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lunes, 27 de abril de 2009

623 - 13-09 -Polis-mundo - Correa otra vez - Página/12

* el presidente Rafael Correa fue reelecto en primera vuelta, un hecho histórico para Ecuador, afirmación postdialéctica para AL. esta es la cobertura que dio al hecho Página/12 y on esto iniciamos unaserie de lecturas inmediatas a la actualidad, red
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Hombre de palabra - Mercedes López San Miguel
En un país embarullado como Ecuador, Rafael Correa cimentó su liderazgo en la claridad de sus palabras. El argumento y la retórica vencieron a la sobreactuación de los medios opositores. Cuando la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) cuestionó la libertad de expresión en países progresistas de la región como el suyo, Correa así le respondió: “Como en muchos países de América latina, lo que existe es una prensa corrupta, mediocre, que cumple un rol político”. Y al referirse a la organización panamericana de empresas periodísticas, le restó toda autoridad: “La SIP lo único que defiende es su libertad de hacer negocios. No sé quién ha legitimado a esta organización formada por propietarios de medios de comunicación, ni siquiera por periodistas”.
El joven economista defiende a capa y espada la “revolución socialista” que espera afianzar más a partir de hoy, pese a los embates de la crisis económica mundial. A las voces fantasmagóricas de los organismos internacionales, los bancos y las consultoras, la respuesta de Correa es contundente: “Saldremos victoriosos de la crisis y el sistema monetario no se tocará y, por el contrario, lo estamos fortaleciendo con una política económica responsable”. Apostó a una política nacionalista y a la inversión en programas sociales, salud y educación para un país pobre y dolarizado.
El presidente ecuatoriano, que se dirige a las masas como un igual con un discurso antiimperialista, declaró la moratoria de casi el 32 por ciento de la deuda externa, calculada en 10.328 millones de dólares. En la última cumbre iberoamericana señaló: “Existen países que creen en parchar el sistema capitalista y reformar al Fondo Monetario Internacional y al Banco Mundial, pero otros quieren aprovechar la coyuntura para construir nuestra propia arquitectura financiera regional”.
Y Correa enfrenta sin titubeos las comparaciones que le hacen con su par venezolano, Hugo Chávez, incluso cuando es señalado como el discípulo de quien dijera aquello de “huele a azufre” en la ONU, refiriéndose “al diablo” Bush. El líder ecuatoriano fue enfático en febrero pasado, tras reunirse con Chávez: “El socialismo del siglo XXI no tiene modelos, tiene principios y nuestros pueblos sabrán encontrar las mejores respuestas porque ya han tomado en sus propias manos su futuro. Por favor, ¡déjennos en paz!”. Ayer quedó demostrado que la claridad de sus palabras ha calado en un país que tuvo siete presidentes en una década (1997-2006). Lo que no es poco.

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Tiempos de más izquierda en Ecuador - María Laura Carpineta - Desde Quito
Todos los boca de urna le dieron a Correa entre un 51 y un 54 por ciento de los votos, frente a un 27 o 30 por ciento del ex mandatario Lucio Gutiérrez. El oficialismo podría conseguir la mayoría absoluta en el Congreso.
Rafael Correa arrasó ayer en su quinta victoria consecutiva y será presidente de Ecuador por cuatro años más. Todos los bocas de urna le dieron, inmediatamente después de cerrados los centros de votación, entre un 51 y un 54 por ciento de los votos, frente a un 27 o 30 por ciento del ex presidente Lucio Gutiérrez. La victoria, cantada para muchos de los ecuatorianos, fue reivindicada minutos después de conocerse las cifras por el mandatario en una conferencia de prensa en el sur de Guayaquil. “La revolución ciudadana está en marcha y nada ni nadie la puede detener”, gritó, con voz ronca, y su gente estalló en aplausos. Desde la sede central de su partido, Alianza País, en Quito, cientos de manifestantes comenzaron a concentrarse para festejar. El grito era claro y casi ensordecedor: “En primera vuelta”. En las últimas semanas, Gutiérrez había duplicado su intención de voto en todas las encuestas y los medios de comunicación, férreos enemigos del gobierno, habían empezado a sembrar la duda sobre una posible segunda vuelta. Ayer la mayoría de la sociedad ecuatoriana volvió a desmentir a los medios y se volcó masivamente por Correa. Al cierre de esta edición, quedaban tres bancas en disputa y el oficialismo estaba a sólo dos de conseguir una mayoría absoluta en el Congreso, según los boca de urna de la empresa Santiago Pérez.
“Hemos hecho historia –aseguró un Correa de ojos chinos y sonrisa inalterable–. En un país en el que del ’96 al 2006 ningún presidente democrático terminó su mandato, tuvimos siete presidentes, hoy se gana en una sola vuelta.” La alegría de los correístas no podía ser mayor. “Esto es la felicidad pura”, aseguró Teresa Murillo, intentando recuperar el aliento después de gritar y cantar durante 15 minutos seguidos. “Por fin vamos a tener un país de igualdades, en donde no haya niños con hambre o gente analfabeta, donde todos tengan trabajo y vean respetada su dignidad”, agregó entrecortada la madre de cuatro hijos, que hace cuatro meses decidió sumarse como colaboradora de la campaña del ahora alcalde electo por Quito, Augusto Barrera, un aliado de Correa y veterano dirigente de izquierda. Mientras hablaba, su marido, guardaespaldas del ex ministro de Gobierno y actual diputado electo, Fernando Bustamante, llegó corriendo para abrazarla. “Ganamos”, gritó, mientras la revoleaba de un lado a otro. “Hoy festejamos todos en casa, pero también creo que van a festejar todos los ecuatorianos”, dijo, una vez que logró aterrizar.
