino o vietnamita no lograron imponerse cuando, el último 26 de julio, Raúl Castro habló de resolver los temas más urgentes, como las adversidades cotidianas, la escasez de comida y la baja productividad agrícola, en el marco de un modelo socialista.
El gobierno ha respondido así a un descontento popular, a la alienación y a un descomunal cinismo, y en los últimos dos años ha importado un 35% más de comida. Raúl ha admitido que "los salarios son claramente insuficientes para satisfacer las necesidades del pueblo." Esta afirmación no significa lo que por lo común informan los periodistas estadounidenses cuando comentan con sorna que el salario medio cubano alcanza los veinte dólares al día. No tienen en cuenta la gratuidad del sistema de sanidad público, ni de la educación desde la guardería hasta los programas de doctorado; la ausencia de impuestos y alquileres; la gratuidad de prácticamente todos los medios de transporte o el entretenimiento y la comida subvencionados. Pero todo ello aún se encuentra lejos de la seguridad desde la cuna a la tumba que experimentaron los cubanos antes de la desaparición de la Unión Soviética.
Muchos periodistas extranjeros también omiten lo obvio: que los dirigentes cubanos toman sus decisiones según las necesidades de más de 11 millones de personas, destacando el carácter básico de la sanidad y la educación. Los periodistas mantienen como axiomas los valores de las sociedades de consumo de las que provienen, en las que tiendas y supermercados están abastecidos con productos de varias marcas. Si los cubanos desean mantener la igualdad como un valor irrenunciable, un modelo como ése no debería asomarse por la isla. A pesar de que el comercio cubano se ha incrementado, especialmente con Venezuela y China, está muy lejos de ser competitivo. Su fuerza de trabajo ha permanecido poco productiva, lo que se explica parcialmente como resultado de las leyes laborales que dificultaban el despido o incluso la disciplina de los trabajadores.
Permitir la venta de más bienes de consumo no significará una explosión de las ventas, porque la mayoría de los cubanos no posee en exceso moneda extranjera para comprarlos. Los cubanos tendrán que escoger entre los nuevos productos disponibles, incluyendo las estancias en hoteles de postín. Los cubanos que reciben remesas de miembros de sus familias en el extranjero, o pagan en moneda fuerte, continúan disfrutando con la compra de privilegios –desigualdad institucionalizada—, crispando con ello a la mayoría de la población. Pero la libertad para comprar no puede ser el pilar de un país socialista, sobre todo en una nación del tercer mundo construida sobre cimientos de justicia e igualdad.
Las nuevas inversiones de Cuba se han destinado también al transporte público, especialmente los autobuses y los trenes urbanos y de largo recorrido. Las reformas también han dado mayores libertades a los pequeños campesinos, que han rendido mejor que los grandes establecimientos agrícolas estatales. Más comida, mejor transporte, y menos apagones significan mucho en la vida cotidiana de los cubanos.
La revolución en peligro
El nuevo sentir se ha extendido más allá de lo material. Los artistas e intelectuales han manifestado que no tolerarán más la censura. La cúpula dirigente se ha mostrado de acuerdo. Todas las aperturas y reformas significan progreso, pero medidas positivas aparte, la revolución está en peligro. En los primeros meses de este año, miles de cubanos abandonaron la isla en dirección a Florida. No abandonaron su país por la falta de libertad de expresión, sino por imposibilidad de ejercer sus profesiones y en búsqueda de mayores posibilidades para ellos y para sus hijos.
Fidel Castro alertó de que, aunque la revolución cubana haya desafiado con éxito al imperialismo, los cubanos pueden ser los responsables de perder su propia revolución. En su carta del 3 de abril al presidente de la Unión de Escritores y Artistas Cubanos, Miguel Barnet, escribió Castro que "todo lo que éticamente fortalezca a la revolución es bueno; todo lo que la debilite es malo". Algo similar dijo a los intelectuales cubanos en 1961: "Todo dentro de la revolución, nada fuera de la revolución." La revolución significaba soberanía e independencia, justicia social e igualdad. Pero si uno está de acuerdo con este programa y simpatiza con él, por fuerza tiene que estremecerse cuando ve cómo actúan los dirigentes cubanos de manera que o contradice o ignora ese punto de partida.
Algunos acontecimientos recientes son especialmente perturbadores. A principios de abril de 2003, funcionarios de seguridad del estado cubano arrestaron a tres hombres que habían intentado secuestrar un ferry de pasajeros y matado al piloto cuando se resistió. El tribunal los condenó a la pena de muerte, dando a los condenados sólo unos cuantos días para apelar la sentencia. El Tribunal Supremo Cubano y el Consejo de Estado confirmaron las sentencias, y el 11 de abril fueron ejecutados los tres. Los funcionarios cubanos afirmaron que la rapidez del proceso "resultaba ejemplar" para otros secuestradores potenciales. Una avalancha de robos de barcos y aviones permitió antes a los cubanos huir a los Estados Unidos, y los funcionarios ni castigaron a sus autores ni reclamaron el retorno de las embarcaciones. Pero la pena de muerte sin prácticamente tiempo para apelar la sentencia, lo que indica es más bien pánico, si se compara con las respuestas razonadas que los dirigentes cubanos suelen dar a las crisis.
Un mes antes, en marzo, Cuba arrestó a 75 disidentes, escandalizando a buena parte del mundo y entristeciendo a algunos de los partidarios de Cuba. En el juicio subsiguiente, los testigos declararon que los disidentes acusados habían recibido bienes y servicios de diplomáticos estadounidenses en La Habana. Doce testigos eran supuestos disidentes, incluyendo a algunos de los miembros más concienzudos y mejor conectados, como el periodista Néstor Baguer, que presentó documentos describiendo las transacciones de los acusados, que eran una violación de la legislación cubana concebida para responder al Acta Helms Burton, hostil a Cuba. En 1998, Baguer dirigía la Agencia de Prensa Independiente de Cuba. Con unos pocos periodistas, envió por fax informes a Reporteros Sin Fronteras y al gobierno estadounidense, y fundó Radio Martí. En el juicio de abril de 2003, Baguer se reveló como uno de los doce topos infiltrados por el servicio de seguridad del estado. Las pruebas convincentes que se presentaron al tribunal no disuadieron a los críticos, que creían que Cuba no debería castigar a la gente que mantiene puntos de vista disidentes, ni siquiera en caso de aceptar dinero de representantes de un gobierno enemigo.
¿Por qué abroquelarse recurriendo a la pena de muerte y arrestar a quienes habían sido neutralizados ya por agentes infiltrados? ¿Y por qué exponer a esos agentes a la luz pública?
Los funcionarios cubanos, algunos de ellos medio excusándose, me explicaron que tenían que mostrar a los Estados Unidos que no podrían actuar impulsivamente contra Cuba como lo habían hecho en Afganistán e Irak. Ejecutando a los secuestradores y arrestando a los disidentes, el gobierno mostró su determinación: será implacable –y hasta sangriento— contra las provocaciones estadounidenses. Estas explicaciones no me satisficieron, aunque creo que los funcionarios cubanos me contaron la verdad.
Cuba duele
"La revolución cubana tenía que haber sido diferente", escribió en una ocasión el escritor uruguayo Eduardo Galeano. "Atacada por el incesante acoso del imperio por el norte, sobrevivió como pudo y no como quiso. El pueblo, valiente y generoso, sacrificó una gran oportunidad para seguir de pie en un mundo de servilismo rampante. Pero año tras año los procesos sacudieron a la isla, y la revolución empezó a perder la espontaneidad y la frescura que había tenido en sus comienzos."
No exagera. En 1960 pude comprobar hasta qué punto la vida cotidiana cubana estaba dominada por un torrente de creatividad. Y como Galeano, he tenido ocasión de ver cómo en estos 48 años "la virtud revolucionaria" iba transformándose en "obediencia a las órdenes que vienen de arriba."
Ese es el resultado, casi como si de una ley de la naturaleza política se tratara, de medio siglo de agresiones estadounidenses. El crimen de Cuba: la desobediencia. Castigando a este advenedizo, escribió Galeano, los Estados Unidos habían bloqueado de manera efectiva "el desarrollo de la democracia en Cuba, alimentando la militarización del poder y proporcionando una coartada para la rigidez burocrática."
"La revolución que fue capaz de sobrevivir a la furia de 10 presidentes estadounidenses y 20 directores de la CIA", continua Galeano; "necesita la energía que proviene de la participación y la diversidad para enfrentarse a los oscuros tiempos por venir que seguro le aguardan. Siempre digo con tristeza que Cuba duele."
¿Podría yo o cualquiera que yo conozca haberlo hecho mejor? Fidel asegura que la CIA ha tratado de asesinarle en 638 ocasiones. La CIA sostiene que exagera levemente. La Agencia admite que lanzó miles de ataques terroristas contra Cuba y los cubanos. En medio siglo, los Estados Unidos han atacado a la isla económica, psicológica y, acaso, hasta química y bacteriológicamente. Trataron de aislar a Cuba diplomáticamente, y siguen haciendo una propaganda agresiva desde Radio y TV Martí.
Apertura democrática
Cuba resistió y sobrevivió; mas salió herida del combate. En marzo de 2008, sin embargo, la apertura democrática que Galeano y otros viejos simpatizantes esperaban, comenzó. Por encima y más allá de la tan cacareada libertad de los cubanos para comprar electrodomésticos y teléfonos móviles y para poseer sin mayores problemas su propia casa, Cuba ha firmado la cláusula de las Naciones Unidas de los derechos humanos y laborales, que la ata a los principios de estos acuerdos. Eso significa que los sindicatos no pueden ser parte del gobierno, y que las libertades de expresión y de prensa, y también las políticas, tendrán que ser respetadas. Ya se verá que pasa.
Un ciudadano explicó al Vicepresidente Carlos Lage, con ocasión de una conferencia de éste, que el gobierno carecía de sensibilidad para las necesidades sociales de la gente y para sus problemas psicológicos, cosas que el dinero no puede resolver. Lage se disculpó. Los cubanos lo vieron por televisión. A principios de este año, en Juventud Rebelde, un periódico oficial, el gobierno fue acusado de amañar las estadísticas de desempleo. Los cambios han empezado, pero los contrabandistas permanecen en la isla. Los barcos también marchan llenos.
Echemos un vistazo histórico a la revolución cubana. Ha sido un éxito. Ha conseguido soberanía e independencia para el país; ha educado y mejorado la salud de su población; ha cubierto sus necesidades básicas y instruido a su pueblo para que tenga un papel en el escenario de la historia mundial, sin limitarse a ser un mero espectador de la misma. Los cubanos alteraron el destino de Sudáfrica cuando sus tropas ayudaron a derrotar a los ejércitos del apartheid en Cuito Cuanavale en 1987-88. Mandela abrazó a Fidel en su nombramiento como presidente: "Tú hiciste esto posible", dijo al mundo para que escuchara. Los cubanos han jugado un papel vital ayudando a Angola a mantener su independencia, y a Namibia a obtener la suya. Han jugado un papel importante en las guerras de Vietnam y del Yom Kippur, y liderado el cambio para terminar de una vez por todas con la Doctrina Monroe.
Hace cincuenta años, Washington controlaba Latinoamérica y ningún dirigente se atrevía a desafiar su hegemonía o sus políticas económicas. Hoy, cuatro de los hijos ideológicos de Fidel gobiernan países (Venezuela, Bolivia, Ecuador y Nicaragua), y muchos de sus primos gobiernan otros tantos (Brasil, Chile, Argentina y Panamá).
Médicos y científicos cubanos, artistas y bailarines, escritores y cineastas han dejado estampados sus nombres en los frontispicios de innumerables países con su excelente trabajo. La revolución cubana ayudó a formarlos a todos ellos.
Todos esos triunfos pertenecen al pasado. La cuestión ahora es: ¿puede Cuba sobreponerse a la herencia del periodo especial, cuando el individualismo erosionó el espíritu colectivo? ¿Puede superar las tres décadas del modelo soviético que tuvo que adoptar para sobrevivir? Sus dirigentes han vivido en y para la revolución, y han difundido sus valores entre la población. ¿Responderán los cubanos recogiendo su iniciativa y preservando unos logros enormes, o sucumbirán al brillante atractivo del consumo de masas? Ya veremos.
Saul Landau es un reconocido académico, escritor y cineasta que ha tratado cuestiones nacionales e internacionales. Es miembro del Institute for Policy Studies desde 1972. Ha escrito 13 libros y miles de artículos y críticas para la prensa y ha realizado más de 40 películas y reportajes de televisión sobre cuestiones sociales, políticas, económicas e históricas. Es profesor emérito en la Cal Poly Pomona University y colaborador de Foreign Policy in Focus.
Traducción para www.sinpermiso.info: Àngel Ferrero.
(2) La vida después de Fidel - Samuel Farber · · · · ·
La renuncia oficial de Fidel Castro al puesto de jefe del estado cubano, aunque esperada, ha sido un momento crucial que ha planteado grandes interrogantes sobre el futuro de Cuba. Su hermano menor Raúl, que oficialmente ya ha asumido el mayor puesto oficial del país, había antes sustituido "temporalmente" al comandante en jefe el 31 de julio de 2006, después de que Fidel Castro se retirara debido a una grave enfermedad, cuya naturaleza ha sido declarada secreto de estado.
La decisión de los dirigentes cubanos de escoger a José Ramón Machado Ventura, de 77 años, como sucesor de Raúl Castro, ha sido sorprendente pero reveladora. La mayoría de los observadores, incluido quien esto escribe, esperaban el nombramiento de Carlos Lage, un médico aún en la cincuentena, con reputación de moderado, y que desde hace años ha jugado un papel relevante en la dirección de la economía cubana. Los dirigentes cubanos han designado en cambio a un partidario de la línea dura que se ha dedicado a preservar la pureza ideológica del sistema. Machado Ventura también ha ayudado a consolidar la influencia del ejército en las más altas esferas de poder del gobierno, permitiendo con ello una sucesión del status-quo que aseguraría la continuidad del actual sistema.
