Nunca más para ministra de labia a calzón quitado
Los programas porteños de chismes sobre amoríos escandalosos parecieron bromitas entre infantes de jardín cuando (1) la TV abierta uruguaya se reabría de cuajo con una notoria intimidad no importada: cierto director técnico dejaba implícito que hablaba con sus futbolistas a calzón quitado en todo instante pues, como buen domador de gladiadores que aprontan “dejar todo” en la arena jugándose finales de vida o muerte, nunca tuvo puesta esa prenda.
Pero la misma semana, tanto en corrillos como en otros ámbitos –su propio comité de base en Malvín, reuniones oligárquicas de salón o vecinales en mil esquinas, barrios y asentamientos–, irrumpía como buscapiés (2) otro best seller más abrumador y menos ingenuo que aquél, en un santiamén desplazado.
Daisy Tourné Valdez (58), carnavalera de abolengo y símbolo de la cultura populista innovadora, salía del pelotón para, con la fineza de sus dichos (&%M& burro//”?conchudaªªºº¿*+><=&%que tengo 18/·$·”!ni cagando¡=§œ÷culo en la silla) dar alcance y dejar atrás al mismísimo Pepe tal cual es –pionero del discurso chatarra, quien abriera esa era de talleres literarios tildando de “chorizo” y “nabo” a un real profesional del periodismo– en la punta de la competencia progresista de verdadero gabinete sustitutiva del léxico estilo clase media de gobiernos colorados y blancos que hundieron al país.
Exhumando la gesticulación pedagógica que, se colige en buen romance, utilizara en sus ya lejanos tiempos de sacrificada maestra mal remunerada, Tourné fue ganada por la pasión como –aseguró después –”me ha sucedido siempre en la vida”, al proceder a la adoctrinación grupal de jovencitos y entre ellos algún niño chico llevado para hacer quórum.
Asimismo a calzón quitado, ella les espetó lo que pensaba de todo un poco sin hipocresías y avizorando una reelección capaz de completar la obra del frente sin fondo. Y en la red cayeron todos, incluídos sus ex pares correligionarios de la Cámara Baja, a la que habrá de reincorporarse tras descansar la lengua tras la licencia definitiva como ministra del Interior que le impusiera su jefe político y ocasional mandatario, dolido entre otras cosas porque se plagiara su protagónica potestad personal e intransferible de mofarse personalmente de precandidatos opositores en paneos y close-ups en escenarios que ahora domina.
Fue así que, 27 meses después de asumir (en un Día de la Mujer) como secretaria de Estado, Tourné tal cual es polucionó (en un Día del Medio Ambiente) el ecosistema que ella defendiera tenazmente sin darle la derecha a la derecha, desenmascarando a comerciantes que se decían víctimas de 37 rapiñas seguidas cuando, sagaz detective, descubriera que ésa era no más que una sensación térmica, replicara a la legión de quienes visitando su página personal en facebook observaran con malicia su inocente fotografía en la ducha mediante el argumento irrebatible de que “no hay nada más auténtico que una mujer mojada”, y rechazara ser fustigada y perseguida hasta por convertirse en grácil amazona-ícono de los cuadros “milicos”.
Ya en los descuentos del combate en que perdió la clasificación en aras del Nunca más, tal como lo pregona el contestatario entrenador sin ropa interior fue gladiadora de coliseo en su lucha contra lo dispuesto desde arriba porque no veía razón para abandonar la cartera. Pero depuestas las armas en esa batalla eliminatoria de la interna frenteamplista, dentro de su lógica visión fiel partidaria, la verticalidad entre las fuerzas del orden que le habían dado oportunidad de aprender y la filosofía cruel de calavera no chilla, terminó describiendo al superior como “el mejor presidente que ha tenido el Uruguay –me refiero al Dr. Tabaré Vázquez”, aclaró–, “a quien amo”, renunciando (a la fuerza) para no empañar “la gestión del actual gobierno, el mejor que ha tenido el país. Me refiero al gobierno del Frente Amplio”, diría para evitar confusiones (probables) y revisionismos inconducentes.
La pieza oratoria de Tourné ante la sorprendida primera juventud del Partido Socialista, divulgada por radioemisoras, canales y mayorías de uruguayos y uruguayas que repetían la colección/selección de epítetos empleados sin recordarlos todos, también apareció el 6 de junio como video suplementario en la versión digital de un diario y, de hecho, tiende a acreditarse un Premio Florencio.
Hay quien asegura que fue récord el número de suscriptores habituales u oportunistas a ese servicio tan procurado en la red de redes, pero, tal vez, ello no pase de tentativa política interesada en la caducidad de Tourné, por ahora no derogable aunque se junten firmas.
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martes, 9 de junio de 2009
viernes, 29 de mayo de 2009
656 47-09 - Actuales - La oligarquía sojera desespera por los avances de la ciencia argentina independiente - Alberto Jorge Lapolla
* sin duda, un punto de vista
polémicamete aceptable y sólo
fundadamente discutible, red.
Terror en el rentismo sojeroEn un editorial del 24 de abril del diario de los Mitre, terroríficamente titulado ‘tierra arrasada’, refrendado por otro del día siguiente de F. Bertello llamado ‘Ante el riesgo de volver al pasado’ –pasado industrial, productivo, independiente, soberano e inclusivo, podríamos agregar-, se hace una defensa desesperada y plagada de mentiras y descalificaciones antidemocráticas hacia la acción del gobierno, del modelo de la sojización. Allí se defiende irresponsablemente la principal herramienta del pequeño poroto transgénico: la lluvia agrotóxica del herbicida glifosato que anualmente inunda nuestros campos, napas, cursos de agua, arroyos, lagunas, ríos y el ambiente circundante de las ciudades del interior. Lluvia que viene acompañada, de su secuela de teratogénesis (malformaciones en los nacimientos y abortos espontáneos) cánceres, alergias, dermatitis, enfermedades respiratorias, expansión descontrolada de la población de mosquitos, afectación de la micro-macroflora y micro-macrofauna del suelo y otros efectos nocivos que se manifiestan en toda la extensión de la cuenca sojera. Espantó a La Nación, un reciente informe preliminar dado a conocer por el Dr. Andrés Carrasco, científico argentino de renombre internacional, con más de treinta años de carrera, descubridor en los años ochenta del rol de los ‘Genes Hox’ en la morfogénesis de los vertebrados y Director del Laboratorio de Embriología Molecular del Conicet y de la Facultad de Medicina de la UBA. El informe del Dr. Carrasco versaba sobre los graves trastornos teratógenicos y protocancerígenos descubiertos en sus investigaciones de dos años de duración, en embriones de Xenopus levis, un anfibio utilizado en el mundo entero para estudiar los efectos de los fármacos y tóxicos sobre los vertebrados. Gracias a lo descubierto por el Dr. Carrasco en los años ochenta, la ciencia mundial sabe hoy que los procesos morfogenéticos de los anfibios, se reproducen de igual manera en el resto de los vertebrados, lo que incluye al ser humano. Es por ello que Carrasco, como haría cualquier científico responsable ante su sociedad, haya preferido hacer públicos a la prensa sus conclusiones, ya bastante avanzadas y con contundente seriedad académica. Palabrita ésta que le gusta a La Nación cuando la ‘Academia’ es de ella, pero que le molesta cuando la Academia le juega en contra. Carrasco salió a advertir a la comunidad, antes de publicar su trabajo en cualquiera de las medios científicos existentes, pues al descubrir un hecho que puede afectar gravemente a la salud de la población, primó su responsabilidad como científico, antes que las ataduras a los pasos burocráticos del sistema científico, que por otro lado lo autorizan perfectamente a hacer lo que hizo. De hecho las denuncias y evidencias contra los nocivos efectos del glifosato-Round up y el paquete de agrotóxicos que acompañan a la sojización, van en aumento día a día. La Nación reduce la cifra de agrotóxicos, a 160-180 millones de litros, pero en la última campaña los litros desparramados superan los 300 millones de venenos, varios de ellos prohibidos en otros países (2-4-D, Clorpirifós, Paraquat, Diquuat), con crecientes daños para el ecosistema en su conjunto y para la salud de la población en particular. Lógicamente las medidas a tomar a partir de la publicación oficial del informe, que pese a lo que tergiversa La Nación, fue entregado por el Dr., Carrasco, al Poder Ejecutivo Nacional, a ambas cámaras del Congreso Nacional y al Conicet, y un resumen preliminar nos fue entregado por correo electrónico a los investigadores ambientales y está disponible para cualquiera. Pero claro, no fue entregado con anticipación –impidiendo su ocultamiento- ni a la Nación, ni a Clarín, ni a la Cámara de agrotóxicos y fertilizantes, ni a Aapresid, ni a Monsanto, ni a los muchachos de la Mesa de Enlace, ni a ningún otro integrante del ‘agronegocio sojero’, y eso lo hace insostenible para La Nación. Peor aun, todos ellos comienzan a mirar con preocupación a sus colegas de la industria del tabaco, cuando se confirmara su relación directa con el cáncer de pulmón. Las costosas indemnizaciones que el agronegocio sojero deberá pagar al conjunto de la población contaminada con venenos agrícolas, por sus secuelas de cánceres, malformaciones, abortos espontáneos, y otras plagas parecen quietarle el sueño a La Nación y sus socios sojeros, por eso no ven la hora, ni la forma de acabar con este gobierno que permite estas investigaciones impertinentes. La sojización constituye una verdadera plaga que ha devastado el otrora poderoso y autosuficiente sistema productivo agropecuario argentino, que se caracterizaba por obtener una enorme masa de alimentos sanos y de altísima calidad sin apelar prácticamente al uso de agrotóxicos, basándose en las enormes ventajas agroecológicas de nuestras pampas y de la rotación agrícola-ganadera que por décadas permitió alimentar adecuadamente a nuestra población y al mismo tiempo poseer un alto saldo exportable de granos y carnes de altísima calidad, hoy perdida por la sojización masiva y la expansión de la producción de ‘carne- basura’ producida en el feed- lot, su lógico producto. Así dejamos de ser el ‘granero del mundo’ –que añora La Nación- para transformarnos en el ‘pastizal-sojal’ de China, la India y la UE, primarizando nuestra producción agrícola a extremos ridículos. Le vendemos soja y maíz en grano a Chile, para comprarles luego los cerdos y pollos que ellos producen con nuestros granos y que nosotros hemos dejado de producir gracias a la expansión descontrolada de la producción de ‘pasto-soja’.
Mentiras a granel
En un párrafo sin desperdicio, para el dolor de nuestra memoria histórica, La Nación se escandaliza de que la Ministra de Defensa haya prohibido sembrar soja trángencia en los campos del Ministerio a su cargo. El diario no puede dejar de mostrar su espanto ante el sistema democrático vigente y su profundización a partir de 2003. Dice La Nación: ‘Cuesta creer la ligereza con la cual la ministra de Defensa ha dispuesto prohibir la siembra de soja transgénica en inmuebles propios de las Fuerzas Armadas. Desde el momento en que el ex presidente Néstor Kirchner ordenó a su entonces jefe de Estado Mayor General del Ejército que retirara, como si hubiera sido un peón de limpieza, con sus propias manos un retrato de Jorge Videla del Colegio Militar, la época del desprecio por las instituciones del país ha seguido un curso por momentos trágico y por momentos desopilante.’ Si el párrafo no perteneciera a un editorial del diario mitrista, seguramente merecería integrar una de las mejores antologías de la picaresca político. Cuando el ex presidente Kirchner ordenó al Jefe de Estado mayor retirar la foto de Videla -pues ninguno de los colaboradores del general quiso hacerlo en muestra de rebeldía- Kirchner cerraba con esa acción decidida y valiente un largo ciclo histórico de autoritarismo militar por sobre el poder civil. Fue en ese preciso instante que la aciaga frase del ex presidente Alfonsín, sobre sus ‘Felices Pascuas’ que congelara por veinte años la construcción de un verdadera democracia en la Argentina, pasaba a ser historia. Néstor Kirchner ponía blanco sobre negro que el jefe militar era el Presidente elegido democráticamente por los argentinos, tal cual expresa nuestra Constitución. Esa que La Nación despreciara y aboliera una y otra vez a lo largo de nuestra historia, apoyando a cuanto golpe de Estado se produjera. Los genocidas y asesinos debían ser juzgados, la democracia podía seguir su curso interrumpido por las leyes de la impunidad. Kirchner hacía exactamente, lo que Alfonsín se había negado a hacer en la aciaga Semana Santa donde decidió vaciar de contenido su gobierno y traicionando a los millones de argentinos que dejando de lado sus banderías políticas, ocuparon las plazas de la Patria, rodearon Campo de Mayo y estaban prontos a destrozar al ejército asesino y genocida emergido del 24 de marzo de 1976 y dispuestos reemplazarlo por uno nuevo democrático y popular.
Videla y el glifosato: el mismo proyecto
Resulta notable que La Nación junte al glifosato y la sojaRR con Videla, casi sin anestesia, pues como hemos explicado muchas veces, la sojziación, que ha devuelto al país al modelo agroexportador, es hija directa de la brutal desindustrialización iniciada en marzo de 1976 y llevada hasta el hartazgo por el menemato. Entre 1976 y diciembre de 2001 se destruyeron 280.000 establecimientos industriales y se perdieron 300.000 productores agropecuarios. De ese increíble retroceso histórico surgió la sojización que nos devolvió al modelo de la ‘granja británica’, vigente entre 1862 a 1943, claro que ahora remozada como ‘pastizal chino’. Le vendemos a China ‘pasto-soja’ y le compramos toda su producción industrial incluida la basura. Eso si que es retorno al pasado. Argentina es el único país en el mundo que se desindustrializó por decisión política de su burguesía, sin haber sufrido ni una guerra de invasión, o de anexión, como ocurriera con la ex Yugoeslavia, la ex Alemania comunista o Irak. La última frase del párrafo es absolutamente perversa y denuesta el correcto accionar de la Presidenta legitima de los argentinos. ‘De un día para otro se toman en el seno de un gobierno orientado desde las sombras, y no por quien fue elegida para regir por cuatro años su destino, medidas que asombran. Pasará el tiempo y muchos de los personajes de esta época revistarán como protagonistas de capítulos inverosímiles, impropios de una república cuya grandeza se celebró por muchas razones en el mundo.’ ¿A razón de qué, una medida tomada por la ministra de Defensa designada por aquella Presidenta ‘elegida para regir por cuatro años su destino’ años proviene de un supuesto ‘poder en las sombras’? O acaso la ministra Garré no habrá consultado a la Presidenta, antes de tomar la correcta decisión de prohibir la sojaRR en los campos militares? Campos que por supuesto, no debían estar destinados a la especulación rentista-sojera, sino a la producción de alimentos para nuestras fuerzas armadas. Un ejemplo que debería tomar el ministerio de Educación y prohibir que los campos pertenecientes a las escuelas Agropecuarias o a las Facultades de Agronomía de todo el país se alquilen o produzcan desvergonzadamente sojaRR como si más. Finalmente el párrafo hace mención a gobernantes ‘impropios de una república cuya grandeza se celebró por muchas razones en el mundo’. ¿A qué grandeza se refiere La Nación? ¿A que Republica se refiere el diario de Mitre? ¿A esa extraña ‘república conservadora’, sin voto universal existente entre 1862 y 1916? ¿Al país de las vacas y las estancias? ¿A ese que según Roulet, dirigente de CRA, ‘hicieron grande el campo, la Iglesia y las Fuerzas Armadas?’ Esa República sin votos es la que añora la burguesía terrateniente, hoy reconstituidos en poderosa burguesía sojera, luego de haber vendido sus empresas industriales, habiendo fugado entre 150.000 y 300.000 millones de dólares fuera del país y haber recuperado gran parte de las tierras que debiera vender durante los años del peronismo. Añoran esa ‘republica’ donde votaban los muertos, y el ‘Presidente de la Nación’ se elegía en reuniones del Jockey Club, el Banco de Londres y el Club del Progreso. ¿Será por eso que toda la oposición habla de República, y olvida hablar de democracia? Recordamos entonces una frase que Jaime Jacques Perriaux, el ideólogo del modelo económico perpetrado por Martínez de Hoz, le señalara pedagógicamente al asesino Videla: ‘conviene hablar de República y no de democracia. A la democracia hay que explicarla a la republica no’. Creemos hallar allí la explicación de tanto fervor republicano de la oposición que se niega a hablar de derechos económicos, sociales y humanos, implicados en la ‘democracia para todos’ y no solo para los propietarios de la tierra (6900 familias dueñas del 49.7% de la tierra en la Argentina, bueno es recordarlo). Nos viene a la memoria al caso, un discurso de Domingo F. Sarmiento, en el Senado Nacional que creemos expresa el pensamiento republicano de La Nación, dice allí el ‘padre del aula’: ‘La clase decente forma la democracia, ella gobierna y ella legisla.(...) Cuando decimos pueblo entendemos los notables, activos, inteligentes: clase gobernante. Somos gentes decentes. Patricios a cuya clase pertenecemos nosotros, pues, no ha de verse en nuestra Cámara, ni gauchos, ni negro, ni pobres. Somos la gente decente, es decir patriota.(...) las masas populares cuando llegan al poder establecen la igualdad por las patas, el cordel nivelador se pone a la altura de la plebe y !ay de las que lo excedan de una línea! El ejercicio de la soberanía popular traería como consecuencia la elevación de un caudillo, que representa en todos sus instintos la mayoría numérica en despecho de la minoría ilustrada’.(1) Parecería que para los nostálgicos de la república conservadora el voto universal y la vigencia plena de las instituciones democráticas es un problema sin solución. Por suerte.
1-Citado por Carlos Paz en Poder, Negocios y Corrupción en la Época de Rivadavia, pag., 71, De Alejandría, 2000
**Ingeniero Agrónomo genetista e Historiador, Director del Instituto de Formación y Capacitación de la CMP
martes, 28 de abril de 2009
624 - 14-09 - Actuales - La gripe porcina y el monstruoso poder de la gran industria pecuaria - Mike Davis
Miembro del Consejo Editorial de SINPERMISO, Davis es autor de El monstruo llama a nuestra puerta (trad. María Julia Bertomeu, Ediciones El Viejo Topo, Barcelona, 2006) y alertó lúcida y brillantemente del peligro de una gripe aviar pandémica de alcance mundial. Ahora explica cómo la gran industria pecuaria globalizada ha sentado las bases para un más que preocupante brote de gripe porcina en México.
La gripe porcina mexicana, una quimera genética probablemente concebida en el cieno fecal de una gorrinera industrial, amenaza subitáneamente con una fiebre al mundo entero. Los brotes en la América del Norte revelan una infección que está viajando ya a mayor velocidad de la que viajó con la última cepa pandémica oficial, la gripe de Hong Kong en 1968.
Robándole protagonismo a nuestro último asesino oficial, el virus H5N1, este virus porcino representa una amenaza de ignota magnitud. Parece menos letal que el SARS [Síndrome Respiratorio Agudo, por sus siglas en inglés] en 2003, pero, como gripe, podría resultar más duradera que el SARS. Dado que las domesticadas gripes estacionales de tipo A matan nada menos que a un millón de personas al año, incluso un modesto incremento de virulencia, especialmente si va combinada con una elevada incidencia, podría producir una carnicería equivalente a una guerra importante.
Ello es que una de sus primeras víctimas ha sido la consoladora fe, inveteradamente predicada por la Organización Mundial de Salud (OMS), en la posibilidad de contener las pandemias con respuestas inmediatas de las burocracias sanitarias e independientemente de la calidad de la sanidad pública local. Desde las primeras muertes por H5N1 en 1997, en Hong Kong, la OMS, con el apoyo de la mayoría de administraciones nacionales de sanidad, ha promovido una estrategia centrada en la identificación y el aislamiento de una cepa pandémica en su radio local de brote, seguidos de una masiva administración de antivirales y –si disponibles— vacunas a la población.
Una legión de escépticos ha criticado ese enfoque de contrainsurgencia viral, señalando que los microbios pueden ahora volar alrededor del mundo –casi literalmente en el caso de la gripe aviar— mucho más rápidamente de lo que la OMS o los funcionarios locales puedan llegar a reaccionar al brote original. Esos expertos han observado también el carácter primitivo, y a menudo inexistente, de la vigilancia de la interfaz entre las enfermedades humanas y las animales. Pero el mito de una intervención audaz, preventiva (y barata) contra la gripe aviar ha resultado valiosísimo para la causa de los países ricos que, como los EEUU y el Reino Unido, prefieren invertir en sus propias líneas Maginot biológicas, antes que incrementar drásticamente la ayuda a los frentes epidémicos avanzados de ultramar. Tampoco ha tenido precio este mito para las grandes transnacionales farmacéuticas, enfrentadas en una guerra sin cuartel con las exigencias de los países en vía de desarrollo empeñados en exigir la producción pública de antivíricos genéricos clave como el Tamiflu patentado por Roche.