La fiesta recién estaba empezando en la céntrica avenida de los Shyris. Los simpatizantes llegaban de a poco de los barrios de las afueras de Quito y se esperaba que Correa, su vice Lenin Moreno y todo su equipo llegaran de Guayaquil tarde en la noche, para sumarse a la celebración. Mientras tanto en esa ciudad costera, Gutiérrez, la esperanza de la oposición en los comicios de ayer, se negó a reconocer los boca de urna y pidió a sus simpatizantes que esperen a los resultados oficiales.
Aunque no lo dijo con todas las palabras, el ex presidente derrocado en 2005 por una revuelta popular sugirió posibles irregularidades. “Este es un gobierno que no respeta la ley, la Constitución, que siguió haciendo campaña después de la entrada en vigencia de la veda electoral. Nosotros vamos a seguir luchando”, dijo, enojado y con la cara casi bordó, haciendo juego con su camisa roja, una marca registrada de su campaña.
Pero las advertencias y la renuencia de la oposición a reconocer su derrota apenas sí afectaron el clima de éxtasis de los correístas. “Ahora el gobierno ya no necesita mostrarse conciliador y pedir permiso”, adelantó el director de Flacso Ecuador, Adrián Bonilla. Para el analista, la contundente victoria del gobierno demuestra que aun cuando la oposición se alineó detrás del ex coronel Gutiérrez con un voto útil anti-Correa, el proyecto político del oficialismo fue más fuerte. “Correa no sólo tuvo una campaña publicitaria impecable, sino que además ha sabido cómo llegar a todas las clases sociales, con gasto social e inversión en educación y salud, pero también rompiendo con el viejo sistema político que encarnaban unas pocas familias patricias”, explicó.
Anoche aún no se habían difundido cifras de ausentismo, pero los reportes de los medios locales de las distintas provincias prevén que no fue muy alto. Según los analistas ecuatorianos, cuanta más gente votara mejor le iría al oficialismo. Y así sucedió. Según los boca de urna, Alianza País, el partido gobernante, ya se aseguró 61 de las 124 bancas de la Asamblea Nacional. Aún falta dirimir tres escaños, que estaba muy empatados.
Aún si no consigue los dos que necesita para una mayoría absoluta, su aliado, el Movimiento Popular Democrático, el brazo político de los sindicatos de maestros y estudiantes secundarios y universitarios, le aportará –con negociación de por medio, seguramente– sus siete diputados. La oposición más dura, mientras tanto, quedó totalmente fragmentada. Sociedad Patriótica, el partido de Gutiérrez, será la primera minoría con 23 legisladores, mientras que el Partido Social Cristiano del re-reelegido alcalde de Guayaquil, Jaime Nebot, contará con sólo seis diputados y el Prian del candidato presidencial que quedó tercero con el 10,7 por ciento, el magnate bananero Alvaro Noboa, tendrá apenas cuatro representantes.
Aunque lo más seguro es que el oficialismo no se quede con las principales ciudades del país, sí consiguió algunas victorias clave y algunas sorpresa. Los aliados del presidente conservarán la alcaldía de Quito y la prefectura (gobernación) de esa provincia, Pinchinca. Además, la hermana del presidente, Pierina Correa, excedió las expectativas al quedar a sólo cuatro puntos del favorito a la prefectura de Guayas, el hombre de Gutiérrez, Jimmy Jairala. Guayas, cuya capital es Guayaquil, es la provincia más poblada y rica del país. Nebot, por tercera vez, arrasó en la ciudad costera con el 69 por ciento de los votos.
“Correa no controlará a los gobiernos locales, pero si consigue la mayoría en el Congreso va a tener el suficiente poder como para avanzar en sus reformas”, señaló Bonilla. Esa es la clave. El presidente necesita al Congreso para aprobar todas las leyes orgánicas –de seguridad, salud, educación– para poner en marcha la nueva Constitución nacional que aprobó el año pasado la sociedad ecuatoriana en un referéndum.
La esperanza, finalmente, parece posible en Ecuador. “Creo que está vez vamos a lograrlo”, dijo con los ojos nublados de emoción Enrique Vela, un militante socialista de 87 años que ayer, con bastón y un resfrío, se instaló desde temprano en la sede del oficialismo para festejar.
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Lenin Moreno, vicepresidente de Ecuador
“No es momento de desdolarizar la economía” - María Laura Carpineta
El vicepresidente ecuatoriano, Lenin Moreno, es todo lo que predica: un hombre amable, paciente y, ante todo, alegre. Hace 11 años su vida dio un vuelco total. Varios ladrones le dispararon cuando él y su mujer miraban vidrieras en el centro quiteño. Una de las balas le destrozó la columna vertebral y lo dejó inválido de por vida. Después de un tiempo de terrible depresión decidió seguir adelante, con la mejor cara posible. Empezó a recolectar chistes y a publicarlos en libros, y se metió de lleno en la política. Desde lo privado y el Estado buscó desarrollar el turismo y defender a los discapacitados. Hace tres años recibió una llamada que lo sorprendió por completo. Rafael Correa, la sorpresa política del momento, le ofrecía ser su número dos.