Existen diferencias políticas tanto en la jefatura como en la intelligentzia del país sobre la cuestión del cambio político y económico, dudas acerca de sus futuras relaciones con los círculos militares dominantes. Al mismo tiempo, hemos podido ver signos de nuevas protestas desde abajo que podrían frustrar los planes de la elite. Y existe además una presión exterior, particularmente desde los Estados Unidos, que indudablemente tiene un importante impacto en cualquier tipo de transición política que tenga lugar en la isla.
Desintegración social
Las discusiones políticas sobre el futuro de Cuba están teniendo lugar con una considerable desintegración social como telón de fondo. En un importante discurso realizado en la Universidad de La Habana en noviembre de 2005, Fidel Castro ya señaló que la corrupción se había extendido tanto, que temía que pudiera destruir la revolución desde dentro. Buena parte de esta corrupción es el resultado de graves penurias económicas. A pesar de que ha habido mejoras materiales significativas, especialmente en la distribución de electricidad –los apagones casi han desaparecido— y en el transporte público de La Habana, el país no se ha recuperado completamente de la tremenda crisis que trajo consigo la desaparición del bloque soviético.
Sanidad y educación, las áreas que fueron testimonio de un mayor progreso desde los primeros días de la revolución, fueron gravemente perjudicadas por la crisis. Ha habido una preocupante escasez de profesores, debida sobre todo a los bajos salarios que prevalecen en el sector. Entre los efectos de esta crisis del sistema educativo cubano destacan la sustitución de profesores por clases televisadas y la cada vez mayor importancia de las clases particulares remuneradas, una tendencia que fue observada con preocupación por el periódico Juventud Rebelde el 30 de mayo. Hay una importante escasez de medicinas y provisiones médicas en las clínicas y hospitales que atienden a la población general (que contrasta con las instalaciones sanitarias disponibles para la elite política y los "turistas sanitarios"). La crisis sanitaria se ha agravado a causa del intercambio de médicos por petróleo con Venezuela, que ha provocado una falta de médicos de cabecera en el otrora muy apreciado programa de médicos de familia, así como entre los especialistas a los cuales estos pacientes eran remitidos.
Además, la cartilla de racionamiento oficial cubre solamente la mitad de las necesidades alimenticias de la población. El resto debe obtenerse en el mercado libre a precio de peso convertible (que es aún más caro que el dólar). La Comisión Económica de las Naciones Unidas para Latinoamérica (ECLA, por sus siglas en inglés) estima que el 62% de los cubanos tiene acceso a esta moneda fuerte (en cantidades muy variadas), mientras que el 20% de la población urbana de la isla se encuentra en riesgo de no ser capaz de cubrir sus necesidades mínimas básicas (Cuba es actualmente urbana en un 75%). No es ninguna sorpresa que el robo, sobre todo de la propiedad estatal (incluyendo incluso partes del tendido eléctrico), y todo tipo de chanchullos se hayan convertido en el pan de cada día para un buen número de cubanos. Últimamente, la prensa cubana ha informado de un creciente número de incidentes que sugieren una crisis social generalizada más allá de la corrupción y del quebrantamiento de la ley con fines utilitarios. Estos incidentes van desde el absentismo escolar, el alcoholismo y el declive del civismo a hechos mucho más graves, como los ataques espontáneos a autobuses que recorrían barrios pobres y algunos casos de gamberrismo sin precedentes en acontecimientos deportivos.
Las reformas de Raúl
Raúl Castro está tratando de incrementar a corto plazo su apoyo popular y su legitimidad garantizando reformas económicas para eliminar las restricciones actuales, particularmente en lo que se refiere a la vida económica del país, mientras mantiene firmas las riendas con el objetivo de prevenir cualquier viso de democratización de la sociedad cubana. Ésta parece ser su respuesta, discrecional y selectiva, a las demandas populares expresadas tras su llamada –en el discurso del 26 de julio de 2007— a la organización de un debate franco y abierto de alcance nacional.
No es la primera vez que se hace una llamada de este tipo en la isla. Algo parecido ocurrió en el periodo anterior al IV Congreso del Partido Comunista en 1991. En aquella ocasión, sin embargo, la prensa oficial publicó frecuentemente las propuestas hechas en reuniones de comunidades y lugares de trabajo, aunque con escaso o ningún efecto práctico. Algunos cubanos describen este tipo de apertura institucionalizada como la "cultura del montacargas": las propuestas son enviadas hacia arriba, a las autoridades, y las respuestas de éstos bajan sin que la gente pueda responder o actuar por otras vías. En otras palabras, la gente tiene prohibido organizarse independientemente, fuera de los canales oficiales, prohibición que tiene como fin prevenir la confrontación directa con los dirigentes y cortocircuitar cualquier petición de soluciones a sus problemas.
Así las cosas, Raúl Castro ya ha retirado la prohibición de comprar teléfonos móviles, computadoras y otros electrodomésticos, así como suministros y utensilios agrícolas. También ha retirado la prohibición a los cubanos de hospedarse en los hoteles para turistas y de alquilar automóviles. Estas concesiones sólo benefician, sin embargo, a los cubanos que tienen acceso a la moneda fuerte. Raúl Castro ha retirado el tope de los salarios estatales y está dispuesto a sentar las condiciones que permitan a más cubanos establecerse laboralmente por su cuenta en las ciudades. Ha empezado también a distribuir a los campesinos grandes porciones de tierra estatal sin cultivar, la mayor parte de las cuales pasaron a estar disponibles con las pérdidas drásticas que afectaron a la industria azucarera. Una medida como ésta, si fuera considerablemente extendida, abriría la caja de Pandora, con consecuencias políticas que merecen ser tenidas en cuenta. De él se espera en el futuro próximo que relaje las duras restricciones de viajar al extranjero, y que reduzca, o directamente elimine, las desorbitantes cantidades de dinero, hogar y otras propiedades personales que los cubanos tienen que abandonar, si quieren que se les permita emigrar. Por encima de todo, Raúl Castro mantendrá su propio estilo de gobierno limitando la frecuencia de las manifestaciones políticas que interrumpan las rutinas políticas, delegando funciones en vez de librarse a la gestión del pequeño detalle, y reduciendo las repentinas y arbitrarias improvisaciones en el campo de la economía. En otras palabras, Raúl intentará formar, como base para sus reformas, una clase burocrática "normal" que le permita poner fin, substituyéndolo, al caótico desorden dimanante de un bonapartismo carismático.
Ya sobreviva Raúl a su hermano mayor, ya continúe el ejército manteniendo su supremacía actual tras la muerte de Fidel, los dirigentes cubanos adoptarán probablemente alguna variante del modelo vietnamita o chino que Raúl tanto admira. Este modelo reduciría la apertura democrática a una economía capitalista de libre mercado bajo la dirección de un estado autocrático de partido único controlado en su mayor parte por el ejército. La base material para un modelo como éste prácticamente ya existe, si tenemos en cuenta el papel dominante en la economía que las Fuerzas Armadas Cubanas, a menudo en conjunción con capital extranjero, han jugado al menos desde principios de los noventa tras el desplome de la Unión Soviética. El ejército ha estado coordinando sus actividades económicas a través de una corporación llamada GAESA; uno de sus holdings, Gaviota, es probablemente la mayor empresa turística en Cuba. Oficiales del ejército de alto rango han estado dirigiendo otros importantes sectores de la economía, como la industria azucarera. Resulta significativo que Raúl Castro haya promocionado recientemente a otro miembro de la vieja guardia, el comandante general Julio Casas Regueiro, a Ministro de Defensa. Casas perfeccionó el rendimiento empresarial y la eficacia basada en métodos de organización capitalistas en las compañías dirigidas por el ejército (los mismos métodos también han sido empleados en algunas empresas civiles). Las actividades económicas del ejército han creado un importante estrato de técnicos militares y directores ejecutivos, "hombres de negocios en uniforme" que, junto a sus homólogos civiles en iniciativas empresariales con capital extranjero, constituyen la base social principal para el posible surgimiento de un modelo sino-vietnamita en Cuba.
Comunistas liberales versus Talibanes
Desde hace cierto tiempo, una tendencia comunista liberal apoyada por la mayoría de los intelectuales, académicos y artistas de la isla, ha venido actuando con cautela, y seguirá jugando, según parece, un papel importante en el futuro inmediato. Recientemente, este grupo hizo notar su presencia en el congreso de la UNEAC –Unión de Escritores y Artistas Cubanos— que tuvo lugar a primeros de abril. Esta tendencia tiende a favorecer una apertura de mercado, pero no según pautas neoliberales, sino más cercana a las reformas moderadas de mercado que se intentaron llevar a cabo en Europa del Este antes de la caída del Muro en la década de los 80, e incluso antes. Además de estas reformas económicas, a los comunistas liberales también les gustaría ver reformas democráticas que condujeran a una Cuba más pluralista, quizá incluyendo incluso la presencia de diferentes fracciones políticas en el seno del Partido Comunista Cubano. Estos puntos de vista son publicados y predominan en publicaciones de relativamente escasa circulación, como La Gaceta de Cuba, Temas, Revolución y Cultura.
Aunque estas reformas democráticas no serían aceptables para un futuro grupo dirigente "sino-soviético", los liberales de mercado y los autócratas de mercado forjarían una alianza temporal, ya que la introducción del mercado acarrearía una liberalización en el terreno social. Este hecho podría llevar a reformas que están actualmente bajo consideración y pronto podrían ser anunciadas, como una reducción de las restricciones para viajar al extranjero, una mayor libertad para las pequeñas empresas, el derecho a alquilar, comprar y vender la propia casa y un mayor acceso a Internet, aun dentro de las limitaciones de la censura. Cualquier concesión material que un régimen como el cubano sea capaz de proporcionar a los intelectuales (la base social de los actuales comunistas liberales) prolongará la vida de semejante alianza.
Lo que sí es seguro es que los fidelistas de línea dura se resistirán a los cambios liberalizadores en la economía y lucharán contra cualquier intento de democratizar la política. En Cuba se les llama "talibanes", y en el grupo se incluye a gente como Felipe Pérez Roque, el jefe del estado mayor de Fidel Castro y actual Ministro de Exteriores. El centro principal del poder "talibán" se encuentra en el Grupo de Apoyo a Fidel Castro y entre algunos sectores del aparato del Partido Comunista, sobre todo en las provincias, que incluyen a personas que fueron personalmente formadas por el comandante en jefe. El Grupo de Apoyo, constituido por figuras como Carlos Valenciaga, el secretario personal de Fidel Castro, han sido marginadas por Raúl Castro. Apodados jocosamente "los huerfanitos", han jugado un papel clave en la "Batalla de Ideas" de Fidel Castro. Esta "batalla" implicó no sólo luchas políticas e ideológicas acompañadas de manifestaciones masivas, sino también la realización de proyectos económicos que a menudo se desviaban de los planes preestablecidos y usurpaban el poder y las funciones de los departamentos y ministerios gubernamentales.
Los "talibanes" no tienen ningún futuro político mientras el ejército esté bajo el liderazgo de Raúl Castro, o quienquiera le suceda, y permanezca unido y capaz de llevar a cabo importantes reformas económicas a corto plazo que incrementen su legitimidad y popularidad entre la mayoría de la población. La transición China es un buen ejemplo con el que comparar el papel jugado por los "talibanes": sus equivalentes asiáticos fueron la "Banda de los Cuatro" y quienes permanecieron apegados al viejo sistema estalinista. Ninguno de ellos fue rival para Deng y lo que prometió: una mejora del nivel de vida y un alivio de las arbitrariedades y mobilizaciones sin cuento de Mao.
Tendencias políticas
Como en muchas otras transiciones post-comunistas que han tenido lugar desde los ochenta, hay un apoyo muy poco significativo en Cuba a una economía y a una sociedad de tipo colectivista controlada desde la base mediante una política abierta y democrática. El panorama político parece limitarse a tres puntos de vista: dos de éstos apoyan la existencia de un estado de partido único aun difiriendo entre sí en lo tocante al grado en que debería Cuba abrirse a una economía de mercado. Un tercer punto de vista, influyente entre intelectuales y académicos, apoya la liberalización y la democratización de la sociedad, pero dentro del contexto de un giro hacia el mercado de impronta poco menos que neoliberal. Sin embargo, el sentir popular en Cuba es tal, que, aun a pesar del creciente de personas tenadas a pensar que el capitalismo es el mejor sistema para producir bienes y servicios, la mayoría defiende ferozmente la sanidad, la educación y otros servicios sociales públicos y gratuitos que ganaron en los primeros años de la revolución.
Las abundantes historias ya conocidas de transición al capitalismo sugieren que una transición capitalista en Cuba estaría muy lejos de adoptar una forma relativamente benigna. Más bien seremos testigos de varias "terapias de shock" y agudas reducciones en el gasto y las instituciones del "estado del bienestar", reducciones impuestas por el dominio dictatorial del ejército en colaboración con el capital extranjero y el emergente capital nacional. También podemos esperar un papel determinante de los EEUU. en los asuntos internos de la isla con un ajuste estructural del estilo del FMI, privatización y políticas de austeridad que tendrían un efecto devastador, particularmente entre los pobres y la población negra cubana. Las posibilidades de un cuarto punto de vista, el de las políticas democráticas anticapitalistas, hay que cifrarlas en la oposición popular a una transición como la mencionada.