La versión de la OMS y de los centros de control de enfermedades, de acuerdo con la cual ya se está preparado para una pandemia, sin mayor necesidad de nuevas inversiones masivas en vigilancia, infraestructura científica y regulatoria, salud pública básica y acceso global a fármacos vitales, será ahora decisivamente puesta a prueba por la gripe porcina, y tal vez averigüemos que pertenece a la misma categoría de gestión "ponzificada" del riesgo que los títulos y obligaciones de Madoff. No es tan difícil que falle el sistema de alertas, habida cuenta de que, sencillamente, no existe. Ni siquiera en la América del Norte y en la Unión Europea.
Tal vez no sea sorprendente que México carezca tanto de capacidad como de voluntad política para gestionar enfermedades avícolas y ganaderas, pero ocurre que la situación apenas es mejor al norte de la frontera, en donde la vigilancia se deshace en un desdichado mosaico de jurisdicciones estatales y las grandes empresas pecuarias se enfrentan a las regulaciones sanitarias con el mismo desprecio con que suelen tratar a los trabajadores y a los animales. Análogamente, una década entera de advertencias de los científicos fracasó en punto a garantizar transferencias de sofisticada tecnología viral experimental a los países situados en las rutas pandémicas más probables. México cuenta con expertos sanitarios de reputación mundial, pero tiene que enviar las muestras a un laboratorio de Winnipeg para descifrar el genoma de la cepa. Así se ha perdido toda una semana.
Pero nadie menos alerta que las autoridades de control de enfermedades en Atlanta. De acuerdo con el Washington Post, el CDC [siglas en inglés del Centro de Control de Enfermedades, radicado en Atlanta; T.] no se percató del brote hasta seis días después de que México hubiera empezado a imponer medidas de urgencia. No hay excusa que valga. Lo paradójico de esta gripe porcina es que, aun si totalmente inesperada, había sido ya pronosticada con gran precisión. Hace seis años, la revista Science consagró un artículo importante a poner en evidencia que, "tras años de estabilidad, el virus de la gripe porcina de la América del Norte ha dado un salto evolutivo vertiginoso".
Desde su identificación durante la Gran Depresión, el virus H1N1 de la gripe porcina sólo había experimentado una ligera deriva desde su genoma original. Luego, en 1998, una cepa muy patógena comenzó a diezmar puercas en una granja de Carolina del Norte, y empezaron a surgir nuevas y más virulentas versiones año tras año, incluida una variante del H1N1 que contenía los genes internos del H3N2 (causante de la otra gripe de tipo A que se contagia entre humanos).
Los investigadores entrevistados por Science se mostraban preocupados por la posibilidad de que uno de esos híbridos pudiera llegar a convertirse en un virus de gripe humana –se cree que las pandemias de 1957 y de 1968 fueron causadas por una mezcla de genes aviares y humanos fraguada en el interior de organismos porcinos—, y urgían a la creación de un sistema oficial de vigilancia para la gripe porcina: admonición, huelga decirlo, a la que prestó oídos sordos un Washington dispuesto entonces a tirar miles de millones de dólares por el sumidero de las fantasías bioterroristas.
¿Qué provocó tal aceleración en la evolución de la gripe porcina? Hace mucho que los virólogos están convencidos de que el sistema de agricultura intensiva de la China meridional es el principal vector de la mutación gripal: tanto de la "deriva" estacional como del episódico "intercambio" genómico. Pero la industrialización granempresarial de la producción pecuaria ha roto el monopolio natural de China en la evolución de la gripe. El sector pecuario se ha visto transformado en estas últimas décadas en algo que se parece más a la industria petroquímica que a la feliz granja familiar que pintan los libros de texto en la escuela.
En 1965, por ejemplo, había en los EEUU 53 millones de cerdos repartidos entre más de un millón de granjas; hoy, 65 millones de cerdos se concentran en 65.000 instalaciones. Eso ha significado pasar de las anticuadas pocilgas a ciclópeos infiernos fecales en los que, entre estiércol y bajo un calor sofocante, prestos a intercambiar agentes patógenos a la velocidad del rayo, se hacinan decenas de millares de animales con más que debilitados sistemas inmunitarios.
El año pasado, una comisión convocada por el Pew Research Center publicó un informe sobre la "producción animal en granjas industriales", en donde se destacaba el agudo peligro de que "la continua circulación de virus (…) característica de enormes piaras, rebaños o hatos incremente las oportunidades de aparición de nuevos virus por episodios de mutación o de recombinación que podrían generar virus más eficientes en la transmisión entre humanos". La comisión alertó también de que el promiscuo uso de antibióticos en las factorías porcinas –más barato que en ambientes humanos— estaba propiciando el auge de infecciones estafílocóquicas resistentes, mientras que los vertidos residuales generaban brotes de escherichia coli y de pfiesteria (el protozoo que mató a mil millones de peces en los estuarios de Carolina y contagió a docenas de pescadores).
Cualquier mejora en la ecología de este nuevo agente patógeno tendría que enfrentarse con el monstruoso poder de los grandes conglomerados empresariales avícolas y ganaderos, como Smithfield Farms (porcino y vacuno) y Tyson (pollos). La comisión habló de una obstrucción sistemática de sus investigaciones por parte de las grandes empresas, incluidas unas nada recatadas amenazas de suprimir la financiación de los investigadores que cooperaran con la comisión.
Se trata de una industria muy globalizada y con influencias políticas. Así como el gigante avícola Charoen Pokphand, radicado en Bangkok, fue capaz de desbaratar las investigaciones sobre su papel en la propagación de la gripe aviar en el sureste asiático, es lo más probable que la epidemiología forense del brote de gripe porcina se dé de bruces contra la pétrea muralla de la industria del cerdo.
Eso no quiere decir que no vaya a encontrarse nunca una acusadora pistola humeante: ya corre el rumor en la prensa mexicana de un epicentro de la gripe situado en torno a una gigantesca filial de Smithfield en el estado de Veracruz. Pero lo más importante –sobre todo por la persistente amenaza del virus H5N1— es el bosque, no los árboles: la fracasada estrategia antipandémica de la OMS, el progresivo deterioro de la salud pública mundial, la mordaza aplicada por las grandes transnacionales farmacéuticas a medicamentos vitales y la catástrofe planetaria que es una producción pecuaria industrializada y ecológicamente desquiciada.
Mike Davis es miembro del Consejo Editorial de SINPERMISO. Traducidos recientemente al castellano: su libro sobre la amenaza de la gripe aviar (El monstruo llama a nuestra puerta, trad. María Julia Bertomeu, Ediciones El Viejo Topo, Barcelona, 2006), su libro sobre las Ciudades muertas (trad. Dina Khorasane, Marta Malo de Molina, Tatiana de la O y Mónica Cifuentes Zaro, Editorial Traficantes de sueños, Madrid, 2007) y su libro Los holocaustos de la era victoriana tardía (trad. Aitana Guia i Conca e Ivano Stocco, Ed. Universitat de València, Valencia, 2007). Sus libros más recientes son: In Praise of Barbarians: Essays against Empire (Haymarket Books, 2008) y Buda's Wagon: A Brief History of the Car Bomb (Verso, 2007; traducción castellana de Jordi Mundó en la editorial El Viejo Topo, Barcelona, 2009).
Traducción para www.sinpermiso.info: Marta Domènech y María Julia Bertomeu
si
Nuestro amigo y miembro del Consejo Editorial de SINPERMISO Mike Davis, cuyo libro El monstruo llama a nuestra puerta (trad. María Julia Bertomeu, Ediciones El Viejo Topo, Barcelona, 2006) alertó lúcida y brillantemente del peligro de una gripe aviar pandémica de alcance mundial, explica ahora cómo la gran industria pecuaria globalizada ha sentado las bases para un más que preocupante brote de gripe porcina en México.
La gripe porcina mexicana, una quimera genética probablemente concebida en el cieno fecal de una gorrinera industrial, amenaza subitáneamente con una fiebre al mundo entero. Los brotes en la América del Norte revelan una infección que está viajando ya a mayor velocidad de la que viajó con la última cepa pandémica oficial, la gripe de Hong Kong en 1968.
Robándole protagonismo a nuestro último asesino oficial, el virus H5N1, este virus porcino representa una amenaza de ignota magnitud. Parece menos letal que el SARS [Síndrome Respiratorio Agudo, por sus siglas en inglés] en 2003, pero, como gripe, podría resultar más duradera que el SARS. Dado que las domesticadas gripes estacionales de tipo A matan nada menos que a un millón de personas al año, incluso un modesto incremento de virulencia, especialmente si va combinada con una elevada incidencia, podría producir una carnicería equivalente a una guerra importante.
Ello es que una de sus primeras víctimas ha sido la consoladora fe, inveteradamente predicada por la Organización Mundial de Salud (OMS), en la posibilidad de contener las pandemias con respuestas inmediatas de las burocracias sanitarias e independientemente de la calidad de la sanidad pública local. Desde las primeras muertes por H5N1 en 1997, en Hong Kong, la OMS, con el apoyo de la mayoría de administraciones nacionales de sanidad, ha promovido una estrategia centrada en la identificación y el aislamiento de una cepa pandémica en su radio local de brote, seguidos de una masiva administración de antivirales y –si disponibles— vacunas a la población.
Una legión de escépticos ha criticado ese enfoque de contrainsurgencia viral, señalando que los microbios pueden ahora volar alrededor del mundo –casi literalmente en el caso de la gripe aviar— mucho más rápidamente de lo que la OMS o los funcionarios locales puedan llegar a reaccionar al brote original. Esos expertos han observado también el carácter primitivo, y a menudo inexistente, de la vigilancia de la interfaz entre las enfermedades humanas y las animales. Pero el mito de una intervención audaz, preventiva (y barata) contra la gripe aviar ha resultado valiosísimo para la causa de los países ricos que, como los EEUU y el Reino Unido, prefieren invertir en sus propias líneas Maginot biológicas, antes que incrementar drásticamente la ayuda a los frentes epidémicos avanzados de ultramar. Tampoco ha tenido precio este mito para las grandes transnacionales farmacéuticas, enfrentadas en una guerra sin cuartel con las exigencias de los países en vía de desarrollo empeñados en exigir la producción pública de antivíricos genéricos clave como el Tamiflu patentado por Roche.
La versión de la OMS y de los centros de control de enfermedades, de acuerdo con la cual ya se está preparado para una pandemia, sin mayor necesidad de nuevas inversiones masivas en vigilancia, infraestructura científica y regulatoria, salud pública básica y acceso global a fármacos vitales, será ahora decisivamente puesta a prueba por la gripe porcina, y tal vez averigüemos que pertenece a la misma categoría de gestión "ponzificada" del riesgo que los títulos y obligaciones de Madoff. No es tan difícil que falle el sistema de alertas, habida cuenta de que, sencillamente, no existe. Ni siquiera en la América del Norte y en la Unión Europea.
Tal vez no sea sorprendente que México carezca tanto de capacidad como de voluntad política para gestionar enfermedades avícolas y ganaderas, pero ocurre que la situación apenas es mejor al norte de la frontera, en donde la vigilancia se deshace en un desdichado mosaico de jurisdicciones estatales y las grandes empresas pecuarias se enfrentan a las regulaciones sanitarias con el mismo desprecio con que suelen tratar a los trabajadores y a los animales. Análogamente, una década entera de advertencias de los científicos fracasó en punto a garantizar transferencias de sofisticada tecnología viral experimental a los países situados en las rutas pandémicas más probables. México cuenta con expertos sanitarios de reputación mundial, pero tiene que enviar las muestras a un laboratorio de Winnipeg para descifrar el genoma de la cepa. Así se ha perdido toda una semana.
Pero nadie menos alerta que las autoridades de control de enfermedades en Atlanta. De acuerdo con el Washington Post, el CDC [siglas en inglés del Centro de Control de Enfermedades, radicado en Atlanta; T.] no se percató del brote hasta seis días después de que México hubiera empezado a imponer medidas de urgencia. No hay excusa que valga. Lo paradójico de esta gripe porcina es que, aun si totalmente inesperada, había sido ya pronosticada con gran precisión. Hace seis años, la revista Science consagró un artículo importante a poner en evidencia que, "tras años de estabilidad, el virus de la gripe porcina de la América del Norte ha dado un salto evolutivo vertiginoso".
Desde su identificación durante la Gran Depresión, el virus H1N1 de la gripe porcina sólo había experimentado una ligera deriva desde su genoma original. Luego, en 1998, una cepa muy patógena comenzó a diezmar puercas en una granja de Carolina del Norte, y empezaron a surgir nuevas y más virulentas versiones año tras año, incluida una variante del H1N1 que contenía los genes internos del H3N2 (causante de la otra gripe de tipo A que se contagia entre humanos).
Los investigadores entrevistados por Science se mostraban preocupados por la posibilidad de que uno de esos híbridos pudiera llegar a convertirse en un virus de gripe humana –se cree que las pandemias de 1957 y de 1968 fueron causadas por una mezcla de genes aviares y humanos fraguada en el interior de organismos porcinos—, y urgían a la creación de un sistema oficial de vigilancia para la gripe porcina: admonición, huelga decirlo, a la que prestó oídos sordos un Washington dispuesto entonces a tirar miles de millones de dólares por el sumidero de las fantasías bioterroristas.
¿Qué provocó tal aceleración en la evolución de la gripe porcina? Hace mucho que los virólogos están convencidos de que el sistema de agricultura intensiva de la China meridional es el principal vector de la mutación gripal: tanto de la "deriva" estacional como del episódico "intercambio" genómico. Pero la industrialización granempresarial de la producción pecuaria ha roto el monopolio natural de China en la evolución de la gripe. El sector pecuario se ha visto transformado en estas últimas décadas en algo que se parece más a la industria petroquímica que a la feliz granja familiar que pintan los libros de texto en la escuela.
En 1965, por ejemplo, había en los EEUU 53 millones de cerdos repartidos entre más de un millón de granjas; hoy, 65 millones de cerdos se concentran en 65.000 instalaciones. Eso ha significado pasar de las anticuadas pocilgas a ciclópeos infiernos fecales en los que, entre estiércol y bajo un calor sofocante, prestos a intercambiar agentes patógenos a la velocidad del rayo, se hacinan decenas de millares de animales con más que debilitados sistemas inmunitarios.
El año pasado, una comisión convocada por el Pew Research Center publicó un informe sobre la "producción animal en granjas industriales", en donde se destacaba el agudo peligro de que "la continua circulación de virus (…) característica de enormes piaras, rebaños o hatos incremente las oportunidades de aparición de nuevos virus por episodios de mutación o de recombinación que podrían generar virus más eficientes en la transmisión entre humanos". La comisión alertó también de que el promiscuo uso de antibióticos en las factorías porcinas –más barato que en ambientes humanos— estaba propiciando el auge de infecciones estafílocóquicas resistentes, mientras que los vertidos residuales generaban brotes de escherichia coli y de pfiesteria (el protozoo que mató a mil millones de peces en los estuarios de Carolina y contagió a docenas de pescadores).
Cualquier mejora en la ecología de este nuevo agente patógeno tendría que enfrentarse con el monstruoso poder de los grandes conglomerados empresariales avícolas y ganaderos, como Smithfield Farms (porcino y vacuno) y Tyson (pollos). La comisión habló de una obstrucción sistemática de sus investigaciones por parte de las grandes empresas, incluidas unas nada recatadas amenazas de suprimir la financiación de los investigadores que cooperaran con la comisión.
Se trata de una industria muy globalizada y con influencias políticas. Así como el gigante avícola Charoen Pokphand, radicado en Bangkok, fue capaz de desbaratar las investigaciones sobre su papel en la propagación de la gripe aviar en el sureste asiático, es lo más probable que la epidemiología forense del brote de gripe porcina se dé de bruces contra la pétrea muralla de la industria del cerdo.
Eso no quiere decir que no vaya a encontrarse nunca una acusadora pistola humeante: ya corre el rumor en la prensa mexicana de un epicentro de la gripe situado en torno a una gigantesca filial de Smithfield en el estado de Veracruz. Pero lo más importante –sobre todo por la persistente amenaza del virus H5N1— es el bosque, no los árboles: la fracasada estrategia antipandémica de la OMS, el progresivo deterioro de la salud pública mundial, la mordaza aplicada por las grandes transnacionales farmacéuticas a medicamentos vitales y la catástrofe planetaria que es una producción pecuaria industrializada y ecológicamente desquiciada.
La gripe porcina mexicana, una quimera genética probablemente concebida en el cieno fecal de una gorrinera industrial, amenaza subitáneamente con una fiebre al mundo entero. Los brotes en la América del Norte revelan una infección que está viajando ya a mayor velocidad de la que viajó con la última cepa pandémica oficial, la gripe de Hong Kong en 1968.
Robándole protagonismo a nuestro último asesino oficial, el virus H5N1, este virus porcino representa una amenaza de ignota magnitud. Parece menos letal que el SARS [Síndrome Respiratorio Agudo, por sus siglas en inglés] en 2003, pero, como gripe, podría resultar más duradera que el SARS. Dado que las domesticadas gripes estacionales de tipo A matan nada menos que a un millón de personas al año, incluso un modesto incremento de virulencia, especialmente si va combinada con una elevada incidencia, podría producir una carnicería equivalente a una guerra importante.
Ello es que una de sus primeras víctimas ha sido la consoladora fe, inveteradamente predicada por la Organización Mundial de Salud (OMS), en la posibilidad de contener las pandemias con respuestas inmediatas de las burocracias sanitarias e independientemente de la calidad de la sanidad pública local. Desde las primeras muertes por H5N1 en 1997, en Hong Kong, la OMS, con el apoyo de la mayoría de administraciones nacionales de sanidad, ha promovido una estrategia centrada en la identificación y el aislamiento de una cepa pandémica en su radio local de brote, seguidos de una masiva administración de antivirales y –si disponibles— vacunas a la población.
Una legión de escépticos ha criticado ese enfoque de contrainsurgencia viral, señalando que los microbios pueden ahora volar alrededor del mundo –casi literalmente en el caso de la gripe aviar— mucho más rápidamente de lo que la OMS o los funcionarios locales puedan llegar a reaccionar al brote original. Esos expertos han observado también el carácter primitivo, y a menudo inexistente, de la vigilancia de la interfaz entre las enfermedades humanas y las animales. Pero el mito de una intervención audaz, preventiva (y barata) contra la gripe aviar ha resultado valiosísimo para la causa de los países ricos que, como los EEUU y el Reino Unido, prefieren invertir en sus propias líneas Maginot biológicas, antes que incrementar drásticamente la ayuda a los frentes epidémicos avanzados de ultramar. Tampoco ha tenido precio este mito para las grandes transnacionales farmacéuticas, enfrentadas en una guerra sin cuartel con las exigencias de los países en vía de desarrollo empeñados en exigir la producción pública de antivíricos genéricos clave como el Tamiflu patentado por Roche.
La versión de la OMS y de los centros de control de enfermedades, de acuerdo con la cual ya se está preparado para una pandemia, sin mayor necesidad de nuevas inversiones masivas en vigilancia, infraestructura científica y regulatoria, salud pública básica y acceso global a fármacos vitales, será ahora decisivamente puesta a prueba por la gripe porcina, y tal vez averigüemos que pertenece a la misma categoría de gestión "ponzificada" del riesgo que los títulos y obligaciones de Madoff. No es tan difícil que falle el sistema de alertas, habida cuenta de que, sencillamente, no existe. Ni siquiera en la América del Norte y en la Unión Europea.
Tal vez no sea sorprendente que México carezca tanto de capacidad como de voluntad política para gestionar enfermedades avícolas y ganaderas, pero ocurre que la situación apenas es mejor al norte de la frontera, en donde la vigilancia se deshace en un desdichado mosaico de jurisdicciones estatales y las grandes empresas pecuarias se enfrentan a las regulaciones sanitarias con el mismo desprecio con que suelen tratar a los trabajadores y a los animales. Análogamente, una década entera de advertencias de los científicos fracasó en punto a garantizar transferencias de sofisticada tecnología viral experimental a los países situados en las rutas pandémicas más probables. México cuenta con expertos sanitarios de reputación mundial, pero tiene que enviar las muestras a un laboratorio de Winnipeg para descifrar el genoma de la cepa. Así se ha perdido toda una semana.
Pero nadie menos alerta que las autoridades de control de enfermedades en Atlanta. De acuerdo con el Washington Post, el CDC [siglas en inglés del Centro de Control de Enfermedades, radicado en Atlanta; T.] no se percató del brote hasta seis días después de que México hubiera empezado a imponer medidas de urgencia. No hay excusa que valga. Lo paradójico de esta gripe porcina es que, aun si totalmente inesperada, había sido ya pronosticada con gran precisión. Hace seis años, la revista Science consagró un artículo importante a poner en evidencia que, "tras años de estabilidad, el virus de la gripe porcina de la América del Norte ha dado un salto evolutivo vertiginoso".