Ayer por la tarde Moreno conversó con Página/12 minutos antes de subirse al avión hacia Guayaquil, para reunirse con Correa y esperar los resultados en el corazón del bastión de la derecha ecuatoriana. Rebozante de optimismo, no imaginaba otro resultado que una victoria. Imaginando los próximos cuatro años despejó algunos fantasma, entre ellos una posible desdolarización de la economía. “Bajo ninguna circunstancia. La moneda propia será una recompensa cuando hayamos alcanzado una recuperación económica completa y sólida”, aseguró, interrumpido por los saludos, las palabras de apoyo y los aplausos de los ecuatorianos que esperaban en la sala de embarque.
–¿Qué significará una nueva victoria electoral?
–Representará el apoyo de un pueblo que reconoce el esfuerzo de un gobierno que en los últimos dos años ha comenzado a cambiar la estructura política, económica y social del país. Lo hicimos a través de la obra pública, mejorando la educación pública, la atención de la salud de todos y, además, siendo honestos y consecuentes con lo que habíamos prometido. Esos son todos elementos que hicieron que hoy (por ayer) millones de ecuatorianos nos vuelvan a expresar su confianza.
–Uno de los desafíos principales para los próximos cuatro años será la crisis económica y sus secuelas. ¿Cuál será la estrategia del gobierno?
–No podemos negar que se vienen tiempos difíciles, pero los ecuatorianos pueden tener la certeza de que nos hemos preparado para la crisis. La experiencia nos enseña que la mejor forma de enfrentar los momentos difíciles es educando al pueblo e invirtiendo en la bases fundamentales de la sociedad, infraestructura, proyectos de desarrollo económico y, como ya dije, educación y salud. Nosotros lo venimos haciendo y, por eso, la crisis casi no se ha sentido en el Ecuador. Tenemos proyecciones a 20 años, en las que hemos contemplado todos los escenarios posibles, inclusive los más complicados y pesimistas.
–Al analizar los escenarios más pesimistas, ¿el gobierno está considerando la desdolarización de la economía?
–Bajo ninguna circunstancia. La moneda propia será una recompensa cuando hayamos alcanzado una recuperación económica completa y sólida. Estamos convencidos de que aún no ha llegado ese momento. No vamos a poner en riesgo la estabilidad económica y social del país.
–¿Cuáles serán los desafíos en materia de política exterior?
–Como hasta ahora, nuestra prioridad será construir una relación de hermandad fuerte con los países latinoamericanos. Además, creo que cada vez más nos acercamos a la conformación de un bloque único en Sudamérica. Con el resto del mundo vamos a seguir avanzando y proponiendo convenios culturales y de cooperación, que realmente aporten al bienestar de los ecuatorianos.
–¿Y con Estados Unidos? ¿Esperan que la relación cambie con Barack Obama?
–Creo que todos los gobiernos latinoamericanos e incluso los del resto del mundo estamos esperanzados con la llegada del nuevo presidente norteamericano. Barack Obama es un hombre con mucha conciencia social y ha dado sobradas muestras de ello. Empezó un acercamiento con Cuba, se paró de igual a igual con todos los gobiernos de la región y ha iniciado un diálogo con presidentes que venían teniendo una posición y un discurso antagónico y combativo con el anterior gobierno norteamericano de George Bush. Creo que va a haber más respeto y las cosas van a mejorar.

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Parecido y especial - Mario Wainfeld
- Ecuador se parece a los países de Centroamérica por la importancia que tienen las remesas en su PBI (segunda fuente de ingresos, detrás del petróleo) y por la circulación del dólar. La dolarización de la economía ecuatoriana es total, un régimen que ata mucho más al Estado que la infausta convertibilidad argentina.
- Rafael Correa llegó a la presidencia confrontando con los partidos políticos tradicionales, desgastados por sus errores y tropelías de gestión. Consolidó su limitado poder parlamentario original y su ajustada legitimidad exponiéndose a sucesivas revalidaciones, jugadas a todo o nada: una Constituyente (que produjo un texto abigarrado progresista e inclusivo por demás), reelección de ayer. En eso, es similar a Evo Morales o Hugo Chávez.
- La gran prensa es un relevante ariete de la oposición, circunstancia que (con matices de color local) repite lo que ocurre en Venezuela, Bolivia, Chile, Argentina o Brasil.
- Le gusta hablar por radio, tiene programas propios como el Aló Presidente de Chávez. Le pinta cantar en público, como al bolivariano. En ese arte tiene tanta garra como él, es bastante más desafinado.
- Funcionarios de primer nivel de la Cancillería dicen que Correa tiene un formato muy similar a buena parte de la militancia setentista de la JP: se volcó al populismo antiimperialista, emergido de clases medias-altas, con formación universitaria y militancia en el socialcristianismo. En este caso puede señalarse que hay algunas diferencias. La formación cultural de Correa es muy superior a la de la inmensa mayoría de los dirigentes políticos argentinos. Tiene una buena trayectoria académica, postgrados de calidad en Europa y Estados Unidos. Habla cuatro idiomas, incluyendo una lengua originaria, que aprendió siendo adulto. Parte de su “desclasamiento” consistió en vivir un tiempo en una comunidad aborigen.
Los ejemplos podrían multiplicarse, la enumeración de las peculiaridades también.
Correa, economista de formación, es un orador que maneja una gama poco habitual de registros: sabe hablar en un cónclave universitario y dirigirse a los sectores populares de su patria en su idioma, que no suele ser el español. Hizo campaña montando a caballo, atravesando multitudes. Y también tiene oficinas de gobierno dotadas de una parafernalia informática infrecuente para sus colegas regionales. Sus reuniones de gabinete incluyen teleconferencias permanentes.