Precisamente, los acontecimientos recientes en la isla parecen sugerir la aparición de una tendencia en este tipo. El año 2007 puede que haya sido testigo del incipiente arranque de una transición de las políticas de queja individual –que ganaron una difusión particularmente relevante con la crisis provocada por la caída del bloque soviético a principios de los noventa— a políticas de resistencia colectiva. El año empezó con la protesta de los intelectuales y artistas cubanos contra la reaparición pública de tres individuos asociados con las viejas políticas culturales represivas, quienes purgaron a numerosos intelectuales y artistas destacados en el periodo más oscuro de los 70: Luis Pavón Tamayo, Armando Quesada y Jorge "Papito" Sergueras. La protesta fue políticamente limitada, ya que nunca desafió a la censura ni planteó preguntas acerca de quién había dado las órdenes de que volvieran estos funcionarios de la represión cultural; pero era inédita en Cuba, pues empezó de manera espontánea por correo electrónico y permitió a los artistas e intelectuales poner a prueba su músculo político y su independencia frente al control del estado de partido único. El gobierno trató de contener la protesta, pero los manifestantes consiguieron obtener con éxito una declaración oficial de reafirmación de las relativamente tolerantes políticas culturales actuales.
Desde entonces han tenido lugar varios acontecimientos que confirman que algo se mueve en el país. En septiembre de 2007, algunos cientos de estudiantes se manifestaron abiertamente en la Universidad de Oriente de Santiago de Cuba en protesta por las precarias condiciones de vida y educativas, así como por la falta de seguridad para las estudiantes. La protesta estudiantil debe de haber sido importante, pues el gobierno consideró necesario organizar una gran contramanifestación oficial en Santiago de Cuba a primeros de octubre de reafirmación del apoyo al régimen. Hay noticias sin confirmar de que muchos de los manifestantes fueron expulsados de la universidad; pero los medios de comunicación controlados por el gobierno han mantenido un silencio absoluto respecto de este asunto. En enero de 2008 lo que puede calificarse sin reservas como un casi-motín interrumpió una reunión en la que funcionarios del gobierno informaban a los trabajadores de compañías extranjeras de que, a partir de ahora, se les cobraría un impuesto por los suplementos salariales en moneda fuerte otorgados bajo cuerda por sus empleadores extranjeros. Los trabajadores estaban particularmente indignados porque el gobierno cubano ya recibía en moneda fuerte sus salarios en estas compañías para luego pagárselos en pesos.
A principios de febrero, en un vídeo profusamente distribuido por Internet, estudiantes de la Universidad de Ciencias de la Información, situada en lo que en su día fue el puesto de escucha soviético en Lourdes, se encararon con Ricardo Alarcón, presidente de la Asamblea Nacional Cubana. Protestaban por las restricciones para viajar, la prohibición de visitar instalaciones turísticas en Cuba, los efectos injustos del sistema de doble moneda, una falta de información sobre los candidatos a las elecciones parlamentarias y sus respectivos programas, y contra la censura que impide acceder a motores de búsqueda como Yahoo. Los estudiantes realizaron sus reivindicaciones libertarias y democráticas desde un punto de vista explícitamente revolucionario. En su hipócrita respuesta, Alarcón contestó que la mayoría de gente en el mundo carece de los medios para viajar, y que si todo el mundo pudiera viajar, no habría recursos bastantes para satisfacer la demanda. Confundió deliberadamente el derecho político y legal a viajar con la capacidad para permitírselo. También omitió el hecho de que en Cuba, por razones exclusivamente políticas, algunas personas tienen más derecho a viajar que otras.
El papel de los EEUU
Desde hace casi 50 años, el imperialismo estadounidense ha impuesto un bloqueo económico que ha violado el derecho de Cuba a su autodeterminación y empeorado considerablemente la vida del pueblo cubano. El bloqueo también ha proporcionado una base anti-imperialista al régimen que le ha ayudado a asegurar su supervivencia. El fin de la Guerra Fría redujo considerablemente la importancia de Cuba en la política exterior norteamericana, como lo atestigua la ausencia de Cuba en prácticamente todos los análisis estratégicos de amenazas y desafíos internacionales a los que se enfrenta el gobierno estadounidense. Sin embargo, el régimen de Castro ha alimentado el miedo a una invasión cada vez que lo ha considerado conveniente por razones de política interior y exterior, con el fin de desviar la atención de los escándalos nacionales, como cuando impuso fuertes condenas de prisión a 75 disidentes pacifistas en la primavera de 2003.
Han pasado varias décadas desde que los EEUU contemplaron seriamente una invasión de la isla. No obstante, el gobierno estadounidense, y en particular la administración Bush, han continuado con una política de intimidación, con un creciente acoso que tiene como objetivo el empeoramiento de las condiciones de vida en la isla, acelerando así el colapso del régimen desde dentro sin necesidad de emprender una invasión. Al mismo tiempo, han dado refugio a terroristas como Luis Posada Carriles y Orlando Bosch –responsables de la muerte de 73 civiles inocentes en el atentado a un avión cubano cerca de Barbados, en 1976— e intentado comprar apoyo político dentro de la isla. La actual estrategia del gobierno estadounidense hacia Cuba parece estar basada en la idea de que los individuos y los grupos de la isla que apoyan las políticas e intereses estadounidenses tomarán el poder con la ayuda del gobierno estadounidense y sus asociados cubano-americanos del sur de Florida. Esta gente implantaría entonces una transición capitalista "democrática" en Cuba. Aparte del hecho de que semejante transición precisaría de una dictadura feroz, la idea pertenece al desacreditado género de la política-ficción que predijo que las tropas norteamericanas serían recibidas como libertadores en Bagdad.
Desde el desplome del bloque soviético, la política económica de bloqueo y acoso político ha sido mantenida más por razones políticas y electorales que por el deseo de la clase empresarial norteamericana, la cual, de hecho, no ha dejado de mostrar un creciente interés en emprender negocios con Cuba. Muchos directores de empresa y destacados políticos – señaladamente los de la costa Oeste y del Medio Oeste, que han facturado cientos de millones de dólares al año vendiendo comida y productos manufacturados a Cuba bajo las excepciones "humanitarias" que garantizaba el bloqueo desde noviembre del 2001— han visitado la isla estos últimos años. Este creciente interés se ha reflejado en el Congreso estadounidense. Durante los años en que Bush júnior ha ocupado su cargo, el Congreso ha estado muy cerca de aprobar una legislación, con el apoyo republicano, que hubiera supuesto un serio revés para el bloqueo; pero Bush supo actuar a través de los lobbies con éxito, sacarla de la agenda política del Congreso. Propuestas legislativas de este tipo puede que sean aprobadas por el nuevo Congreso que será elegido en noviembre. Si terminará o no siendo vetado por quienquiera sea el nuevo presidente, es pregunta que está por ahora todavía en el aire.
Lo cierto es que una transición "sino-vietnamita" en Cuba, sobre todo si viniera de la mano de un dirigente que no se apellidara Castro, dividiría a la derecha cubana de Florida, debilitándose así el principal apoyo político con que cuenta el bloqueo estadounidense. Llegados a ese punto, los dirigentes de la isla podrían invitar a los capitalistas cubano-americanos de Florida a viajar, invertir y enriquecerse en Cuba, siempre que pudieran acreditar que se mantienen al margen de toda cuestión política. Sería el equivalente a lo que el gobierno chino ha hecho con los empresarios chinos de ultramar y al decreto que ha impuesto Putin a la oligarquía empresarial rusa.
Las perspectivas para una Cuba post-Castro son preocupantes, tanto si se inclina por el modelo "sino-vietnamita", como si continúa con el mismo régimen (aun con cambios liberalizadores). Los progresistas norteamericanos pueden contribuir a la posibilidad de una transición democrática, humana y socialista en Cuba exigiendo una restauración inmediata de las relaciones económicas y políticas de EEUU con la isla. Para hacerlo, no es necesario crear ilusiones sobre la naturaleza del régimen cubano. Hacerlo, sería, de hecho, contraproducente, porque minaría la credibilidad de las fuerzas que luchan por un cambio en la política estadounidense. La normalización de las relaciones con Cuba haría avanzar la causa de la autodeterminación de las naciones y sería una buena alternativa práctica para casi cincuenta y cinco años de fallida política de bloqueo económico y acoso político. No puede haber un mejor momento que éste para traer todo ello a colación y presionar a favor del cambio en el contexto de las elecciones de este 2008.
Samuel Farber nació y se crió en Cuba. Su libro más reciente es The Origins of the Cuban Revolution Reconsidered [Una revisión de los orígenes de la revolución cubana] (University of North California Press). Colabora regularmente con Foreign Policy in Focus. De Farber puede leerse en castellano, en el número 3 de SinPermiso (en papel), una larga reseña del libro de entrevistas de Ignacio Ramonet a Fidel Castro
Traducción para www.sinpermiso.info: Àngel Ferrero
417 - Retinas - Mayo 68, 40 años después - Antonio Feo, Hugo Moreno
Reproducimos a continuación la transcripción de una entrevista, corregida y precisada con algunos datos, que el periodista de Radio France Internationale Julio Antonio Feo realizó en esa cadena a Hugo Moreno, miembro del Consejo Editorial de SINPERMISO el pasado 10 de mayo en el programa “Las ideologías en Mayo 68”.
Mayo del 68 surge como la convergencia de toda una serie de ideologías, que se vienen formando desde los años 60, hay quienes hablan de Mayo 68 y dicen que, en realidad, el sustento comenzó en 1962, con el fin de la guerra de Argelia, y como reacción al neocolonialismo y autoritarismo. ¿ Son estas las ideologías que van a estar en la base del Mayo 68?
En la pregunta que acabas de formular, hay ya una pista de reflexión. Dices que aparecen algunas nuevas ideologías, en Francia en particular, sacudida por la guerra de Argelia (1954-1962). Los años 60, digamos, fueron efectivamente un cambio extraordinario. Francia perdió la guerra, y Argelia, conquistada y colonizada desde 1830, obtuvo la independencia. Fue uno de los puntos álgidos del fenómeno mayor de la post-guerra : la irrupción de los movimientos de liberación nacional en lo que se llamaba el “tercer mundo”. Entró en una profunda crisis la ideología imperialista o del neo-capitalismo, como fue alguna vez definido. Pero también estallaron las ideologías como el comunismo y el marxismo, al menos que hablaban en su nombre. Se habían producidos el levantamiento antiburocrático de Hungría (1956), los congresos de la “desestalinizacion” en la Unión Soviética (1956 y 1961); los “crímenes de Stalin” denunciados por Kruschev; luego vino el cisma entre China y la URSS (1961), las oposiciones en los países del Este, la Primavera de Praga de 1968. Entretanto, el mundo vivía en plena guerra fría y la perpetua guerra social multiforme entre el capital y el trabajo.
En Francia, en mayo 1968 estalló la revuelta de los estudiantes, y a seguir, la gran huelga obrera y las ocupaciones de fábricas ¡diez millones de obreros en huelga general! Un movimiento que sobrepasó todas las organizaciones sindicales y políticas, vale recordarlo. En sus orígenes, por un lado, el contexto internacional. La guerra de Vietnam; el movimiento de la juventud estadounidense contra la guerra; la revolución cubana y las revueltas en toda América Latina, Japón, el “otoño caliente” italiano de 1969. Por otro lado, no fueron solo movimientos por la paz, o contra regímenes opresivos, sino contra un modo de vivir. Una rebelión de la insatisfacción generalizada contra la sociedad llamada de “consumo”. El famoso eslogan “hagamos el amor, no la guerra” del Mayo francés, inspirado de los campus norteamericanos, fue una de las expresiones.
Las ideologías de la izquierda, en términos generales el comunismo y el marxismo, representadas en Europa por grandes partidos comunistas (como en Italia y en Francia), entraron en una crisis profunda, política, teórica y cultural. Surgieron corrientes y pensadores críticos, que no solo se diferenciaban del regimen stalinista o post-stalinista de la Unión Soviética, o de China, como lo fue el trotskismo, sino otros que trataron de comprender la nueva época. Surgió, por ejemplo, la idea de la autogestión en la Yugoslavia de Tito. En Francia, los situacionistas o el existencialismo de Jean-Paul Sartre, que tuvieron gran importancia. El segundo sexo de Simone de Beauvoir, casi desapercibido cuando apareció en 1949, se convirtió en la “biblia” fundadora del nuevo feminismo. Se (re)descubrieron autores como Trotsky, Bujarin, Gramsci, Luxemburg, Lukacs, Korsh, así como Mao, Le Dûan, Giap, “Che” Guevara, y tantos otros... Fue una época de plena efervescencia política, intelectual, cultural. Eso estaba en el antes y el después de Mayo 68.
En el “tercer mundo” surgieron las corrientes nacionalistas antimperialistas, en particular en América Latina, que evolucionaron hacia el nacionalismo revolucionario. En Argentina, por ejemplo, los grupos revolucionarios que mezclaban Perón, el Che Guevara, Mao Tsé Tung y la guerra de Vietnam... Una generación que fue protagonista en la lucha contra las dictaduras, que participó de la resistencia en todas sus variantes, comprendida la lucha armada. A posteriori, se puede tener una apreciación crítica, pero fue una juventud que vivió y entregó sus vidas por una causa política y ética justa, aunque métodos y estrategias pudieran ser equivocados. Pero esa es otra cuestión. Abandonaron en todo caso la izquierda tradicional, comunista y socialista, y buscaron nuevos canales para luchar.