Desde su identificación durante la Gran Depresión, el virus H1N1 de la gripe porcina sólo había experimentado una ligera deriva desde su genoma original. Luego, en 1998, una cepa muy patógena comenzó a diezmar puercas en una granja de Carolina del Norte, y empezaron a surgir nuevas y más virulentas versiones año tras año, incluida una variante del H1N1 que contenía los genes internos del H3N2 (causante de la otra gripe de tipo A que se contagia entre humanos).
Los investigadores entrevistados por Science se mostraban preocupados por la posibilidad de que uno de esos híbridos pudiera llegar a convertirse en un virus de gripe humana –se cree que las pandemias de 1957 y de 1968 fueron causadas por una mezcla de genes aviares y humanos fraguada en el interior de organismos porcinos—, y urgían a la creación de un sistema oficial de vigilancia para la gripe porcina: admonición, huelga decirlo, a la que prestó oídos sordos un Washington dispuesto entonces a tirar miles de millones de dólares por el sumidero de las fantasías bioterroristas.
¿Qué provocó tal aceleración en la evolución de la gripe porcina? Hace mucho que los virólogos están convencidos de que el sistema de agricultura intensiva de la China meridional es el principal vector de la mutación gripal: tanto de la "deriva" estacional como del episódico "intercambio" genómico. Pero la industrialización granempresarial de la producción pecuaria ha roto el monopolio natural de China en la evolución de la gripe. El sector pecuario se ha visto transformado en estas últimas décadas en algo que se parece más a la industria petroquímica que a la feliz granja familiar que pintan los libros de texto en la escuela.
En 1965, por ejemplo, había en los EEUU 53 millones de cerdos repartidos entre más de un millón de granjas; hoy, 65 millones de cerdos se concentran en 65.000 instalaciones. Eso ha significado pasar de las anticuadas pocilgas a ciclópeos infiernos fecales en los que, entre estiércol y bajo un calor sofocante, prestos a intercambiar agentes patógenos a la velocidad del rayo, se hacinan decenas de millares de animales con más que debilitados sistemas inmunitarios.
El año pasado, una comisión convocada por el Pew Research Center publicó un informe sobre la "producción animal en granjas industriales", en donde se destacaba el agudo peligro de que "la continua circulación de virus (…) característica de enormes piaras, rebaños o hatos incremente las oportunidades de aparición de nuevos virus por episodios de mutación o de recombinación que podrían generar virus más eficientes en la transmisión entre humanos". La comisión alertó también de que el promiscuo uso de antibióticos en las factorías porcinas –más barato que en ambientes humanos— estaba propiciando el auge de infecciones estafílocóquicas resistentes, mientras que los vertidos residuales generaban brotes de escherichia coli y de pfiesteria (el protozoo que mató a mil millones de peces en los estuarios de Carolina y contagió a docenas de pescadores).
Cualquier mejora en la ecología de este nuevo agente patógeno tendría que enfrentarse con el monstruoso poder de los grandes conglomerados empresariales avícolas y ganaderos, como Smithfield Farms (porcino y vacuno) y Tyson (pollos). La comisión habló de una obstrucción sistemática de sus investigaciones por parte de las grandes empresas, incluidas unas nada recatadas amenazas de suprimir la financiación de los investigadores que cooperaran con la comisión.
Se trata de una industria muy globalizada y con influencias políticas. Así como el gigante avícola Charoen Pokphand, radicado en Bangkok, fue capaz de desbaratar las investigaciones sobre su papel en la propagación de la gripe aviar en el sureste asiático, es lo más probable que la epidemiología forense del brote de gripe porcina se dé de bruces contra la pétrea muralla de la industria del cerdo.
Eso no quiere decir que no vaya a encontrarse nunca una acusadora pistola humeante: ya corre el rumor en la prensa mexicana de un epicentro de la gripe situado en torno a una gigantesca filial de Smithfield en el estado de Veracruz. Pero lo más importante –sobre todo por la persistente amenaza del virus H5N1— es el bosque, no los árboles: la fracasada estrategia antipandémica de la OMS, el progresivo deterioro de la salud pública mundial, la mordaza aplicada por las grandes transnacionales farmacéuticas a medicamentos vitales y la catástrofe planetaria que es una producción pecuaria industrializada y ecológicamente desquiciada.
Mike Davis es miembro del Consejo Editorial de SINPERMISO. Traducidos recientemente al castellano: su libro sobre la amenaza de la gripe aviar (El monstruo llama a nuestra puerta, trad. María Julia Bertomeu, Ediciones El Viejo Topo, Barcelona, 2006), su libro sobre las Ciudades muertas (trad. Dina Khorasane, Marta Malo de Molina, Tatiana de la O y Mónica Cifuentes Zaro, Editorial Traficantes de sueños, Madrid, 2007) y su libro Los holocaustos de la era victoriana tardía (trad. Aitana Guia i Conca e Ivano Stocco, Ed. Universitat de València, Valencia, 2007). Sus libros más recientes son: In Praise of Barbarians: Essays against Empire (Haymarket Books, 2008) y Buda's Wagon: A Brief History of the Car Bomb (Verso, 2007; traducción castellana de Jordi Mundó en la editorial El Viejo Topo, Barcelona, 2009).
Traducción para www.sinpermiso.info: Marta Domènech y María Julia Bertomeu
si
Nuestro amigo y miembro del Consejo Editorial de SINPERMISO Mike Davis, cuyo libro El monstruo llama a nuestra puerta (trad. María Julia Bertomeu, Ediciones El Viejo Topo, Barcelona, 2006) alertó lúcida y brillantemente del peligro de una gripe aviar pandémica de alcance mundial, explica ahora cómo la gran industria pecuaria globalizada ha sentado las bases para un más que preocupante brote de gripe porcina en México.
La gripe porcina mexicana, una quimera genética probablemente concebida en el cieno fecal de una gorrinera industrial, amenaza subitáneamente con una fiebre al mundo entero. Los brotes en la América del Norte revelan una infección que está viajando ya a mayor velocidad de la que viajó con la última cepa pandémica oficial, la gripe de Hong Kong en 1968.
Robándole protagonismo a nuestro último asesino oficial, el virus H5N1, este virus porcino representa una amenaza de ignota magnitud. Parece menos letal que el SARS [Síndrome Respiratorio Agudo, por sus siglas en inglés] en 2003, pero, como gripe, podría resultar más duradera que el SARS. Dado que las domesticadas gripes estacionales de tipo A matan nada menos que a un millón de personas al año, incluso un modesto incremento de virulencia, especialmente si va combinada con una elevada incidencia, podría producir una carnicería equivalente a una guerra importante.
Ello es que una de sus primeras víctimas ha sido la consoladora fe, inveteradamente predicada por la Organización Mundial de Salud (OMS), en la posibilidad de contener las pandemias con respuestas inmediatas de las burocracias sanitarias e independientemente de la calidad de la sanidad pública local. Desde las primeras muertes por H5N1 en 1997, en Hong Kong, la OMS, con el apoyo de la mayoría de administraciones nacionales de sanidad, ha promovido una estrategia centrada en la identificación y el aislamiento de una cepa pandémica en su radio local de brote, seguidos de una masiva administración de antivirales y –si disponibles— vacunas a la población.
Una legión de escépticos ha criticado ese enfoque de contrainsurgencia viral, señalando que los microbios pueden ahora volar alrededor del mundo –casi literalmente en el caso de la gripe aviar— mucho más rápidamente de lo que la OMS o los funcionarios locales puedan llegar a reaccionar al brote original. Esos expertos han observado también el carácter primitivo, y a menudo inexistente, de la vigilancia de la interfaz entre las enfermedades humanas y las animales. Pero el mito de una intervención audaz, preventiva (y barata) contra la gripe aviar ha resultado valiosísimo para la causa de los países ricos que, como los EEUU y el Reino Unido, prefieren invertir en sus propias líneas Maginot biológicas, antes que incrementar drásticamente la ayuda a los frentes epidémicos avanzados de ultramar. Tampoco ha tenido precio este mito para las grandes transnacionales farmacéuticas, enfrentadas en una guerra sin cuartel con las exigencias de los países en vía de desarrollo empeñados en exigir la producción pública de antivíricos genéricos clave como el Tamiflu patentado por Roche.
La versión de la OMS y de los centros de control de enfermedades, de acuerdo con la cual ya se está preparado para una pandemia, sin mayor necesidad de nuevas inversiones masivas en vigilancia, infraestructura científica y regulatoria, salud pública básica y acceso global a fármacos vitales, será ahora decisivamente puesta a prueba por la gripe porcina, y tal vez averigüemos que pertenece a la misma categoría de gestión "ponzificada" del riesgo que los títulos y obligaciones de Madoff. No es tan difícil que falle el sistema de alertas, habida cuenta de que, sencillamente, no existe. Ni siquiera en la América del Norte y en la Unión Europea.
Tal vez no sea sorprendente que México carezca tanto de capacidad como de voluntad política para gestionar enfermedades avícolas y ganaderas, pero ocurre que la situación apenas es mejor al norte de la frontera, en donde la vigilancia se deshace en un desdichado mosaico de jurisdicciones estatales y las grandes empresas pecuarias se enfrentan a las regulaciones sanitarias con el mismo desprecio con que suelen tratar a los trabajadores y a los animales. Análogamente, una década entera de advertencias de los científicos fracasó en punto a garantizar transferencias de sofisticada tecnología viral experimental a los países situados en las rutas pandémicas más probables. México cuenta con expertos sanitarios de reputación mundial, pero tiene que enviar las muestras a un laboratorio de Winnipeg para descifrar el genoma de la cepa. Así se ha perdido toda una semana.
Pero nadie menos alerta que las autoridades de control de enfermedades en Atlanta. De acuerdo con el Washington Post, el CDC [siglas en inglés del Centro de Control de Enfermedades, radicado en Atlanta; T.] no se percató del brote hasta seis días después de que México hubiera empezado a imponer medidas de urgencia. No hay excusa que valga. Lo paradójico de esta gripe porcina es que, aun si totalmente inesperada, había sido ya pronosticada con gran precisión. Hace seis años, la revista Science consagró un artículo importante a poner en evidencia que, "tras años de estabilidad, el virus de la gripe porcina de la América del Norte ha dado un salto evolutivo vertiginoso".
Desde su identificación durante la Gran Depresión, el virus H1N1 de la gripe porcina sólo había experimentado una ligera deriva desde su genoma original. Luego, en 1998, una cepa muy patógena comenzó a diezmar puercas en una granja de Carolina del Norte, y empezaron a surgir nuevas y más virulentas versiones año tras año, incluida una variante del H1N1 que contenía los genes internos del H3N2 (causante de la otra gripe de tipo A que se contagia entre humanos).
Los investigadores entrevistados por Science se mostraban preocupados por la posibilidad de que uno de esos híbridos pudiera llegar a convertirse en un virus de gripe humana –se cree que las pandemias de 1957 y de 1968 fueron causadas por una mezcla de genes aviares y humanos fraguada en el interior de organismos porcinos—, y urgían a la creación de un sistema oficial de vigilancia para la gripe porcina: admonición, huelga decirlo, a la que prestó oídos sordos un Washington dispuesto entonces a tirar miles de millones de dólares por el sumidero de las fantasías bioterroristas.
¿Qué provocó tal aceleración en la evolución de la gripe porcina? Hace mucho que los virólogos están convencidos de que el sistema de agricultura intensiva de la China meridional es el principal vector de la mutación gripal: tanto de la "deriva" estacional como del episódico "intercambio" genómico. Pero la industrialización granempresarial de la producción pecuaria ha roto el monopolio natural de China en la evolución de la gripe. El sector pecuario se ha visto transformado en estas últimas décadas en algo que se parece más a la industria petroquímica que a la feliz granja familiar que pintan los libros de texto en la escuela.
En 1965, por ejemplo, había en los EEUU 53 millones de cerdos repartidos entre más de un millón de granjas; hoy, 65 millones de cerdos se concentran en 65.000 instalaciones. Eso ha significado pasar de las anticuadas pocilgas a ciclópeos infiernos fecales en los que, entre estiércol y bajo un calor sofocante, prestos a intercambiar agentes patógenos a la velocidad del rayo, se hacinan decenas de millares de animales con más que debilitados sistemas inmunitarios.
El año pasado, una comisión convocada por el Pew Research Center publicó un informe sobre la "producción animal en granjas industriales", en donde se destacaba el agudo peligro de que "la continua circulación de virus (…) característica de enormes piaras, rebaños o hatos incremente las oportunidades de aparición de nuevos virus por episodios de mutación o de recombinación que podrían generar virus más eficientes en la transmisión entre humanos". La comisión alertó también de que el promiscuo uso de antibióticos en las factorías porcinas –más barato que en ambientes humanos— estaba propiciando el auge de infecciones estafílocóquicas resistentes, mientras que los vertidos residuales generaban brotes de escherichia coli y de pfiesteria (el protozoo que mató a mil millones de peces en los estuarios de Carolina y contagió a docenas de pescadores).
Cualquier mejora en la ecología de este nuevo agente patógeno tendría que enfrentarse con el monstruoso poder de los grandes conglomerados empresariales avícolas y ganaderos, como Smithfield Farms (porcino y vacuno) y Tyson (pollos). La comisión habló de una obstrucción sistemática de sus investigaciones por parte de las grandes empresas, incluidas unas nada recatadas amenazas de suprimir la financiación de los investigadores que cooperaran con la comisión.
Se trata de una industria muy globalizada y con influencias políticas. Así como el gigante avícola Charoen Pokphand, radicado en Bangkok, fue capaz de desbaratar las investigaciones sobre su papel en la propagación de la gripe aviar en el sureste asiático, es lo más probable que la epidemiología forense del brote de gripe porcina se dé de bruces contra la pétrea muralla de la industria del cerdo.
Eso no quiere decir que no vaya a encontrarse nunca una acusadora pistola humeante: ya corre el rumor en la prensa mexicana de un epicentro de la gripe situado en torno a una gigantesca filial de Smithfield en el estado de Veracruz. Pero lo más importante –sobre todo por la persistente amenaza del virus H5N1— es el bosque, no los árboles: la fracasada estrategia antipandémica de la OMS, el progresivo deterioro de la salud pública mundial, la mordaza aplicada por las grandes transnacionales farmacéuticas a medicamentos vitales y la catástrofe planetaria que es una producción pecuaria industrializada y ecológicamente desquiciada.
viernes, 13 de febrero de 2009
617 - 07-09 - Actuales - Una renta básica en una economía deprimida, ¿tiene sentido? - Daniel Raventós
este tema me apasiona, creo que una sociedad
justa debe partir una distribución primaria
igualitaria que asegure decorosa pervivencia,
este artículo me lo recomendó yoatí sopeña
el 08/02/09, red
La renta básica en tiempos de depresión. Se me ha pedido que escriba un artículo sobre este tema para esbozar el papel que una renta básica, una asignación monetaria incondicional a toda la ciudadanía y personas residentes en una zona geográfica determinada, podría jugar en una situación económica como la que estamos tan sólo empezando a transitar. ¿Tiene sentido una renta básica en esta situación económica?
Para responder a la pregunta algunas explicaciones o distinciones deben hacerse para evitar posibles embrollos. Y la primera de ellas es que intentar esbozar cómo una renta básica podría incidir en una situación económica depresiva es algo bien distinto a las facilidades (o dificultades) para su implantación en la misma coyuntura. Se puede estar de acuerdo en que la renta básica sería muy beneficiosa en una situación depresiva y, a la vez, opinar que las dificultades políticas para su implantación en esta misma coyuntura son poco menos que insuperables. Contrariamente, se puede tener la convicción de que una situación económica que tanto sufrimiento adicional comportará a los más vulnerables (1) (“van a pagar en su existencia diaria”, en afortunada expresión de Habermas), ofrece un momento muy pertinente para proponer la renta básica. Las razones de lo primero, las virtudes de una renta básica en una situación económica deprimida, no tienen necesariamente que ayudar a lo segundo, las mayores facilidades (o dificultades) para su implantación en esta misma coyuntura. Tampoco será motivo de interés aquí la evaluación de los pasos intermedios (el gradualismo, como también se acostumbra a calificar con mayor o menor fortuna) para llegar a una renta básica considerada plena. Esto pertenece al dominio de los apoyos sociales y políticos de la propuesta y de la coyuntura política y social precisa de la que estemos hablando lo que, no hace falta apuntarlo, variará según la zona o el país (2).
La segunda distinción se refiere a la calificación de la situación económica actual como depresiva. Calificación que no está libre de polémica. El National Bureau of Economics Research de EEUU califica a una situación de recesión cuando, al menos, durante dos trimestres consecutivos se dan resultados negativos del PIB. La depresión, aunque no goza de una definición tan informativa como la de recesión, se produce cuando se encadenan varios trimestres con crecimiento negativo del PIB. O, dicho de otra manera, la depresión se da cuando la recesión se instala durante un considerable lapso de tiempo. Más escuetamente aún: una depresión es una recesión larga. Hay quien opina que se trata de dos definiciones, la de depresión y la de recesión, que no son muy operativas. Sería más ajustado tener en consideración indicadores básicos de toda economía, como la producción y el empleo, para calificar a una situación de depresiva o no. En todo caso, según la definición apuntada, aunque técnicamente aún no podemos hablar de depresión, solamente falta esperar que pase el tiempo para que se dé. El PIB de la economía española viene cayendo ininterrumpidamente desde el segundo trimestre del año 2007 (cuando se situaba alrededor del 4%) hasta llegar al 0’9% del último trimestre del que se tienen datos: el tercero de 2008. Con esta progresión, estaríamos técnicamente en una situación depresiva a finales del año 2009 o incluso antes. Para mi propósito en este artículo, la renta básica en situación depresiva, más que tener en cuenta si el PIB crece en un trimestre el 1% o decrece el 0’5%, pongamos por caso, lo que se tendrá en mente es que el paro y la pobreza aumentan y lo van a hacer mucho a lo largo de los próximos trimestres (3).
La tercera distinción va sobre la explicación de la crisis. A lo largo de los últimos meses se ha podido leer miles de artículos sobre las causas de la crisis. Puede fácilmente detectarse al menos dos grandes grupos de explicaciones (4). En primer lugar, la explicación liberal (en el sentido estadounidense) de izquierdas (Stiglitz, Hudson, Krugman…), que achacan la crisis a los excesos desreguladores del neoliberalismo. En segundo lugar, la explicación de distintos autores marxistas (Brenner, Bello, Bellamy Foster…) que estudian la crisis no solamente como un efecto de la desregularización excesiva de las últimas décadas de neoliberalismo sino como una crisis de sobreproducción. Se trata, para estos últimos, de la tendencia del capitalismo a disponer de una gran capacidad productiva que termina por rebasar la magnitud de consumo de la población debido a las desigualdades que limitan el poder de compra popular, lo cual termina por erosionar las tasas de beneficio (5). La explicación que se aporta de la crisis, quién lo va a dudar, es un buenísimo indicador de las recetas más o menos explícitas que se ofrecen para salir de ella.
La cuarta y última distinción hace referencia a que, aunque la renta básica sea definida como una asignación monetaria incondicional a toda la ciudadanía y personas residentes en una zona geográfica determinada, no todas las personas partidarias de esta propuesta coinciden en la cantidad y la forma de financiarla. Hablar de cantidad precisa (o del criterio: umbral de la pobreza, 80 o 90% del salario mínimo interprofesional, o aún algunos otros que se han propuesto.) de renta básica y de la forma de financiarla nos remite a otra cuestión muy importante: la opción de política económica y social que se defiende. Se puede encontrar a defensores de la renta básica que a su vez sean partidarios de políticas económicas y sociales muy distintas.
Con estas distinciones en mente, ya podemos abordar el papel que, en mi opinión, tendría una renta básica en una situación económica en la que tan sólo hemos comenzado a ingresar (6). Para hacer más clara la exposición que sigue, deberá tenerse en cuenta que me estaré refiriendo a una renta básica de una cantidad similar al umbral de la pobreza (7).
Las particularidades de una renta básica que aquí interesan son las que a continuación se detallan. Las dos primeras están muy relacionadas con la mayor protección ante la pérdida del puesto de trabajo y del pequeño negocio. La tercera es muy específica: el papel similar a una caja de resistencia en caso de huelga obrera larga. La cuarta es particularmente significativa: la erradicación de la pobreza.