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La dolarización es un karma, Correa la criticó desde el llano pero no pudo desbaratarla ya en el mando. El riesgo de una salida “Puerta 12” como la Argentina lo refrena. La dependencia del petróleo y las remesas es un pésimo sustento para la economía, el colapso capitalista mundial ha disminuido cruelmente los ingresos.
La emigración ecuatoriana tiene niveles record para América del Sur. Es el precio de políticas expulsivas. La colectividad ecuatoriana es la más importante colonia extranjera en España, donde coexisten ligas de fútbol amateur para ecuatorianos y ecuatorianas. La plata que envían los que se fueron no repara esa herida en la autoestima y la coherencia social. Correa explica que, además de un fracaso nacional, la alquimia entre emigración por necesidad económica y remesas produce disfunciones sociales. Muchas familias tienen como jefa de hogar a la madre. Las mamás emigran, envían euros o dólares a sus hijos, que se topan con más plata que jóvenes de clase de su edad o que muchos trabajadores adultos. En algunos grupos familiares hay contención para encaminar esa riqueza llegada de repente. En otros, los pibes se desmadran en el gasto, un tren de vida asombroso para su procedencia, el desdén por trabajos que les reportarían menos dólares.
Correa, que tiene 46 años, formó su elenco de gobierno con personas de su generación y su palo. También cooptó dirigentes de partidos tradicionales. Sus allegados y argentinos que conocen bien su país dicen que la primera línea de su gabinete es compatible con su nivel. Por debajo, describen, la coherencia merma. Un Estado diezmado por los partidos convencionales y por la praxis neoliberal le juega en contra, a veces adrede, a veces por pura inercia.
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Correa es un caso particular en la pléyade de gobernantes de perfil novedoso, críticos del Consenso de Washington y de la tutela de los organismos internacionales de crédito. Tiene por delante más desafíos y problemas que recursos para resolverlos. Su país es hermoso, sus organizaciones sociales aguerridas, su cultura mestiza, su viabilidad siempre está en jaque. Su pueblo se aferró a él. Políticas sociales sin precedentes, un discurso reparador, una oreja atenta y un cuerpo siempre en movimiento yendo donde está la gente han de explicar en buena medida su arraigo masivo. Defendió con altura y con firmeza la soberanía de su país violada por la prepotencia del presidente de Colombia, Alvaro Uribe.
Al cierre de esta nota las encuestas a boca de urna le asignan a Correa una reelección amplia en primera vuelta, su quinto triunfo consecutivo en elecciones libres, con apoyo masivo de los humildes de su tierra. Sólo resta la confirmación oficial de ese resultado, un hecho digno de celebrar.

viernes, 13 de febrero de 2009

614 - 04-09 Polis-mundo - Mundobama - Roberto Bussero

Nadie espera un salto al vacío del nuevo presidente

Pensar un vínculo Estados Unidos – “el Mundo” parece un error o un simplismo poco acorde al desarrollo del orbe globalizado. Más aún si se concibe “Mundo” como “resto del mundo”, debería entenderse como Estados Unidos “en” o “con” un mundo que tiende a una interconectividad tan democratizadora y poderosamente plural a nivel cognitivo – y hasta afectivo – como peligrosa y, eventualmente, discriminadora.
Casi siempre, la asunción de un nuevo inquilino de la White House desata en el mundo, incluido EE,UU. una oleada de justificado – optimismo. En esta oportunidad, y para referir a temas macro y realmente “totalizadores”, El futuro 44º presidente de EE.UU., Barack Obama, prometió terminar con la “tergiversación” que hacía su predecesor y hacer todos los esfuerzos para adecuar la ciencia a “la política o la ideología”. Ese era el anuncio que esperaban los ambientalistas, y se confirmó pocas horas después: el mandatario electo colocará en cargos clave de su gobierno a científicos de primera línea.
La iniciativa, que hasta ahora marca la diferencia más clara con el gobierno saliente, demuestra que Obama pondrá el tema del cambio climático y el cuidado del medio ambiente entre sus prioridades.
VISIONES COSMO
Pero en vías a globalizar aún más la cosmovisión que integra la figura de Obama, la magia y el simbolismo de su elección como presidente de Estados Unidos adoptó la de un ícono de esperanza, de victoria contra el racismo y de oportunidad para la paz. Incluso esa luz fue tan intensa que el mundo pareció reconciliado consigo y seguro a la espera de una etapa de regocijo general.
Esto permitió imaginar la utopía de una sociedad más democrática, sin prejuicios raciales, centrada en la búsqueda de la paz y la justicia social.
La natural dialéctica entre angustias y esperanzas se expuso con sus fortalezas y debilidades cuando en el mismo momento en que el mundo asistía conmovido al discurso de aceptación de Obama, la noche del 4 de noviembre, en el norte de Afganistán una fiesta de casamiento era destruida por bombarderos de los Estados Unidos, dejando cuarenta cadáveres sobre el suelo.
Terrible advertencia, ese es el tipo de contradicciones que el nuevo presidente deberá resolver, y el mundo tiene partido tomado acerca de la dirección hacia la cual deberá inclinarse.
Por supuesto, más acá de optimismos desmesurados, que suelen culminar en exigencias desmedidas – una especie de doble pecado de exceso en la moral y la religión griegas (“hibris”) -, el mundo se prepara para un período de cierta suspensión entre las frustraciones que siguen a las grandes expectativas y la necesidad de no hacer juicios precipitados.