Fue también el comienzo de una crisis profunda del sistema mundial, aún viviendo en la prosperidad, todavía en pleno boom, en particular en los países desarrollados. Pero ya estaba la crisis larvada, latente, que estallaría pocos años después. Se vislumbraba el agotamiento del modelo fordista, el de los “treinta gloriosos” (1945-1975), basado en la producción y el consumo de masas. Se desarrolló entonces un poderoso sentimiento de libertad, de emancipación, de ruptura con los corsés de las sociedades burguesas anquilosadas. La política, la moral, las costumbres, la vida misma, fue puesta en cuestión. Esto se expresó un poco por todas partes, en Estados Unidos, Europa, Japón, en el Oeste y en el Este, en el Norte y el Sur. El cine, el teatro, la literatura, la música, reflejaron ese cambio. También en la búsqueda, quizá confusa, de un sustento ideológico para los que querían entonces cambiar el mundo y la vida. Digamos que fue una década de gran revolución cultural. Además, fueron también los años del transistor, del rock y de la revolución que fue la píldora anticonceptiva. Hoy esto puede parecer banal, pero en aquellos años fue fundamental. En ese sentido, 1968 fue una línea roja : el renacimiento de una esperanza, la percepción que la explotación y la opresión podían ser abolidas.
Cuando decías de los movimientos nacionalistas revolucionarios, vemos que hay una convergencia también de las causas por las que nacen movimientos como el trotskismo, los situacionistas, los anarquistas; hay una convergencia entre esos movimientos y los de liberación nacional, contra el neocapitalismo por una parte, y contra la esclerosis efectiva del “socialismo realmente existente”. ¿ Esas ansias de libertad fueron pues sustento del Mayo 68 ?
Así es, el movimiento del 68 tuvo una dinámica mundial, se inscribe en un curso general de revuelta. Una de las anécdotas más hermosas a recordar es la de los Juegos Olímpicos en México, poco después de la represión contra los estudiantes mexicanos. Ese momento quedó inmortalizado por la imagen de los dos campeones negros norteamericanos desfilando delante del podium, levantando los puños con sus guantes negros. ¡ El símbolo de los Black Panthers, nada menos ! Símbolo de ruptura de una época, la revuelta contra todas las ideologías dominantes, incluídas las de la izquierda comunista y socialista. El trotskismo no salió indemne, aunque esta corriente, al menos en Francia, soportó mejor el naufragio de la izquierda.. Las nuevas generaciones no se sentían representados por unos ni otros; reaparecieron grupos anarquistas, los “maoístas” tuvieron un rol importante (aunque efímero en el tiempo), los nacionalistas revolucionarios, el “guevarismo” en América Latina, sin olvidar el enorme impacto de la “teología de la liberación”, que jugó un papel fundamental. El Partido de los Trabajadores (PT) de Brasil, una de las más ricas experiencias, se nutrió profundamente de esta corriente. Otras organizaciones revolucionaria se destacaron, como la dirigida por Camilo Torres en Colombia; el MIR de Luis de la Puente Uceda en Perú; el Movimiento 13 de Noviembre en Guatemala, para mencionar solo algunas.
Lo fundamental era la idea de la rebelión y de la libertad. La libertad económica, política, social, sexual. Queremos ser libres, decían los pueblos colonizados, libres los explotados, libres las mujeres, libres los jóvenes de la tutela familial. Ese era el sentimiento de la época. Un espíritu libertario de una juventud confrontada a dictaduras militares en el “tercer mundo”, a sociedades fosilizadas en los países capitalistas avanzados o a los regímenes dictatoriales del Este. Pocos han expresado mejor este sentimiento que Frantz Fanon, cuando escribió Los condenados de la tierra, en el contexto de la guerra de Argelia, así como el prólogo de Jean-Paul Sartre a la primera edición de 1961 (prohibida entonces en Francia).
Esta idea de libertad, valga recordar, ha sido utilizada de manera inteligente y cínica como basamento del movimiento conservador llamado neoliberalismo. Este se la apropió, en la coyuntura de la derrota y el retroceso de la ola revolucionaria, dando vuelta y transformando su contenido. Friedrich von Hayek y Milton Friedman lo atestiguan. El camino de la servidumbre, del primero, marginal cuando su aparición, se transformó en un best seller, y Friedman formó su escuela de los Chicago Boys. La primera experiencia de aplicación de esta ideología - que no se puede reducir solo a un “modelo económico” - la permitió el golpe de estado del general Pinochet en Chile (1973); luego la Argentina de la última dictadura (1976-1983). La llegada al poder de Margaret Thatcher y Ronald Reagan, a comienzos de 1980, culminaron el proceso. La dinámica del combate teórico, político y cultural cambió de signo, a favor de la “revolución conservadora” que se instauró. Ganaron así la primera gran batalla. La caída del muro de Berlín (1989) y el fin de la Unión Soviética (1991) fueron su corolario (aunque ésto por cierto no agota toda la cuestión).
Hay que insister que los cincuenta años desde el fin de la segunda guerra mundial, fueron los de la irrupción masiva y la revuelta de los “condenados de la tierra”. Algunos nombres vienen a la memoria : Ben Bella, Lumumba, Guevara, Cabral, Mandela. Los oprimidos del mundo que buscaban romper con las condiciones de dominación y explotación. Cualquiera sea el curso de la historia, eso fue registrado en la conciencia colectiva de las clases subalternas bajo múltiples formas. Esa memoria alimenta siempre al Viejo Topo de la historia. En las épocas de retroceso hay que cuidarse de cantar victorias ilusorias. Hay que enfrentar los nuevos desafíos, sin adaptarse a la resignación, sin sumisión a las ideologías dominantes. Al contrario, forjando las herramientas teóricas, políticas y culturales capaces de retomar el camino del cambio social, más necesario que nunca.
Cuarenta años después, podríamos mencionar ideologías como el comunismo, el trotskismo, el maoísmo, el anarquismo, también el movimiento situacionisat, en Francia, que aunque fue pequeño tuvo un gran impacto. Los situacionistas, creo, tuvieron la capacidad justamente de analizar esta “sociedad del espectáculo”, como la definió Guy Debord en el libro así titulado (1967). Es decir, me parece que lo que hoy queda – como también lo dijo John Ford en el cine – es la imagen, una imagen de “choque” más que la propia historia. ¿ Vivimos acaso la “muerte de las ideologías” o se podría decir también que hubo una generación que quería transformar el mundo, y el mundo los transformó a ellos ?
El libro de Guy Debord que mencionas fue efectivamente texto de cabecera de toda una generación. En realidad, expresaba justamente esto que estamos hablando, en su lengua y estilo francés. Pero no creo en eso de “la muerte de las ideologías”, que se apoyan en la debacle del “socialismo real”, a veces con ejemplos de gente de izquierda que se pasó a la derecha. Es cierto, no todos reaccionan de la misma manera frente a semejantes cambios y la derrota. La tentación de “administrar mejor” el capitalismo, o reformarlo por etapas, estuvo presente en buena parte de la izquierda, contribuyendo a la generalización del desaliento. No hay que extrañarse, pues, que en Francia algunos ex-socialistas adhirieron al “sarkozismo”, como Bernard Koutchner, actualmente ministro de relaciones exteriores. Muchos otros, ex-maoístas como André Gluksman o Alain Filkenkraut, para mencionar solo los más mediatizados, se alinearon con armas y bagajes a los Estados Unidos de Georges W. Bush y el Estado de Israel. Defensores de los “derechos del hombre”, pero siempre mirando para un solo lado. La tragedia de los palestinos, o de los irakíes, es invisible para ellos.
Pero tampoco conviene, me parece, generalizar demasiado. El fondo de la cuestión es otro. Este radica en la crisis profunda en la cual se encuentra el capitalismo mundializado, que se asemeja mucho al que intuyó Marx en su época. Con todas las diferencias, la dinámica de la reproducción ampliada del capital sigue vigente, incluso en las nuevas guerras en curso y el saqueo y la explotación generalizada de la fuerza de trabajo. En todo caso, es evidente que presenciamos el fin de una época histórica. Quizá una verdadera y muy profunda crisis de civilización. “El malestar en la cultura” (Freud) se expresa en múltiples formas.
La izquierda, en todas sus variantes, está confrontada con la realidad de esta nueva “gran transformación” que atraviesa el planeta entero. Casi todas las corrientes se hundieron en un abismo, sea porque estaban estrechamente vinculadas al “modelo soviético”, otras porque se convirtieron al social-liberalismo, como la mayoría de los partidos socialistas europeos; otros finalmente porque no lograron salir del mundo grupuscular. Y ahí tenemos a Sarkozy en Francia y a Berlusconi en Italia... Cierto, no se trata de encontrar los “culpables” de esta situación desastrosa, pues hasta se podría invocar la “cola del diablo”. Aunque cabría preguntarse, como lo hizo Gramsci, porqué esa “cola del diablo” no se pone alguna vez de nuestro lado. Es probable que – como también decía Gramsci - tengamos que “recomenzar todo de nuevo”. Para salir de este callejón, sin embargo, se hace necesario romper con la concepción kaustkiana, retomada por Lenin, del “partido” como expresión de la vanguardia y único instrumento anticapitalista. Siendo siempre necesaria la organización política, ésta probablemente no podrá expresarse fuera de una dinámica multidimensional, en la cual el movimiento social de los oprimidos y explotados, de los de abajo, pueda encontrar nuevas pistas para la emancipación. Esto, por cierto, es más un interrogante que una respuesta.
Creo efectivamente que se ha tirado demasiado pronto “el bebé con el agua sucia de la bañadera”, como se dice. Tengo la impresión que las ideologías, más que desaparecer, se transforman. De hecho, si tomamos los movimientos “altermundialistas” están un poco en la situación que estaban los movimientos revolucionarios de los años sesenta, en los cuales se tenía claro contra lo que se estaba, pero nadie sabía qué hacer.
Esto del fin de las ideologías es, para decirlo así, una manipulación ideológica, un engaño, lo mismo que el famoso “fin de la historia” de Fukuyama. Pero lo que sí aparece claro, es que hay una ideología que ganó, que se impuso con fuerza, a pesar de las resistencias. Probablemente, o seguramente, en forma transitoria, pero así es. Esta se presenta como una gran mentira : sus representantes hablan en nombre de las reformas, como “reformadores”, cuando se trata en realidad de la vuelta de los conservadores, su revancha furiosa, como aquella de los Versalleses después de la Comuna de París.
¿ Que queda del mundo del 68, cuarenta años después ? Mucho, creo. Fue una etapa fundamental del movimiento por la emancipación humana. A pesar de las tentativas y los éxitos para imponer una regresión, el capitalismo actual corre hacia el abismo. Soplarán nuevos aires frescos, otras formas y dinámicas que en el pasado, que quizá pueden convertirse en huracanes contra el viejo mundo. Mayo 68 fue derrotado, es cierto. La crisis revolucionaria fue contenida. El 30 de mayo desfiló un millón de personas en los Campos Elíseos, los sectores más conservadores de la sociedad, apoyando al general De Gaulle. La derecha barrió en las elecciones siguientes. El “partido del orden” se impuso. Pero algo se había roto. Ya nada fue igual en las relaciones sociales entre patrones y obreros, estudiantes y docentes, hombres y mujeres. Con las concesiones, y también las capitulaciones, se frenaron las luchas obreras. Pero que Sarkozy, por ejemplo, apunte con su dedo vindicativo el espectro del Mayo 68, no es casual. Al contrario, muy significativo.
¿ Será que el Angel de la Historia sigue batiendo sus alas redentoras ? Aviso de incendio, tituló Michael Löwy a su bello ensayo sobre las “Tesis sobre la historia” de Walter Benjamin. Aviso de incendio, no está mal como advertencia. Como nada está determinado de antemano, ni existen leyes eternas e inmutables, el porvenir depende, por cierto, de las relaciones y de las luchas de los oprimidos y explotados contra los que detienen el poder, el dinero y las armas, o sea, los explotadores de siempre. Es la lucha secular. ¿ No es acaso también el eco que nos llega 40 años después de Mayo 68 ? Pues, sí, y como dice el tango : “aunque el mundo siga/ girando a los tumbos/ aún vale la pena jugarse y vivir”.
Julio Antonio Feo, antiguo militante antifranquista, es periodista en Radio France International en París desde hace muchos años. Hugo Moreno, miembro del Consejo Editorial de Sin Permiso, es docente-investigador en Ciencias políticas de la Universidad de Paris 8.
Transcripción y traducción para www.sinpermiso.info: Julio Antonio Feo y Hugo Moreno.
Mayo del 68 surge como la convergencia de toda una serie de ideologías, que se vienen formando desde los años 60, hay quienes hablan de Mayo 68 y dicen que, en realidad, el sustento comenzó en 1962, con el fin de la guerra de Argelia, y como reacción al neocolonialismo y autoritarismo. ¿ Son estas las ideologías que van a estar en la base del Mayo 68?
En la pregunta que acabas de formular, hay ya una pista de reflexión. Dices que aparecen algunas nuevas ideologías, en Francia en particular, sacudida por la guerra de Argelia (1954-1962). Los años 60, digamos, fueron efectivamente un cambio extraordinario. Francia perdió la guerra, y Argelia, conquistada y colonizada desde 1830, obtuvo la independencia. Fue uno de los puntos álgidos del fenómeno mayor de la post-guerra : la irrupción de los movimientos de liberación nacional en lo que se llamaba el “tercer mundo”. Entró en una profunda crisis la ideología imperialista o del neo-capitalismo, como fue alguna vez definido. Pero también estallaron las ideologías como el comunismo y el marxismo, al menos que hablaban en su nombre. Se habían producidos el levantamiento antiburocrático de Hungría (1956), los congresos de la “desestalinizacion” en la Unión Soviética (1956 y 1961); los “crímenes de Stalin” denunciados por Kruschev; luego vino el cisma entre China y la URSS (1961), las oposiciones en los países del Este, la Primavera de Praga de 1968. Entretanto, el mundo vivía en plena guerra fría y la perpetua guerra social multiforme entre el capital y el trabajo.