1. La inseguridad económica y vital por la pérdida del puesto de trabajo
La pérdida involuntaria del puesto de trabajo provoca una situación de inseguridad económica y vital sobre la que se han escrito tantas páginas que cualquier comentario adicional sería redundante. Los datos sobre desempleo de los últimos meses son cada vez peores. La media en el Reino de España fue en 2007 de 2.039.000 de parados mensuales, si bien a partir del tercer trimestre ya mostraba una tendencia claramente alcista. Lo que es más significativo: el número de personas en paro ya en noviembre de 2008 representaba más del doble que el mismo mes del año anterior. En enero de 2009 el número de desempleados registrados oficialmente escaló hasta los 3’3 millones. En un año, de enero de 2008 a enero de 2009, el paro ha aumentado en casi 1’1 millones de personas. Según la Fundación de Cajas de Ahorro (8), que ha publicado las previsiones de 13 servicios de estudios, la tasa media de paro llegará a finales de 2009 al 17% o 18%. Si consideramos que en 2007 la tasa de paro fue del 8’3%, la previsión para 2009 significa que esta tasa se habrá más que duplicado en tan solo dos años. La Comisión Europea indicaba recientemente que el Reino de España sería el lugar con mayor tasa de desempleo a finales de 2009. Y son alrededor de 4 millones de puestos de trabajo que pueden perderse en la Unión Europa a lo largo de este año. Aún así, cada nueva previsión diagnostica peores resultados que las anteriores.
Perder el puesto de trabajo, pero disponer de una renta básica indefinida supondría afrontar la situación de forma menos preocupante. Esta característica obvia de la renta básica sirve para cualquier coyuntura económica. En una de crisis, en donde la cantidad de desempleo es mucho mayor, la mencionada característica de la renta básica cobra mayor importancia social.
2. La pérdida de actividades de autoocupación y de la pequeña propiedad
La renta básica ha sido asociada a la reducción del riesgo de iniciar determinadas actividades de autoocupación. Como es sabido, hay dos tipos de emprendedores: aquellos que tienen un colchón (familiar la mayoría de las veces) que les permite plantear un proyecto empresarial de forma racional y temperada, y aquellos para los cuales la autoocupación es la única salida laboral. En el segundo caso, el riesgo en el que se incurre no es sólo perder la inversión, sino perder los medios de subsistencia, lo que hace que cualquier decisión sea mucho más angustiosa. Pero el riesgo no termina aquí: en muchos casos, la falta de un capital inicial mínimo retrae a potenciales emprendedores. La renta básica, en cambio, permitiría a los emprendedores del segundo tipo capitalizar el proyecto empresarial y, al tiempo, no ser tan dependientes del éxito del proyecto para sobrevivir. En una situación depresiva, la renta básica, además de representar un incentivo para emprender tareas de autoocupación, supondría una mayor garantía para poder hacer frente, aunque fuera parcialmente, a los que el pequeño negocio les ha ido mal. Así como la posibilidad de iniciar otro con más posibilidades que el anterior.
3. Caja de resistencia en caso de huelga obrera
En otras ocasiones he comentado (9) que la renta básica supondría, en caso de huelga, una especie de caja de resistencia incondicional cuyos efectos para el fortalecimiento del poder de negociación de los trabajadores son fáciles de calibrar (10). Efectivamente, el hecho de que en caso de conflicto huelguístico los trabajadores dispusiesen de una renta básica permitiría afrontar las huelgas de una forma mucho menos insegura: a día de hoy, dependiendo de los días de huelga, los salarios pueden llegar a reducirse de forma difícilmente soportable si, como acostumbra a ocurrir para la inmensa mayoría de la clase trabajadora, no se dispone de otros recursos.
Pues bien, en una coyuntura de ataque a los puestos de trabajo y a los salarios (Fondo Monetario Internacional y Banco de Bilbao Vizcaya Argentaria, entre muchos otros, se han manifestado sin la menor brida por la moderación salarial o, más aún, por el abaratamiento del “factor trabajo”), las luchas de resistencia de mayor o menor intensidad para intentar evitar los despidos y el deterioro de las condiciones de trabajo son frecuentes. Estamos asistiendo a un permanente y renovado anuncio por parte de un buen número de empresas de presentaciones de expedientes de cierre o de regulación de plantilla (solamente en el sector de la automoción peligran de momento alrededor de 50.000 puestos de trabajo). El papel de caja de resistencia que la renta básica podría cumplir en estas luchas de resistencia para defender los puestos de trabajo, si acaso, incrementado. Como debiera ser muy sabido, la crisis económica del capitalismo puede desembocar en un gran retroceso de conquistas sociales duramente conseguidas. La renta básica exige ser vista en este punto como el medio material para buena parte de la clase trabajadora para resistir a este retroceso.
4. La erradicación de la pobreza
El porcentaje de pobres en el Reino de España no ha cambiado significativamente en las últimas décadas (11). Cuando el crecimiento económico ha sido importante, y en ocasiones muy vigoroso, la proporción de personas pobres, casi un quinto exacto del total de la población, no ha variado a lo largo de las últimas décadas. La crisis económica comportará, en cambio, un aumento rápido y significativo de la pobreza. Así, mientras que tasas de un crecimiento económico substancial han sido necesarias para mantener la proporción de pobres, unas tasas negativas o positivas muy pequeñas comportarán un crecimiento espectacular de la pobreza. Aún no hay datos al respecto y los primeros que se sabrán prometen ser espectaculares aunque quedarán en poco tiempo nuevamente rebasados.
Aunque la pobreza no es sólo privación y carencia material, diferencia de rentas (porque es también dependencia del arbitrio o la codicia de otros, ruptura de la autoestima, aislamiento y compartimentación social de quien la padece) una renta básica equivalente al menos al umbral de la pobreza, pocas dudas hay, sería una forma de acabar con ella, si no completamente, cuanto menos de dejarla en porcentajes muy marginales. En una situación de depresión económica en la que, como ha quedado dicho, los porcentajes de pobreza aumentarán de forma significativa, pudiéndose llegar pronto a una proporción de un pobre cada cuatro habitantes (ahora es de uno a cinco), la renta básica representaría un buen dique de contención de esta oleada de pobreza.
Llegados aquí, creo necesaria una breve recapitulación:
Las razones que harían más pertinente una renta básica en una situación económica depresiva no desmienten, como queda dicho, la idea de que se trataría de una medida que merece defenderse también en una hipotética situación técnica de pleno empleo y de bonanza económica.
La renta básica puede ser un elemento, importante sin duda, de una sociedad justa, pero suponer que esta medida es algo suficiente para esta sociedad justa, o bien es tener una concepción hipertrófica de la renta básica o bien una idea raquítica de lo que es una sociedad justa. Una renta básica puede teóricamente concebirse en una sociedad que transpire injusticias por muchos poros.
Una renta básica que personalmente considero política y aún filosóficamente interesante tendría que ir ligada a una redistribución de la renta de los ricos a los pobres. Y esto significa hablar del papel de los impuestos (12). “Los impuestos, lejos de ser una obstrucción de la libertad, son una condición necesaria de su existencia”, era lo forma insuperable de expresarlo del constitucionalista estadounidense Cass Sunstein en una entrevista realizada ya hace una década en el University of Chicago Chronicle (13). Significa no un debate sobre mayor o menor regulación, sino, para decirlo con el economista Dean Baker, en beneficio de quién.
Una renta básica políticamente interesante debe ser en beneficio de la población trabajadora y de menos ingresos, tanto en épocas de crisis como en las de bonanza económica.
NOTAS: (1) Una indicación de que a los muy ricos la crisis les afecta realmente poco en su existencia material es que el mercado de objetos de gran lujo no solamente no se ha contraído en los últimos meses sino que ha aumentado notablemente. Algo habitual: este mercado al que solamente acceden los muy ricos es muy inmune en general a las situaciones económicas de crisis. Aunque tiene más gancho periodístico, parece ser, que los ricos, si bien no todos, pierdan dinero con las crisis, no que los demás se hundan. Barbara Ehrenreich contaba con mucha gracia lo ridículos y sociópatas que pueden llegar a ser algunos ricos que han de desprenderse de alguna de las muchas casas que tiene destinadas a las vacaciones en un reciente artículo, los ricos se empobrecen un poco, pero los pobres desaparecen. (2) Las razones que harían conveniente (o más pertinente) una renta básica en una situación económica depresiva no es algo discorde con la idea defendida por distintos autores, entre los que me incluyo, de que se trataría de una medida que merece defenderse también en una hipotética situación de pleno empleo y de bonanza económica. (3) Véase para el paro los periódicos informes de los indicadores de coyuntura (por ejemplo, el que facilita la Fundación de las Cajas de Ahorro, Funcas): http://www.funcas.ceca.es/indicadores/Coyuntura_Nacional_Internacional.asp). Y para la pobreza, aunque el estudio se realizó antes del estallido de la crisis, véase el último informe de FOESSA: http://www.foessa.org/. (4) Hay otras explicaciones, como la que se refiere al “pánico”, que, si no son triviales, representan una etapa de las burbujas especulativas, según Charles P. Kindelberger y Robert Aliber, Manias, Panics, and Crashes, Hokoben, New Jersey: John Wiley and Sons, 2005. Véase también John Bellamy Foster, “La financiarización del capitalismo y la crisis presente”, Sin Permiso núm. 4. (5) Esta es la explicación que ofrece en Focus in the Global South, Walden Bello, por señalado ejemplo, en “Todo lo que usted quiere saber sobre el origen de esta crisis pero teme no entenderlo”. En Sin Permiso electrónico (www.sinpermiso.info) hemos publicado desde hace ya casi dos años, más de 200 artículos dedicados directa o indirectamente a la crisis. Hay una gran variedad de artículos de las dos últimas visiones de la crisis, la de inspiración liberal de izquierdas y la de orientación marxista, de autores, además del ya citado Bello, como: Michael Hudson, Paul Krugman, Mike Whitney, John Bellamy Foster, Robert Brenner, Michael R. Krätke, Joseph Stiglitz, Sasan Fayazmanesh, Pam Martens, Elmar Alvater, Sam Pizzigati, Robert Pollin, George Monbiot, Dean Baker... (6) Voy a limitar los comentarios al espacio económico del Reino de España, si bien en la nota 12 se dan algunos datos fiscales de EEUU. Aunque, como se verá, los efectos de una renta básica en una situación económica deprimida pueden ser de aplicación general en zonas como la UE o los EEUU, prefiero limitarme al mencionado espacio económico puesto que los datos que se ofrecen a él se circunscriben. (7) En un estudio realizado por diversos autores (Jordi Arcarons et al., Viabilitat i impacte d'una Renda Bàsica de Ciutadania per a Catalunya, Barcelona: Mediterrània-Fundació Jaume Bofill, 2005) se proponía, entre otras posibilidades, una renta básica de 5.414 euros anuales para los adultos (cantidad que estaba en el estudio completamente libre de imposición directa, no así el primer euro que se obtuviese por encima de esta renta básica) y de 2.707 para los menores de Cataluña, que es para donde se realizó el estudio. Hay que precisar que estas cantidades eran propuestas a partir de datos de 2003 que es cuando se empezó a realizar el estudio. Jordi Arcarons está realizando una actualización de este modelo de microsimulación con resultados aún más interesantes, que pronto serán publicados. (8) http://www.funcas.es/indicadores/Coyuntura_Nacional_Internacional.asp. (9) Por ejemplo en Daniel Raventós, Las condiciones materiales de la libertad, Barcelona: El Viejo Topo, 2007, y en Daniel Raventós y David Casassas, “La Renta Básica y el poder de negociación de ‘los que viven con permiso de otros’”, Revista Internacional de Sociología, núm. 34, 187-201. (10) Pero que no ha sido calibrado, mucho me temo, por los sindicatos, aunque ahora no me voy a detener en ello. (11) Las conclusiones al respecto del último informe FOESSA, que está confeccionado mucho antes de la manifestación de la crisis, son bien claras: “Las tasas de pobreza son muy similares a las que ya existían décadas atrás, manifestándose, por tanto, en el caso de la pobreza los mismos rasgos ya enunciados para las tendencias de la desigualdad. En primer lugar, y en clara ruptura con la tendencia de décadas anteriores, desde el primer tercio de los años noventa la pobreza ha dejado de reducirse. En segundo lugar, contrasta la ausencia de cambios significativos en los indicadores de pobreza con el notable crecimiento registrado por la actividad económica y el empleo. Y, en tercer lugar, tal como se ha señalado en el caso de la desigualdad, los indicadores de pobreza siguen manteniéndose muy elevados en el contexto europeo. España sigue encajada en un clúster periférico dentro de la UE y es el único de los países que partiendo de altos niveles de pobreza, salvo Irlanda, no ha conseguido reducciones sustanciales de las tasas. Esta situación no se compensa por una hipotética mayor movilidad, dado que los patrones de cronificación de la pobreza en España muestran una mayor generalización de las situaciones de pobreza permanente que en el promedio de los principales países de la UE” (p. 37). (12) Aunque me he referido al Reino de España, creo que puede aportar alguna información la siguiente alusión a los EEUU. En este país se ha llegado a esta increíble situación: los tipos impositivos nominales a los más ricos ha pasado del 91% en el año 1961 al 35% de la actualidad (elaboración propia a partir de “http://www.moneychimp.com/features/tax_brackets.htm” y de Table A.--U.S. individual income tax: personal exemptions and lowest and highest bracket tax rates, and tax base for regular tax, tax years 1913-2003" (Rev. 4-2003), in Internal Revenue Service, Statistics of Income Bulletin (Publication 1136), Winter 2002-2003). Más concretamente, en los años 1961, 62 y 63 la tasa marginal máxima era del 91% y la base imponible a partir de 400.000 dólares. Con pequeñas variaciones de 1964 a 1970 pasamos a los años que van de 1971 a 1980, ambos inclusive, en donde la tasa marginal máxima era del 70% con una base imponible a partir de 200.000 dólares. De 1982 a 1986 la tasa marginal máxima ya era del 50% con bases imponibles algo inferiores a 200.000 dólares. Con sucesivas disminuciones de la tasa marginal máxima llegamos al año 2003 con una tasa marginal máxima del 35%, tasa que se mantiene hasta el año 2008 con una base imponible a partir de 357.700 dólares en este último año. Debe añadirse que, una vez contadas las distintas deducciones, el tipo efectivo normalmente es bastante más bajo que el nominal de la tasa marginal máxima. Así, una persona soltera que ganase en el año 2008 400.000 dólares, pagaría un tipo efectivo del 29,6%. Pero lo más espectacular es que si se tratase de rentas del capital, aún pagaría un tipo mucho menor, del 15% o menos. Esta gran rebaja continuada de los impuestos a los más ricos es parte de la explicación de la tremenda redistribución de la renta de los pobres a los ricos en las tres últimas décadas. El que fue ministro de Clinton, Robert B. Reich, escribía en un artículo del Washington Post del 1 de febrero, citando un estudio de Thomas Piketty y Emmanuel Saez, que si en 1976 el 1% más rico de los EEUU acumulaba el 9% de la renta nacional, en el 2006 acumulaba el 20%. (13)
el 08/02/09, red
La renta básica en tiempos de depresión. Se me ha pedido que escriba un artículo sobre este tema para esbozar el papel que una renta básica, una asignación monetaria incondicional a toda la ciudadanía y personas residentes en una zona geográfica determinada, podría jugar en una situación económica como la que estamos tan sólo empezando a transitar. ¿Tiene sentido una renta básica en esta situación económica?
Para responder a la pregunta algunas explicaciones o distinciones deben hacerse para evitar posibles embrollos. Y la primera de ellas es que intentar esbozar cómo una renta básica podría incidir en una situación económica depresiva es algo bien distinto a las facilidades (o dificultades) para su implantación en la misma coyuntura. Se puede estar de acuerdo en que la renta básica sería muy beneficiosa en una situación depresiva y, a la vez, opinar que las dificultades políticas para su implantación en esta misma coyuntura son poco menos que insuperables. Contrariamente, se puede tener la convicción de que una situación económica que tanto sufrimiento adicional comportará a los más vulnerables (1) (“van a pagar en su existencia diaria”, en afortunada expresión de Habermas), ofrece un momento muy pertinente para proponer la renta básica. Las razones de lo primero, las virtudes de una renta básica en una situación económica deprimida, no tienen necesariamente que ayudar a lo segundo, las mayores facilidades (o dificultades) para su implantación en esta misma coyuntura. Tampoco será motivo de interés aquí la evaluación de los pasos intermedios (el gradualismo, como también se acostumbra a calificar con mayor o menor fortuna) para llegar a una renta básica considerada plena. Esto pertenece al dominio de los apoyos sociales y políticos de la propuesta y de la coyuntura política y social precisa de la que estemos hablando lo que, no hace falta apuntarlo, variará según la zona o el país (2).
La segunda distinción se refiere a la calificación de la situación económica actual como depresiva. Calificación que no está libre de polémica. El National Bureau of Economics Research de EEUU califica a una situación de recesión cuando, al menos, durante dos trimestres consecutivos se dan resultados negativos del PIB. La depresión, aunque no goza de una definición tan informativa como la de recesión, se produce cuando se encadenan varios trimestres con crecimiento negativo del PIB. O, dicho de otra manera, la depresión se da cuando la recesión se instala durante un considerable lapso de tiempo. Más escuetamente aún: una depresión es una recesión larga. Hay quien opina que se trata de dos definiciones, la de depresión y la de recesión, que no son muy operativas. Sería más ajustado tener en consideración indicadores básicos de toda economía, como la producción y el empleo, para calificar a una situación de depresiva o no. En todo caso, según la definición apuntada, aunque técnicamente aún no podemos hablar de depresión, solamente falta esperar que pase el tiempo para que se dé. El PIB de la economía española viene cayendo ininterrumpidamente desde el segundo trimestre del año 2007 (cuando se situaba alrededor del 4%) hasta llegar al 0’9% del último trimestre del que se tienen datos: el tercero de 2008. Con esta progresión, estaríamos técnicamente en una situación depresiva a finales del año 2009 o incluso antes. Para mi propósito en este artículo, la renta básica en situación depresiva, más que tener en cuenta si el PIB crece en un trimestre el 1% o decrece el 0’5%, pongamos por caso, lo que se tendrá en mente es que el paro y la pobreza aumentan y lo van a hacer mucho a lo largo de los próximos trimestres (3).
La tercera distinción va sobre la explicación de la crisis. A lo largo de los últimos meses se ha podido leer miles de artículos sobre las causas de la crisis. Puede fácilmente detectarse al menos dos grandes grupos de explicaciones (4). En primer lugar, la explicación liberal (en el sentido estadounidense) de izquierdas (Stiglitz, Hudson, Krugman…), que achacan la crisis a los excesos desreguladores del neoliberalismo. En segundo lugar, la explicación de distintos autores marxistas (Brenner, Bello, Bellamy Foster…) que estudian la crisis no solamente como un efecto de la desregularización excesiva de las últimas décadas de neoliberalismo sino como una crisis de sobreproducción. Se trata, para estos últimos, de la tendencia del capitalismo a disponer de una gran capacidad productiva que termina por rebasar la magnitud de consumo de la población debido a las desigualdades que limitan el poder de compra popular, lo cual termina por erosionar las tasas de beneficio (5). La explicación que se aporta de la crisis, quién lo va a dudar, es un buenísimo indicador de las recetas más o menos explícitas que se ofrecen para salir de ella.
La cuarta y última distinción hace referencia a que, aunque la renta básica sea definida como una asignación monetaria incondicional a toda la ciudadanía y personas residentes en una zona geográfica determinada, no todas las personas partidarias de esta propuesta coinciden en la cantidad y la forma de financiarla. Hablar de cantidad precisa (o del criterio: umbral de la pobreza, 80 o 90% del salario mínimo interprofesional, o aún algunos otros que se han propuesto.) de renta básica y de la forma de financiarla nos remite a otra cuestión muy importante: la opción de política económica y social que se defiende. Se puede encontrar a defensores de la renta básica que a su vez sean partidarios de políticas económicas y sociales muy distintas.
Con estas distinciones en mente, ya podemos abordar el papel que, en mi opinión, tendría una renta básica en una situación económica en la que tan sólo hemos comenzado a ingresar (6). Para hacer más clara la exposición que sigue, deberá tenerse en cuenta que me estaré refiriendo a una renta básica de una cantidad similar al umbral de la pobreza (7).
Las particularidades de una renta básica que aquí interesan son las que a continuación se detallan. Las dos primeras están muy relacionadas con la mayor protección ante la pérdida del puesto de trabajo y del pequeño negocio. La tercera es muy específica: el papel similar a una caja de resistencia en caso de huelga obrera larga. La cuarta es particularmente significativa: la erradicación de la pobreza.
1. La inseguridad económica y vital por la pérdida del puesto de trabajo
La pérdida involuntaria del puesto de trabajo provoca una situación de inseguridad económica y vital sobre la que se han escrito tantas páginas que cualquier comentario adicional sería redundante. Los datos sobre desempleo de los últimos meses son cada vez peores. La media en el Reino de España fue en 2007 de 2.039.000 de parados mensuales, si bien a partir del tercer trimestre ya mostraba una tendencia claramente alcista. Lo que es más significativo: el número de personas en paro ya en noviembre de 2008 representaba más del doble que el mismo mes del año anterior. En enero de 2009 el número de desempleados registrados oficialmente escaló hasta los 3’3 millones. En un año, de enero de 2008 a enero de 2009, el paro ha aumentado en casi 1’1 millones de personas. Según la Fundación de Cajas de Ahorro (8), que ha publicado las previsiones de 13 servicios de estudios, la tasa media de paro llegará a finales de 2009 al 17% o 18%. Si consideramos que en 2007 la tasa de paro fue del 8’3%, la previsión para 2009 significa que esta tasa se habrá más que duplicado en tan solo dos años. La Comisión Europea indicaba recientemente que el Reino de España sería el lugar con mayor tasa de desempleo a finales de 2009. Y son alrededor de 4 millones de puestos de trabajo que pueden perderse en la Unión Europa a lo largo de este año. Aún así, cada nueva previsión diagnostica peores resultados que las anteriores.