SIN ERRORES
También es claro que los racistas que están a la espera de la primera señal para gritar que “los negros no saben gobernar” no comparten la mentada visión cosmo.
Pero son los ciudadanos de Estados Unidos y de todo el planeta que desde la noche de la elección se alegran con la posibilidad de un mundo mejor. Son la inmensa mayoría de la especie humana, pero quizás su poder no es proporcional a su número.
En el área de la seguridad y la guerra, los primeros pasos serían el cierre de la base de Guantánamo; la abolición de la tortura; la revocación de unos doscientos decretos presidenciales de corte autoritario en el plano interno y el retorno de la diplomacia y el multilateralismo en lo internacional.
En lo inmediato y más concreto, ¿podrá cumplir Obama su promesa de retirar las tropas de Irak en dieciséis meses?, ¿podrá el nuevo presidente evitar que la de Afganistán se convierta en “su” guerra, tal como Irak fue la guerra de Bush?
¿Logrará neutralizar/capturar a Osama bin Laden, inspirador e imagen mayor del más cruel terrorismo? Sólo los talibán podrán entregarlo, Para eso hay que negociar con ellos, lo que será imposible si continúan siendo el enemigo - controlan el poder local de más de la mitad del país y su mayor base étnica (los pashtunes) está distribuida entre Afganistán y Pakistán, otro país problema, más allá de alianzas y encuentros -. ¿Cómo reconocer “occidentalmente” su culturalización de la crueldad y minimización de la vida humana?
Además, Obama no podrá tener como prioridad las buenas relaciones con Rusia, ahora que se sabe que Georgia fue activamente inducida a invadir Osetia del Sur para provocar la invasión rusa.
PRESIONES/LÍMITES
En el plano de la economía, la dimensión de la crisis que se aproxima todavía está por determinarse y la capacidad de maniobra de Obama será escasa. Tal como sucede en todos lados, tendrá que recurrir a la inversión pública para detener el desempleo. Pero, ¿aprovechará la oportunidad para construir un “capitalismo con rostro humano”, tal como hizo Roosevelt ante la crisis de 1929.
Por lo pronto, respondió con el aumento a tres millones de trabajos sus objetivos para crear o mantener empleo a las predicciones de que la recesión actual va a ser peor de lo que se creía, por lo que se pronostica que a lo largo de 2009 se perderán cerca de cuatro millones de puestos de trabajo. ¡ Qué pulseada! El desempleo puede llegar a rondar el nueve por ciento de la población activa, frente al 6.7 por ciento actual. Obama instó entonces a sus asesores a pensar con “osadía” posibles soluciones a corto plazo. Su vicepresidente, Joe Biden, declaró que la economía se encuentra “en mucho peor estado” de lo que se habían imaginado inicialmente. ¿Cómo puede influir la presión interna en el relacionamiento con países económicamente dependientes de EE.UU.?
El programa de estímulo económico fortalecimiento de la clase media que Obama prepara con los líderes del Congreso, de mayoría demócrata, tendrá un valor muy superior a lo pensado inicialmente, podría rondar los 700 mil millones de dólares. Prevé fomentar el empleo mediante la inversión en infraestructuras, nuevas tecnologías y energías alternativas y contaría con una serie de mecanismos para garantizar que sus fondos se usen de manera efectiva y transparente.

MUNDANAL RUIDO
La interrogante que podría plantearse ese “(inexistente) resto del Mundo” es si esas presiones internas, los devaneos políticos derivados de ellas y las reales dificultades económicas impedirán a Obama abrir sus manos más allá de fronteras.
Sin dudas, el fortalecimiento de los mecanismos multilaterales es la única respuesta posible. Por supuesto, esos “otros” países no pueden confrontar con la Casa Blanca ni cruzarse de brazos esperando a que Washington se acuerde de ellos.
Del mismo modo que Obama ha hecho evidente que su administración cambiará las miras del gobierno respecto a la ciencia y la cuestión ambiental – prometió “promover la investigación científica abierta y libre”, garantizando que los datos y las evidencias “no sean tergiversados o manipulados por la política y la ideología” 0-, también debería fomentar el cultivo del mentado multilateralismo y el entendimiento entre la potencia con otros bloques con bloques y naciones, sustentado sólidamente en la sana búsqueda de la paz y el bienestar, por vía de acuerdos que respeten individualidades y procesos, pero también contengan necesarias concesiones.

miércoles, 10 de septiembre de 2008

586 - Polis - mundo - El poder de los sin poder - Saskia Sassen

* El miedo y la aritmética singular: cuando los estados
poderosos se enfrentan a inmigrantes sin poder.
Sorprende ver el alto precio ético y económico que las poderosas “democracias liberales” están dispuestas a pagar para controlar a aquellos que carecen de poder y que lo único que quieren es tener la oportunidad de trabajar. Debemos percibir a los inmigrantes y refugiados como una vanguardia histórica que hace patente cómo se está gestando una importante convulsión social en los países emisores y receptores de inmigración.
La mayoría de los países ricos se han apresurado a aplicar medidas radicales de control de los inmigrantes y refugiados, respondiendo más al temor injustificado de un posible aumento de las migraciones que a los datos reales que hoy son comprobables.