En Francia, en mayo 1968 estalló la revuelta de los estudiantes, y a seguir, la gran huelga obrera y las ocupaciones de fábricas ¡diez millones de obreros en huelga general! Un movimiento que sobrepasó todas las organizaciones sindicales y políticas, vale recordarlo. En sus orígenes, por un lado, el contexto internacional. La guerra de Vietnam; el movimiento de la juventud estadounidense contra la guerra; la revolución cubana y las revueltas en toda América Latina, Japón, el “otoño caliente” italiano de 1969. Por otro lado, no fueron solo movimientos por la paz, o contra regímenes opresivos, sino contra un modo de vivir. Una rebelión de la insatisfacción generalizada contra la sociedad llamada de “consumo”. El famoso eslogan “hagamos el amor, no la guerra” del Mayo francés, inspirado de los campus norteamericanos, fue una de las expresiones.
Las ideologías de la izquierda, en términos generales el comunismo y el marxismo, representadas en Europa por grandes partidos comunistas (como en Italia y en Francia), entraron en una crisis profunda, política, teórica y cultural. Surgieron corrientes y pensadores críticos, que no solo se diferenciaban del regimen stalinista o post-stalinista de la Unión Soviética, o de China, como lo fue el trotskismo, sino otros que trataron de comprender la nueva época. Surgió, por ejemplo, la idea de la autogestión en la Yugoslavia de Tito. En Francia, los situacionistas o el existencialismo de Jean-Paul Sartre, que tuvieron gran importancia. El segundo sexo de Simone de Beauvoir, casi desapercibido cuando apareció en 1949, se convirtió en la “biblia” fundadora del nuevo feminismo. Se (re)descubrieron autores como Trotsky, Bujarin, Gramsci, Luxemburg, Lukacs, Korsh, así como Mao, Le Dûan, Giap, “Che” Guevara, y tantos otros... Fue una época de plena efervescencia política, intelectual, cultural. Eso estaba en el antes y el después de Mayo 68.
En el “tercer mundo” surgieron las corrientes nacionalistas antimperialistas, en particular en América Latina, que evolucionaron hacia el nacionalismo revolucionario. En Argentina, por ejemplo, los grupos revolucionarios que mezclaban Perón, el Che Guevara, Mao Tsé Tung y la guerra de Vietnam... Una generación que fue protagonista en la lucha contra las dictaduras, que participó de la resistencia en todas sus variantes, comprendida la lucha armada. A posteriori, se puede tener una apreciación crítica, pero fue una juventud que vivió y entregó sus vidas por una causa política y ética justa, aunque métodos y estrategias pudieran ser equivocados. Pero esa es otra cuestión. Abandonaron en todo caso la izquierda tradicional, comunista y socialista, y buscaron nuevos canales para luchar.
Fue también el comienzo de una crisis profunda del sistema mundial, aún viviendo en la prosperidad, todavía en pleno boom, en particular en los países desarrollados. Pero ya estaba la crisis larvada, latente, que estallaría pocos años después. Se vislumbraba el agotamiento del modelo fordista, el de los “treinta gloriosos” (1945-1975), basado en la producción y el consumo de masas. Se desarrolló entonces un poderoso sentimiento de libertad, de emancipación, de ruptura con los corsés de las sociedades burguesas anquilosadas. La política, la moral, las costumbres, la vida misma, fue puesta en cuestión. Esto se expresó un poco por todas partes, en Estados Unidos, Europa, Japón, en el Oeste y en el Este, en el Norte y el Sur. El cine, el teatro, la literatura, la música, reflejaron ese cambio. También en la búsqueda, quizá confusa, de un sustento ideológico para los que querían entonces cambiar el mundo y la vida. Digamos que fue una década de gran revolución cultural. Además, fueron también los años del transistor, del rock y de la revolución que fue la píldora anticonceptiva. Hoy esto puede parecer banal, pero en aquellos años fue fundamental. En ese sentido, 1968 fue una línea roja : el renacimiento de una esperanza, la percepción que la explotación y la opresión podían ser abolidas.
Cuando decías de los movimientos nacionalistas revolucionarios, vemos que hay una convergencia también de las causas por las que nacen movimientos como el trotskismo, los situacionistas, los anarquistas; hay una convergencia entre esos movimientos y los de liberación nacional, contra el neocapitalismo por una parte, y contra la esclerosis efectiva del “socialismo realmente existente”. ¿ Esas ansias de libertad fueron pues sustento del Mayo 68 ?
Así es, el movimiento del 68 tuvo una dinámica mundial, se inscribe en un curso general de revuelta. Una de las anécdotas más hermosas a recordar es la de los Juegos Olímpicos en México, poco después de la represión contra los estudiantes mexicanos. Ese momento quedó inmortalizado por la imagen de los dos campeones negros norteamericanos desfilando delante del podium, levantando los puños con sus guantes negros. ¡ El símbolo de los Black Panthers, nada menos ! Símbolo de ruptura de una época, la revuelta contra todas las ideologías dominantes, incluídas las de la izquierda comunista y socialista. El trotskismo no salió indemne, aunque esta corriente, al menos en Francia, soportó mejor el naufragio de la izquierda.. Las nuevas generaciones no se sentían representados por unos ni otros; reaparecieron grupos anarquistas, los “maoístas” tuvieron un rol importante (aunque efímero en el tiempo), los nacionalistas revolucionarios, el “guevarismo” en América Latina, sin olvidar el enorme impacto de la “teología de la liberación”, que jugó un papel fundamental. El Partido de los Trabajadores (PT) de Brasil, una de las más ricas experiencias, se nutrió profundamente de esta corriente. Otras organizaciones revolucionaria se destacaron, como la dirigida por Camilo Torres en Colombia; el MIR de Luis de la Puente Uceda en Perú; el Movimiento 13 de Noviembre en Guatemala, para mencionar solo algunas.
Lo fundamental era la idea de la rebelión y de la libertad. La libertad económica, política, social, sexual. Queremos ser libres, decían los pueblos colonizados, libres los explotados, libres las mujeres, libres los jóvenes de la tutela familial. Ese era el sentimiento de la época. Un espíritu libertario de una juventud confrontada a dictaduras militares en el “tercer mundo”, a sociedades fosilizadas en los países capitalistas avanzados o a los regímenes dictatoriales del Este. Pocos han expresado mejor este sentimiento que Frantz Fanon, cuando escribió Los condenados de la tierra, en el contexto de la guerra de Argelia, así como el prólogo de Jean-Paul Sartre a la primera edición de 1961 (prohibida entonces en Francia).
Esta idea de libertad, valga recordar, ha sido utilizada de manera inteligente y cínica como basamento del movimiento conservador llamado neoliberalismo. Este se la apropió, en la coyuntura de la derrota y el retroceso de la ola revolucionaria, dando vuelta y transformando su contenido. Friedrich von Hayek y Milton Friedman lo atestiguan. El camino de la servidumbre, del primero, marginal cuando su aparición, se transformó en un best seller, y Friedman formó su escuela de los Chicago Boys. La primera experiencia de aplicación de esta ideología - que no se puede reducir solo a un “modelo económico” - la permitió el golpe de estado del general Pinochet en Chile (1973); luego la Argentina de la última dictadura (1976-1983). La llegada al poder de Margaret Thatcher y Ronald Reagan, a comienzos de 1980, culminaron el proceso. La dinámica del combate teórico, político y cultural cambió de signo, a favor de la “revolución conservadora” que se instauró. Ganaron así la primera gran batalla. La caída del muro de Berlín (1989) y el fin de la Unión Soviética (1991) fueron su corolario (aunque ésto por cierto no agota toda la cuestión).
Hay que insister que los cincuenta años desde el fin de la segunda guerra mundial, fueron los de la irrupción masiva y la revuelta de los “condenados de la tierra”. Algunos nombres vienen a la memoria : Ben Bella, Lumumba, Guevara, Cabral, Mandela. Los oprimidos del mundo que buscaban romper con las condiciones de dominación y explotación. Cualquiera sea el curso de la historia, eso fue registrado en la conciencia colectiva de las clases subalternas bajo múltiples formas. Esa memoria alimenta siempre al Viejo Topo de la historia. En las épocas de retroceso hay que cuidarse de cantar victorias ilusorias. Hay que enfrentar los nuevos desafíos, sin adaptarse a la resignación, sin sumisión a las ideologías dominantes. Al contrario, forjando las herramientas teóricas, políticas y culturales capaces de retomar el camino del cambio social, más necesario que nunca.
Cuarenta años después, podríamos mencionar ideologías como el comunismo, el trotskismo, el maoísmo, el anarquismo, también el movimiento situacionisat, en Francia, que aunque fue pequeño tuvo un gran impacto. Los situacionistas, creo, tuvieron la capacidad justamente de analizar esta “sociedad del espectáculo”, como la definió Guy Debord en el libro así titulado (1967). Es decir, me parece que lo que hoy queda – como también lo dijo John Ford en el cine – es la imagen, una imagen de “choque” más que la propia historia. ¿ Vivimos acaso la “muerte de las ideologías” o se podría decir también que hubo una generación que quería transformar el mundo, y el mundo los transformó a ellos ?
El libro de Guy Debord que mencionas fue efectivamente texto de cabecera de toda una generación. En realidad, expresaba justamente esto que estamos hablando, en su lengua y estilo francés. Pero no creo en eso de “la muerte de las ideologías”, que se apoyan en la debacle del “socialismo real”, a veces con ejemplos de gente de izquierda que se pasó a la derecha. Es cierto, no todos reaccionan de la misma manera frente a semejantes cambios y la derrota. La tentación de “administrar mejor” el capitalismo, o reformarlo por etapas, estuvo presente en buena parte de la izquierda, contribuyendo a la generalización del desaliento. No hay que extrañarse, pues, que en Francia algunos ex-socialistas adhirieron al “sarkozismo”, como Bernard Koutchner, actualmente ministro de relaciones exteriores. Muchos otros, ex-maoístas como André Gluksman o Alain Filkenkraut, para mencionar solo los más mediatizados, se alinearon con armas y bagajes a los Estados Unidos de Georges W. Bush y el Estado de Israel. Defensores de los “derechos del hombre”, pero siempre mirando para un solo lado. La tragedia de los palestinos, o de los irakíes, es invisible para ellos.
Pero tampoco conviene, me parece, generalizar demasiado. El fondo de la cuestión es otro. Este radica en la crisis profunda en la cual se encuentra el capitalismo mundializado, que se asemeja mucho al que intuyó Marx en su época. Con todas las diferencias, la dinámica de la reproducción ampliada del capital sigue vigente, incluso en las nuevas guerras en curso y el saqueo y la explotación generalizada de la fuerza de trabajo. En todo caso, es evidente que presenciamos el fin de una época histórica. Quizá una verdadera y muy profunda crisis de civilización. “El malestar en la cultura” (Freud) se expresa en múltiples formas.
La izquierda, en todas sus variantes, está confrontada con la realidad de esta nueva “gran transformación” que atraviesa el planeta entero. Casi todas las corrientes se hundieron en un abismo, sea porque estaban estrechamente vinculadas al “modelo soviético”, otras porque se convirtieron al social-liberalismo, como la mayoría de los partidos socialistas europeos; otros finalmente porque no lograron salir del mundo grupuscular. Y ahí tenemos a Sarkozy en Francia y a Berlusconi en Italia... Cierto, no se trata de encontrar los “culpables” de esta situación desastrosa, pues hasta se podría invocar la “cola del diablo”. Aunque cabría preguntarse, como lo hizo Gramsci, porqué esa “cola del diablo” no se pone alguna vez de nuestro lado. Es probable que – como también decía Gramsci - tengamos que “recomenzar todo de nuevo”. Para salir de este callejón, sin embargo, se hace necesario romper con la concepción kaustkiana, retomada por Lenin, del “partido” como expresión de la vanguardia y único instrumento anticapitalista. Siendo siempre necesaria la organización política, ésta probablemente no podrá expresarse fuera de una dinámica multidimensional, en la cual el movimiento social de los oprimidos y explotados, de los de abajo, pueda encontrar nuevas pistas para la emancipación. Esto, por cierto, es más un interrogante que una respuesta.
Creo efectivamente que se ha tirado demasiado pronto “el bebé con el agua sucia de la bañadera”, como se dice. Tengo la impresión que las ideologías, más que desaparecer, se transforman. De hecho, si tomamos los movimientos “altermundialistas” están un poco en la situación que estaban los movimientos revolucionarios de los años sesenta, en los cuales se tenía claro contra lo que se estaba, pero nadie sabía qué hacer.
Esto del fin de las ideologías es, para decirlo así, una manipulación ideológica, un engaño, lo mismo que el famoso “fin de la historia” de Fukuyama. Pero lo que sí aparece claro, es que hay una ideología que ganó, que se impuso con fuerza, a pesar de las resistencias. Probablemente, o seguramente, en forma transitoria, pero así es. Esta se presenta como una gran mentira : sus representantes hablan en nombre de las reformas, como “reformadores”, cuando se trata en realidad de la vuelta de los conservadores, su revancha furiosa, como aquella de los Versalleses después de la Comuna de París.
¿ Que queda del mundo del 68, cuarenta años después ? Mucho, creo. Fue una etapa fundamental del movimiento por la emancipación humana. A pesar de las tentativas y los éxitos para imponer una regresión, el capitalismo actual corre hacia el abismo. Soplarán nuevos aires frescos, otras formas y dinámicas que en el pasado, que quizá pueden convertirse en huracanes contra el viejo mundo. Mayo 68 fue derrotado, es cierto. La crisis revolucionaria fue contenida. El 30 de mayo desfiló un millón de personas en los Campos Elíseos, los sectores más conservadores de la sociedad, apoyando al general De Gaulle. La derecha barrió en las elecciones siguientes. El “partido del orden” se impuso. Pero algo se había roto. Ya nada fue igual en las relaciones sociales entre patrones y obreros, estudiantes y docentes, hombres y mujeres. Con las concesiones, y también las capitulaciones, se frenaron las luchas obreras. Pero que Sarkozy, por ejemplo, apunte con su dedo vindicativo el espectro del Mayo 68, no es casual. Al contrario, muy significativo.