Perder el puesto de trabajo, pero disponer de una renta básica indefinida supondría afrontar la situación de forma menos preocupante. Esta característica obvia de la renta básica sirve para cualquier coyuntura económica. En una de crisis, en donde la cantidad de desempleo es mucho mayor, la mencionada característica de la renta básica cobra mayor importancia social.
2. La pérdida de actividades de autoocupación y de la pequeña propiedad
La renta básica ha sido asociada a la reducción del riesgo de iniciar determinadas actividades de autoocupación. Como es sabido, hay dos tipos de emprendedores: aquellos que tienen un colchón (familiar la mayoría de las veces) que les permite plantear un proyecto empresarial de forma racional y temperada, y aquellos para los cuales la autoocupación es la única salida laboral. En el segundo caso, el riesgo en el que se incurre no es sólo perder la inversión, sino perder los medios de subsistencia, lo que hace que cualquier decisión sea mucho más angustiosa. Pero el riesgo no termina aquí: en muchos casos, la falta de un capital inicial mínimo retrae a potenciales emprendedores. La renta básica, en cambio, permitiría a los emprendedores del segundo tipo capitalizar el proyecto empresarial y, al tiempo, no ser tan dependientes del éxito del proyecto para sobrevivir. En una situación depresiva, la renta básica, además de representar un incentivo para emprender tareas de autoocupación, supondría una mayor garantía para poder hacer frente, aunque fuera parcialmente, a los que el pequeño negocio les ha ido mal. Así como la posibilidad de iniciar otro con más posibilidades que el anterior.
3. Caja de resistencia en caso de huelga obrera
En otras ocasiones he comentado (9) que la renta básica supondría, en caso de huelga, una especie de caja de resistencia incondicional cuyos efectos para el fortalecimiento del poder de negociación de los trabajadores son fáciles de calibrar (10). Efectivamente, el hecho de que en caso de conflicto huelguístico los trabajadores dispusiesen de una renta básica permitiría afrontar las huelgas de una forma mucho menos insegura: a día de hoy, dependiendo de los días de huelga, los salarios pueden llegar a reducirse de forma difícilmente soportable si, como acostumbra a ocurrir para la inmensa mayoría de la clase trabajadora, no se dispone de otros recursos.
Pues bien, en una coyuntura de ataque a los puestos de trabajo y a los salarios (Fondo Monetario Internacional y Banco de Bilbao Vizcaya Argentaria, entre muchos otros, se han manifestado sin la menor brida por la moderación salarial o, más aún, por el abaratamiento del “factor trabajo”), las luchas de resistencia de mayor o menor intensidad para intentar evitar los despidos y el deterioro de las condiciones de trabajo son frecuentes. Estamos asistiendo a un permanente y renovado anuncio por parte de un buen número de empresas de presentaciones de expedientes de cierre o de regulación de plantilla (solamente en el sector de la automoción peligran de momento alrededor de 50.000 puestos de trabajo). El papel de caja de resistencia que la renta básica podría cumplir en estas luchas de resistencia para defender los puestos de trabajo, si acaso, incrementado. Como debiera ser muy sabido, la crisis económica del capitalismo puede desembocar en un gran retroceso de conquistas sociales duramente conseguidas. La renta básica exige ser vista en este punto como el medio material para buena parte de la clase trabajadora para resistir a este retroceso.
4. La erradicación de la pobreza
El porcentaje de pobres en el Reino de España no ha cambiado significativamente en las últimas décadas (11). Cuando el crecimiento económico ha sido importante, y en ocasiones muy vigoroso, la proporción de personas pobres, casi un quinto exacto del total de la población, no ha variado a lo largo de las últimas décadas. La crisis económica comportará, en cambio, un aumento rápido y significativo de la pobreza. Así, mientras que tasas de un crecimiento económico substancial han sido necesarias para mantener la proporción de pobres, unas tasas negativas o positivas muy pequeñas comportarán un crecimiento espectacular de la pobreza. Aún no hay datos al respecto y los primeros que se sabrán prometen ser espectaculares aunque quedarán en poco tiempo nuevamente rebasados.
Aunque la pobreza no es sólo privación y carencia material, diferencia de rentas (porque es también dependencia del arbitrio o la codicia de otros, ruptura de la autoestima, aislamiento y compartimentación social de quien la padece) una renta básica equivalente al menos al umbral de la pobreza, pocas dudas hay, sería una forma de acabar con ella, si no completamente, cuanto menos de dejarla en porcentajes muy marginales. En una situación de depresión económica en la que, como ha quedado dicho, los porcentajes de pobreza aumentarán de forma significativa, pudiéndose llegar pronto a una proporción de un pobre cada cuatro habitantes (ahora es de uno a cinco), la renta básica representaría un buen dique de contención de esta oleada de pobreza.
Llegados aquí, creo necesaria una breve recapitulación:
Las razones que harían más pertinente una renta básica en una situación económica depresiva no desmienten, como queda dicho, la idea de que se trataría de una medida que merece defenderse también en una hipotética situación técnica de pleno empleo y de bonanza económica.
La renta básica puede ser un elemento, importante sin duda, de una sociedad justa, pero suponer que esta medida es algo suficiente para esta sociedad justa, o bien es tener una concepción hipertrófica de la renta básica o bien una idea raquítica de lo que es una sociedad justa. Una renta básica puede teóricamente concebirse en una sociedad que transpire injusticias por muchos poros.
Una renta básica que personalmente considero política y aún filosóficamente interesante tendría que ir ligada a una redistribución de la renta de los ricos a los pobres. Y esto significa hablar del papel de los impuestos (12). “Los impuestos, lejos de ser una obstrucción de la libertad, son una condición necesaria de su existencia”, era lo forma insuperable de expresarlo del constitucionalista estadounidense Cass Sunstein en una entrevista realizada ya hace una década en el University of Chicago Chronicle (13). Significa no un debate sobre mayor o menor regulación, sino, para decirlo con el economista Dean Baker, en beneficio de quién.
Una renta básica políticamente interesante debe ser en beneficio de la población trabajadora y de menos ingresos, tanto en épocas de crisis como en las de bonanza económica.
NOTAS: (1) Una indicación de que a los muy ricos la crisis les afecta realmente poco en su existencia material es que el mercado de objetos de gran lujo no solamente no se ha contraído en los últimos meses sino que ha aumentado notablemente. Algo habitual: este mercado al que solamente acceden los muy ricos es muy inmune en general a las situaciones económicas de crisis. Aunque tiene más gancho periodístico, parece ser, que los ricos, si bien no todos, pierdan dinero con las crisis, no que los demás se hundan. Barbara Ehrenreich contaba con mucha gracia lo ridículos y sociópatas que pueden llegar a ser algunos ricos que han de desprenderse de alguna de las muchas casas que tiene destinadas a las vacaciones en un reciente artículo, los ricos se empobrecen un poco, pero los pobres desaparecen. (2) Las razones que harían conveniente (o más pertinente) una renta básica en una situación económica depresiva no es algo discorde con la idea defendida por distintos autores, entre los que me incluyo, de que se trataría de una medida que merece defenderse también en una hipotética situación de pleno empleo y de bonanza económica. (3) Véase para el paro los periódicos informes de los indicadores de coyuntura (por ejemplo, el que facilita la Fundación de las Cajas de Ahorro, Funcas): http://www.funcas.ceca.es/indicadores/Coyuntura_Nacional_Internacional.asp). Y para la pobreza, aunque el estudio se realizó antes del estallido de la crisis, véase el último informe de FOESSA: http://www.foessa.org/. (4) Hay otras explicaciones, como la que se refiere al “pánico”, que, si no son triviales, representan una etapa de las burbujas especulativas, según Charles P. Kindelberger y Robert Aliber, Manias, Panics, and Crashes, Hokoben, New Jersey: John Wiley and Sons, 2005. Véase también John Bellamy Foster, “La financiarización del capitalismo y la crisis presente”, Sin Permiso núm. 4. (5) Esta es la explicación que ofrece en Focus in the Global South, Walden Bello, por señalado ejemplo, en “Todo lo que usted quiere saber sobre el origen de esta crisis pero teme no entenderlo”. En Sin Permiso electrónico (www.sinpermiso.info) hemos publicado desde hace ya casi dos años, más de 200 artículos dedicados directa o indirectamente a la crisis. Hay una gran variedad de artículos de las dos últimas visiones de la crisis, la de inspiración liberal de izquierdas y la de orientación marxista, de autores, además del ya citado Bello, como: Michael Hudson, Paul Krugman, Mike Whitney, John Bellamy Foster, Robert Brenner, Michael R. Krätke, Joseph Stiglitz, Sasan Fayazmanesh, Pam Martens, Elmar Alvater, Sam Pizzigati, Robert Pollin, George Monbiot, Dean Baker... (6) Voy a limitar los comentarios al espacio económico del Reino de España, si bien en la nota 12 se dan algunos datos fiscales de EEUU. Aunque, como se verá, los efectos de una renta básica en una situación económica deprimida pueden ser de aplicación general en zonas como la UE o los EEUU, prefiero limitarme al mencionado espacio económico puesto que los datos que se ofrecen a él se circunscriben. (7) En un estudio realizado por diversos autores (Jordi Arcarons et al., Viabilitat i impacte d'una Renda Bàsica de Ciutadania per a Catalunya, Barcelona: Mediterrània-Fundació Jaume Bofill, 2005) se proponía, entre otras posibilidades, una renta básica de 5.414 euros anuales para los adultos (cantidad que estaba en el estudio completamente libre de imposición directa, no así el primer euro que se obtuviese por encima de esta renta básica) y de 2.707 para los menores de Cataluña, que es para donde se realizó el estudio. Hay que precisar que estas cantidades eran propuestas a partir de datos de 2003 que es cuando se empezó a realizar el estudio. Jordi Arcarons está realizando una actualización de este modelo de microsimulación con resultados aún más interesantes, que pronto serán publicados. (8) http://www.funcas.es/indicadores/Coyuntura_Nacional_Internacional.asp. (9) Por ejemplo en Daniel Raventós, Las condiciones materiales de la libertad, Barcelona: El Viejo Topo, 2007, y en Daniel Raventós y David Casassas, “La Renta Básica y el poder de negociación de ‘los que viven con permiso de otros’”, Revista Internacional de Sociología, núm. 34, 187-201. (10) Pero que no ha sido calibrado, mucho me temo, por los sindicatos, aunque ahora no me voy a detener en ello. (11) Las conclusiones al respecto del último informe FOESSA, que está confeccionado mucho antes de la manifestación de la crisis, son bien claras: “Las tasas de pobreza son muy similares a las que ya existían décadas atrás, manifestándose, por tanto, en el caso de la pobreza los mismos rasgos ya enunciados para las tendencias de la desigualdad. En primer lugar, y en clara ruptura con la tendencia de décadas anteriores, desde el primer tercio de los años noventa la pobreza ha dejado de reducirse. En segundo lugar, contrasta la ausencia de cambios significativos en los indicadores de pobreza con el notable crecimiento registrado por la actividad económica y el empleo. Y, en tercer lugar, tal como se ha señalado en el caso de la desigualdad, los indicadores de pobreza siguen manteniéndose muy elevados en el contexto europeo. España sigue encajada en un clúster periférico dentro de la UE y es el único de los países que partiendo de altos niveles de pobreza, salvo Irlanda, no ha conseguido reducciones sustanciales de las tasas. Esta situación no se compensa por una hipotética mayor movilidad, dado que los patrones de cronificación de la pobreza en España muestran una mayor generalización de las situaciones de pobreza permanente que en el promedio de los principales países de la UE” (p. 37). (12) Aunque me he referido al Reino de España, creo que puede aportar alguna información la siguiente alusión a los EEUU. En este país se ha llegado a esta increíble situación: los tipos impositivos nominales a los más ricos ha pasado del 91% en el año 1961 al 35% de la actualidad (elaboración propia a partir de “http://www.moneychimp.com/features/tax_brackets.htm” y de Table A.--U.S. individual income tax: personal exemptions and lowest and highest bracket tax rates, and tax base for regular tax, tax years 1913-2003" (Rev. 4-2003), in Internal Revenue Service, Statistics of Income Bulletin (Publication 1136), Winter 2002-2003). Más concretamente, en los años 1961, 62 y 63 la tasa marginal máxima era del 91% y la base imponible a partir de 400.000 dólares. Con pequeñas variaciones de 1964 a 1970 pasamos a los años que van de 1971 a 1980, ambos inclusive, en donde la tasa marginal máxima era del 70% con una base imponible a partir de 200.000 dólares. De 1982 a 1986 la tasa marginal máxima ya era del 50% con bases imponibles algo inferiores a 200.000 dólares. Con sucesivas disminuciones de la tasa marginal máxima llegamos al año 2003 con una tasa marginal máxima del 35%, tasa que se mantiene hasta el año 2008 con una base imponible a partir de 357.700 dólares en este último año. Debe añadirse que, una vez contadas las distintas deducciones, el tipo efectivo normalmente es bastante más bajo que el nominal de la tasa marginal máxima. Así, una persona soltera que ganase en el año 2008 400.000 dólares, pagaría un tipo efectivo del 29,6%. Pero lo más espectacular es que si se tratase de rentas del capital, aún pagaría un tipo mucho menor, del 15% o menos. Esta gran rebaja continuada de los impuestos a los más ricos es parte de la explicación de la tremenda redistribución de la renta de los pobres a los ricos en las tres últimas décadas. El que fue ministro de Clinton, Robert B. Reich, escribía en un artículo del Washington Post del 1 de febrero, citando un estudio de Thomas Piketty y Emmanuel Saez, que si en 1976 el 1% más rico de los EEUU acumulaba el 9% de la renta nacional, en el 2006 acumulaba el 20%. (13)
viernes, 24 de octubre de 2008
608 - Actuales - Dos miradas - Fernando Caputi
UNO - The bells del Brou,
alegrar a niñitos que sufren
Espacio Cultural Banco República complementa su doble acervo permanente (Museos del Gaucho y de la Moneda) con sucesivas exposiciones especiales, de tal suerte que visitantes consecuentes ya son estables y, diversificada lo suficiente, su programación también seduce vivamente a público renovado.
A continuación de la muestra sobre el virtual centenario del London-Paris –cuyo suceso era sencillo pronosticar extraordinario el vibrante día de su vernissage–, desde el 13 de octubre las salas del Palacio Heber Jackson (Avda. 18 de Julio 998) ambientan otras dos, simultáneas: “¿Por quién doblan las campanas/campanas, lenguas de metal” y “Recuperando sonrisas-fotos de Agustín Fernández Gabard”.
La primera agota literalmente lo propuesto por funcionarios especializados del Brou a cargo de este centro que la idealizaran, reuniendo tantas campanas con historia como era posible obtener aquí y ahora. Pueden ser admiradas desde las cedidas por Museo Naval para la ocasión (de un navío de 1866, mercante Tacoma, cañonera Gral. Rivera, unidades de la Flota Antonio Lussich-ANP, etc.), las que sobresaltaban a la placentera ciudad desde antiguas dotaciones de bomberos, las mucho menos escandalosas usadas para disciplinar escuelas primarias, un gong del Frigorífico Anglo, varias de uso litúrgico (Catedral Metropolitana y templos sucedáneos) incluído un carillón de altar. Bagaje en metales y aleaciones nobles del que provocar algunos de sus mil sonidos a todo espectador le resulta imposible sustraerse.
En vitrinas se da refugio a una delicada campana en cristal, pequeñas campanillas, minúsculas piezas en serie, cencerros y sonajas con loza y porcelana como insumos aditivos. Asombra la exhibición de matraca y carracas, curiosos especímenes en madera y, por consiguiente, otro lenguaje.
El conjunto, completado mediante láminas e imágenes de audiovisual, sugiere un mar de sensaciones más allá de civilizaciones y geografía, de modo que un vuelo mental permita trasvasar la cortina proverbial que secunda el ingenuo Ho, ho, ho de canciones navideñas hasta, parafraseando The bells de Edgar Allan Poe, imaginar la fuerza insondable de poéticos misterios capaces de obsesionar al hombre.
En campo totalmente diferente, la otra muestra enternece como para comprender cabalmente la noble misión autoimpuesta por miembros del Grupo Ser en apoyo a internados en el Pereira Rossell. Se trata de fotografías documentales de una década de recorridas por el 2º piso del hospital pediátrico a cargo de voluntarios tan sólo interesados en hacer el bien (rara avis) para, con el pregón de divertir como argumento, sanar la desdicha, patología agregada que muchas veces orilla el drama.
Acompañan a cada imagen escuetos datos identificatorios capaces de estremecer. Matilde (tres meses), que padece apneas, mamá de 14 años, consta en uno de tales epígrafes.
Ambas muestras serán mantenidas hasta el 7 de noviembre. De inmediato vendrán otras tantas, impresionante alegato en “Máscaras mortuorias”, y “Reflejos y brumas”, pinturas de Jorge Moreno.
Un salón de obras artísticas por funcionarios y ex funcionarios del Brou cerrará la temporada anual.
//**--*/*+
DOS -
IMM/CCZ
Andanzas del incomprendido
dúo dinámico (para recaudar)
La intensiva (onerosa) difusión de su Presupuesto Participativo a que por un año más apela el municipio prescribe escoger hasta tres iniciativas per cápita entre las seleccionadas por la autoridad como en principio viables en área correspondiente a cada centro comunal zonal (CCZ).
Dentro de una mecánica artesanal no sometida a la fiscalía constitucional que debería ejercer la Corte Electoral, es validado el voto de mayores de 16 años por mera presentación de cédula de identidad, no credencial. Y el escrutinio, de igual modo casero, determinará ejecutar en el ejercicio siguiente un ramicito de obras que normalmente entrarían en los cometidos rutinarios de una intendencia en cambio largamente distraída por (¿misión imposible?) atender otros compromisos extraordinarios de su propia invención para los que nunca son suficientes tasas e impuestos que digiere con insaciable apetito.
El 26 de este octubre, por ejemplo, Zonal 5 someterá a dicho sufragio informal 38 propuestas para acondicionar plazas, plazoletas, plazuelas y/o rincones infantiles; cortar árboles y/o extraer raíces secas y/o enmendar veredas (las mismas que, reventadas en su momento por esas mismas raíces, en paralelo el contribuyente es instigado a costear de su marchitado peculio), recuperar calles y cruces, señalizarlos son semáforos, veredas, escalinatas y sus barandas, instalar rampas para discapacitados y hasta costear materiales para la Comisión de Cultura del CCZ.
Cuando el minitemporal del martes 21 desplomó un árbol sobre la vivienda de matrimonio jubilado, los dueños de casa narraron haber recurrido en incontables ocasiones al dúo estático IMM/CCZ para que, visto el riesgo inminente, lo cortase y retirara. Y como en casi todos los casos, nada.
¡Ah! El mismo día, a buen tiempo el jefe comunal caía en la cuenta que estatuas y monumentos parcialmente saqueados y/o mutilados, por depender de su IMM serán por completo reparados. Una agresión no menos espantosa que aquéllas perpetrada por el irresponsable vagabundo tipo sobre todo muro graffitable de inmuebles que no son de la IMM sino privados, por lo cual no es seguro que el grito sea puesto en el cielo por esta otra habitual cochinada impune antes de los próximos comicios en serio.
Es cuando quien intenta razonar –no la soldadesca incondicional de la actual comuna– se pregunta para qué paga por servicios inexistentes, rememorando que en otros tiempos era efectiva la inversión del dinero recaudado tributariamente en trabajos viales y espacios verdes de todo tipo, señalización y alumbrado, higiene de la ciudad, recolección de residuos.
De lo que no guarda dudas es que ha asistido a un tiempo de cambio.
alegrar a niñitos que sufren
Espacio Cultural Banco República complementa su doble acervo permanente (Museos del Gaucho y de la Moneda) con sucesivas exposiciones especiales, de tal suerte que visitantes consecuentes ya son estables y, diversificada lo suficiente, su programación también seduce vivamente a público renovado.
A continuación de la muestra sobre el virtual centenario del London-Paris –cuyo suceso era sencillo pronosticar extraordinario el vibrante día de su vernissage–, desde el 13 de octubre las salas del Palacio Heber Jackson (Avda. 18 de Julio 998) ambientan otras dos, simultáneas: “¿Por quién doblan las campanas/campanas, lenguas de metal” y “Recuperando sonrisas-fotos de Agustín Fernández Gabard”.