En efecto, las corrientes migratorias mundiales han aumentado en las últimas dos décadas, pero los inmigrantes representan tan sólo un 3% de la población mundial. En 1975 se estimó en 85 millones el número de emigrantes en el mundo, es decir, el 2,1% de la población mundial. En 2000 aumentó a 175 millones, mientras en 2005 la cifra oscila entre los 185 y 192 millones. Es decir, el 2,9% de la población mundial. Además, un 60% de los emigrantes se quedan en el hemisferio sur, con lo que nuestros países del norte sólo reciben al 40% restante.
A menudo se olvida que el mayor flujo de emigrantes se dirige a los países en vías de desarrollo , y tampoco se tiene en cuenta en el debate la importancia del retorno migratorio . Así, a título de ejemplo, un tercio de los polacos que emigraron al Reino Unido han vuelto a Polonia tras un periodo máximo de 2 años, en los que ahorraron y aprendieron inglés, para optar posteriormente por regresar a su país .
A pesar de estas evidencias, es sorprendente ver cómo nuestros poderosos estados reorganizan una buena parte de sus aparatos para detectar, frenar, controlar, detener y deportar a emigrantes vulnerables e impotentes. Para ello, no han dudado en sacrificar leyes de mayor o menor rango y contravenir de manera generalizada el propósito y el espíritu de las mismas –algunos de los logros más valioso de nuestra historia colectiva en occidente-, como tampoco han dudado en sacrificar las libertades civiles de sus ciudadanos para, teóricamente, poder controlar a los extranjeros.
Además, al adoptar el sistema de asilo , todos estos estados están rechazando de facto el convenio internacional sobre los refugiados del que fueron firmantes. El régimen de asilo otorga a los estados un poder unilateral sobre los refugiados y les permite obviar muchas de las reglas de la convención internacional sobre el estatuto de los refugiados. Tal actitud supone un alto precio ético para aquellos países que supuestamente representan las democracias más maduras en el mundo y, de hecho, ya han perdido buena parte de su autoridad moral en la política económica mundial. ¿Y todo por qué?
Cuando la impotencia se hace compleja
Hablar de la inmigración es hacerlo de hombres, mujeres y niños vulnerables, desfavorecidos e impotentes. Pero el estudio de esta problemática me ha servido para entender cómo a lo largo de los siglos aquellos que carecen de poder han hecho historia (véase Territory, Authority, Rights , capítulo 6). En efecto, bajo ciertas condiciones, esa impotencia deja de ser simple para hacerse compleja, es capaz de hacer historia y está preñada de posibilidades políticas muy significativas. Buena parte del desarrollo de nuestros derechos civiles, del transporte público, de la vivienda o la salud son el resultado de la lucha de los excluidos (minorías, inmigrantes y refugiados) para acceder a los servicios básicos. En su momento, los estados no tuvieron más remedio que reorientar sus objetivos para responder a tales demandas y gracias a esa adecuación se hizo posible el estado del bienestar, el contrato social Keynesiano .
Los inmigrantes y los solicitantes de asilo de hoy están haciendo historia al conseguir esa reorganización institucional de nuestros estados. No se trata de darles poder a los desposeídos para que hagan historia, no: están haciendo historia como actores impotentes, haciendo así productiva su impotencia. De este modo, hasta el más vulnerable -el inmigrante indocumentado- ha contribuido, por ejemplo, a reestructurar las policías de los países poderosos. Algunos países se han visto obligados a reajustar su burocracia pública para controlar a esos actores vulnerables y para ello no han dudado en sacrificar su estatus de países respetuosos de las reglas y de los tratados sobre derechos humanos que ellos mismos firmaron. Estos estados no han perdido solo su credibilidad, sino que además han evidenciado los límites de su poder, con independencia de cuán armadas estén sus fronteras . Por ejemplo, el gobierno de los EE.UU. ha ido aumentado cada año el presupuesto de su frontera con México , pasando de unos 250.000 millones de dólares al año en los 90 a 1.6 billones de dólares a principios del año 2000 y, sin embargo, se estima que el número de indocumentados ha pasado de 6 a 12 millones.
A la larga, esta mezcolanza de servidumbres éticas y económicas tiene un alto precio para las “democracias liberales”, y todo para controlar a aquellos que carecen de poder y son vulnerables, y que lo único que quieren es tener la oportunidad de trabajar.
Vanguardia histórica
Sin embargo, no es ocioso señalar que la mayoría de estos hombres, mujeres y niños desposeídos, inmigrantes y refugiados, son una especie de vanguardia histórica que nos indica que -sin ser ellos los únicos agentes del cambio- se está gestando una gran convulsión y unas transformaciones profundas tanto en los países emisores de emigración como en los receptores. La inmigración y las corrientes migratorias son el resultado de alteraciones estructurales y no de acciones individuales.
De forma más directa, nos indican que se están produciendo cambios profundos, incluso si son parciales, en sus países o regiones de origen. En mi investigación, por ejemplo, encontré una conexión directa entre los programas de reconstrucción del FMI y del Banco Mundial en los países pobres y el aumento del tráfico de mujeres y niños para la industria del sexo de los países ricos. Las numerosas iniciativas del Banco Mundial para desarrollar enclaves turísticos en países menos desarrollados han sido un factor clave para el desarrollo del turismo sexual. Este ha surgido como una especie de apéndice de esos vastos proyectos de reconstrucción y, a menudo, ha provocado una corriente de mujeres y niños hacia los complejos turísticos, no solo de otros países del hemisferio sur, sino de economías intermedias como Ucrania y Polonia. En pocas palabras, es demasiado fácil decir que existe tráfico porque hay traficantes. El FMI y el Banco Mundial también son responsables de haber contribuido al aumento del tráfico sexual.