¿ Será que el Angel de la Historia sigue batiendo sus alas redentoras ? Aviso de incendio, tituló Michael Löwy a su bello ensayo sobre las “Tesis sobre la historia” de Walter Benjamin. Aviso de incendio, no está mal como advertencia. Como nada está determinado de antemano, ni existen leyes eternas e inmutables, el porvenir depende, por cierto, de las relaciones y de las luchas de los oprimidos y explotados contra los que detienen el poder, el dinero y las armas, o sea, los explotadores de siempre. Es la lucha secular. ¿ No es acaso también el eco que nos llega 40 años después de Mayo 68 ? Pues, sí, y como dice el tango : “aunque el mundo siga/ girando a los tumbos/ aún vale la pena jugarse y vivir”.
Julio Antonio Feo, antiguo militante antifranquista, es periodista en Radio France International en París desde hace muchos años. Hugo Moreno, miembro del Consejo Editorial de Sin Permiso, es docente-investigador en Ciencias políticas de la Universidad de Paris 8.
Transcripción y traducción para www.sinpermiso.info: Julio Antonio Feo y Hugo Moreno.
416 -Papeles y cenizas - Ciencia marina a la deriva por cambio climático - Por Stephen Leahy
*La ciencia oceánica está muy rezagada respecto de la atmosférica, sobre todo por falta de financiamiento, advierten investigadores, y es el tema de este artículo que puede resultarremovedor y premonitorio, red.
GIJÓN, España, may (Tierramérica).- La ciencia no consigue acompasarse a la multiplicidad de alteraciones que sufren los océanos por cuenta del cambio climático, y por tanto no hay una comprensión clara de sus impactos actuales y futuros, advierten investigadores.El aumento del nivel y temperatura del mar, las modificaciones en la intensidad y estacionalidad de los huracanes y la desaparición de peces y corales son apenas algunas alteraciones atribuidas al cambio climático.Para intentar poner orden en los desconcertantes hallazgos, más de 450 científicos de unos 60 países se reunieron entre el 19 y el 23 de este mes en el primer simposio internacional "Efectos del cambio climático sobre los océanos del mundo", en la norteña ciudad española de Gijón.Se mire donde se mire, los cambios son evidentes. Más allá de los obvios, hay una reducción de la productividad oceánica, lo que significa que muchas áreas marinas no son ya capaces de dar sustento a tantos peces como antes, dijo a Tierramérica el experto mundial en plancton Luis Valdés, uno de los organizadores del encuentro.Así, las especies se trasladan a nuevas regiones en respuesta al calentamiento de su hábitat, agregó Valdés, del Instituto Español de Oceanografía."En las aguas de la bahía de Vizcaya estamos viendo especies tropicales que nunca antes habíamos visto", ilustró Valdés.Tales cambios de los ecosistemas marinos entrañan consecuencias desconocidas y hacen más urgente la observación de lo que ocurre en los océanos. La ciencia oceánica está muy rezagada respecto de la atmosférica, sobre todo por falta de financiamiento. Hay pocas mediciones sobre las condiciones marinas con datos de más de 20 años, y la mayor parte de la información es sobre una pequeña proporción de los océanos, dijo Valdés."¿Acaso pescaremos menos sardinas y anchoas en el futuro cercano? No lo sé, porque no tenemos la información, pero parece probable", expresó.Valdés espera que con acciones como este simposio, políticos y funcionarios dispongan de fondos para un control permanente de los océanos que permita a los científicos detectar cambios y formular recomendaciones fundadas.Por algo "la Comisión Europea --órgano ejecutivo de la Unión Europea-- calificó esta reunión como la más importante del año en este continente", dijo Valdés.Algunas modificaciones son más fáciles de identificar. Por ejemplo, el constante aumento de las temperaturas superficiales del agua del mar Caribe. Casi todos los meses durante los últimos 20 años, investigadores del Departamento de Ciencias Marinas de la Universidad de Puerto Rico (UPR) han medido la temperatura y salinidad de las aguas superficiales del Caribe.En ese lapso detectaron un claro aumento de la temperatura, pese a las variaciones atribuidas a las estaciones y a fenómenos periódicos como El Niño, dijo Jorge Corredor, de la UPR, quien presentó estos descubrimientos en el simposio.De mantenerse el ritmo actual de calentamiento, la temperatura anual promedio estará en poco tiempo por encima de los 27,4 grados, el umbral para la formación de huracanes. En tres o cuatro décadas, podrían formarse tormentas tropicales en cualquier momento del año."Ya no habrá una temporada anual de huracanes. En Puerto Rico esto es de gran importancia", señaló Corredor a Tierramérica.El agua cálida es uno de los factores que inciden en la formación de huracanes, advirtió Corredor. Otras investigaciones sugieren que el cambio climático no aumentará la cantidad total de tormentas tropicales en la región. Pero es muy probable que eleve el número de huracanes de gran potencia, añadió.La investigación de la UPR señala que, en el futuro, las temperaturas estivales serán demasiado altas para los corales, lo que supondrá un riesgo significativo para su supervivencia.Un nuevo problema es la creciente acidez de los océanos, detectado hace menos de cuatro años. Las emisiones de dióxido de carbono liberadas por la combustión de hidrocarburos vuelven más ácida la superficie marina.Esto también daña los corales, el plancton y otras especies. La acidificación tiene potencial para convertir en ruinas los arrecifes de coral en apenas unas décadas y para debilitar toda la cadena alimentaria marina. Se necesita investigar mucho más para identificar y definir mejor estos impactos, dijo Valdés.Más recientes aun son las evidencias de que el océano Antártico está perdiendo capacidad de absorber dióxido de carbono, el principal gas de efecto invernadero.Apenas un año atrás, Corinne Le Quéré, de la británica Universidad de Anglia Oriental, sostuvo que, según sus investigaciones, el océano Antártico estaba absorbiendo menos dióxido de carbono y parecía llegar a su punto de saturación. Los mares absorben y guardan en sus profundidades la mitad de todas las emisiones humanas de carbono. El anuncio de Le Quéré generó mucho debate. El martes 20, aseguró ante el simposio contar con nuevas evidencias que lo avalan. De hecho, hay señales de que lo mismo estaría pasando en otros mares. "Parece haber un debilitamiento general de los océanos como sumideros de carbono", señaló.Aunque todavía hay incertidumbre, parece que en la atmósfera queda más dióxido de carbono de lo esperado, un extremo no considerado en ninguna de las proyecciones del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), que posiblemente subestimó el ritmo en que aumentará la concentración de ese gas. Le Quéré exhibió una proyección del IPCC de fines de los años 90 que subestimó el aumento real de dióxido de carbono experimentado en los últimos años.En vez de considerar que la labor del IPCC culminó con el premio Nobel de la Paz en 2007, hay que acelerar los esfuerzos para comprender qué está pasando con los sumideros de carbono, opinó.Valdés insistió en que los océanos y el clima cambian y aún no entendemos cómo. "La pregunta clave que intentamos responder es qué clase de mundo heredarán nuestros hijos", concluyó.
* Corresponsal de IPS
GIJÓN, España, may (Tierramérica).- La ciencia no consigue acompasarse a la multiplicidad de alteraciones que sufren los océanos por cuenta del cambio climático, y por tanto no hay una comprensión clara de sus impactos actuales y futuros, advierten investigadores.El aumento del nivel y temperatura del mar, las modificaciones en la intensidad y estacionalidad de los huracanes y la desaparición de peces y corales son apenas algunas alteraciones atribuidas al cambio climático.Para intentar poner orden en los desconcertantes hallazgos, más de 450 científicos de unos 60 países se reunieron entre el 19 y el 23 de este mes en el primer simposio internacional "Efectos del cambio climático sobre los océanos del mundo", en la norteña ciudad española de Gijón.Se mire donde se mire, los cambios son evidentes. Más allá de los obvios, hay una reducción de la productividad oceánica, lo que significa que muchas áreas marinas no son ya capaces de dar sustento a tantos peces como antes, dijo a Tierramérica el experto mundial en plancton Luis Valdés, uno de los organizadores del encuentro.Así, las especies se trasladan a nuevas regiones en respuesta al calentamiento de su hábitat, agregó Valdés, del Instituto Español de Oceanografía."En las aguas de la bahía de Vizcaya estamos viendo especies tropicales que nunca antes habíamos visto", ilustró Valdés.Tales cambios de los ecosistemas marinos entrañan consecuencias desconocidas y hacen más urgente la observación de lo que ocurre en los océanos. La ciencia oceánica está muy rezagada respecto de la atmosférica, sobre todo por falta de financiamiento. Hay pocas mediciones sobre las condiciones marinas con datos de más de 20 años, y la mayor parte de la información es sobre una pequeña proporción de los océanos, dijo Valdés."¿Acaso pescaremos menos sardinas y anchoas en el futuro cercano? No lo sé, porque no tenemos la información, pero parece probable", expresó.Valdés espera que con acciones como este simposio, políticos y funcionarios dispongan de fondos para un control permanente de los océanos que permita a los científicos detectar cambios y formular recomendaciones fundadas.Por algo "la Comisión Europea --órgano ejecutivo de la Unión Europea-- calificó esta reunión como la más importante del año en este continente", dijo Valdés.Algunas modificaciones son más fáciles de identificar. Por ejemplo, el constante aumento de las temperaturas superficiales del agua del mar Caribe. Casi todos los meses durante los últimos 20 años, investigadores del Departamento de Ciencias Marinas de la Universidad de Puerto Rico (UPR) han medido la temperatura y salinidad de las aguas superficiales del Caribe.En ese lapso detectaron un claro aumento de la temperatura, pese a las variaciones atribuidas a las estaciones y a fenómenos periódicos como El Niño, dijo Jorge Corredor, de la UPR, quien presentó estos descubrimientos en el simposio.De mantenerse el ritmo actual de calentamiento, la temperatura anual promedio estará en poco tiempo por encima de los 27,4 grados, el umbral para la formación de huracanes. En tres o cuatro décadas, podrían formarse tormentas tropicales en cualquier momento del año."Ya no habrá una temporada anual de huracanes. En Puerto Rico esto es de gran importancia", señaló Corredor a Tierramérica.El agua cálida es uno de los factores que inciden en la formación de huracanes, advirtió Corredor. Otras investigaciones sugieren que el cambio climático no aumentará la cantidad total de tormentas tropicales en la región. Pero es muy probable que eleve el número de huracanes de gran potencia, añadió.La investigación de la UPR señala que, en el futuro, las temperaturas estivales serán demasiado altas para los corales, lo que supondrá un riesgo significativo para su supervivencia.Un nuevo problema es la creciente acidez de los océanos, detectado hace menos de cuatro años. Las emisiones de dióxido de carbono liberadas por la combustión de hidrocarburos vuelven más ácida la superficie marina.Esto también daña los corales, el plancton y otras especies. La acidificación tiene potencial para convertir en ruinas los arrecifes de coral en apenas unas décadas y para debilitar toda la cadena alimentaria marina. Se necesita investigar mucho más para identificar y definir mejor estos impactos, dijo Valdés.Más recientes aun son las evidencias de que el océano Antártico está perdiendo capacidad de absorber dióxido de carbono, el principal gas de efecto invernadero.Apenas un año atrás, Corinne Le Quéré, de la británica Universidad de Anglia Oriental, sostuvo que, según sus investigaciones, el océano Antártico estaba absorbiendo menos dióxido de carbono y parecía llegar a su punto de saturación. Los mares absorben y guardan en sus profundidades la mitad de todas las emisiones humanas de carbono. El anuncio de Le Quéré generó mucho debate. El martes 20, aseguró ante el simposio contar con nuevas evidencias que lo avalan. De hecho, hay señales de que lo mismo estaría pasando en otros mares. "Parece haber un debilitamiento general de los océanos como sumideros de carbono", señaló.Aunque todavía hay incertidumbre, parece que en la atmósfera queda más dióxido de carbono de lo esperado, un extremo no considerado en ninguna de las proyecciones del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), que posiblemente subestimó el ritmo en que aumentará la concentración de ese gas. Le Quéré exhibió una proyección del IPCC de fines de los años 90 que subestimó el aumento real de dióxido de carbono experimentado en los últimos años.En vez de considerar que la labor del IPCC culminó con el premio Nobel de la Paz en 2007, hay que acelerar los esfuerzos para comprender qué está pasando con los sumideros de carbono, opinó.Valdés insistió en que los océanos y el clima cambian y aún no entendemos cómo. "La pregunta clave que intentamos responder es qué clase de mundo heredarán nuestros hijos", concluyó.