La primera agota literalmente lo propuesto por funcionarios especializados del Brou a cargo de este centro que la idealizaran, reuniendo tantas campanas con historia como era posible obtener aquí y ahora. Pueden ser admiradas desde las cedidas por Museo Naval para la ocasión (de un navío de 1866, mercante Tacoma, cañonera Gral. Rivera, unidades de la Flota Antonio Lussich-ANP, etc.), las que sobresaltaban a la placentera ciudad desde antiguas dotaciones de bomberos, las mucho menos escandalosas usadas para disciplinar escuelas primarias, un gong del Frigorífico Anglo, varias de uso litúrgico (Catedral Metropolitana y templos sucedáneos) incluído un carillón de altar. Bagaje en metales y aleaciones nobles del que provocar algunos de sus mil sonidos a todo espectador le resulta imposible sustraerse.
En vitrinas se da refugio a una delicada campana en cristal, pequeñas campanillas, minúsculas piezas en serie, cencerros y sonajas con loza y porcelana como insumos aditivos. Asombra la exhibición de matraca y carracas, curiosos especímenes en madera y, por consiguiente, otro lenguaje.
El conjunto, completado mediante láminas e imágenes de audiovisual, sugiere un mar de sensaciones más allá de civilizaciones y geografía, de modo que un vuelo mental permita trasvasar la cortina proverbial que secunda el ingenuo Ho, ho, ho de canciones navideñas hasta, parafraseando The bells de Edgar Allan Poe, imaginar la fuerza insondable de poéticos misterios capaces de obsesionar al hombre.
En campo totalmente diferente, la otra muestra enternece como para comprender cabalmente la noble misión autoimpuesta por miembros del Grupo Ser en apoyo a internados en el Pereira Rossell. Se trata de fotografías documentales de una década de recorridas por el 2º piso del hospital pediátrico a cargo de voluntarios tan sólo interesados en hacer el bien (rara avis) para, con el pregón de divertir como argumento, sanar la desdicha, patología agregada que muchas veces orilla el drama.
Acompañan a cada imagen escuetos datos identificatorios capaces de estremecer. Matilde (tres meses), que padece apneas, mamá de 14 años, consta en uno de tales epígrafes.
Ambas muestras serán mantenidas hasta el 7 de noviembre. De inmediato vendrán otras tantas, impresionante alegato en “Máscaras mortuorias”, y “Reflejos y brumas”, pinturas de Jorge Moreno.
Un salón de obras artísticas por funcionarios y ex funcionarios del Brou cerrará la temporada anual.
//**--*/*+
DOS -
IMM/CCZ
Andanzas del incomprendido
dúo dinámico (para recaudar)
La intensiva (onerosa) difusión de su Presupuesto Participativo a que por un año más apela el municipio prescribe escoger hasta tres iniciativas per cápita entre las seleccionadas por la autoridad como en principio viables en área correspondiente a cada centro comunal zonal (CCZ).
Dentro de una mecánica artesanal no sometida a la fiscalía constitucional que debería ejercer la Corte Electoral, es validado el voto de mayores de 16 años por mera presentación de cédula de identidad, no credencial. Y el escrutinio, de igual modo casero, determinará ejecutar en el ejercicio siguiente un ramicito de obras que normalmente entrarían en los cometidos rutinarios de una intendencia en cambio largamente distraída por (¿misión imposible?) atender otros compromisos extraordinarios de su propia invención para los que nunca son suficientes tasas e impuestos que digiere con insaciable apetito.
El 26 de este octubre, por ejemplo, Zonal 5 someterá a dicho sufragio informal 38 propuestas para acondicionar plazas, plazoletas, plazuelas y/o rincones infantiles; cortar árboles y/o extraer raíces secas y/o enmendar veredas (las mismas que, reventadas en su momento por esas mismas raíces, en paralelo el contribuyente es instigado a costear de su marchitado peculio), recuperar calles y cruces, señalizarlos son semáforos, veredas, escalinatas y sus barandas, instalar rampas para discapacitados y hasta costear materiales para la Comisión de Cultura del CCZ.
Cuando el minitemporal del martes 21 desplomó un árbol sobre la vivienda de matrimonio jubilado, los dueños de casa narraron haber recurrido en incontables ocasiones al dúo estático IMM/CCZ para que, visto el riesgo inminente, lo cortase y retirara. Y como en casi todos los casos, nada.
¡Ah! El mismo día, a buen tiempo el jefe comunal caía en la cuenta que estatuas y monumentos parcialmente saqueados y/o mutilados, por depender de su IMM serán por completo reparados. Una agresión no menos espantosa que aquéllas perpetrada por el irresponsable vagabundo tipo sobre todo muro graffitable de inmuebles que no son de la IMM sino privados, por lo cual no es seguro que el grito sea puesto en el cielo por esta otra habitual cochinada impune antes de los próximos comicios en serio.
Es cuando quien intenta razonar –no la soldadesca incondicional de la actual comuna– se pregunta para qué paga por servicios inexistentes, rememorando que en otros tiempos era efectiva la inversión del dinero recaudado tributariamente en trabajos viales y espacios verdes de todo tipo, señalización y alumbrado, higiene de la ciudad, recolección de residuos.
De lo que no guarda dudas es que ha asistido a un tiempo de cambio.
lunes, 22 de septiembre de 2008
595 - Actuales - Carrera de embolsados - Mario Wainfeld
* todo muy complicado, y no
soportaría irme a la cama sin
mis manzanas asadas ni mi
café descaf - o, al menos, un amarguísimo
té de cedrón, boldo o carqueja,
mejor bajemos a la siempre triste llamada
actualidad, con otra columna, mientras
extraño a mis viejos rezongando porque
el agua había perdido gas.
“Supo que ‘la novísima secta de los monótonos’ profesaba que la historia es un círculo y nada es que no haya sido y que no será.”Jorge Luis Borges, Los teólogos.
“Si se fuerza el paso, sucede que se muere por ideas que no existirán al día siguiente.”George Brassens, Morir por las ideas.
“Vienen siete años de gran hartura en Egipto. Pero después sobrevendrán siete años de hambre y se olvidará toda la hartura en Egipto pues el hambre asolará el país.”Génesis, 41.
La verba fluida de los que ignoraron la crisis. El debate sobre la 125, revisitado. El Presupuesto 2009, un enigma en un nuevo contexto. La homeopatía oficial en política económica. Las analogías, la nueva realidad regional, silencios que suenan mal.
Sobran mangrullos desde los cuales se vistea el futuro inminente pero fueron muy (pero muy) contados los centinelas que prenunciaron la crisis económica estallada en las dos o tres cuadritas de Wall Street. Tamaña imprevisión forzaría a la continencia antes de abordar las nuevas circunstancias, pero ocurre lo contrario. Los apologistas del orden trastocado se transforman en los médicos brujos que programan los nuevos autos de fe. El progreso lineal del capitalismo es un espejito de colores que encandila recurrentemente a millones de personas. Después muchos seres humanos (generaciones enteras, quién le dice) pagan los costos de tanta ilusión. O de los ciclos, que no existen aunque ya los anunciaron los textos sagrados Y, sin embargo...
Hace un semestre, chocaron el Gobierno y un sector de la burguesía de un país situado en el sur de América del Sur. Tenían cien discrepancias, pero compartían la fe del carbonero: el crecimiento chino, el aumento del precio de las materias primas más bastas, el contexto internacional perdurarían más allá del horizonte. La exorbitante cotización de la soja se iría para arriba, ese excedente que se caía de maduro fue el objeto de la pulseada. Ahora nadie puede saber cuáles son los alcances de la crisis mundial, su impacto en las commodities.
La cuasi unanimidad (perezosa y errada, según se comprobó) cedió lugar a los matices, desde los que auguran que las materias primas caerán como las Bolsas, pasando por los que imaginan un aterrizaje suave, llegando hasta los que creen que son el mejor albergue en medio del diluvio.
A regañadientes, la mayor parte de las lecturas (aun las que provienen desde el chanterío VIP de la city) asumen que Argentina está mejor plantada que ante otros cataclismos. Y, si se despoja la hojarasca retórica, que una fracción de esa fortuna se debe a designios de los gobiernos recientes. Desacoplado del marasmo financiero, con superávit elevados, menos endeudado que otras veces, con menor proporción de sus compromisos en divisas, en trance de crecimiento continuo. “Fue el viento de cola”, desmerecen los profetas, que antes llamaron “veranito” a ese ventarrón. No supieron registrarlo, también se les escapó (cual tortuga) el tsunami de los bancos de inversión. La probidad intelectual los forzaría a repasar sus premisas, a hacer un retiro de introspección. Pero casi todos son defensores de intereses, portadores de ideología: no abandonan la trinchera aunque la realidad venga degollando.
No hay motivos para alegrarse, en un planeta interdependiente. Pero vaya si tienen su lógica y su encanto las ironías propinadas por Cristina Fernández de Kirchner y Lula da Silva a sus contendientes políticos e ideológicos. No son apenas chicanas, ni derrapes verborrágicos, son un mensaje al ágora, siempre en disputa.
- - -
Una costumbre, otro contorno: Los presupuestos enviados por Néstor Kirchner durante su presidencia mantuvieron una matriz, instalada cuando Roberto Lavagna fue ministro de Economía: subestimar el crecimiento del PBI y la recaudación para contener las expectativas y ganar con la sorpresa. Y, claro, para disponer mucho “sobrante” disponible, para la reasignación de recursos por vía de decretos.
Vaya a saberse si el Presupuesto 2009, remitido el lunes pasado a Diputados por la presidenta Fernández de Kirchner, repite esa remanida astucia. Un mundo que se derrumba habilita teorías contrapuestas: hay quien piensa que sí, hay quien denuncia que no se alcanzarán las metas previstas. El economista Javier González Fraga, con aires de estar convencido, anunció que el crecimiento y superávit previstos ni serán rozados, andarán por la mitad de lo calculado.
La evolución del valor de las commodities es una de las claves. Nuevamente, el Gran DT de los economistas alberga muchos equipos. Hasta hay optimistas que anuncian un mix bastante propicio para Argentina: los alimentos no menguan mucho valor, sí el petróleo y los derivados. El cronista sugiere al lector escuchar con precaución y no fascinarse con ninguna profecía. Las ciencias sociales siguen mostrando flancos débiles para anticipar los hechos. Los gobernantes, forzados por su profesión a responder de volea sin disponer de todos los elementos de juicio, toman decisiones inmersos en la incertidumbre: la pasividad les está vedada.
- - -
El plan invisible: El kirchnerismo es arisco a la planificación y empecinado. Pero el pragmatismo también forma parte de su código genético: el oficialismo registra el cambio acontecido desde el rechazo de las retenciones móviles y muda procederes sin hacer alarde.
“No podemos anunciar un plan económico o algo semejante”, susurran en un pasillo de Economía, “eso implica fijar metas más o menos precisas y exponerse a su frustración”. Lo que sí se va tejiendo es una trama de medidas correctivas de pelaje variado. La Presidenta alerta contra la elevación desmedida del dólar, replicando a la acometida (sincera, egoísta y brutal) de Eduardo Bu-zzi y de un sector relevante de la Unión Industrial Argentina (UIA).
Suben las tarifas de servicios públicos para consumidores medios o altos. Se implementa, tras una demora injustificable, la tarifa social para las garrafas de gas. En su blog La Ciencia Maldita, Lucas Llach (que se vale del apodo Rollo Tomasi) tilda al rebalanceo como “anti regresivo”, la corrección tardía de un sesgo indeseable. Igualmente, el joven economista toma nota del viraje, que la narrativa oficial (dominada por sus atavismos) no enlaza con una hoja de ruta más ambiciosa, que buena falta hace.
El tren bala se difumina en la ley de leyes. No hay asignación precisa de recursos para tomar el crédito, ni figura en la enumeración de proyectos. Tal vez sea un firulete para hacer de la necesidad virtud: en la carestía universal luce difícil que se acceda al susodicho crédito en condiciones que no sean espantosas. Tal vez sea un modo homeopático de ir retractando otro paso en falso sin caer en el “pecado” de consentir una crítica de la oposición o más bien de un sentido común extendido apenas se trasponen los umbrales de la Casa Rosada.
La inflación se niega pero el crecimiento más medido y la ardua moderación de los subsidios algo la alivian. De nuevo: nadie puede seriamente decir cuál es el alcance de ese retoque delicadamente contractivo ni cuánto es impuesto por el nuevo desorden económico, pero hay una nueva traza dando vueltas por ahí.
- - -
’08 no es igual a ’30: Las comparaciones son inevitables y hasta pueden ser útiles, a condición de no enamorarse de ellas. Hablamos de la recurrente evocación del crac del ’30. Como señala el periodista Angelo Panebianco (“Las profecías fáciles”, Corriere della Sera del jueves pasado) “la historia enseña más cuando nos servimos de ella para evidenciar las diferencias (entre ayer y hoy) y no las semejanzas. (Además) los aprendizajes del pasado pesan sobre el hoy”. El historiador Niall Ferguson se explayó con calidad en el mismo sentido que Panebianco (en quien el cronista reparó gracias a otra mención del blogger Tomasi). En su fascinante libro Historia virtual, Ferguson enseña que en una serie de tiros de dados el pasado no influye en el presente, hay estricta ley de probabilidades. Pero la historia “se ocupa de seres humanos, que a diferencia de los dados, tienen memoria y conciencia, (por lo que) entre los seres humanos el pasado influye con frecuencia”.
El autor de esta crónica sería incongruente si no consignara la limitación de su género ante un eventual cambio de paradigma en la economía política mundial, de proyecciones difíciles de precisar pero siempre enormes. Con esa advertencia, da cuenta de que se enrola entre quienes prefieren que los países emergentes de la región, la Argentina en especial, estén gobernados por fuerzas políticas críticas del paradigma neoconservador y, más en general, de los mandatos del gobierno de Estados Unidos. Por presidentes que desconfían de los profetas del mundo financiero. Ni aún en el mejor de los casos su postura y su precaución blindarán plenamente a nuestras naciones, pero el escenario es mejor que el de otras coyunturas, incluso recientes.
Una prueba del valor de esas experiencias fue la Cumbre de Unasur en Santiago de Chile. Presidentes con criterios bien disímiles tuvieron la calidad de acordar un mínimo común denominador: defender la democracia en Bolivia con firmeza y sin pedir anuencia a Washington, antes bien recortando su presencia aún por la vía oblicua de la Organización de Estados Americanos. No hubo notas discordantes en ese cónclave, que enaltece la historia común, sin estridencias y sin agachadas.
Llamó la atención el silencio de la mayoría de los partidos de oposición argentinos, con excepción del SI y de Proyecto Sur. Un movimiento de unidad regional, de defensa colegiada de la calidad institucional ameritaba salirse del mezquino juego de suma cero que salpimenta la comidilla cotidiana. La pasividad de líderes siempre dispuestos a la declaración periodística y la diatriba trasunta su estrechez de miras. La baja calidad de las principales fuerzas de oposición es otro dato del imperfecto bagaje con el que la Argentina entra en una insondable crisis exógena, parida en el ombligo de la timba global.
“Si se fuerza el paso, sucede que se muere por ideas que no existirán al día siguiente.”George Brassens, Morir por las ideas.
“Vienen siete años de gran hartura en Egipto. Pero después sobrevendrán siete años de hambre y se olvidará toda la hartura en Egipto pues el hambre asolará el país.”Génesis, 41.
La verba fluida de los que ignoraron la crisis. El debate sobre la 125, revisitado. El Presupuesto 2009, un enigma en un nuevo contexto. La homeopatía oficial en política económica. Las analogías, la nueva realidad regional, silencios que suenan mal.
Sobran mangrullos desde los cuales se vistea el futuro inminente pero fueron muy (pero muy) contados los centinelas que prenunciaron la crisis económica estallada en las dos o tres cuadritas de Wall Street. Tamaña imprevisión forzaría a la continencia antes de abordar las nuevas circunstancias, pero ocurre lo contrario. Los apologistas del orden trastocado se transforman en los médicos brujos que programan los nuevos autos de fe. El progreso lineal del capitalismo es un espejito de colores que encandila recurrentemente a millones de personas. Después muchos seres humanos (generaciones enteras, quién le dice) pagan los costos de tanta ilusión. O de los ciclos, que no existen aunque ya los anunciaron los textos sagrados Y, sin embargo...
Hace un semestre, chocaron el Gobierno y un sector de la burguesía de un país situado en el sur de América del Sur. Tenían cien discrepancias, pero compartían la fe del carbonero: el crecimiento chino, el aumento del precio de las materias primas más bastas, el contexto internacional perdurarían más allá del horizonte. La exorbitante cotización de la soja se iría para arriba, ese excedente que se caía de maduro fue el objeto de la pulseada. Ahora nadie puede saber cuáles son los alcances de la crisis mundial, su impacto en las commodities.
La cuasi unanimidad (perezosa y errada, según se comprobó) cedió lugar a los matices, desde los que auguran que las materias primas caerán como las Bolsas, pasando por los que imaginan un aterrizaje suave, llegando hasta los que creen que son el mejor albergue en medio del diluvio.
A regañadientes, la mayor parte de las lecturas (aun las que provienen desde el chanterío VIP de la city) asumen que Argentina está mejor plantada que ante otros cataclismos. Y, si se despoja la hojarasca retórica, que una fracción de esa fortuna se debe a designios de los gobiernos recientes. Desacoplado del marasmo financiero, con superávit elevados, menos endeudado que otras veces, con menor proporción de sus compromisos en divisas, en trance de crecimiento continuo. “Fue el viento de cola”, desmerecen los profetas, que antes llamaron “veranito” a ese ventarrón. No supieron registrarlo, también se les escapó (cual tortuga) el tsunami de los bancos de inversión. La probidad intelectual los forzaría a repasar sus premisas, a hacer un retiro de introspección. Pero casi todos son defensores de intereses, portadores de ideología: no abandonan la trinchera aunque la realidad venga degollando.
No hay motivos para alegrarse, en un planeta interdependiente. Pero vaya si tienen su lógica y su encanto las ironías propinadas por Cristina Fernández de Kirchner y Lula da Silva a sus contendientes políticos e ideológicos. No son apenas chicanas, ni derrapes verborrágicos, son un mensaje al ágora, siempre en disputa.
- - -
Una costumbre, otro contorno: Los presupuestos enviados por Néstor Kirchner durante su presidencia mantuvieron una matriz, instalada cuando Roberto Lavagna fue ministro de Economía: subestimar el crecimiento del PBI y la recaudación para contener las expectativas y ganar con la sorpresa. Y, claro, para disponer mucho “sobrante” disponible, para la reasignación de recursos por vía de decretos.
Vaya a saberse si el Presupuesto 2009, remitido el lunes pasado a Diputados por la presidenta Fernández de Kirchner, repite esa remanida astucia. Un mundo que se derrumba habilita teorías contrapuestas: hay quien piensa que sí, hay quien denuncia que no se alcanzarán las metas previstas. El economista Javier González Fraga, con aires de estar convencido, anunció que el crecimiento y superávit previstos ni serán rozados, andarán por la mitad de lo calculado.
La evolución del valor de las commodities es una de las claves. Nuevamente, el Gran DT de los economistas alberga muchos equipos. Hasta hay optimistas que anuncian un mix bastante propicio para Argentina: los alimentos no menguan mucho valor, sí el petróleo y los derivados. El cronista sugiere al lector escuchar con precaución y no fascinarse con ninguna profecía. Las ciencias sociales siguen mostrando flancos débiles para anticipar los hechos. Los gobernantes, forzados por su profesión a responder de volea sin disponer de todos los elementos de juicio, toman decisiones inmersos en la incertidumbre: la pasividad les está vedada.
- - -
El plan invisible: El kirchnerismo es arisco a la planificación y empecinado. Pero el pragmatismo también forma parte de su código genético: el oficialismo registra el cambio acontecido desde el rechazo de las retenciones móviles y muda procederes sin hacer alarde.
“No podemos anunciar un plan económico o algo semejante”, susurran en un pasillo de Economía, “eso implica fijar metas más o menos precisas y exponerse a su frustración”. Lo que sí se va tejiendo es una trama de medidas correctivas de pelaje variado. La Presidenta alerta contra la elevación desmedida del dólar, replicando a la acometida (sincera, egoísta y brutal) de Eduardo Bu-zzi y de un sector relevante de la Unión Industrial Argentina (UIA).
Suben las tarifas de servicios públicos para consumidores medios o altos. Se implementa, tras una demora injustificable, la tarifa social para las garrafas de gas. En su blog La Ciencia Maldita, Lucas Llach (que se vale del apodo Rollo Tomasi) tilda al rebalanceo como “anti regresivo”, la corrección tardía de un sesgo indeseable. Igualmente, el joven economista toma nota del viraje, que la narrativa oficial (dominada por sus atavismos) no enlaza con una hoja de ruta más ambiciosa, que buena falta hace.