También es posible sostener que la presencia de inmigrantes y refugiados apunta a ciertos cambios que se producen en los países de destino, como por ejemplo, en el mercado de trabajo, en la industria del sexo, o en las tentativas de determinados sectores económicos para debilitar a los sindicatos.
Tensiones internas en el régimen de los inmigrantes y refugiados
¿Cuál es la relación entre la realidad de la inmigración sobre del terreno y la política de cerrojazo de los estados del hemisferio norte? Desde un punto de vista político y de gobernabilidad, la inmigración siempre ha estado en la intersección de múltiples dinámicas y hoy eso no ha cambiado. Sin embargo, en cada momento y lugar histórico esas dinámicas han tenido sus propias particularidades. Antaño tuvimos al colonialismo como elemento clave de esas dinámicas. Hoy tenemos la mundialización económica y cultural, a la que podemos añadir la declaración de guerra por parte de la mayoría de países del hemisferio norte contra el terrorismo, con los importantes efectos sobre las políticas domésticas derivados de esa decisión.
Las corrientes migratorias están condicionadas por vastas dinámicas político-económicas, como las relaciones con las antiguas colonias y los nuevos puentes económicos mundiales. Los países receptores a menudo han contribuido de forma activa a la aparición de corrientes migratorias en sus antiguas colonias y en las actuales regiones neocolonizadas por sus socios. La pobreza o el desempleo no bastan para explicar esas corrientes migratorias, pero sin duda pueden convertirse en “factores de empuje”, y eso es lo que ocurre hoy como consecuencia de las políticas de instituciones mundiales como el FMI o la OMT y la creación de infraestructuras mundiales: el transporte barato para el turismo mundial también lo utilizan los emigrantes.
Mundialización económica y cultural
La mundialización económica y cultural ha favorecido la aparición de nuevas corrientes migratorias, al tiempo que ha hecho resurgir otras más antiguas. Pero, aunque cada país es único y cada corriente migratoria es producto de las condiciones específicas del momento y del lugar, hay una serie de pautas comunes.
Podemos destacar, por ejemplo, las condiciones que funcionan como estímulo para la emigración y el tráfico de personas hacia el hemisferio norte de la mano de los programas de reconstrucción del FMI y del Banco Mundial, ya mencionados. Para ilustrarlo, basta tener en cuenta que una de las consecuencias de estos programas ha sido la brusca caída de los ingresos de los gobiernos, empresas y hogares en los países del hemisferio sur, lo que ha puesto de manifiesto la extraordinaria importancia de las remesas de los inmigrantes a sus países. Las remesas mundiales han aumentado un 7% en 2007, alcanzando los 318.000 millones de dólares, de los cuales 240.000 millones fueron a los países en vías de desarrollo. Los principales receptores son México y Filipinas, con 25.000 millones y 17.000 millones respectivamente. Así, mientras en algunos países con ingresos altos representa el 0,2% del PIB, en otros países pobres o con dificultades representa un cuarto del PIB: Tonga (31.1%), Moldavia (27.1%), Lesoto (25.8%), Haití (24.8%), Bosnia y Herzegovina (22.5%). Pero también las remesas cuentan mucho en países con importantes y rentables sectores económicos: así, en México, las remesas son la segunda fuente de divisas, por debajo del petróleo y delante del turismo, y muy por encima de las inversiones extranjeras directas.
¿Pero las remesas ayudan a las familias pobres a dejar atrás un país pobre? Un reciente estudio sobre 74 países con ingresos medios-bajos pone de manifiesto que existe una correlación positiva entre las remesas de los emigrantes y la atenuación de la pobreza. Una de sus conclusiones indica que “un aumento del 10% de las remesas supone un descenso del 1,2% de personas que viven con menos de 1 dólar al día y que se reduce también la intensidad y la dureza de la pobreza.” (Organización internacional para las migraciones, 2006). Parar la inmigración, por consiguiente, significa una gran pérdida para el sustento de numerosos países. Esas remesas no proceden de trabajos que los inmigrantes hayan arrebatado a los trabajadores nativos. Las economías desarrolladas del hemisferio norte están creando una demanda creciente de trabajos poco remunerados, nada atractivos y con escasas posibilidades de promoción, que precisamente son los que se suelen reservar a los inmigrantes.
Se trata de una situación difícil en la que pierden ambos, inmigrantes y trabajadores nativos, y ganan las empresas con ingentes beneficios y algunos hogares que demandan trabajadores para el servicio doméstico con salarios muy bajos.
Crecimiento desigual
Los datos disponibles muestran dos tendencias constantes iniciadas a principio de los 80. Salvo raras excepciones, los países desarrollados de la UE experimentaron un crecimiento desigual tanto en sus ingresos como en su economía general. Por otro lado, también las diferentes categorías profesionales experimentaron crecimientos desiguales. Es interesante señalar que el aumento de las desigualdades salariales es más significativo que los cambios producidos en los hogares, lo que nos demuestra que las bajas retribuciones de los empleos sin cualificación son un factor clave para explicar la pérdida ocasionada en los estratos sociales más bajos, por encima del hecho de que hoy, por lo general, haya disminuido el número de miembros que ganen dinero en un hogar.