* Corresponsal de IPS
415 - Polis - Carta abierta a la izquierda alternativa - Rossana Rossanda
Rossana Rossanda es una escritora y analista política italiana, cofundadora del cotidiano comunista italiano Il Manifesto. Acaban de aparecer en Italia sus muy recomendables memorias políticas: La ragazza del secolo scorso [La muchacha del siglo pasado, Editorial Foca, Madrid, 2008]. Rossana Rossanda es miembro del Consejo Editorial de SINPERMISO, de dónde tomamos este artículo que permite una lúcida visión de la realidad política italiana, además de posibilitar la adquisición de un lenguaje-habla dialéctico, lejos de la retórica inútil. red
Se puede entender que, tras el batacazo, la ex-Izquierda-Arcoiris se sienta mal. Mal debería también sentirse el PD, puesto que la pretensión de arrebatar votos al centro ha fracasado; pero su líder es inoxidable y se amista con Berlusconi, porque lo que urge por lo pronto a ambos es el reconocerse mutuamente como únicos interlocutores válidos. En cambio, para la Izquierda-Arcoiris no hay consuelo posible. Su desaparición del parlamento ha destrozado el proyecto de reamalgamar las izquierdas residuales, y el hecho de que éstas lo estén pasando mal, yéndose cada una por su lado, demuestra que el proyecto era, en verdad, frágil. Lo que no resulta comprensible es que apenas se pregunten por los motivos del fracaso. Todos se lamentan de no haber sido entendidos, o de no haber conseguido hacerse entender; se tira al blanco contra los grupos dirigentes, exigiendo dimisiones, y se presentan, incluso, dimisiones que nadie ha pedido. Descubren de consuno la sopa de ajo, es decir: que la Liga [Norte] ha arraigado en el territorio, mientras que en nombre de la modernidad lo han fiado ellos todo, más a la televisión que a la frecuentación de aquellos a quienes se solicitaba el voto.
En convulsión se halla sobre todo Refundación [Comunista] : ¿por qué, la muy desgraciada, tuvo que participar en el gobierno? No tendría que haber entrado, se dice; debería haberlo apoyado desde fuera. No veo qué habría cambiado: o votaba una y otra vez las leyes del gobierno, renunciando a aportar desde dentro incluso lo poco que consiguió introducir, o no votaba con el gobierno, y el gobierno habría caído entre un estrépito de voces clamando contra la “irresponsabilidad” de la izquierda. Como en 1998. No fue sino tras esa ruptura, que Refundación Comunista empezó a crecer. ¿Y ahora? Se está dividiendo en torno al dilema: ¿mejor reforzar la propia identidad, o contemplar un sujeto más amplio? (En el bien entendido de que quien defiende la primera opción apunta más a lo “social”, mientras que quien defiende la segunda apunta sólo a lo “político”.) ¿Mejor ir al Congreso con una única tesis enmendable, o con dos o más tesis? ¿Quién quiere la unidad, y quién la ruptura? Y son legión los sospechosos.
El PdCI [partido de los comunista italianos], en cambio, se quita el problema de encima con la convicción de que, si hubieran mantenido el símbolo de la hoz y el martillo, infaustamente sacrificados a la coalición de Izquierda-Arcoiris, les habría ido mejor. La izquierda de Mussi se acoge al hecho de haber movido pieza demasiado tarde. Los Verdes piensan que se puede tratar con el PD sobre la base de un ecologismo que no toque la propiedad, à la Al Gore. Y así sucesivamente. Como digo, se puede entender. Lo difícil es que la cosa nos apasione.
Y sin embargo, todos hemos sido golpeados. Ha sido una tempestad, agravada por la ley electoral, pero no imputable sólo a ésta. Ningún país de la Europa occidental se halla en nuestra situación, con toda, propiamente con toda, la derecha en el gobierno, y con los sedicentes “reformistas” que vienen a desplazar al movimiento obrero entero y a los “sujetos radicales”. ¿Por qué hemos llegado a tal punto? ¿Qué ha pasado en Italia?
Nos cuesta mirarnos a la cara. En tiempos del partido con peso, cada sección escrutaba los resultados de su barrio, sede a sede, y no eran solamente cifras, sino caras, empresas, comercios, jóvenes, mujeres, trabajadores, desocupados o jubilados, calles: las cifras, lo que daban era la medida de nuestra participación o de nuestra ausencia. Se buscaba dar razón colectiva de las variaciones registradas. Hoy, ese trabajo lo hace solamente [el analista político] Ilvo Diamante. Ocurre, entonces, que Berlusconi y Fini hablan ante un desierto Coliseo, pero toman Roma, y Veltroni reunió a un montón de gente, pero la perdió. El último trecho de los comicios no sirve para convencer; se juntan los ya convencidos. La persuasión vino antes, vino del contacto con las vidas concretas, con las esperanzas e inquietudes, no sólo hablando, sino escuchando a la masa de descontento y dolor que discurre por las sociedades opulentas. ¿Quién la escucha? ¿Y cómo transmitirle otra idea de sí propia? Contra la consigna de MacLuhan, el “medio es el mensaje”: las izquierdas fantasearon con que bastaba ofrecer el espectáculo de una confrontación de ideas en pantalla, en vez de vivirla.
Eso es siempre un error, pero es increíblemente estúpido en tiempos de rápida mutación de las figuras sociales. Si ya no existe el agregado de la fábrica; si calles y plazas no son ya punto de encuentro –de lo que se beneficia la iglesia—; si las relaciones se anudan sobre todo vía portátil o blog; si los asalariados andan dispersos por el precariado, o desocupados a causa de la deslocalización, o convertidos en patroncitos “autónomos” en una muchedumbre de empresas de dos personas; si todo eso pasa, es que los lazos colectivos se han deshecho, y las cifras tienen entonces un sentido muy otro. El Popolo delle Libertà [de Berlusconi y Fini] no tenía sino que sumarse a la tendencia, mimando los egoísmos de los habientes (menos impuestos, federalismo fiscal para que cada quién se quede con lo suyo) y proyectando la inseguridad de los desdichados sobre el inmigrante (delincuente) o sobre el estrato político (gobierno, ladrón), no sobre la “modernización” y la “competitividad”. La incertidumbre sobre el mañana se tornasolea en inseguridad física: no importa que hayan disminuido los actos de delincuencia, el miedo aumenta. Lo poco espanta y lo mucho amansa: es el pequeño delito lo que genera angustia; los grandes crímenes no asustan. Los diarios titulan de modo harto diferente, cuando lo ven, el estupro doméstico y el perpetrado ayer por el albanés, hoy por el rumano. Los alcaldes cultivan la xenofobia.
¿Y la izquierda, a todo eso? También parte de ella ha tratado con mimo indulgente el “malestar septentrional” (defenderse de los impuestos), como, en su tiempo, defendió en el sur el abuso inmobiliario. Ahora vacila en llamar pogroms a las excavadoras de Veltroni o de Moratti y a los asaltos de los napolitanos, féminas machos, a los campamentos nómadas. Y estará a favor, se admiten apuestas, del federalismo fiscal.
Hay, de hecho, modos y modos de mirar a la “gente”: o se trata de hacer de la plebe un pueblo, lo que sería tarea de la izquierda, o del pueblo, en cambio, una suma de individuos egoístas (si propietarios) o plebeyos (si desdichados), la tarea propia de la derecha. En una sociedad que se habla a sí misma sólo en los estilemas del mercado, las elecciones confiesan idiosincrasias o esperanzas de salvación/beneficio personal.
Así, según creo, ha ocurrido que tenemos al secesionista Bossi reescribiendo las fronteras de la República, al Cavaliere gobernando finalmente Italia como una empresa, y a los neofascistas, en el gobierno, en la presidencia de la Cámara y en el Campidoglio [la alcaldía de Roma]. Eugenio Scalfari nos asegura que no importa, porque ya no podemos declarar guerras ni deportar judíos. Que la guerra, de hecho, sólo puede librarse a través de la OTAN, y que [el neofascista] Fini es el líder que más simpático resulta a la comunidad judía romana. Que son sólo racistas, antisindicalistas, antipensionistas, enemigos del gasto en la escuela y la sanidad públicas, hostiles a la fecundación asistida y a la ley 194 [del aborto]. Si el fascismo común y corriente forma, pues, como si dijéramos, parte de la casa, el antifascismo no sirve ya para nada, y la Constitución, nos anuncian, será cambiada.
Que se me demuestre que no es verdad. Pero, ¿por qué han ido así las cosas? ¿Es posible que la izquierda alternativa, o su rama principal, Refundación Comunista, no se proponga una lectura del modo en que hemos cambiado, que no comprenda que no llegará a nada sola, que no invite a definirla a quien está fuera de las Cámaras, a quien ha sido echado de ellas, o a quien se avergüenza de participar en las instituciones? ¿Por qué no se invita a otra cosa que a asistir a un ajuste de cuentas entre bertinottianos y ferrerianos, que es sólo asunto de ellos?
Yo estoy convencida de que no se construirá un nuevo sujeto político dentro de los muros de un partido, un partido, encima, perdedor. Y de que sólo podrá lograrse un sujeto político que esté a la altura de la derrota sufrida, si se es capaz de dar cuenta y razón de lo que ha significado concretamente la mundialización para nosotros, cortados de y aun salpicados por nuestra propia historia, pero obligados, a fin de cuentas, a bailar al son de la música planetaria. Si no somos capaces de verlo y de hacerlo ver, no se hace, creo, sino generar engañosas ilusiones. Como el compañero di Giano, quien me escribe protestando: “Pero, ¿qué es eso de hablar de China? China está lejos; en cambio, si tuviéramos mejores dirigentes, lo resolveríamos todo”. ¿Lejos, China? ¿Es por casualidad, entonces, que el mismo jersey pueda comprarse en la plaza Vittorio cinco veces más barato que en la calle del Corso? ¿Que nuestra industria textil cierre y reinventemos las aduanas? ¿Y cuando la Fiat tenga enfrente, no el modesto auto indio de 800 euros, sino un auto europeo de 2.500 euros producido por mano de obra fuera de nuestras fronteras? ¿Qué son, sino mundialización y financiarización, es decir, especulación más o menos clamorosa, la multiplicación por diez del precio del petróleo y los manejos que andan tras el precio del arroz?
Recíprocamente, sin entender los vínculos y lazos aquí operantes, la consigna “pensar globalmente y actuar localmente” se traduce en un limitarse a la propia provincia y al propio problema, y lo que comunica es desaliento. El extraordinario empuje del voluntariado, lo mismo que el movimiento por la paz: el uno se bloquea por la vía de la asistencia cristiana, el otro se hace desvanedizo en una protesta frustrada.
Lo que a mí, vieja comunista, más me duele es la soledad del trabajo dependiente asalariado, precario o perdido. Todo el planeta ha sido puesto a trabajar para el beneficio, hombres y cosas, brazos e inteligencia; la naturaleza, reducida a fosa de la que se extrae hasta el agotamiento, y la agricultura, amenguada para generar bioenergía. Nunca ha existido una masa asalariada tan gigantesca, y sin embargo, se hacen chanzas a su respecto, como si se tratara del último soldado japonés que seguía combatiendo muchos años después de terminada la guerra. Las palabras de Rinaldini en este mismo periódico (14 de mayo) me parecen incontrovertibles, pero a la mayoría de los hombres lo que les oigo decir es que “el obrero se ha extinguido”, y a la mayoría de las mujeres, que la izquierda, estupidizada por el economicismo, se ha ocupado demasiado de ellos. ¡¿Demasiado?! ¡Si lo que han hecho es soltar casi todo! La CGIL [la principal central sindical italiana] trató denodadamente de salvar el gobierno [de centroizquierda], y ahora, junto a los otros sindicatos, la CISL y la UIL, se muestra completamente de acuerdo con el PD y lo que busca es un diálogo con Berlusconi y Marcegaglia.
Si no conseguimos encontrar una visión común del cuadro que tenemos enfrente, de sus tendencias y de sus contradicciones macroscópicas, no construiremos nada a la altura de la situación en que estamos. Hubo improvisación en el intento hacer de la Izquierda Arcoiris, más que una coalición electoral, un sujeto político. Pero lo que se precisa es una trinchera política, una alternativa política, si no queremos sumarnos también nosotros a la proclamación del fin de la historia. ¿Por qué no nos damos tiempo y formas para volver a ponerla en pie? ¿Por qué –no me privaré de tocar esta tecla— nuestro periódico no se pliega a esta urgencia, en vez de limitarse a la crónica del desastre? ¿Por qué Refundación Comunista no se apresta a ver en eso su función? De forma ordenada, sin garrulería, sin concesiones al desahogo atolondrado ni a las “fábricas” de programas, buscando por lo pronto mínimos denominadores comunes.
Es, éste, un trabajo inmenso, que requiere tiempo, muchas fuerzas que no tiene ella misma, nada de demagogia, capacidad de mantener juntos los hilos, de verificarlos continuamente en las acciones. En lo social y en lo político, más que nunca entrelazados –la derecha lo demuestra— .Y lejos de caprichos. Y lejos de la mera espontaneidad. Estamos atomizados y somos infelices; la sociedad civil no es mejor que la política, se reflejan especularmente. Conseguiremos finalmente sacudirnos de encima las cargantes lamentaciones y las no menos cargantes nostalgias del partido, sólo si, ahora, bajo la bota y de espaldas al muro, conseguimos juntarnos en un trabajo común de indagación y propuesta, a tiempos fijos y no vagos, continuada y no intermitentemente, en lugares no precarios, con acciones medidas y extendidas a los plazos corto y medio. Las formas del estar juntos nacen del hacer y en el hacer. El gobierno está ya lanzado a la ofensiva, no podemos permitirnos el error. Una identidad no consiste, desde luego, en reempaquetar el pasado (por otro lado, nunca revisado de manera verdaderamente genuina), sino en leer el hilo, o en recoger los hilos, del presente, exponiéndose a interpretaciones y propuestas, ordenando y sosteniendo con severidad, y todos de consuno, el telar. Sí, con severidad; es decir, no demagógicamente, no arrogantemente, no apresuradamente. No cerrando, no escurriendo el bulto, no poniendo entre paréntesis. Exponiéndose. Si se nota que Refundación Comunista se apresta a medirse con esos desafíos, confirmará que existe. Que cuenta. Que ha aprendido y digerido. Si no, francamente, ¿qué nos importa su Congreso?