El tren bala se difumina en la ley de leyes. No hay asignación precisa de recursos para tomar el crédito, ni figura en la enumeración de proyectos. Tal vez sea un firulete para hacer de la necesidad virtud: en la carestía universal luce difícil que se acceda al susodicho crédito en condiciones que no sean espantosas. Tal vez sea un modo homeopático de ir retractando otro paso en falso sin caer en el “pecado” de consentir una crítica de la oposición o más bien de un sentido común extendido apenas se trasponen los umbrales de la Casa Rosada.
La inflación se niega pero el crecimiento más medido y la ardua moderación de los subsidios algo la alivian. De nuevo: nadie puede seriamente decir cuál es el alcance de ese retoque delicadamente contractivo ni cuánto es impuesto por el nuevo desorden económico, pero hay una nueva traza dando vueltas por ahí.
- - -
’08 no es igual a ’30: Las comparaciones son inevitables y hasta pueden ser útiles, a condición de no enamorarse de ellas. Hablamos de la recurrente evocación del crac del ’30. Como señala el periodista Angelo Panebianco (“Las profecías fáciles”, Corriere della Sera del jueves pasado) “la historia enseña más cuando nos servimos de ella para evidenciar las diferencias (entre ayer y hoy) y no las semejanzas. (Además) los aprendizajes del pasado pesan sobre el hoy”. El historiador Niall Ferguson se explayó con calidad en el mismo sentido que Panebianco (en quien el cronista reparó gracias a otra mención del blogger Tomasi). En su fascinante libro Historia virtual, Ferguson enseña que en una serie de tiros de dados el pasado no influye en el presente, hay estricta ley de probabilidades. Pero la historia “se ocupa de seres humanos, que a diferencia de los dados, tienen memoria y conciencia, (por lo que) entre los seres humanos el pasado influye con frecuencia”.
El autor de esta crónica sería incongruente si no consignara la limitación de su género ante un eventual cambio de paradigma en la economía política mundial, de proyecciones difíciles de precisar pero siempre enormes. Con esa advertencia, da cuenta de que se enrola entre quienes prefieren que los países emergentes de la región, la Argentina en especial, estén gobernados por fuerzas políticas críticas del paradigma neoconservador y, más en general, de los mandatos del gobierno de Estados Unidos. Por presidentes que desconfían de los profetas del mundo financiero. Ni aún en el mejor de los casos su postura y su precaución blindarán plenamente a nuestras naciones, pero el escenario es mejor que el de otras coyunturas, incluso recientes.
Una prueba del valor de esas experiencias fue la Cumbre de Unasur en Santiago de Chile. Presidentes con criterios bien disímiles tuvieron la calidad de acordar un mínimo común denominador: defender la democracia en Bolivia con firmeza y sin pedir anuencia a Washington, antes bien recortando su presencia aún por la vía oblicua de la Organización de Estados Americanos. No hubo notas discordantes en ese cónclave, que enaltece la historia común, sin estridencias y sin agachadas.
Llamó la atención el silencio de la mayoría de los partidos de oposición argentinos, con excepción del SI y de Proyecto Sur. Un movimiento de unidad regional, de defensa colegiada de la calidad institucional ameritaba salirse del mezquino juego de suma cero que salpimenta la comidilla cotidiana. La pasividad de líderes siempre dispuestos a la declaración periodística y la diatriba trasunta su estrechez de miras. La baja calidad de las principales fuerzas de oposición es otro dato del imperfecto bagaje con el que la Argentina entra en una insondable crisis exógena, parida en el ombligo de la timba global.
miércoles, 10 de septiembre de 2008
588 - Actuales - La televisión en la agenda política - Martín Becerra
* ¿y nosotros ché?, cuestión de
asimetrías no asimiladas, red (más
Los medios y los jóvenes - Florencia Santout)
asimetrías no asimiladas, red (más
Los medios y los jóvenes - Florencia Santout)
La televisión entró en la agenda del Mercosur. El tema estuvo por lo menos presente en el reciente encuentro entre Cristina Fernández e Inácio Lula da Silva, y Argentina podría inclinarse por la norma japonesa para la televisión digital. Pero además de normas, la televisión es contenidos. ¿Qué dicen los medios de comunicación de los jóvenes?
Desde hace décadas se estudian los mecanismos de puesta en la agenda política de distintos temas a causa de su previa tematización por parte de la televisión, que los descubre y encumbra como cuestiones merecedoras de la atención social. Sólo excepcionalmente es la propia televisión la que protagoniza, como tema, esa agenda política.
La excepción está ocurriendo: el anuncio de un protocolo por el que la Argentina podría terminar adoptando la norma japonesa (ISDB-T) para la televisión digital, en el marco de los acuerdos entre Brasil y la Argentina firmados el lunes último por los presidentes Cristina Fernández y Lula da Silva, instala a la más masiva de las industrias culturales en el primer plano de las políticas industriales de las principales economías de Sudamérica.
De este modo, y por vía del vínculo con Brasil, la Argentina podría resolver el enigma de la elección de la norma digital por la “tercera vía japonesa”, ante la disyuntiva que tenía como principales contendientes a la estadounidense (ATSC, preferida por operadores televisivos en abierto y en cable, como el Grupo Clarín) y la europea (DVB, defendida por Telefónica/Telecom). Brasil ya había elegido en 2006 la norma japonesa porque le permitió intervenir en el estándar (además de otorgarle ventajas en la producción de receptores y codificadores) en un gesto de soberanía tecnológica que pasó desapercibido en otros países de la región. México fue fiel al Nafta y adoptó la norma estadounidense; más recientemente Uruguay y Colombia incorporaron la europea.
La posibilidad de complementar los estándares de funcionamiento de las industrias culturales con Brasil constituye la principal fortaleza del protocolo acordado en el viaje de Cristina Fernández. Si el acuerdo avanzara –como se amaga– en la potestad de ambos países (y no sólo de Brasil) para intervenir en la fabricación de aparatos y tecnologías; si como fruto del acuerdo se facilitara la digitalización del sistema estatal de televisión (Canal 7 y repetidoras, y señal Encuentro), y si se pudiera aprovechar la ventaja de la norma nipona para explorar la extensión del sistema inalámbrico de conexión a redes en el territorio argentino, entonces la puesta en agenda sería robustecida.
Estos avances, empero, se sitúan en el interés industrial de la decisión. Siendo significativo, no deja de ser un nivel técnico. La importancia de la televisión digital supera con creces ese plano: la cuestión de fondo es quién y cómo, con qué criterios, asigna las señales digitales en un país en el que sus ciudadanos consumen un promedio de cuatro horas diarias de televisión, casi la misma cantidad que las exigidas como carga mínima por el nivel inicial de educación.
La televisión digital permitirá crear entre cuatro y seis nuevas señales donde hoy emite un canal en analógico. ¿Nuevas señales implicarán también nuevas licencias y, por consiguiente, nuevos licenciatarios? ¿Serán las nuevas señales digitales de acceso gratuito para la población, o serán aranceladas? ¿Qué organismo tendrá a su cargo el llamado a concurso para asignar esas señales? ¿Por qué lapso y con qué compromisos por parte de los operadores se darán las licencias? ¿Qué requisitos tendrán que cumplir los interesados en operarlas? ¿Se privilegiará la diversidad de contenidos a través del estímulo de operadores no comerciales, de cooperativas, de emisores de la propia sociedad civil? ¿Se aprovechará el potencial digital para federalizar la programación televisiva, hoy dominada por el área metropolitana de Buenos Aires?
Estos interrogantes exceden el contorno del acuerdo bilateral suscripto entre Lula y Cristina. En su mayoría, no podrán responderse si el Congreso evita modificar la normativa vigente para radio y televisión, dispuesta por Jorge Videla en 1980 (decreto ley de radiodifusión 22.285), que constituye un lastre para la calidad democrática y para la articulación del espacio público. El Poder Ejecutivo se comprometió en mayo, tras reunirse con casi todos los actores de la comunicación del país, a enviar al Parlamento un proyecto de ley y la Cámara de Diputados declaró recientemente de interés público los “21 puntos” de la Coalición por una Radiodifusión Democrática.
La televisión digital podría reponer la importancia de las dos primeras funciones de la tríada prometida por la industria audiovisual, “educar, informar, entretener”, que fueron desplazadas por imperio de la tercera. Además, la posibilidad de multiplicación de señales de acceso gratuito equivaldría, en un panorama de hiperconcentración mediática como el de Argentina, a que ingresen otras voces al ruedo de la comunicación masiva. La incorporación en la agenda de la televisión digital sería incongruente si no se enmarca en una nueva ley de servicios de radio y TV.
el autor es doctor en Comunicación, Universidad Nacional de Quilmes, Conicet.
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Los medios y los jóvenes - Florencia Santout
La televisión entró en la agenda del Mercosur. El tema estuvo por lo menos presente en el reciente encuentro entre Cristina Fernández e Inácio Lula da Silva, y Argentina podría inclinarse por la norma japonesa para la televisión digital. Pero además de normas, la televisión es contenidos. ¿Qué dicen los medios de comunicación de los jóvenes?
¿Qué dicen los medios de comunicación de los jóvenes? Dicen muchas cosas, pero fundamentalmente que son sujetos del deterioro, que están ellos mismos “deteriorados”. Que no valoran la vida: ni la propia ni la ajena. Los asocian a la muerte.
Cotidianamente asistimos al bombardeo de noticias que nos hablan de prácticas llevadas adelante por jóvenes que ponen sus vidas en riesgo. Las noticias nos muestran unos jóvenes que parecieran por momentos optar irracionalmente por la muerte. Ir hacia ella sin fin, sin sentido, o de manera suicida. O son locos o son suicidas.
Los jóvenes aparecen en las noticias como protagonistas del malestar, construidos a través de un discurso descontextualizado y simplificador que los asocia con la muerte. Desde varios relatos: como delincuentes, como peligrosos que necesitan ser castigados o excluidos del espacio común por no valorar la vida, ni propia ni ajena. Como sujetos perdidos que entonces son capaces de salir a matar y morir; que se suben a una moto, apagan las luces, y se entregan a la velocidad infinita. Como enfermos que consumen todo tipo de droga, aun las más pesadas, hasta entrar en coma. Carentes de todo que se involucran en las conductas más riesgosas sin límite alguno, ni siquiera el de la propia muerte.
Ante esto, podríamos decir que efectivamente sí hay datos (de organizaciones de gobierno, de sociedades civiles, de universidades) que hablan de la cercanía de los jóvenes, sobre todo de ciertos jóvenes, los más vulnerables, con la muerte. Sin embargo, es imprescindible decir también que lo que no es cierto es lo que parecieran demostrar de manera tan contundente los medios: que éstos son datos sin historia.
Hay que afirmar que no es cierto que hoy los jóvenes estén al frente de la muerte y el riesgo porque son irracionales o simplemente porque sí. Las prácticas tan recurrentemente descriptas por los medios (donde la vida está y se la pone en riesgo) lejos de ser irracionales o sin sentido pueden ser comprendidas en el marco de unos jóvenes socializados en un tiempo de incertidumbre mundial y de vulnerabilidad regional.
Los jóvenes hoy tienen una clara conciencia de la vulnerabilidad de la vida. De una vida en donde no hay derechos ni garantías, donde no hay instituciones que los protejan, y que aparece construida como una selva donde no entran todos. Hay que decirlo lo más claro posible: los límites entre la vida y la muerte son vistos por los jóvenes, y especialmente por los jóvenes de sectores subalternos, como límites precarios porque viven en un mundo que se ha precarizado como nunca. Y esto no es porque sí, no es porque simplemente sucedió como parecen decirlos ciertos opinólogos y periodistas.
Pero además, y claramente ligada a la conciencia de la vulnerabilidad de la vida (que da como resultado un número altísimo de muertes violentas), la precariedad no pude ser pensada por fuera de las heridas producidas por la dictadura y por treinta años de políticas neoliberales en la Argentina y en la región de las que los jóvenes hoy portan marcas aún sin poder decirlo.
Sabemos que la muerte además de ser un dato biológico ineludible es un acontecimiento históricamente construido y culturalmente compartido: no morimos igual.
Norbert Elias (1987), en su “Sociedad de los moribundos”, trabaja la idea de que en las sociedades modernas, de la mano de la extensión de la vida por los procesos de desarrollo científico y las prácticas de la higiene y del cuidado, la muerte puede ser aquello que se sabe pero que es posible al mismo tiempo de ser “olvidada”, puesta entre paréntesis. Pero además, dirá Elias, de acuerdo con los procesos de pacificación social, la muerte podrá ser construida como un acontecimiento natural, de la vejez, en una cama.
Para nuestros jóvenes la muerte no es más eso que se espera al final, cuando duelan los huesos de viejo y haya cansancio de la vida. La muerte es, en cambio, lo que ya no es sagrado, que puede estar a la vuelta de cualquier esquina.
Los jóvenes no quieren morirse. Ningún joven dice que quiere morirse.
Pero aunque nadie quiere morir, la muerte está y los jóvenes están nuevamente en el frente. Y no porque sí, como dicen los medios, sino porque algunas de las heridas que se abrieron en la historia todavía no se han saldado. Porque sí hay consecuencias de lo ocurrido y no existe el planeta joven suspendido en el espacio.
* la autora es directora del Proyecto de Investigación: “Comunicación y Juventud: representaciones de la muerte”. FPyCS, UNLP.
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Desde hace décadas se estudian los mecanismos de puesta en la agenda política de distintos temas a causa de su previa tematización por parte de la televisión, que los descubre y encumbra como cuestiones merecedoras de la atención social. Sólo excepcionalmente es la propia televisión la que protagoniza, como tema, esa agenda política.
La excepción está ocurriendo: el anuncio de un protocolo por el que la Argentina podría terminar adoptando la norma japonesa (ISDB-T) para la televisión digital, en el marco de los acuerdos entre Brasil y la Argentina firmados el lunes último por los presidentes Cristina Fernández y Lula da Silva, instala a la más masiva de las industrias culturales en el primer plano de las políticas industriales de las principales economías de Sudamérica.
De este modo, y por vía del vínculo con Brasil, la Argentina podría resolver el enigma de la elección de la norma digital por la “tercera vía japonesa”, ante la disyuntiva que tenía como principales contendientes a la estadounidense (ATSC, preferida por operadores televisivos en abierto y en cable, como el Grupo Clarín) y la europea (DVB, defendida por Telefónica/Telecom). Brasil ya había elegido en 2006 la norma japonesa porque le permitió intervenir en el estándar (además de otorgarle ventajas en la producción de receptores y codificadores) en un gesto de soberanía tecnológica que pasó desapercibido en otros países de la región. México fue fiel al Nafta y adoptó la norma estadounidense; más recientemente Uruguay y Colombia incorporaron la europea.
La posibilidad de complementar los estándares de funcionamiento de las industrias culturales con Brasil constituye la principal fortaleza del protocolo acordado en el viaje de Cristina Fernández. Si el acuerdo avanzara –como se amaga– en la potestad de ambos países (y no sólo de Brasil) para intervenir en la fabricación de aparatos y tecnologías; si como fruto del acuerdo se facilitara la digitalización del sistema estatal de televisión (Canal 7 y repetidoras, y señal Encuentro), y si se pudiera aprovechar la ventaja de la norma nipona para explorar la extensión del sistema inalámbrico de conexión a redes en el territorio argentino, entonces la puesta en agenda sería robustecida.
Estos avances, empero, se sitúan en el interés industrial de la decisión. Siendo significativo, no deja de ser un nivel técnico. La importancia de la televisión digital supera con creces ese plano: la cuestión de fondo es quién y cómo, con qué criterios, asigna las señales digitales en un país en el que sus ciudadanos consumen un promedio de cuatro horas diarias de televisión, casi la misma cantidad que las exigidas como carga mínima por el nivel inicial de educación.
La televisión digital permitirá crear entre cuatro y seis nuevas señales donde hoy emite un canal en analógico. ¿Nuevas señales implicarán también nuevas licencias y, por consiguiente, nuevos licenciatarios? ¿Serán las nuevas señales digitales de acceso gratuito para la población, o serán aranceladas? ¿Qué organismo tendrá a su cargo el llamado a concurso para asignar esas señales? ¿Por qué lapso y con qué compromisos por parte de los operadores se darán las licencias? ¿Qué requisitos tendrán que cumplir los interesados en operarlas? ¿Se privilegiará la diversidad de contenidos a través del estímulo de operadores no comerciales, de cooperativas, de emisores de la propia sociedad civil? ¿Se aprovechará el potencial digital para federalizar la programación televisiva, hoy dominada por el área metropolitana de Buenos Aires?
Estos interrogantes exceden el contorno del acuerdo bilateral suscripto entre Lula y Cristina. En su mayoría, no podrán responderse si el Congreso evita modificar la normativa vigente para radio y televisión, dispuesta por Jorge Videla en 1980 (decreto ley de radiodifusión 22.285), que constituye un lastre para la calidad democrática y para la articulación del espacio público. El Poder Ejecutivo se comprometió en mayo, tras reunirse con casi todos los actores de la comunicación del país, a enviar al Parlamento un proyecto de ley y la Cámara de Diputados declaró recientemente de interés público los “21 puntos” de la Coalición por una Radiodifusión Democrática.
La televisión digital podría reponer la importancia de las dos primeras funciones de la tríada prometida por la industria audiovisual, “educar, informar, entretener”, que fueron desplazadas por imperio de la tercera. Además, la posibilidad de multiplicación de señales de acceso gratuito equivaldría, en un panorama de hiperconcentración mediática como el de Argentina, a que ingresen otras voces al ruedo de la comunicación masiva. La incorporación en la agenda de la televisión digital sería incongruente si no se enmarca en una nueva ley de servicios de radio y TV.
el autor es doctor en Comunicación, Universidad Nacional de Quilmes, Conicet.
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Los medios y los jóvenes - Florencia Santout
La televisión entró en la agenda del Mercosur. El tema estuvo por lo menos presente en el reciente encuentro entre Cristina Fernández e Inácio Lula da Silva, y Argentina podría inclinarse por la norma japonesa para la televisión digital. Pero además de normas, la televisión es contenidos. ¿Qué dicen los medios de comunicación de los jóvenes?
¿Qué dicen los medios de comunicación de los jóvenes? Dicen muchas cosas, pero fundamentalmente que son sujetos del deterioro, que están ellos mismos “deteriorados”. Que no valoran la vida: ni la propia ni la ajena. Los asocian a la muerte.
Cotidianamente asistimos al bombardeo de noticias que nos hablan de prácticas llevadas adelante por jóvenes que ponen sus vidas en riesgo. Las noticias nos muestran unos jóvenes que parecieran por momentos optar irracionalmente por la muerte. Ir hacia ella sin fin, sin sentido, o de manera suicida. O son locos o son suicidas.
Los jóvenes aparecen en las noticias como protagonistas del malestar, construidos a través de un discurso descontextualizado y simplificador que los asocia con la muerte. Desde varios relatos: como delincuentes, como peligrosos que necesitan ser castigados o excluidos del espacio común por no valorar la vida, ni propia ni ajena. Como sujetos perdidos que entonces son capaces de salir a matar y morir; que se suben a una moto, apagan las luces, y se entregan a la velocidad infinita. Como enfermos que consumen todo tipo de droga, aun las más pesadas, hasta entrar en coma. Carentes de todo que se involucran en las conductas más riesgosas sin límite alguno, ni siquiera el de la propia muerte.
Ante esto, podríamos decir que efectivamente sí hay datos (de organizaciones de gobierno, de sociedades civiles, de universidades) que hablan de la cercanía de los jóvenes, sobre todo de ciertos jóvenes, los más vulnerables, con la muerte. Sin embargo, es imprescindible decir también que lo que no es cierto es lo que parecieran demostrar de manera tan contundente los medios: que éstos son datos sin historia.
Hay que afirmar que no es cierto que hoy los jóvenes estén al frente de la muerte y el riesgo porque son irracionales o simplemente porque sí. Las prácticas tan recurrentemente descriptas por los medios (donde la vida está y se la pone en riesgo) lejos de ser irracionales o sin sentido pueden ser comprendidas en el marco de unos jóvenes socializados en un tiempo de incertidumbre mundial y de vulnerabilidad regional.
Los jóvenes hoy tienen una clara conciencia de la vulnerabilidad de la vida. De una vida en donde no hay derechos ni garantías, donde no hay instituciones que los protejan, y que aparece construida como una selva donde no entran todos. Hay que decirlo lo más claro posible: los límites entre la vida y la muerte son vistos por los jóvenes, y especialmente por los jóvenes de sectores subalternos, como límites precarios porque viven en un mundo que se ha precarizado como nunca. Y esto no es porque sí, no es porque simplemente sucedió como parecen decirlos ciertos opinólogos y periodistas.