Es más, la disparidad de ingresos ha aumentado sin tener en cuenta el nivel inicial de desigualdades de un país. Por eso los países escandinavos han tenido durante mucho tiempo menos desigualdades que el resto de la UE , lo que explica que, aunque también allí aumentaron las desigualdades en los años 80, se notó menos. Los hechos demuestran que el aumento del número de empleos con baja remuneración es en buena parte el resultado de las nuevas políticas del mercado de trabajo, en particular de su desregulación y de la creación de nuevos tipos de empleos precarios. Todas las economías han comenzado a desregular las relaciones laborales, otorgando al mercado mayor libertad y margen de maniobra para determinar la distribución de los ingresos, y todas ellas han experimentado cambios significativos en sus estructuras y características tecnológicas. Los EE.UU. son el ejemplo más claro de lo expuesto, mientras el Reino Unido le va a la zaga, muy por delante del resto de los países de la UE. Ambos países cuentan con un gran número de salarios bajos y trabajos desprotegidos.
Déficit demográfico
Otro aspecto a tener en cuenta se refiere a la previsión de déficit demográfico que existe en buena parte del hemisferio norte, donde diversos países han entrado en una fase de natalidad baja o incluso negativa. Las previsiones demográficas son siempre negativas, pero hoy han empeorado y pronto podremos ver la realidad de ese descenso si, durante las próximas décadas, las tasas de inmigración y fertilidad se mantienen en los niveles actuales. Los investigadores aseguran que el crecimiento natural de la población europea está disminuyendo y que el descenso se agudizará en pocas décadas. En un importante estudio, la Academia de las Ciencias de Austria constató que el crecimiento de la población europea alcanzó un punto crítico en el año 2000, cuando el número de niños se redujo a un nivel que hacía prever que en la próxima generación habrá muchos menos padres que en la actual.
El estudio de la Academia estima que, si se mantiene la tasa de natalidad de 1,5 hijos por mujer hasta 2020, habrá 88 millones de personas menos en 2100, suponiendo que la mortalidad se mantenga y no haya redes migratorias que la compensen, lo que supondría pasar de 375 millones en 2000 a 287 millones. La tendencia no es exclusiva de la UE , que junto con Japón experimenta el mayor descenso. Las tendencias de natalidad, mortalidad y emigración en los Estados Unidos hacen presagiar un descenso de 34 millones a finales de siglo.
Conclusión
Con este telón de fondo, el aumento de las medidas restrictivas para regular la inmigración en el hemisferio norte contiene algunas contradicciones evidentes.
En primer lugar, hemos destruido numerosas economías del sur que ahora se han hecho dependientes de las remesas de los inmigrantes. A su vez, cada vez somos más dependientes de los inmigrantes para cubrir los puestos de trabajo mal pagados en nuestras economías, y para que aumenten nuestras raquíticas tasas de natalidad. Sin embargo, paradójicamente, las políticas que se están llevando a cabo pretenden el rechazo de los inmigrantes, la fuente de ingresos en muchos países del sur y la fuente de población en muchos países del norte.
En segundo lugar, y contradiciendo nuestra larga tradición de derechos civiles, asistimos a un canje de nuestras libertades civiles por el control de los inmigrantes. Los estados del norte nos han demostrado sobradamente su intención de interferir en nuestras libertades civiles para controlar a unos pocos individuos de las poblaciones inmigrantes, los cuales, aunque seguramente algunos serán criminales y peligrosos, en su mayoría son ciudadanos normales y corrientes. A todo ello tenemos que añadir las restricciones derivadas de la llamada “Guerra contra el Terror”, con el menoscabo que está suponiendo de los derechos de los ciudadanos y el olvido de los derechos de los inmigrantes. Este desequilibrio parece un precio demasiado alto para una sociedad en la que las libertades civiles son fundamentales, aunque no sean perfectas y les falte camino por recorrer.
Este es el alto precio a pagar por el establecimiento de un marco político que, en última instancia, se ha revelado carente de éxito, insatisfactorio e inviable.
Lo que necesitamos es una gestión razonable y viable de las corrientes migratorias y de los refugiados. En este corto artículo no se puede hacer justicia a semejante cuestión, pero déjenme mencionar dos aspectos que me parecen básicos para encontrar unas vías de solución, uno para los países emisores y otro para los receptores. Considerar a los inmigrantes como elementos externos y ajenos a nuestro mundo no va a ayudar a desarrollar mejores políticas de inmigración. El punto de partida debería ser cómo abordar los perjuicios masivos que hemos causado a los países del sur a través de la incesante actividad de los programas de reconstrucción del FMI y del Banco Mundial. Debemos reconocer de forma crítica que la clave de la gestión de la inmigración no está en armar y blindar las fronteras, lo que hasta ahora ha resultado inútil, sino más bien en ayudar realmente al desarrollo intensivo de las personas.
Resulta más complicado abordar las profundas singularidades encastradas en las economías dependientes de materias primas, como Nigeria y su petróleo, que han alimentado la corrupción gubernamental. Y tenemos que parar la carrera que nuestros gobiernos están llevando al extremo en nuestros propios países con el aumento de los trabajos mal pagados, lo que no implica la mejora de nuestras economías, como puede verse en los EE.UU., donde un tercio de los centros de trabajo no alcanzan los niveles mínimos de calidad. Los beneficiarios son una minoría de empresas y de hogares, y aunque esa minoría ascienda al 20% en muchos de nuestros países, no basta para alimentar la prosperidad de una vasta clase media, como sucedía en la época keynesiana.
Fuente: Open Democracy. Traducción: José Luis Díez Lerma