Traducción para www.sinpermiso.info: Leonor Març
Se puede entender que, tras el batacazo, la ex-Izquierda-Arcoiris se sienta mal. Mal debería también sentirse el PD, puesto que la pretensión de arrebatar votos al centro ha fracasado; pero su líder es inoxidable y se amista con Berlusconi, porque lo que urge por lo pronto a ambos es el reconocerse mutuamente como únicos interlocutores válidos. En cambio, para la Izquierda-Arcoiris no hay consuelo posible. Su desaparición del parlamento ha destrozado el proyecto de reamalgamar las izquierdas residuales, y el hecho de que éstas lo estén pasando mal, yéndose cada una por su lado, demuestra que el proyecto era, en verdad, frágil. Lo que no resulta comprensible es que apenas se pregunten por los motivos del fracaso. Todos se lamentan de no haber sido entendidos, o de no haber conseguido hacerse entender; se tira al blanco contra los grupos dirigentes, exigiendo dimisiones, y se presentan, incluso, dimisiones que nadie ha pedido. Descubren de consuno la sopa de ajo, es decir: que la Liga [Norte] ha arraigado en el territorio, mientras que en nombre de la modernidad lo han fiado ellos todo, más a la televisión que a la frecuentación de aquellos a quienes se solicitaba el voto.
En convulsión se halla sobre todo Refundación [Comunista] : ¿por qué, la muy desgraciada, tuvo que participar en el gobierno? No tendría que haber entrado, se dice; debería haberlo apoyado desde fuera. No veo qué habría cambiado: o votaba una y otra vez las leyes del gobierno, renunciando a aportar desde dentro incluso lo poco que consiguió introducir, o no votaba con el gobierno, y el gobierno habría caído entre un estrépito de voces clamando contra la “irresponsabilidad” de la izquierda. Como en 1998. No fue sino tras esa ruptura, que Refundación Comunista empezó a crecer. ¿Y ahora? Se está dividiendo en torno al dilema: ¿mejor reforzar la propia identidad, o contemplar un sujeto más amplio? (En el bien entendido de que quien defiende la primera opción apunta más a lo “social”, mientras que quien defiende la segunda apunta sólo a lo “político”.) ¿Mejor ir al Congreso con una única tesis enmendable, o con dos o más tesis? ¿Quién quiere la unidad, y quién la ruptura? Y son legión los sospechosos.
El PdCI [partido de los comunista italianos], en cambio, se quita el problema de encima con la convicción de que, si hubieran mantenido el símbolo de la hoz y el martillo, infaustamente sacrificados a la coalición de Izquierda-Arcoiris, les habría ido mejor. La izquierda de Mussi se acoge al hecho de haber movido pieza demasiado tarde. Los Verdes piensan que se puede tratar con el PD sobre la base de un ecologismo que no toque la propiedad, à la Al Gore. Y así sucesivamente. Como digo, se puede entender. Lo difícil es que la cosa nos apasione.
Y sin embargo, todos hemos sido golpeados. Ha sido una tempestad, agravada por la ley electoral, pero no imputable sólo a ésta. Ningún país de la Europa occidental se halla en nuestra situación, con toda, propiamente con toda, la derecha en el gobierno, y con los sedicentes “reformistas” que vienen a desplazar al movimiento obrero entero y a los “sujetos radicales”. ¿Por qué hemos llegado a tal punto? ¿Qué ha pasado en Italia?
Nos cuesta mirarnos a la cara. En tiempos del partido con peso, cada sección escrutaba los resultados de su barrio, sede a sede, y no eran solamente cifras, sino caras, empresas, comercios, jóvenes, mujeres, trabajadores, desocupados o jubilados, calles: las cifras, lo que daban era la medida de nuestra participación o de nuestra ausencia. Se buscaba dar razón colectiva de las variaciones registradas. Hoy, ese trabajo lo hace solamente [el analista político] Ilvo Diamante. Ocurre, entonces, que Berlusconi y Fini hablan ante un desierto Coliseo, pero toman Roma, y Veltroni reunió a un montón de gente, pero la perdió. El último trecho de los comicios no sirve para convencer; se juntan los ya convencidos. La persuasión vino antes, vino del contacto con las vidas concretas, con las esperanzas e inquietudes, no sólo hablando, sino escuchando a la masa de descontento y dolor que discurre por las sociedades opulentas. ¿Quién la escucha? ¿Y cómo transmitirle otra idea de sí propia? Contra la consigna de MacLuhan, el “medio es el mensaje”: las izquierdas fantasearon con que bastaba ofrecer el espectáculo de una confrontación de ideas en pantalla, en vez de vivirla.
Eso es siempre un error, pero es increíblemente estúpido en tiempos de rápida mutación de las figuras sociales. Si ya no existe el agregado de la fábrica; si calles y plazas no son ya punto de encuentro –de lo que se beneficia la iglesia—; si las relaciones se anudan sobre todo vía portátil o blog; si los asalariados andan dispersos por el precariado, o desocupados a causa de la deslocalización, o convertidos en patroncitos “autónomos” en una muchedumbre de empresas de dos personas; si todo eso pasa, es que los lazos colectivos se han deshecho, y las cifras tienen entonces un sentido muy otro. El Popolo delle Libertà [de Berlusconi y Fini] no tenía sino que sumarse a la tendencia, mimando los egoísmos de los habientes (menos impuestos, federalismo fiscal para que cada quién se quede con lo suyo) y proyectando la inseguridad de los desdichados sobre el inmigrante (delincuente) o sobre el estrato político (gobierno, ladrón), no sobre la “modernización” y la “competitividad”. La incertidumbre sobre el mañana se tornasolea en inseguridad física: no importa que hayan disminuido los actos de delincuencia, el miedo aumenta. Lo poco espanta y lo mucho amansa: es el pequeño delito lo que genera angustia; los grandes crímenes no asustan. Los diarios titulan de modo harto diferente, cuando lo ven, el estupro doméstico y el perpetrado ayer por el albanés, hoy por el rumano. Los alcaldes cultivan la xenofobia.
¿Y la izquierda, a todo eso? También parte de ella ha tratado con mimo indulgente el “malestar septentrional” (defenderse de los impuestos), como, en su tiempo, defendió en el sur el abuso inmobiliario. Ahora vacila en llamar pogroms a las excavadoras de Veltroni o de Moratti y a los asaltos de los napolitanos, féminas machos, a los campamentos nómadas. Y estará a favor, se admiten apuestas, del federalismo fiscal.
Hay, de hecho, modos y modos de mirar a la “gente”: o se trata de hacer de la plebe un pueblo, lo que sería tarea de la izquierda, o del pueblo, en cambio, una suma de individuos egoístas (si propietarios) o plebeyos (si desdichados), la tarea propia de la derecha. En una sociedad que se habla a sí misma sólo en los estilemas del mercado, las elecciones confiesan idiosincrasias o esperanzas de salvación/beneficio personal.
Así, según creo, ha ocurrido que tenemos al secesionista Bossi reescribiendo las fronteras de la República, al Cavaliere gobernando finalmente Italia como una empresa, y a los neofascistas, en el gobierno, en la presidencia de la Cámara y en el Campidoglio [la alcaldía de Roma]. Eugenio Scalfari nos asegura que no importa, porque ya no podemos declarar guerras ni deportar judíos. Que la guerra, de hecho, sólo puede librarse a través de la OTAN, y que [el neofascista] Fini es el líder que más simpático resulta a la comunidad judía romana. Que son sólo racistas, antisindicalistas, antipensionistas, enemigos del gasto en la escuela y la sanidad públicas, hostiles a la fecundación asistida y a la ley 194 [del aborto]. Si el fascismo común y corriente forma, pues, como si dijéramos, parte de la casa, el antifascismo no sirve ya para nada, y la Constitución, nos anuncian, será cambiada.
Que se me demuestre que no es verdad. Pero, ¿por qué han ido así las cosas? ¿Es posible que la izquierda alternativa, o su rama principal, Refundación Comunista, no se proponga una lectura del modo en que hemos cambiado, que no comprenda que no llegará a nada sola, que no invite a definirla a quien está fuera de las Cámaras, a quien ha sido echado de ellas, o a quien se avergüenza de participar en las instituciones? ¿Por qué no se invita a otra cosa que a asistir a un ajuste de cuentas entre bertinottianos y ferrerianos, que es sólo asunto de ellos?
Yo estoy convencida de que no se construirá un nuevo sujeto político dentro de los muros de un partido, un partido, encima, perdedor. Y de que sólo podrá lograrse un sujeto político que esté a la altura de la derrota sufrida, si se es capaz de dar cuenta y razón de lo que ha significado concretamente la mundialización para nosotros, cortados de y aun salpicados por nuestra propia historia, pero obligados, a fin de cuentas, a bailar al son de la música planetaria. Si no somos capaces de verlo y de hacerlo ver, no se hace, creo, sino generar engañosas ilusiones. Como el compañero di Giano, quien me escribe protestando: “Pero, ¿qué es eso de hablar de China? China está lejos; en cambio, si tuviéramos mejores dirigentes, lo resolveríamos todo”. ¿Lejos, China? ¿Es por casualidad, entonces, que el mismo jersey pueda comprarse en la plaza Vittorio cinco veces más barato que en la calle del Corso? ¿Que nuestra industria textil cierre y reinventemos las aduanas? ¿Y cuando la Fiat tenga enfrente, no el modesto auto indio de 800 euros, sino un auto europeo de 2.500 euros producido por mano de obra fuera de nuestras fronteras? ¿Qué son, sino mundialización y financiarización, es decir, especulación más o menos clamorosa, la multiplicación por diez del precio del petróleo y los manejos que andan tras el precio del arroz?
Recíprocamente, sin entender los vínculos y lazos aquí operantes, la consigna “pensar globalmente y actuar localmente” se traduce en un limitarse a la propia provincia y al propio problema, y lo que comunica es desaliento. El extraordinario empuje del voluntariado, lo mismo que el movimiento por la paz: el uno se bloquea por la vía de la asistencia cristiana, el otro se hace desvanedizo en una protesta frustrada.
Lo que a mí, vieja comunista, más me duele es la soledad del trabajo dependiente asalariado, precario o perdido. Todo el planeta ha sido puesto a trabajar para el beneficio, hombres y cosas, brazos e inteligencia; la naturaleza, reducida a fosa de la que se extrae hasta el agotamiento, y la agricultura, amenguada para generar bioenergía. Nunca ha existido una masa asalariada tan gigantesca, y sin embargo, se hacen chanzas a su respecto, como si se tratara del último soldado japonés que seguía combatiendo muchos años después de terminada la guerra. Las palabras de Rinaldini en este mismo periódico (14 de mayo) me parecen incontrovertibles, pero a la mayoría de los hombres lo que les oigo decir es que “el obrero se ha extinguido”, y a la mayoría de las mujeres, que la izquierda, estupidizada por el economicismo, se ha ocupado demasiado de ellos. ¡¿Demasiado?! ¡Si lo que han hecho es soltar casi todo! La CGIL [la principal central sindical italiana] trató denodadamente de salvar el gobierno [de centroizquierda], y ahora, junto a los otros sindicatos, la CISL y la UIL, se muestra completamente de acuerdo con el PD y lo que busca es un diálogo con Berlusconi y Marcegaglia.
Si no conseguimos encontrar una visión común del cuadro que tenemos enfrente, de sus tendencias y de sus contradicciones macroscópicas, no construiremos nada a la altura de la situación en que estamos. Hubo improvisación en el intento hacer de la Izquierda Arcoiris, más que una coalición electoral, un sujeto político. Pero lo que se precisa es una trinchera política, una alternativa política, si no queremos sumarnos también nosotros a la proclamación del fin de la historia. ¿Por qué no nos damos tiempo y formas para volver a ponerla en pie? ¿Por qué –no me privaré de tocar esta tecla— nuestro periódico no se pliega a esta urgencia, en vez de limitarse a la crónica del desastre? ¿Por qué Refundación Comunista no se apresta a ver en eso su función? De forma ordenada, sin garrulería, sin concesiones al desahogo atolondrado ni a las “fábricas” de programas, buscando por lo pronto mínimos denominadores comunes.
Es, éste, un trabajo inmenso, que requiere tiempo, muchas fuerzas que no tiene ella misma, nada de demagogia, capacidad de mantener juntos los hilos, de verificarlos continuamente en las acciones. En lo social y en lo político, más que nunca entrelazados –la derecha lo demuestra— .Y lejos de caprichos. Y lejos de la mera espontaneidad. Estamos atomizados y somos infelices; la sociedad civil no es mejor que la política, se reflejan especularmente. Conseguiremos finalmente sacudirnos de encima las cargantes lamentaciones y las no menos cargantes nostalgias del partido, sólo si, ahora, bajo la bota y de espaldas al muro, conseguimos juntarnos en un trabajo común de indagación y propuesta, a tiempos fijos y no vagos, continuada y no intermitentemente, en lugares no precarios, con acciones medidas y extendidas a los plazos corto y medio. Las formas del estar juntos nacen del hacer y en el hacer. El gobierno está ya lanzado a la ofensiva, no podemos permitirnos el error. Una identidad no consiste, desde luego, en reempaquetar el pasado (por otro lado, nunca revisado de manera verdaderamente genuina), sino en leer el hilo, o en recoger los hilos, del presente, exponiéndose a interpretaciones y propuestas, ordenando y sosteniendo con severidad, y todos de consuno, el telar. Sí, con severidad; es decir, no demagógicamente, no arrogantemente, no apresuradamente. No cerrando, no escurriendo el bulto, no poniendo entre paréntesis. Exponiéndose. Si se nota que Refundación Comunista se apresta a medirse con esos desafíos, confirmará que existe. Que cuenta. Que ha aprendido y digerido. Si no, francamente, ¿qué nos importa su Congreso?
Traducción para www.sinpermiso.info: Leonor Març
Suscribirse a:
Entradas (Atom)