Pero además, y claramente ligada a la conciencia de la vulnerabilidad de la vida (que da como resultado un número altísimo de muertes violentas), la precariedad no pude ser pensada por fuera de las heridas producidas por la dictadura y por treinta años de políticas neoliberales en la Argentina y en la región de las que los jóvenes hoy portan marcas aún sin poder decirlo.
Sabemos que la muerte además de ser un dato biológico ineludible es un acontecimiento históricamente construido y culturalmente compartido: no morimos igual.
Norbert Elias (1987), en su “Sociedad de los moribundos”, trabaja la idea de que en las sociedades modernas, de la mano de la extensión de la vida por los procesos de desarrollo científico y las prácticas de la higiene y del cuidado, la muerte puede ser aquello que se sabe pero que es posible al mismo tiempo de ser “olvidada”, puesta entre paréntesis. Pero además, dirá Elias, de acuerdo con los procesos de pacificación social, la muerte podrá ser construida como un acontecimiento natural, de la vejez, en una cama.
Para nuestros jóvenes la muerte no es más eso que se espera al final, cuando duelan los huesos de viejo y haya cansancio de la vida. La muerte es, en cambio, lo que ya no es sagrado, que puede estar a la vuelta de cualquier esquina.
Los jóvenes no quieren morirse. Ningún joven dice que quiere morirse.
Pero aunque nadie quiere morir, la muerte está y los jóvenes están nuevamente en el frente. Y no porque sí, como dicen los medios, sino porque algunas de las heridas que se abrieron en la historia todavía no se han saldado. Porque sí hay consecuencias de lo ocurrido y no existe el planeta joven suspendido en el espacio.
* la autora es directora del Proyecto de Investigación: “Comunicación y Juventud: representaciones de la muerte”. FPyCS, UNLP.
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lunes, 8 de septiembre de 2008
576 - Actuales - Una condena oculta y mentiras piadosas - Washington Uranga
* página 12 informa que el Vaticano prohibió a un teólogo argentino publicar y enseñar y le exigió que se retractara “por iniciativa propia”, otro ejemplo de la institucionalidad eclesial. La Iglesia le prohibió al biblista Ariel Alvarez publicar, enseñar y usar los medios por supuestos errores doctrinarios. Antes el cardenal Bertone le exigió que se retractara diciendo que era por iniciativa propia y no porque se lo impusieron y al obispo Polti que asumiera la responsabilidad de la sanción desligando al Vaticano. Los colegas del teólogo se lavan las manos, típica actitud de lamesantos y chupahostias, que no sólo existen en la catolicidad inmoral, red.
El 4 de agosto pasado el obispo de Santiago del Estero, Francisco Polti, hombre del Opus Dei, le prohibió al teólogo y biblista Ariel Alvarez Valdés “hacer nuevas publicaciones o disponer la reedición de publicaciones anteriores”. El cura tampoco podrá enseñar “disciplinas teológicas en cualquier nivel de docencia, incluyendo cursos cortos, conferencias y toda otra actividad análoga”. Se le impide además “participar en la organización y uso de medios de comunicación social, incluyendo Internet, ya sea a través de escritos, grabaciones, filmaciones y cualquier otro tipo de soporte”. Sin embargo, según Polti “el presbítero doctor Ariel Alvarez Valdés no ha sido afectado por condena alguna”, sino que, dado que sus afirmaciones causan “perplejidad” y no son “compatibles con la enseñanza del magisterio auténtico de la Iglesia”, se lo ha “exhortado” para que “revise su actitud en espíritu de humildad, obediencia y comunión, para el bien de toda la Iglesia, y de un mayor y fructuoso servicio ministerial”.
Al tomar tal determinación Polti cumplió con el encargo emanado de Roma, y en concreto del cardenal Tarcisio Bertone, secretario de Estado del Vaticano, que le mandó callar al cura. Con lógica de obediencia debida el obispo asumió la decisión “en ejercicio de la responsabilidad propia de su oficio”, liberando al Vaticano y a Bertone de toda responsabilidad, tal como se lo ordenaron.
En síntesis. Alvarez Valdés no puede publicar, ni enseñar, ni hablar por los medios de comunicación. Pero para Polti esto no es una “condena” sino una “exhortación”. El obispo dice también que en esto nada tiene que ver el cardenal Bertone, como si desconociera una carta de la Congregación para la Doctrina de la Fe (ex Santo Oficio), fechada en el Vaticano el 12 de junio de 2002 (oficio 61/98-15187) y que lleva la firma del propio Bertone (ver facsímil) en la que se precisa que “esta Congregación ha juzgado insatisfactoria” la respuesta dada por Alvarez Valdés al pedido de retractación que se le solicitó.
¿Quién es Ariel Alvarez Valdés?
Es un sacerdote católico, teólogo y biblista reconocido internacionalmente. Nació en Santa Fe y vive en Santiago del Estero, donde hasta agosto pasado se desempeñaba como docente en la Universidad Católica y en el Seminario diocesano. Es licenciado en teología bíblica por la Facultad Bíblica Franciscana de Jerusalén, título que logró con la distinción Summa cum Laude. Es doctor en teología bíblica por la Universidad Pontificia de Salamanca (España) y como parte de sus estudios ha realizado viajes académicos por Egipto, Jordania, Turquía, Grecia y la península del Sinaí. Es miembro de la Asociación Bíblica Italiana, de la Asociación Bíblica Española y de la Sociedad Argentina de Teología. Su principal tarea ha sido la divulgación popular de la investigación científica de la Biblia, labor que realizó a través de gran cantidad de libros, revistas y artículos. Entre sus publicaciones más conocidas se cuentan ¿Qué sabemos de la Biblia? (cinco volúmenes) y Enigmas de la Biblia (ocho volúmenes) a las que se agregan otros títulos como Lo que la Biblia no cuenta y ¿La Biblia dice siempre la verdad?. Los trabajos del biblista santiagueño fueron traducidos al italiano, inglés, francés, alemán, flamenco, ruso, ucraniano, rumano y portugués.
¿Qué le cuestiona el Vaticano?
Que sus escritos contienen “afirmaciones erróneas o ambiguas” que no son compatibles con “la enseñanza del magisterio auténtico de la Iglesia” (ver “Las afirmaciones...”). Pero quizá tanto o más que lo anterior, a Roma y a Bertone les molesta que Alvarez Valdés “traspasa indebidamente (su exégesis) del plano de la discusión científica al de la divulgación”. Pareciera que por encima del supuesto error lo que les resulta más molesto es que esto se haga en lenguaje popular y accesible para un público amplio. En 1999 la Congregación para la Doctrina de la Fe había ordenado que todos los textos de Alvarez Valdés fueran analizados por un perito. La conclusión del experto fue, entre otras consideraciones, que los trabajos del biblista “prestan un gran servicio a los católicos poco formados” y que “la notable acogida que han tenido sus escritos en los agentes de pastoral indica un reconocimiento de su servicio a la Iglesia en esta tarea de amplia divulgación”. A Bertone no le gustó el informe y lo tildó de “incongruente” por decir que en el trabajo de Alvarez Valdés hay “afirmaciones problemáticas”, pero que “no son gravemente contrarias a la fe católica”.
Las observaciones y críticas del Vaticano hacia Alvarez Valdés se iniciaron en 1995 a partir de una denuncia realizada por el sacerdote jesuita uruguayo Horacio Bojorje a raíz de un artículo titulado “¿El diablo y el demonio son lo mismo?”. El biblista sostuvo en ese texto que los endemoniados del Evangelio eran, en muchos casos, enfermos con patologías desconocidas en aquella época. Desde entonces las autoridades eclesiásticas comenzaron a exigirle retractaciones públicas y a imponer censura previa a sus publicaciones. En 1999, Tarcisio Bertone, entonces secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe que presidía el cardenal José Ratzinger (hoy Benedicto XVI), demandó que se hicieran nuevas ediciones de los libros de Alvarez Valdés, incluyendo allí las correcciones por supuestos errores, pero además que el cura se retractara públicamente. El texto de la retractación debía ir antes al Vaticano para su aprobación.
¿Qué creer, qué pensar y cómo decirlo?
En diciembre del 2001 y ante la insistencia de Roma, el entonces obispo de Santiago del Estero, Juan Carlos Maccarone, decidió sacar a Alvarez Valdés del ojo de la tormenta y enviarlo a Salamanca a cursar su doctorado. No sirvió. En carta del 12 de junio del 2002 Bertone rechazó el borrador de retractación por considerarlo “insatisfactorio” y el 22 de octubre del año siguiente el cura recibió un nuevo documento en el que se le dice que debe afirmar según la ortodoxia doctrinal. Después de varias idas y vueltas, en el 2006 finalmente el Vaticano se dio por satisfecho con el borrador de las retractaciones, pero antes de que se publicara, en el 2007, el obispo Polti le hizo saber que se había incorporado un nuevo censor para los textos y les agregó dos nuevas retractaciones a las ocho ya conocidas. Sin embargo el 3 de abril del 2008 apareció una nueva sorpresa para Alvarez Valdés. En una carta de la Congregación para la Doctrina de la Fe, fechada ese día en el Vaticano, firmada por el arzobispo Angelo Amato y dirigida al obispo Polti, se adicionó un nuevo “texto para ser añadido al elenco de retractaciones” y se precisó que “el autor no debe hacer ninguna referencia a esta Congregación en la publicación de las retractaciones”. Por entonces Alvarez Valdés había aceptado retractarse a condición de incluir una mención expresa de que actuaba de tal manera por pedido explícito de la autoridad eclesiástica.
El 28 de abril del 2008 el obispo Polti le escribió a Alvarez Valdés para transmitirle todas y cada una de las instrucciones que recibió de Roma, incluyendo “la prohibición de ulteriores nuevas publicaciones de tus escritos, hasta que conste tu maduración teológica y que efectivamente seas alejado de la docencia”. Si bien en esa carta Polti admite que se sujeta a lo que el Vaticano le indica, en su comunicación pública el obispo exculpa a Bertone y asume él mismo la responsabilidad de las sanciones, sosteniendo además que el cura “no ha sido afectado por condena alguna”.
Que no panda el cúnico
Podía al menos esperar Alvarez Valdés que sus colegas de la Sociedad Argentina de Teología (SAT) salieran en su defensa, considerando también que una censura a cualquiera de sus miembros podría, en definitiva, terminar afectando la labor científica de los teólogos y los biblistas. Tampoco esto ocurrió. El 1º de setiembre pasado el presidente de la SAT, el sacerdote Víctor Manuel Fernández, recientemente designado decano de la Facultad de Teología de la Universidad Católica Argentina (UCA), dirigió una carta a los socios de la entidad en la que insiste, a pesar de las pruebas, en que en el caso de Alvarez Valdés “no hubo intervención de la Santa Sede que de algún modo nos afecte a todos en nuestra reflexión y libre investigación”. Algo así como: “quédense tranquilos, muchachos... no hay nada de qué preocuparse”. Porque, sigue diciendo, “hay sólo una sanción disciplinaria del obispo”. Luego, en un texto de apenas cuarenta líneas, recuerda que la obra de Alvarez Valdés fue sometida a revisión y agrega, de manera inexacta, que “sólo se le pidió que se retractara acerca de un tema relativo a los exorcismos”.
Aunque no defendió a Alvarez Valdés, el presidente de la SAT tranquilizó a la tropa entendiendo que las consideraciones sobre el caso “nos ayudan, una vez más, a precisar bien el alcance de las sanciones, para no dar a entender que cualquier sanción afecta el libre desarrollo de nuestra investigación teológica o exegética en temas que continúan abiertos al debate”. Todo bien. Nada por lo que alarmarse. Mientras tanto, Ariel Alvarez Valdés seguirá sancionado por causar “perplejidad”, no podrá escribir o enseñar hasta tanto no acepte retractarse diciendo además que lo hace por propia voluntad y no a pedido del Vaticano.
El 4 de agosto pasado el obispo de Santiago del Estero, Francisco Polti, hombre del Opus Dei, le prohibió al teólogo y biblista Ariel Alvarez Valdés “hacer nuevas publicaciones o disponer la reedición de publicaciones anteriores”. El cura tampoco podrá enseñar “disciplinas teológicas en cualquier nivel de docencia, incluyendo cursos cortos, conferencias y toda otra actividad análoga”. Se le impide además “participar en la organización y uso de medios de comunicación social, incluyendo Internet, ya sea a través de escritos, grabaciones, filmaciones y cualquier otro tipo de soporte”. Sin embargo, según Polti “el presbítero doctor Ariel Alvarez Valdés no ha sido afectado por condena alguna”, sino que, dado que sus afirmaciones causan “perplejidad” y no son “compatibles con la enseñanza del magisterio auténtico de la Iglesia”, se lo ha “exhortado” para que “revise su actitud en espíritu de humildad, obediencia y comunión, para el bien de toda la Iglesia, y de un mayor y fructuoso servicio ministerial”.
Al tomar tal determinación Polti cumplió con el encargo emanado de Roma, y en concreto del cardenal Tarcisio Bertone, secretario de Estado del Vaticano, que le mandó callar al cura. Con lógica de obediencia debida el obispo asumió la decisión “en ejercicio de la responsabilidad propia de su oficio”, liberando al Vaticano y a Bertone de toda responsabilidad, tal como se lo ordenaron.
En síntesis. Alvarez Valdés no puede publicar, ni enseñar, ni hablar por los medios de comunicación. Pero para Polti esto no es una “condena” sino una “exhortación”. El obispo dice también que en esto nada tiene que ver el cardenal Bertone, como si desconociera una carta de la Congregación para la Doctrina de la Fe (ex Santo Oficio), fechada en el Vaticano el 12 de junio de 2002 (oficio 61/98-15187) y que lleva la firma del propio Bertone (ver facsímil) en la que se precisa que “esta Congregación ha juzgado insatisfactoria” la respuesta dada por Alvarez Valdés al pedido de retractación que se le solicitó.
¿Quién es Ariel Alvarez Valdés?
Es un sacerdote católico, teólogo y biblista reconocido internacionalmente. Nació en Santa Fe y vive en Santiago del Estero, donde hasta agosto pasado se desempeñaba como docente en la Universidad Católica y en el Seminario diocesano. Es licenciado en teología bíblica por la Facultad Bíblica Franciscana de Jerusalén, título que logró con la distinción Summa cum Laude. Es doctor en teología bíblica por la Universidad Pontificia de Salamanca (España) y como parte de sus estudios ha realizado viajes académicos por Egipto, Jordania, Turquía, Grecia y la península del Sinaí. Es miembro de la Asociación Bíblica Italiana, de la Asociación Bíblica Española y de la Sociedad Argentina de Teología. Su principal tarea ha sido la divulgación popular de la investigación científica de la Biblia, labor que realizó a través de gran cantidad de libros, revistas y artículos. Entre sus publicaciones más conocidas se cuentan ¿Qué sabemos de la Biblia? (cinco volúmenes) y Enigmas de la Biblia (ocho volúmenes) a las que se agregan otros títulos como Lo que la Biblia no cuenta y ¿La Biblia dice siempre la verdad?. Los trabajos del biblista santiagueño fueron traducidos al italiano, inglés, francés, alemán, flamenco, ruso, ucraniano, rumano y portugués.
¿Qué le cuestiona el Vaticano?
Que sus escritos contienen “afirmaciones erróneas o ambiguas” que no son compatibles con “la enseñanza del magisterio auténtico de la Iglesia” (ver “Las afirmaciones...”). Pero quizá tanto o más que lo anterior, a Roma y a Bertone les molesta que Alvarez Valdés “traspasa indebidamente (su exégesis) del plano de la discusión científica al de la divulgación”. Pareciera que por encima del supuesto error lo que les resulta más molesto es que esto se haga en lenguaje popular y accesible para un público amplio. En 1999 la Congregación para la Doctrina de la Fe había ordenado que todos los textos de Alvarez Valdés fueran analizados por un perito. La conclusión del experto fue, entre otras consideraciones, que los trabajos del biblista “prestan un gran servicio a los católicos poco formados” y que “la notable acogida que han tenido sus escritos en los agentes de pastoral indica un reconocimiento de su servicio a la Iglesia en esta tarea de amplia divulgación”. A Bertone no le gustó el informe y lo tildó de “incongruente” por decir que en el trabajo de Alvarez Valdés hay “afirmaciones problemáticas”, pero que “no son gravemente contrarias a la fe católica”.
Las observaciones y críticas del Vaticano hacia Alvarez Valdés se iniciaron en 1995 a partir de una denuncia realizada por el sacerdote jesuita uruguayo Horacio Bojorje a raíz de un artículo titulado “¿El diablo y el demonio son lo mismo?”. El biblista sostuvo en ese texto que los endemoniados del Evangelio eran, en muchos casos, enfermos con patologías desconocidas en aquella época. Desde entonces las autoridades eclesiásticas comenzaron a exigirle retractaciones públicas y a imponer censura previa a sus publicaciones. En 1999, Tarcisio Bertone, entonces secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe que presidía el cardenal José Ratzinger (hoy Benedicto XVI), demandó que se hicieran nuevas ediciones de los libros de Alvarez Valdés, incluyendo allí las correcciones por supuestos errores, pero además que el cura se retractara públicamente. El texto de la retractación debía ir antes al Vaticano para su aprobación.
¿Qué creer, qué pensar y cómo decirlo?
En diciembre del 2001 y ante la insistencia de Roma, el entonces obispo de Santiago del Estero, Juan Carlos Maccarone, decidió sacar a Alvarez Valdés del ojo de la tormenta y enviarlo a Salamanca a cursar su doctorado. No sirvió. En carta del 12 de junio del 2002 Bertone rechazó el borrador de retractación por considerarlo “insatisfactorio” y el 22 de octubre del año siguiente el cura recibió un nuevo documento en el que se le dice que debe afirmar según la ortodoxia doctrinal. Después de varias idas y vueltas, en el 2006 finalmente el Vaticano se dio por satisfecho con el borrador de las retractaciones, pero antes de que se publicara, en el 2007, el obispo Polti le hizo saber que se había incorporado un nuevo censor para los textos y les agregó dos nuevas retractaciones a las ocho ya conocidas. Sin embargo el 3 de abril del 2008 apareció una nueva sorpresa para Alvarez Valdés. En una carta de la Congregación para la Doctrina de la Fe, fechada ese día en el Vaticano, firmada por el arzobispo Angelo Amato y dirigida al obispo Polti, se adicionó un nuevo “texto para ser añadido al elenco de retractaciones” y se precisó que “el autor no debe hacer ninguna referencia a esta Congregación en la publicación de las retractaciones”. Por entonces Alvarez Valdés había aceptado retractarse a condición de incluir una mención expresa de que actuaba de tal manera por pedido explícito de la autoridad eclesiástica.
El 28 de abril del 2008 el obispo Polti le escribió a Alvarez Valdés para transmitirle todas y cada una de las instrucciones que recibió de Roma, incluyendo “la prohibición de ulteriores nuevas publicaciones de tus escritos, hasta que conste tu maduración teológica y que efectivamente seas alejado de la docencia”. Si bien en esa carta Polti admite que se sujeta a lo que el Vaticano le indica, en su comunicación pública el obispo exculpa a Bertone y asume él mismo la responsabilidad de las sanciones, sosteniendo además que el cura “no ha sido afectado por condena alguna”.
Que no panda el cúnico
Podía al menos esperar Alvarez Valdés que sus colegas de la Sociedad Argentina de Teología (SAT) salieran en su defensa, considerando también que una censura a cualquiera de sus miembros podría, en definitiva, terminar afectando la labor científica de los teólogos y los biblistas. Tampoco esto ocurrió. El 1º de setiembre pasado el presidente de la SAT, el sacerdote Víctor Manuel Fernández, recientemente designado decano de la Facultad de Teología de la Universidad Católica Argentina (UCA), dirigió una carta a los socios de la entidad en la que insiste, a pesar de las pruebas, en que en el caso de Alvarez Valdés “no hubo intervención de la Santa Sede que de algún modo nos afecte a todos en nuestra reflexión y libre investigación”. Algo así como: “quédense tranquilos, muchachos... no hay nada de qué preocuparse”. Porque, sigue diciendo, “hay sólo una sanción disciplinaria del obispo”. Luego, en un texto de apenas cuarenta líneas, recuerda que la obra de Alvarez Valdés fue sometida a revisión y agrega, de manera inexacta, que “sólo se le pidió que se retractara acerca de un tema relativo a los exorcismos”.
Aunque no defendió a Alvarez Valdés, el presidente de la SAT tranquilizó a la tropa entendiendo que las consideraciones sobre el caso “nos ayudan, una vez más, a precisar bien el alcance de las sanciones, para no dar a entender que cualquier sanción afecta el libre desarrollo de nuestra investigación teológica o exegética en temas que continúan abiertos al debate”. Todo bien. Nada por lo que alarmarse. Mientras tanto, Ariel Alvarez Valdés seguirá sancionado por causar “perplejidad”, no podrá escribir o enseñar hasta tanto no acepte retractarse diciendo además que lo hace por propia voluntad y no a pedido del Vaticano.
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